De la diosa de las rameras al dios de los musulmanes

De la diosa de las rameras al dios de los musulmanes

ordosgonzalo

23/03/2017

Gonzalo Alvarez Garcia

ordosgonzalo

De la diosa de las rameras

al dios de los musulmanes



Madrid 2017


Introducción

Esta obra trata de explicar y entender, el origen de las religiones y en especial del abrahanismo, la relación entre las religiones que parten de Abrahán, su desarrollo a lo largo de los siglos, las diferencias entre las familias abrahánicas y sus consecuencias.

Se conoce como abrahanismo a las tres religiones monoteístas que se identifican con el profeta Abrahán, que reconocen su existencia anterior y se consideran herederas de sus descendientes, a saber el judaísmo, el cristianismo y el islam, como iglesias fundamentales de las que se derivarán otras.

La importancia del tema religioso, es obvia, y más al haber alcanzado el islamismo radical un elevado grado de violencia terrorista, que mantiene en zozobra al planeta, sembrando el odio religioso, la xenofobia, la homofobia y el enfrentamiento entre culturas que habían alcanzado un delicado equilibrio con la llegada de la Edad Moderna y ahora se ve deteriorado hasta límites insospechados y de consecuencias casi imprevisibles.

En esta materia no existe la imparcialidad, pues cualquier imparcialidad será manipulada y deformada por la otra parte, ninguna de las tres o más partes del abrahanismo, está en condiciones de dar por buena cualquier opinión de la otra.

Así pues, asumimos el riesgo de equivocarnos a la hora de opinar, pero es preferible equivocarse a abstenerse de opinar y más tratándose de una materia en la que los autores suelen ser escurridizos, intentando acomodar sus opiniones dentro del contexto o desde su cultura contaminada por cualquiera de las tres familias religiosas que derivan de Abrahán.

Hablar de religión es hablar de política, en el sentido intrínseco de la palabra ya que las religiones toman cuerpo cuando aparecen las ciudades y con ellas los ciudadanos. Otra cosa son las protoreligiones, la brujería, la mitología y demás creencias, que no llegan a la categoría de las religiones, quedándose en creencias culturales locales o regionales, incomparables con el caso del abrahanismo que adquiere dimensiones planetarias.

Las tres religiones derivadas del profeta Abrahán, tienen su origen en las leyendas populares de los primeros pueblos asentados en el valle del Éufrates y el Tigris, convenientemente deformadas por la transmisión oral de generación en generación a lo largo de miles de años, tal como veremos más adelante.

Las religiones primitivas no llegan a consolidarse a lo largo de miles de años, y la mayoría de los cultos religiosos corresponden a minorías que desaparecen con el tiempo, dando lugar a nuevos cultos y creencias. La diversidad de dioses masculinos y femeninos, así como dioses materiales y animales, es la tónica dominante desde los orígenes de la humanidad, hasta la decadencia del Imperio Romano y la aparición de los cultos monoteístas, cuando pasan a ser las religiones oficiales de la naciones, dejando el ámbito privado y pasando a formar parte inseparable de las naciones, de forma inseparable.

Los creyentes judíos, provenientes de una o varias de las tribus semitas de Oriente Medio, van a ser los impulsores del monoteísmo a partir de la suma de leyendas religiosas transmitidas de generación en generación, hasta elaborar una complicada historia con el fin de justificar la existencia del judaísmo y dar cuerpo a un protonacionalismo judío, que pretende a su vez, dar sentido a su origen divino como pueblo elegido por su único Dios verdadero frente al resto de los dioses y el resto de los pueblos a los que pretende desacreditar por su barbarismo, sin reconocer el suyo, en una clara actitud de soberbia.

Los judíos no contentos con todo eso, incorporan a su historia en palabras de su único Dios, la concesión de unas tierras a perpetuidad, en las que habitarán para siempre los judíos, tradicionalmente nómadas y generalmente sometidos y esclavizados por otros pueblos.

No vamos a entrar en la mitología Egipcia, que es un caso aparte y en nuestra opinión no tiene «peso» en el Abrahanismo, tal vez debido al hermetismo de la sociedad egipcia hasta el período helenístico, que se rompe con las invasiones persas y macedonias y queda abierto y vinculado al resto del mundo con la dinastía Ptolemaica, en la que no sólo se conoce a los judíos, sino que Ptolomeo II encarga la redacción de la primera Biblia conocida como Septuaginta para las estanterías de la gran Biblioteca de Alejandría en el año 250 a.e.c..

Antes del inicio de la era común (la era presente contada a partir del supuesto nacimiento de Jesucristo), los creyentes judíos se encuentran divididos en bandos, que terminarán por enfrentarse hasta la muerte y que darán paso a una nueva corriente religiosa basada en la figura de una nuevo profeta para unos y Mesías para otros, que no es otro que Jesucristo.

