Hice un par de escritos en el largo camino a casa, el sol estaba alto y quemaba del carajo a través de la ventana en el bus.

Pensé en todas esas personas a las cuales les he fallado y después pensé en todas esas a cuáles voy a fallarles.

La cosa era que no sé si estaba volviéndome loco o si sólo necesitaba una cerveza.

Y de pronto estaba ahí, justo enfrente de mi mirada. Los pliegues grasosos de la parte trasera de su cabeza y nuca se movían asquerosamente.

Jodido gordo de mierda, ¿no podía sentarse en otro puto lugar? El maldito bus estaba completamente vacío.

Esa grasa se movía en cámara lenta y robaba mi atención y mirada. Yo no paraba de ver tal atroz acto pues no podía, mis ojos estaban clavados en eso.

Empecé a marearme porque el gordo asqueroso olía a tacos de vapor con mucha grasa.

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