Estando tan agusto contigo, el día se me hizo corto. Es de noche, ya empieza a nacer las estrellas, luceros como tus ojos, me alumbran los arcos de tu paciencia. Tanto tiempo te hice esperar en el ocaso, que te pido perdón. No pretendo que me absuelvas de mis andanzas nocturnas. Mi arrepentimiento a tú persona, en esta Soledad de festivo, no tiene justificación alguna; tan solo déjame que te contemple, una y mil veces más. Cómo está fotografía inmortal, que es de tú precencia.
Hans Solo.
OPINIONES Y COMENTARIOS