Hola, te hablo a vos inodoro. Sí, suena bizarro, pero sé que muchas personas podrán entenderme cuando hablo de la necesidad que tenia de tenerte en mi vida, de estar cerca.
Fuiste mi amigo, mi cómplice, dialogué con vos, he llorado tanto en esa tapa, he gritado arriba tuyo, mi garganta rugía, se quejaba, decía basta, mis manos temblaban de tanto dolor, estaba tan rota, tan herida, no sabía cómo soltar esa desesperanza. Te visitaba en todo tipo de horarios, y ahí estabas. Eras mi enemigo, donde no quería llegar pero a la vez donde rogaba estar y muchas veces aterricé estallada.
Hoy después de 8 años puedo recordarte con cierta melancolía, me acerco a vos desde otro lugar, puedo poner en palabras lo que significaste para mí y es tan diferente mi vínculo con vos.
¿Qué sentía yo? ¿Que sentía esa niña de 14 años? Si, una niña con moretones, con apenas golpes pero esos eran eternos e inmensos. Sentía miedo, estaba aterrada, tenía miedo a la felicidad, a perder, al abandono, yo si sentía que no me tenía que escapar pero ahí estaba él, para poder huir y descargar… Buscaba alimento afectivo y era tanto el tanto asco…que no digería.
Y en ese momento en mi mente pasaban cosas, y yo en algunas de las conversaciones le decía después te cuento como me va, pero si no vuelvo a vos es porque me curé, es porque amé, es porque aprendí a quererme, claro que en mi caso ese día llegó.
La gente que padece bulimia o anorexia o las dos queremos y deseamos no estar mal, aspiramos a disfrutar lo que el resto disfruta, no pretendemos lastimarnos y pedimos ayuda a gritos (aunque no lo crean) pero a veces no nos sale tan fuerte y nadie nos escucha. Esa ayuda se expresa de diferentes maneras, por favor, estén atentos.
Termine descubriendo que mi conflicto no era con mi cuerpo en sí, tenía fiebre en el alma. Hoy mi alma es sana, se re construyó, mi alma hoy es sabia y tiene recuerdos, aprendí a observar al inodoro con amor, ¿Se ríen de esto que digo? Sí, yo también me río, pero con él…
Ojala nadie pasara por ésto. Espero desde lo más profundo de mi alma que si alguien lee éste testimonio perciba cómo es su vínculo con la comida, cuál es su defensa, cuantas veces visita a un inodoro. Y si vos que lees te sientes identificada/o habla por favor, hay mucho amor para darte.
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