Tiempo antes de ser adoptado o reconocido Jesucristo, como el Mesías prometido, se conocieron varios autoproclamados Mesías, de los que daremos cuenta y que fueron también muertos, bien a manos de sus correligionarios judíos, bien a manos de los romanos u otros pueblos.

El cristianismo no hace su aparición hasta bien entrado el siglo III siendo Emperador Constantino I, en contra de toda especulación y a pesar de los esfuerzos de muchos historiadores, eruditos y especialistas, por demostrar su existencia anterior, los primeros documentos ciertos y creíbles sobre el cristianismo aparecen a partir de entonces y no antes.

Tres siglos más tarde, en el siglo VI, ante el vacío religioso que se produce entre los pueblos de lengua árabe, con la dispersión de los judíos, después de la destrucción del Templo de Jerusalén, irrumpe en Oriente Medio una nueva corriente religiosa, que reivindica sus orígenes en Abrahán, y es anunciada por el profeta Mahoma. Este pasado histórico asociado a los judíos se manifiesta desde el principio al orientar sus rezos al Templo de Jerusalén, para posteriormente -al no ser reconocido Mahoma como profeta- cambiar su orientación hacia La Meca, lugar de su nacimiento.

El Islam es una versión árabe del Antiguo Testamento que reconoce la línea sucesoria de los profetas judeocristianos desde Noé hasta Jesucristo y obviamente Abrahán, ya que reivindica a Ismael el hijo bastardo de Abrahán, nacido de Agar (Hagar), su concubina árabe, una esclava egipcia según las escrituras judías, creando una nueva confusión al atribuir a Ismael la fundación de la nación árabe, cuando el árabe es un idioma y no una nacionalidad, pero que viene muy bien a los judíos para justificar su propia invención de la inexistente nación judía.

A la muerte de Mahoma, se va a producir la división de los musulmanes por diferencias familiares, que veremos más adelante, dando paso a dos grandes corrientes enfrentadas a lo largo de la historia, que perduran hasta nuestros días y que es en buena medida la causa del resurgimiento de la llamada Yihad o Guerra Santa contra el infiel.

Entender todo este complejo entramado, que da origen a las religiones abrahánicas, puede servir para entender lo que sucede en Oriente Medio y la raíz religiosa de los atentados Yihadistas, pero sobretodo nos ayudará a comprender el origen de las religiones y de muchos de los mitos que se han creado gracias a ellas y a su accionar a lo largo de la historia.

La iglesia católica nace como una religión de Estado, al ser proclamada por el Emperador de Roma y se expandirá por todo el mundo hasta convertirse en la religión oficial de casi todos los países occidentales incluidos los considerados bárbaros, llegando a confundir su poder con el de los reyes, imponerlos y destronarlos a su antojo y conveniencia, siguiendo la tradición de considerar a los gobernantes producto de la voluntad divina.

El Islam surge con fuerza y se extiende espada en mano arrinconando al cristianismo hasta la frontera de Europa e invadiendo la península Ibérica un siglo después, también está asociado al poder político que da paso a los Califatos como estados religiosos en los que no hay otra ley que no sea El Corán y la Sharia.

Más tarde ambas religiones se enfrentarán en la Cruzadas o Guerras Santas, por el control de los llamados Lugares Santos de Jerusalén.

Por su parte los musulmanes entablarán una lucha a muerte entre los bandos chiíta y suní, una de cuyas consecuencias será la expansión del islam hasta la península ibérica y su establecimiento en ella durante 700 años, a la vez que se extendió por buena parte de África y Asia.

Mientras tanto, los creyentes judíos eran tolerados, perseguidos y desterrados, según la conveniencia de los países donde se fueron estableciendo desde la primera expulsión dictada por el Emperador Claudio, en el año 19, hasta su erradicación del Imperio Romano con la destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70 y que sentaría un precedente histórico de constantes persecuciones reduciendo su importancia religiosa, a la vez que crecía su influencia económica en lo que ellos llaman la diáspora.

Con el paso de los años la iglesia católica se vería fraccionada como consecuencia de la Reforma Protestante y la Contrarreforma, para dar paso a nuevas iglesias basadas en la figura de Jesucristo, que a su vez sirven de escusa para la aparición de un nuevo nacionalismo asociado a estas recién creadas iglesias, en Inglaterra, Alemania y otros países, tal como sucediera con el cristianismo primitivo, mientras las iglesias coptas y ortodoxa se expandían en oriente a pesar del islam.

El descubrimiento de América y la colonización de gran parte de África y parte de Oriente, va a servir para la expansión de los católicos romanos, anglicanos, protestantes, baptistas, presbiterianos y los creyentes judíos, convirtiendo a los cristianos en la religión predominante en el mundo hasta nuestros días.

