Languidece el amor por los renglones

de los versos de unos labios que enmudecen

emponzoñados de recuerdos que en el pecho

como alambre de espino se retuercen.

Languidece el amor en las miradas

de los ojos que fueran llama viva

ya sin la estoica acudida de una lágrima

a la insurgente llamada de la despedida.

Se esfumó el amor entre los dedos

que arrancaran miedos con caricias

hablando en aquel braile que erizaba pieles

Se disipó el encanto y la chamanería.

Languidece miserable y roto

sin ilusión en las miradas, sin esperanza en las mentes ni pasión en corazones

sin escuchar los versos que liberarse quieren

para abrir ventanas en oídos sordos.

Languidece mas al menos

aún así, vencido y roto

sin cadenas que atormenten

camina libre, libre, sólo.

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