Mi Musa de Luz en la Oscuridad

Mi alma estaba prisionera en una oscuridad infinita que cegaba a mi corazón de toda humanidad. Todo fue así hasta que discerní una luminosa sonrisa que se acercaba a mí y fue entonces cuando te vi por primera vez, mi musa: una imponente estatua de piel de ébano y sonrisa de marfil, con un luminoso corazón de oro que siempre me ha estado guiando hasta en la noche más oscura.

Fue entonces que mi alma discernió una puerta de luz a lo lejos con la que caminé contigo de la mano y pasé a un lugar de mi corazón que pensé que había desaparecido para siempre: el lugar donde afloraba el amor y la pasión.

Si bien dejamos esos sentimientos encontrados de lado, nunca paramos de apoyarnos a la lejanía y de ayudarnos como buenos amigos. Pues siempre estaremos para el otro, y podremos confiar el uno en el otro y viceversa.

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