Caminaba apresurada mientras abría sus brazos con la distancia exacta para que yo pudiera caber perfectamente entre ellos, su sonrisa congelada al verme y yo sólo podía pensar ¡que pena! mi mamá ha entrado a la primaria por mí como si fuese una bebé ¿qué dirán mis amigos?

Me tomó unos quince años darme cuenta lo absurda que fuí, no me culpo, esa etapa incómoda la pasan la mayoría de los niños. Pensar que hoy soy yo quien le pide a esa hermosura de mujer que me acompañe a todas partes.

Uno de los tantos cambios de forma de pensar que me ha regalado el tiempo y es una obligación hablar de mi última transición: la plenitud.

Cuando era adolescente y observaba a los que yo consideraba “viejos” es decir personas de treinta años o más, llamaba mucho mi atención la paz con la que se conducían por la vida, llegué a recibir algún que otro consejo de tíos, profesores o amigos de mis padres y más de una vez me regalaron la misma frase inicial “Va a llegar una edad en la que….” La terminación variaba, pero todos los caminos llevaban a un estado de absoluta tranquilidad.

Hoy, que soy “vieja” de acuerdo a Estephania adolescente, puedo decir que esas frases trilladas venían acompañados de gran sabiduría, ¡es cierto, es verdad! Llega ese momento sin avisar, sin horario, sin explicación pero llega para quedarse, llega la plenitud y no me refiero a la felicidad garantizada, no, me refiero a esa sensación indescriptible en la que no te importa qué piensen de tí, lo que digan los demás, lo que hacen los demás, te importas tú, haces lo que sientes, lo que te plazca y te haga sentir feliz y si eso significa perdernos, pues nos perdemos.

A tí que me estás leyendo y no has llegado ahí, no te apresures. Ahora yo seré esa tía que te recomienda sentir, siente, siente si te lastiman en la escuela, en el trabajo o en cualquier lugar, llora, enójate y vívelo porque solo así vas a poder saborear cuando llegue la plenitud, va a llegar. Lo que ahora te rompe el corazón te robará el aliento de risa después.

¿En qué momento se forma un escudo que no permite heridas intangibles? No lo sé y ahora estoy ansiosa por conocer la siguiente armadura me regalará el tiempo en la siguiente década. ¿De qué está hecho ese escudo? no lo sé pero es cuando se encuentra el verdadero sentido de la vida, ¡disfrutar! porque no sabemos cuándo podría terminar el viaje. Disfruta.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS