No es más que algo encantador, así lo encuentro yo, así me gusta encontrarlo.

Porque en su mirada halló las respuestas, mató la ironía de sentirse mal por pequeños problemas, y descompuso su mente.

Un sentir tan delicado, nadó en mareas peligrosas y se sintió bien. Atentó contra su calma, y estuvo bien.

Desconectó, estimuló los sentidos y me mantuvo en una positividad alarmante. Intentó borrar lineas para crear espacios interminables, pero todo tiene su lugar, su espacio, su propósito. Ha de perderse en viejos caminos, y se sintió excelente.

Y de todo se olvidó, caminó hasta ese lugar donde el ruido tardó en llegar, y se convirtió en su hogar. Trabó las puertas pero no había paredes, no había barreras. Saltó para sentir aunque sea unos segundos que no había una base, no hay un punto de llegada, no había suelo.

¿Y si de eso se trata?, ¿y si realmente cambió y el crecer fue eso? Mantener lo que logró con ese cambio, no burlarse de su ignorancia. Y la libertad siempre fue opción, y fue una de las más difíciles de tomar, porque la prisión existía solamente en él, él la había creado y no estaba enterado, no fue avisado; y llegó tarde.

Y siempre jugó de la misma manera, y las reglas no estaban estipuladas. No había trampas, y se sentía bien. Poder caminar con los ojos cerrados y saber que el caer no era una posibilidad mas sí un pensamiento que surgía, y eligió correr.

Buscó su manera. Apresuró el paso, aunque sabía que llegaría tarde; y sonrió:

Aquello que encontré no era más que un libro vacío y una pluma en su interior. No sabía como llenarlo, y terminé arrancando las hojas para liberarlas de su propósito, convertirlas en parte de mi atmósfera y que volasen sobre mi cabeza. Ojalá nunca toquen el suelo.

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