A finales del siglo XX, después de la revolución islámica de Irán, conocida como revolución de los ayatolás, se instaura una República Islámica chiíta, que produce el renacimiento del islamismo radical y el resurgir de las luchas entre las dos facciones islámicas enfrentadas desde sus orígenes a la vez que se recupera la Yihad, como la lucha contra el infiel y los enemigos del Islam.

El islamismo radical alentado desde posiciones puritanas y conservadoras, va a llevar en principio a culpabilizar al occidente cristiano de todos los males de la humanidad y de sus propios males, desencadenando una ola de atentados terroristas en occidente, para después dirigir sus ataques a los gobiernos islamistas moderados, intentando imponer la sharia como forma de gobierno, siguiendo el ejemplo de los ayatolás iraníes y desencadenando una guerra de nuevo cuño que tiene por finalidad sembrar el terror entre los llamados infieles.

Las potencias occidentales, incapaces de entender las raíces de un conflicto que tiene sus orígenes hace miles de años, se prestan a alianzas con los distintos bandos islamistas, dando palos de ciego a una piñata que no para de regalarle sorpresas y que está desarrollando una espiral de violencia sostenida en el tiempo, alimentada por el mercado armamentista, que produce elevados réditos a sus países.

Las primeras civilizaciones carentes de la rigidez moral que impone la religión, vivían felices contando las aventuras de sus dioses divertidos y casi humanos convertidos en héroes y villanos, protagonistas de aventuras legendarias, hasta que los ignorantes pastores de ganado, inventaron la teoría de un solo Dios, perverso y cruel que castigaba a los hombres, que pecaban para ser felices, en vez de sufrir para merecer el perdón de Dios.

La religión es un invento del hombre para dar respuesta a su incertidumbre, que se consuela con sueños idealistas de Dioses, Ángeles y Arcángeles celestiales, capaces de mitigar sus angustias y justificar su ignorancia, pero que al final, como estamos viendo, lejos de resolver sus problemas, se ha convertido en una fuente inagotable de problemas.

Lanzarote 2.016

Consideraciones previas

Idiomas y traducciones

En esta obra hemos procurado usar el castellano como versión predominante, todos los nombres se escriben en castellano moderno y procuramos que no entren en contradicción con versiones originales o idiomas originales, cuando la deformación es significativa ofrecemos la castellana, entre paréntesis la original o histórica, o viceversa.

El cómputo de los años

Desde hace algún tiempo y procurando ser ecuánimes, se conviene que las dataciones anteriores al año primero del actual cómputo, sean referidas como AEC, Antes de la Era Común, o a.e.c..

De esta forma se evitan las suspicacias entre las tres familias religiosas, creyentes y no creyentes, al no hacer referencia a Cristo, sin dar protagonismo al cristianismo como referencia histórica.

La llamada Era Común, sustituyó al calendario juliano en el año 1.582 que fue promulgado por el Papa Gregorio XII, de ahí su nombre de calendario Gregoriano, hasta entonces en occidente regía el calendario de Julio Cesar (Calendario Juliano) que a su vez había sustituido al viejo calendario romano que contaba los años desde la fundación de Roma. Todo este desbarajuste ha dado pie a la creación de los calendarios Juliano y Gregoriano proléptico, que ajustan las fechas entre ambos.

Existen diversas versiones al respecto, pero diremos, que las referencias romanas usaban las siglas a.u.c. para indicar «ab urbe condita» (desde la fundación de la ciudad de Roma).

Tampoco vamos a entrar en el asunto de las discutidas dataciones egipcias, pues las fechas no casarían nunca, ya que no contaban los años como los sumerios.

Con el cristianismo, se estableció la fecha del (supuesto) nacimiento de Jesucristo, como el origen del cómputo anual, arrastrándose dos errores, uno histórico, ya que se desconoce la fecha del nacimiento de Jesús y otro matemático, ya que no se había descubierto el cero y se seguía usando la numeración romana, que carece de él.

No vamos a entrar en más detalles, cuando se habla de fechas en la historia hay que tener mucho cuidado con las «precisiones» y aceptarlo como un dato de referencia y no como un dato inamovible y absoluto.

En cuanto a la fecha del nacimiento de Jesús, no existe certeza alguna sobre si nació realmente y si fue así, se desconoce cuándo nació, se han dado por buenos los escritos cristianos posteriores, pero siguen siendo de dudoso origen y veracidad, tal vez Jesucristo sea una representación simbólica de la humanidad.

Sobre cuándo se escribieron los llamados textos sagrados de los abrahanistas, hoy día casi no hay duda, ya que todos ellos aparecen entre los años 250 a.e.c. cuando son recopilados en griego por deseo de Ptlomeo II Filadelfo y en el 200 de la era común, con aportaciones en árabe y hebreo.

