Escribo esto aquí no porque no tenga el valor de decírtelo de frente, sino porque sé que ya no tiene ningún sentido el que lo haga, esto no cambiara las cosas y aunque lo intentara, no lo quiero así, no por ahora. Ambos necesitamos encontrarnos y posiblemente en un futuro volvamos a hablar.
Creí que eras mi amigo, que te importaba y que me querías; pero un amigo no te lastima. Esto no fue solo culpa tuya, sé que yo también cometí errores y lo siento. A veces pienso que aquella vez que hablamos, si no hubiera insistido en hacerlo, aún estriamos juntos, pero las cosas suceden por algo. Quizá no era nuestro momento.
Te extraño y será así por un largo tiempo de eso estoy segura, quizá por el resto de la vida. Extraño el salir a caminar contigo, hacer ejercicio o bueno verte hacer ejercicio, ir a museos y a la biblioteca, al cine, preparar comida juntos y cuidarnos de nuestras ridículas alergias, ir y venir a casa juntos y pasar por los murales de la ciudad que tanto te gustan y escuchar los mismo datos curiosos respecto a los muralistas que los crearon, con tu expresión de admiración en el rostro, la misma expresión cuando hablas de libros o cuando los estas leyendo.
Eres una persona talentosa que siempre busca mejorar y eso se admira, porque, no todos lo hacemos o fracasamos en los primeros intentos y nos damos por vencidos, pero tú no eres así. Si haces que sea el camino correcto, estoy segura de que llegaras muy lejos y en secreto me sentiré orgullosa por ti.
Aún con todo lo que pasó, siempre voy a quererte y esperar que estés bien, así como desearte lo mejor. Es momento de cerrar este libro de mi vida, porque eso fuiste, no un sólo capítulo sino un libro entero; sin embargo no me niego a la posibilidad de algún día volverlo a abrir.
Cuídate mucho, sinceramente una vieja amiga.
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