Y la pesadilla comenzó; allí sentada en aquella sala del juzgado esperando el veredicto del jurado, fue la espera más larga de mi vida, los minutos parecían horas.

El juez llamó al jurado para que entrara , el portavoz se quedo en pie y dijo las palabras que más temía..

-El jurado por mayoría declara al acusado inocente de los cargos.

Le han declarado inocente. Ya nada retendría a aquel hombre que una vez fue mi marido, a volver a ponerme las manos encima, pues entre sus palabras y las mías al parecer ganan las suyas.

Inocente, inocente, inocente… en mi mente no paraba de oír aquellas palabras.

Decidí huir de allí lo más rápido posible, sin mirar atrás, iría a casa, haría las maletas y me marcharía lejos durante un tiempo o claro eso pensaba yo.

Corrí lo más que pude para salir de aquel juzgado,llegué a la calle y empecé a bajar esas escaleras tan largas para coger un taxi antes de que él pudiera salir.

Pero tropecé, o resbalé, aún no se muy bien lo que pasó, y caí por las escaleras, esas largas escaleras.

Sin poder levantarme, sin oír nada, sin poder moverme o hablar, vi como una mujer se acercó a mi, pensé que iba a ayudarme pero entonces ella me agarró del pelo y empezó a arrastrarme por el suelo.

La mujer estaba llena de sangre, ¿era mía?, ¿era de ella?, estaba completamente llena de sangre y cuando se acercó a mi cara pude ver que tenía el rostro totalmente desfigurado, la sangre le venía de la cabeza y me sonreía. Puso un espejo delante de mi, se colocó a mi lado y entonces lo entendí.

Mi cuerpo seguía allí en el suelo de aquella escalera enfrente de los juzgados, con la cara desfigurada y sangrando sin parar por la cabeza, envuelta en un charco de mi propia sangre. Rodeada de personas que ya no podían hacer nada por mi.

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