Especulaciones sobre los números

Al hablar de números, sería conveniente recordar, que una de las constantes más repetidas de las antiguas civilizaciones es el número 7, al que algunas especulaciones atribuyen un carácter mágico o misterioso, algo que si bien puede guardar cierta relación con la cabalística y la astrología, tiene muy diversas interpretaciones.

A este respecto comentar, que tal como hacen los niños de corta edad cuando aprenden a usar el lenguaje o los pueblos analfabetos, cuando querían referirse a «una gran cantidad» o a «muchos» hacían uso del fonema que les resultaba más familiar, por ejemplo siete, tal vez por ser el más repetido, es el número de los días de la semana y probablemente el más sonoro, sin ser conscientes de su exacto significado. Para que sirva de ejemplo decir que en lengua castellana es mucho más sonoro y expresivo, ocho u ochenta, de gran fuerza sonora, que obliga a una pronunciación casi exagerada, luego siete, se usa generalmente para referirse a muchos o muchas, téngase en cuenta que estamos hablando de lenguas ya muertas, de las que desconocemos su uso cotidiano .

Así se entiende que casi siempre que se citan cantidades, como el tiempo que duró el Diluvio Universal se diga que duró siete días y siete noches, o cuando se menciona el número de calamidades se hable de las siete plagas, siete guardianes. Esto se puede colegir fácilmente de la lectura de los acadiosumerios que dejaron numerosos escritos y narraciones, en las que se repite de forma reiterada el número siete, cuando hay que referirse a «gran cantidad» o a «muchos», sin entrar en la discusión de su posible origen astrológico.

Los ciclos, suelen asociarse al número 12, que correspondería a los 12 meses del año desde la antigua sumeria y que eran ya entonces motivo de celebración, con cada nuevo año se iniciaba un nuevo ciclo, luego 12 es un ciclo y cada vez que se habla de doce «cosas» se habla de una parte de ese ciclo que es un mes.

Otra cuestión a tener en cuenta son las cantidades que se citan al hablar de número de personas en los textos antiguos, especialmente en la Biblia y que resultan increíbles a todas luces, como el número de personas empleadas en construir los templos, que en algunos casos ocuparían hasta cuatro veces la superficie de lo construido o serían superiores a toda la población de la ciudad, algo que resulta una clara fantasía.

En las narraciones de los viajes a tierras desconocidas, se llega a la exageración de decir, por ejemplo, que Hannón viajó con más de 30.000 hombres a bordo de sesenta barcos, y que recorrió en su exploración de las costas africanas tan solo 920 kilómetros cuando descubre las islas Canarias, lo que hace que todos los datos numéricos resulten equivocados, así como el nombre dado a las islas posteriormente, ya que se confundió a los lobos marinos con los perros. (ver Plinio el Viejo)

Los cultos religiosos primitivos

El temor a lo que viene del cielo y a lo que produce la tierra

Los primeros homínidos, vivieron en constante temor amenazados por los fenómenos naturales que provenían del cielo y que surgían de la tierra. Del cielo provenían los meteoritos, mucho más visibles en la noche cuando no había contaminación lumínica, esa que producen las luces y que impiden ver la oscuridad del firmamento en las grandes ciudades modernas.

Del cielo provienen los rayos acompañados del fuerte y asombroso sonido del trueno y la deslumbrante luz de los relámpagos, que fulminaban todo lo que alcanzaban, como un claro e inequívoco castigo del cielo. Del cielo provienen las nubes de arena que cegaban a los hombres, la nieblas que los ocultaban a la vista o las gigantescas plagas de insectos que asolaban los campos.

Del cielo provenía la lluvia, que acompañada del rayo descargaba maldiciones durante semanas, dando pié a la fábula del Diluvio Universal entre las primeras tribus asentadas en el valle del Éufrates y el Tigris y que tal como veremos más adelante es una de las primeras referencias escritas de la humanidad, relacionadas con la religión y posteriormente llevada a la Biblia.

De la tierra surgían desgracias no menos temidas y peligrosas para los hombres, como los terremotos y los volcanes, las grandes nevadas y las temidas inundaciones.

Sin duda el cielo era lo más misterioso ya que lo iluminaba el Sol dando calor y visibilidad durante el día, hasta la llegada de la temida noche, que perturbaba a los hombres sumergiéndoles en la oscuridad que sólo se veía remediada en parte cuando lucía la Luna.

Del cielo caían bolas de fuego, que eran más frecuentes hace miles de años y que causaban grandes destrozos y cráteres impresionantes.

Esto explica porqué los acadiosumerios, crearon sus Dioses asignando a cada uno de ellos un fenómeno natural, llegando a la definición acertada de Ea Dios de los abismos y las aguas sobre las que flota la tierra, es decir el Dios de la corteza terrestre, en una clara intuición de la composición de la estructura terrestre, que no es otra cosa que una corteza enfriada por el agua, que flota sobre el magma incandescente.

