Porque podrías bajar por una calle en cascajo y piedra con un suéter rojo o uno gris, con pantalones azules y zapatos oscuros cubriéndote con una sombrilla, llueve fuerte.
Muy rápido intentas llegar a casa, el aire está más frío que de costumbre y se regocijan tus pulmones en respirarlo aunque sea el último.
Todo se apreciaba claro justo antes de que de repente, se viera ese mismo todo en matices rojos, que confusión…
Observas un cuerpo desgarrado, inerte, frío, inútil acompañado de muros blancos y portezuelas y ventanas de vieja madera verde y marrón, tejados claros en tonos rojizos y nuevamente aparece la lluvia.
Una lluvia que baña recuerdos, también lamentos de lo que ya no se pudo borrar, Lucas es mi amigo, no entiendo por qué me enterró un hacha con todas sus fuerzas, no entiendo porque me contemplo a mí mismo desde fuera sin dolor.
No te vayas Lucas!
Yo jamás quise hacerlo, Paula me tentó y esto jamás debiste saberlo!
Lucas! Vuelve ahora mismo, no ves lo que has hecho? Lucas! Lucaaas!
Enfurecido intenté desgarrar mi rostro con las uñas de mis manos pero no tenía rostro ni mucho menos brazos ni pies.
Santo cielo! Si me veo muerto pero existo y no tengo cuerpo y…
Pero que tragedia me invade…
Veo entonces la sangre escurriendo por la callejuela abajo, entre los lindes divisorios de las baldosas, filtrándose mezclada con el agua entre barro y pequeñas plantas.
Veo mi pasado y mi amor desenfrenado por ella, tenía dueño sí!, pero me embaucó con su mirada y su sonrisa callejera, sin medir las consecuencias a su corazón quise pertenecer y ahora yace cerca de aquí también muerta sin manos, ni rostro ni piel…
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