SONETO. Mariposa.

De las manos, de qué dios te resbalaste,

mariposa de ojos tiernos que me matan,

sonrisa desquiciante que todo atrapa,

que mi amor idolatra, tú ya volaste.


Pero he de encontrarte, entre las flores,

perdidas de ansia y olvido eterno,

mi adiós es falso y me entrego a lo bueno,

a aroma de besos y alas de sabores.


Por qué, caminas encantando las calles,

por qué, tú te me apareces sin permiso,

tinta, mis hojas, mis ojos llevan un vicio,

alcohólicos de ti, de tus mirares.


Hasta muerto recordare tus lunares,

vivo guardare lo que el amor quiso.

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