Los acadiosumerios, explicaban con sus Dioses todos los fenómenos de la naturaleza en tres grupos de Dioses, los Dioses del cielo, los Dioses de la tierra y los Dioses del inframundo, algo común a todos los pueblos y civilizaciones primitivas, pero que en un determinado momento se reorganizan en dos bandos: los del cielo y los del infierno.

De estas apreciaciones surgen los temores y con ellos los primeros dioses, a los que se atribuirían bondades y maldades a partes iguales hasta llegar al «sencillo» monoteísmo.

Con el paso del tiempo en Mesopotamia los dioses fueron cambiando sus papeles y evolucionando al gusto y preferencias de los gobernantes.

El culto al fuego como procedencia del cielo y como manifestación de los dioses se ha perpetuado hasta nuestros días y como veremos más adelante, sirve de símbolo divino, representación de Dios y de sus manifestaciones, según nos cuentan los judíos por medio de Abrahán en la «Historia de un vaso».

Como ya hemos, dicho para los acadiosumerios había tres tipos de Dioses, los del cielo y el aire, los del mar y la tierra y los del inframundo, estos últimos estarían situados debajo de la tierra. Esta idea partía de su explicación del mundo, ya que consideraban que la tierra era una especie de plato hondo lleno de agua, sobre el que flotaba un único continente, así que el sol giraba alrededor del plato ocultándose debajo de él.

La mitología sumeria al igual que la egipcia, ha servido para alimentar la Hipótesis de la Panspermia, (La Panspermia es una teoría que propaga la falsa idea de que la vida en la tierra proviene de otros planetas, que llego en un meteorito, sin mayores explicaciones) una forma encubierta por parte de algunos «creyentes» para seguir justificando la teoría de un «Creador del universo» que vino de otro planeta, colada de contrabando en las leyendas de los OVNIS y otras obras producto de mentes calenturientas, a partir de los Dioses Anunnakis, los dioses del cielo de la mitología asiria, o las especulaciones sobre el origen de las pirámides de Egipto y los Zigurats de Mesopotamia.

La magia y la brujería

La nigromancia, era habitual en Egipto, Mesopotamia y Persia, la nigromancia consiste en adivinar e invocar a los espíritus de los muertos «leyendo» su vísceras, dicho así las deducciones son muy amplias y variadas, pero nos llevan a un culto primitivo del que ha evolucionado la magia negra y el Budú.

La magia y la brujería se siguen practicando en todo el planeta tal como se hacía hace millones de años, es más, la santería y el Budú, experimentan un auge inusitado en sociedades que nunca antes lo habían practicado. Para entender mejor esta seudo religión ha y que irse hasta el continente africano, donde se originó y se sigue practicando, especialmente entre la etnia azande, una de las más estudiadas por los antropólogos, pero que no es objeto de este trabajo.

En las religiones Abrahánicas, existe una cierta influencia de la brujería y el espiritismo, relacionada fundamentalmente con los espíritus de los muertos y con el diablo, que guardan relación directa con la idea del alma, del espíritu y de la vida eterna.

También se conocen influencias de las maldiciones, las supercherías y las supersticiones, acompañadas de la idolatría y la adoración, bien sea a imágenes o a la figura misma de profetas, Dioses y símbolos, como la Kaaba o las Escrituras Sagradas. A lo largo de la obra hablaremos de estas manifestaciones algunas de las cuales son comunes a las distintas familias del Abrahanismo.

La muerte y el alma, esos dos grandes misterios

Pero lo que realmente preocupaba a los hombres de hace 5.000 años no era la vida, lo que realmente le preocupaba a los hombres de entonces y de hora es la muerte.

La muerte durante el parto o la muerte con derramamiento de sangre, es fácil de entender y de explicar, pero la muerte por enfermedad, por ancianidad o la muerte súbita, sin derramamiento de sangre, era más difícil de entender.

En principio estas muertes se atribuyen a los malos espíritus y más tarde a un castigo de los Dioses, dando pie a la creencia de que los Dioses castigaban a los hombres, con enfermedades y con la muerte, robándoles la vida o quitándoles la vida, el hombre asocia entonces vida con existencia y es a esta existencia a la que cambiará por el alma.

Primero aparece el concepto vida, después el concepto vida-existencia y finalmente el concepto de espíritu-alma.

El alma es un espíritu que habita en el interior de un ser vivo, mientras está vivo, dando origen a diversas creencias, algunas proponen que el alma abandona al ser vivo tras la muerte, otras que el alma permanece tras la muerte, dentro de él o fuera de él y otras que pasa al cuerpo de otro ser vivo.

