De grande quiero ser tantas cosas, de grande quiero ser esa que de niña deseaba.
De niña soñaba cuando seria grande, y de grande se anhela cuando eras niña.
La niña sueña con ser grande, juega a ser adulta, se juega a tener las responsabilidades se juega a actuar como una.
La niña se aburre de jugar a ser una adulta y cambia el juego. La adulta anehela cuando fue niña pero no puede jugar a ser una niña.
La adulta no puede cambiar de juego tan fácilmente.
La adulta aun sueña con esos juegos de niña, y la niña disfruta ser tal.
La adulta si se cansa de ser adulta no puede fingir ser una niña, puede ser adulta con alma de niña, pero no evadir de ser tal.
De grande quiero ser lo que soy la base de lo que era pequeña. Mi base esta en mi infancia, y el resto se va construyendo. Soy una adulta que sueña como niña, que descubre cosas constantemente. La adulta y la niña están en un constante crecimiento y saber.
La adulta y la niña son las mismas pero no se parecen, la niña es arriesgada y la adulta es precavida. La niña perdona la adulta lo cuestiona. La niña se descepciona pero lo vuelve a intentar, la adulta se descepciona y se siente fracasada.
La niña ve a la vida como un juego constante, y la adulta ve a la vida como un trabajo constante.
La niña ve lo simple de la vida y lo disfruta, la adulta deja de apreciar esas cosas.
La niña disfruta el momento y la adulta siempre piensa en el después.
Cuando sos niña sueñas como serias de adulta, y de adulta muy pocos sueñan. Los adultos dejan de soñar cuando se desepciona, y el niño constantemente va construyendo su propio futuro, sus propios sueños.
El niño perdona sin recordar, y el adulto perdona sin perdonar.
La niña ama sin condiciones, y el adulto ama con complicaciones. La niña y la adulta se desencuentran constantemente, la adulta se olvida de que una vez fue esa niña, y la niña ansia ser esa adulta. La niña se ilusiona imaginándose de grande, y la adulta sonríe pensando cuando era niña.
La adulta ve la vida con ojos de adulta, olvidándose los sueños que una vez pensó de niña, la niña mira desde otra manera.
La niña si se cae lo vuelve a intentar, llora y ríe pero no se queda en el lugar. En cambio la adulta le cuesta comenzar.
De adulto pensamos tanto y actuamos tan poco, y de niños solo nos arriesgamos.
Pienso lo arriesgada que fui de niña y lo introvertida que soy de grande. De niña hacia las cosas sin importar el que, y de grande me importa el que dirán.
La niña cuando se mira al espejo se ve tal cual es, y a la adulta le cuesta mirar.
La adulta y la niña, dos en una. Estan en un constante enfrentamiento, lo que era, lo que soy y lo que quiero ser.
La adulta aun tiene el brillo de los ojos de niña
Somos adultos que olvidamos pensar como niños, a veces nos olvidamos de reirnos como niños, de amar como niños de soñar como uno. Seamos nuestro niño interior de vez en cuando; amemos como niños, riamos como tal, tengamos sueños como ellos. Y no olvidemos que una vez fuimos esos, no nos desprendamos de ese niño interior, no olvidemos esa escencia.Y
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