El gran absurdo.
Nuestra adicción a los estímulos efímeros e insulsos son el resultado de nuestra relación con la realidad inmediata, la cual resulta limitante hacía la vida humana, injusta e indiferente hacía ella, el individuo se encuentra en un segundo plano, arrastrado por los designios de una realidad colectiva o es lo que ésta pretende ser. El individuo se convierte en un producto mas que es consumido por la misma realidad a la cual pertenece y perpetúa a través de su actuar inconsciente, impregnandose en la psique de su generación y las siguientes como lo fue en las pasadas.
Somos el gran absurdo porqué la creamos al creerla sin cuestionarla, aunque nos resulte insatisfactoria no dejamos de reafirmar nuestra creencia en ella, aún siendo capaces de crear otra realidad, aún siendo posible creer en otra.
Así sobrevivimos confinados entre ilusiones luminosas, dejando capturar nuestra conciencia en su pretenciosa promesa.
Le ponen rostro a la felicidad y te venden empaquetada una triste dosis de endorfinas. Y así te engancha el gran absurdo.
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