Así se entiende a los Neandertales cuando ponían una piedra sobre los cadáveres, para que no se escaparan, no salieran de su tumba o que no les fuera robada el alma y más tarde a los egipcios con sus complicados enterramientos y otras costumbres que iremos viendo más adelante.

Estos razonamientos elementales de los hombres primitivos, perviven en nuestros días, y sirven para dar rienda suelta a la imaginación, sobre la esencia y la naturaleza del alma que a su vez se mezcla con el espíritu, como parte o motor de los seres vivos.

Lo primero que debemos aclarar es que al principio, el concepto de alma se usaba como ánima o movimiento propio, que se atribuía a los seres que tienen vida animada, luego no se podía atribuir ánima a las cosas que no tienen movimiento propio como los vegetales.

Siglos más tarde, cuando el cerebro del hombre evolucionó hasta logar razonamientos más complejos, los griegos «complicaron» este concepto hasta el absurdo, cuando Platón llegó a proponer que el alma tenía tres naturalezas: una pasional que se albergaba en el pecho, identificada con la pasión, otra identificada con el hambre que estaría en el estómago y una tercera en el cerebro que sería la capacidad de razonar.

Aristóteles vendría a rematarla, atribuyendo al alma el concepto de Psyche (Psique) que a su vez está contaminado por la mitología de Eros y Cupido, lo que daría pie a Santo Tomás de Aquino para hacer una elucubración más compleja si cabe sobre el alma.

Para Tomás de Aquino el alma y el cuerpo son inseparables, pero no refuta la creencia religiosa de que es el alma la que da vida al cuerpo, hasta la reforma protestante y la controversia de Renato Descartes cuando plantea su conocido: Pienso… luego existo, que hay que enmarcarlo dentro del concepto de Aristóteles.

Si el alma existe, es inmaterial, es invisible y eterna, así, es más fácil entender y explicar la existencia de un Dios inmaterial, un «espíritu eterno y divino» creador de todas las cosas.

Así de sencilla es la explicación de los dioses y así de fácil se llega a la conclusión de que somos creados a su imagen y semejanza, por eso el hombre sería un alma y por eso iría a morar con Dios tras la muerte de su cuerpo material al mundo de lo inmaterial, el mundo de las almas, el paraíso.

Siguiendo esa línea argumental, si el hombre peca su alma está en pecado, si su alma está en pecado no pude morar en el cielo con Dios, será castigado, despreciado por Dios, luego se irá a otra parte… al infierno con Satanás.

El infierno está debajo de la tierra, es el inframundo, desde donde sale el fuego de los volcanes, esa parte de la tierra que calienta cada noche el sol cuando se oculta bajo la tierra.

El concepto de alma, ha llegado a ser tan diverso que se puede afirmar que cada individuo tiene su interpretación personal, con independencia del grado de conocimiento sobre el tema, llegando a confundirse alma con estado de ánimo o con las funciones vitales de los seres vivos.

El alma es algo inmaterial, que por lo tanto no existe y es una invento de los humanos para justificar buena parte de lo que desconoce sobre sí mismo y sobre el resto de los seres vivos.

El «espíritu», que se asocia al concepto de alma, tiene otros usos más perversos, relacionados con el satanismo, el oscurantismo y la brujería.

El culto de la sangre

El Homo, asimiló muy pronto la relación entre la sangre, la vida y la muerte, al ver que un animal se desangraba y a continuación se moría, por lo tanto, la sangre es lo que le da la vida, sin sangre se muere.

Si asimilamos la sangre, que es materia, al ánima que es inmaterial, la cosa resulta más fácil de entender y contar, pero más difícil de explicar desde la ciencia, porque se está mezclando dos conceptos sustancialmente distintos: sangre y alma.

Por consiguiente, beber la sangre de un animal era «beber su alma«, lo que le da la vida, de ahí que derramar la sangre del enemigo, es matar parte de su alma y si la sangre tiene un origen divino, ofrecer esa sangre a los dioses, es devolverles algo que les pertenece.

Si bebes la sangre de un animal, su alma pasa a la tuya y de esa forma obtienes la fuerza de ese animal.

Si bebes la sangre de un joven, no envejeces, si bebes la sangre de un inocente te purificas.

Si bebes sangre de un cerdo, te conviertes en un cerdo, por eso hay que desangrar a los animales hasta su última gota antes de comer su carne.

Con estos «simples» razonamientos se llega a cubrir un amplio abanico de creencias y rituales religiosos de muchas tribus y pueblos ancestrales, de los que parten las religiones.

Después de leer esto, se entiende mejor la negativa de los Testigos de Jehová a las transfusiones de sangre, a pesar de que usen otros argumentos.

