Cara a cara con Azrael

Cara a cara con Azrael

Adolfi Téllez

28/03/2017

La temperatura es baja.

Las casas y edificios de los alrededores están destruidas. El sol apenas se puede notar, y el aire que siente es desgarrador. A pesar de las grandes habilidades sobrehumanas que he adquirido, no puedo hacerle frente a este enemigo tan poderoso.

Muchos cuerpos han caído el día de hoy. A mi lado, ese hombre que me ayudó durante todos estos días. Esta muy lastimado y no puedo ayudarle. Su pierna rota es la prueba de su osadía frente a un enemigo como éste. Él se hace llamar Azrael, uno de los nombres que recibe el ángel de la muerte en algunas religiones, pero solo se trata de un seudónimo. Es un humano con poderes sobrenaturales que van más allá de lo que sabíamos.

– Parece que ya comprendes algo –. me dice estando a solo unos metros de distancia. Sus ojos negros reflejan un aire de odio contenido. Pero su actitud es fría. No siente nada al matar a las personas. No parece sentir remordimiento o dolor alguno por sus acciones.

– ¿Que debería comprender? –. le respondo.

– Tu persistencia es admirable. Ningún hombre me causado tantos problemas. Parece ser que el mismo Dios ha roto la ley de Libre albedrío para ayudarte.

Lo ignoro. Observo mis manos por unos momentos. Hoy debería demostrar que soy un verdadero libertador. Es el día definitivo. Tal vez ya no tenga otro.

– Porque quieres derrotarme – continúa –. Tu deber es apoyar al nuevo mundo.

– ¿Al nuevo mundo? – sonrío en sarcasmo -. ¿Un mundo esclavizado? ¿Acaso es mi deber apoyar eso?

– Aún no eres capaz de comprender.

Frunzo el ceño mientras lo observo levantar su mano derecha. Me apunta directamente como queriendo tomarme. En ese instante siento una fría brisa corriendo por mi cuerpo hasta que… – Mi cuerpo… ¡No puedo controlarlo!… ¡Qué sucede!

Mi cuerpo se levanta por sí solo. Una fuerte corriente de aire me golpea la espalda empujándome directamente hacia él. No puedo evitar ser atraído cual si fuera un imán. Soy empujado por una fuerza invisible y llego de forma involuntaria a las manos de Azrael. ¿Qué es esto?

Me tiene atrapado. Me está ahorcando. Ya no tengo la fuerza suficiente para liberarme. Me maldigo por dentro. No puedo hacer nada. Puedo ver sus ojos. El globo ocular completamente negro con el iris rojo. Tiene el símbolo de su organización, en sus propios ojos… ¡el circunpunto doble!…

Azrael disminuye un poco la presión. Luego me baja lentamente para darme un fuerte golpe en el estómago. Que dolor. Esto consume la poca energía que me quedaba.

– Tu poder puede ser de utilidad para crear el nuevo mundo. ¿Qué te motiva a desafiarme? – me pregunta sin hacerme más daño.

– ¿Q.… qué clase de mundo… quieres crear? – le respondo con mucha dificultad.

Sus palabras son directas, pero tranquilas.

– ¿No es suficiente con todo lo que has vivido? El propio sistema divino e inquebrantable hasta para un ser superior, te ha destruido lentamente.

Intento arrastrarme. Intento alejarme de él. No deseo escucharlo.

– Escúchame: Esto va más allá de lo que imaginas. Mediante el poder que poseo, traeré al mundo esa paz que necesita. Miles de organizaciones se han creado inútilmente para conseguirla, pero las guerras siempre han prosperado. Las armas destructivas tienen mayor prioridad que la propia salud de quienes los crean. La estupidez de los humanos es superior a su inteligencia. Dios es el culpable de la realidad en que vivimos: es tan cobarde que es incapaz de mostrarse físicamente tal cual es, y solucionar todos los problemas que él mismo creó. Incluso necesitamos la ayuda de quien vimos como su principal enemigo toda nuestra existencia: Lucifer.

Escucharlo ya me genera algo de miedo.

– Los hombres necesitan sufrir para aprender – prosiguió. Ellos no saben manejar su propia libertad-. Me pongo boca arriba, mientras sigue hablando. -Destruiré a quienes destruyen este mundo, esa es la única solución que existe para todos. Si insistes en oponerte a mí, tendrás una muerte segura.

Se me acerca.

Azrael me advierte de no volver a enfrentarlo. Me dice que enfrentarlo a él es enfrentar al futuro. Me quedo sin palabras. Él me deja y se retira. Me acerco a mi amigo quién sigue soportando el dolor en su pierna. Aún me duele el estómago. Este sujeto quiere dominar el mundo y aunque sus palabras parecen tener realismo: ¿Qué futuro nos aguarda?

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