Los creyentes judíos, tenían especial atracción por los ritos de sangre, a la cual atribuían un especial significado de vida. Llegaban a creer que si la sangre de un ser humano burbujeaba el desangrado seguía vivo gracias a Dios y su alma no moría hasta que la sangre «muriera».

La Biblia cita en numerosas ocasiones los sacrificios de sangre ofrecidos a Dios, llegando al extremo precisamente con Abrahán, cuando Dios le pide que sacrifique a su hijo.

Los cristianos, ofrecen el sacrificio del hijo de Dios en la cruz, para redimir los pecados de los judíos, que más tarde se extendería a todos los hombres.

Esto ha dado pie a numerosas fábulas, que se conocen como libelos de sangre, en los que se acusaba a los creyentes judíos de ofrecer sacrificios humanos a Dios. En tiempos del Imperio Romano se difundió una narración de este tipo de sacrificios de la mano de Apión (20 a 48 e.c.) egipcio helenizado, que estudió en Alejandría y que acuso a los creyentes judíos de practicar estos ritos en el Templo de Jerusalén.

Así es que los romanos decidieron acabar con lo que consideraban costumbres salvajes de los judíos, que sumadas a sus tropelías y constantes disputas sectarias llevaron a la destrucción del Templo de Jerusalén.

La ceremonia de las ofrendas a Dios en el altar, cuando se toma al animal vivo, se le degüella en nombre de Dios y se le desangra hasta la última gota, se le despelleja, se le destripa y se extraen sus vísceras, se trocea y se quema a fuego vivo, que no en brasas, acompañado de los berridos del animal, el humo y los olores correspondientes, era un espectáculo sanguinario y cruel a todas luces, repugnante, correspondiente sin lugar a dudas a un pueblo bárbaro, costumbre que obviamente abandonaron los judíos de forma paulatina.

Pero a pesar de ello, los creyentes judíos estaban convencidos que eso era lo que agradaba a su Dios, tal como se describe en numerosas ocasiones en el Antiguo Testamento.

Por increíble que parezca, los cristianos, que condenaron a otras muchas culturas y religiones que practicaban celebraciones con sangre, incluidos a sus parientes los creyentes judíos, resumen esa práctica ceremonial en su rito principal y en el momento culminante de su celebración, al que llaman consagración, como una alternativa «humanizada» del rito judío.

Si bebes la sangre de Cristo, redimes tus pecados, así, la polémica de la sustanciación del cuerpo de Jesucristo, se suscitará desde los orígenes del cristianismo, con el acto de repetir el ceremonial de la «ultima cena«, rito conocido como «Misa» y esa polémica se agudizará con la Reforma Protestante en el siglo XV, que la va a desterrar de sus prácticas ceremoniales.

La celebración de los cristianos, encierra una parte de canibalismo, no sólo en la sangre, transformada del vino, sino en lo que atañe al cuerpo de Jesucristo, en el pan convertido en su carne, «el cuerpo de Jesucristo«.

Estamos pues ante una religión, que guarda en esencia simbólica, buena parte de los instintos primitivos que conserva el hombre, a pesar de su evolución a lo largo de millones de años.

Si bien es cierto que son conservados de forma simbólica y ceremonial, esta ceremonia, se repite día a día, bajo la aparente inocencia de la celebración de un macabro recuerdo, la conmemoración de un sacrificio (ritual) humano en el cual Jesucristo, hijo de Dios, muere en la cruz para salvar a los hombres, de ahí el nombre de «el salvador«.

Cuando profundizamos en esto, descubrimos la crueldad y la barbarie que encierra, no exenta de una buena dosis de sadomasoquismo, entonces se sacude el inconsciente.

Comprendemos que esto es duro y difícil de aceptar para los creyentes, pero es lo que encierra la realidad simbólica del cristianismo.

Imagínese que estuviéramos hablando de una celebración ritual de cualquier otra civilización, en cualquier otra parte del planeta, diríamos de ellos, que son unos salvajes, exactamente lo mismo que dijeron los cristianos de los mayas y de otros pueblos, que practicaban ritos similares.

En el mundo judío, al igual que en el musulmán, después de la aparición del cristianismo, se han cuidado mucho de guardar distancias, a la hora de tratar el asunto de la sangre y desterrar cualquier sombra de canibalismo, a pesar de las campañas envenenadas de los antijudíos y especialmente de los ideólogos fascistas, que han difundido las calumnias mencionadas como el libelo de sangre.

Con la misa, se repite el sacrificio de Abrahán y la metáfora de Jesucristo, (la última cena) los cristianos ponen tierra de por medio con los creyentes judíos, que celebraban sus sacrificios degollando animales en el altar, un espectáculo mucho más bárbaro y salvaje, representando el sacrificio de un hombre, que es su vez el hijo de ese Dios, devolviéndole a Dios el ejemplo de Abrahán.

Pero no es más que una parte, de la famosa última cena, que es una copia de un pasaje de la historia de Melquisedec cuando saca pan y vino y lo bendice diciendo: Bendito sea Abrahán de Yahawe Elojim, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea Elojim Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano, escrito 250 años antes del supuesto nacimiento de Jesucristo. (Génesis 14, 18-19)

Así se produce la «civilización» y la «humanización» del judaísmo por parte de la secta de los cristianos.

Esta repetición simbólica del Abrahanismo -sacrificar lo más querido para agradar a Dios- también la representan los islamistas con la fiesta del cordero (Eid al-Adha) o celebración del sacrificio, que es una continuación del ritual primitivo de sacrificar animales, como ofrenda a Dios y que se conoce como expiación.

La expiación es un concepto religioso usado para referirse a la purga o redención de los pecados, mediante un tercero, que los judíos popularizaron con el sacrificio de un chivo (expiatorio) como forma de redimir sus pecados y que era una práctica muy habitual en distintas religiones y culturas primitivas, en la creencia que eso les agradaría y no serían castigados con, catástrofes como el Diluvio Universal.

Los sueños y su interpretación

Una de las preocupaciones diarias y permanentes de la humanidad, es lograr descifrar los sueños, esa parte surrealista de la mente del hombre que aflora mientras duerme, «cuando el alma habla en nuestro interior«, «cuando los Dioses nos hablan«, «cuando nos perturban los malos espíritus» o «cuando Dios nos quiere advertir de lo que está por venir» son frases repetidas en muchas obras literarias.

Curiosamente los sueños siempre son interpretados por una persona distinta a la que tiene el sueño, como si el que sueña no fuera capaz de interpretar ni entender sus propios sueños y esto es así porque el que interpreta los sueños, hace las veces de nuestra conciencia.

Los sueños y su interpretación van a ser usados a lo largo de la Biblia y del Corán y son citados en casi todas las narraciones orales y escritas hasta la aparición del Psicoanálisis, cuando Sigmund Freud pasa a incorporarlos a su teoría.

Es común a todas las civilizaciones, y aparecen reflejados en la Biblia y en el Corán, haciendo alusión a lo que viene a continuación, a lo que ha dispuesto Dios, a lo que quiere comunicarnos a través de imágenes e ideas extrañas que alguien debe interpretar.

La alimentación y la religión

Los judíos cuentan con leyes sobre la comida, Casher o kosher, que al igual que el Halal (Halaal) musulmán regula qué se puede comer, qué no se puede comer y cómo se ha de comer cada alimento, así como el procedimiento para sacrificar a los animales, haciendo especial hincapié en reducir al mínimo el sufrimiento del animal, que ha de ser totalmente desangrado, pues les está prohibido consumir sangre.

Esta costumbre tribal, es absolutamente primitiva y tiene su origen en las supersticiones difundidas entre las tribus del desierto, que consideraban impuras algunas especies animales y sus vísceras. Los pescados que carecen de escamas y aletas no pueden ser consumidos, los mariscos, las aves carroñeras, insectos, reptiles, anfibios y roedores, entre ellos la liebre, tampoco se puede comer carne de camello, llama y alpaca, entre otros.

Ya hemos mencionado anteriormente el mito de la sangre que se asimila al alma y el mito del traspaso del alma de un cuerpo a otro, por lo que resulta fácil deducir de donde viene este tipo de supersticiones, que son la base de estas normas comunes a los creyentes judíos (que más tarde asumirán los musulmanes) y a su vez la razón por la que los griegos y los romanos los consideraban un pueblo bárbaro y primitivo pendiente de civilizar.

La secta de Qumrán, un siglo antes de la era presente, ya excluía de su alimentación la carne y fomentaba el ayuno, junto a otras discutidas costumbres alimentarias, lo que podría haber sido el inicio de la radicalización de los judíos en sus costumbres alimentarias, influenciados por sus sectas radicales, ya que como veremos en la época romana sacrificaban y comía carne de cerdo. Las prácticas de esta secta podría haber influido en la idea del ramadán de los musulmanes y el ayuno en los cristianos.

Las prohibiciones en materia de comida, parten de un razonamiento casi lógico en sus orígenes, que se convertirá en una superstición con el tiempo y que tiene dos vertientes: La primera es humanizar la matanza de los animales y la segunda preservar la salud del que los ingieren como alimento.

Ahora bien, estas normas que vienen de antiguo, de los primeros asentamientos humanos, en su mayoría están obsoletas, no se corresponden con la realidad presente y menos con la salud alimentaria moderna.

El cerdo odiado y adorado

Si observamos a un cerdo, que se come a sus crías, se alimenta de la basura e incluso de los excrementos del hombre, se restriega en las charcas de barro, duerme sobre sus excrementos y transmite enfermedades, no resulta la imagen ideal para un buen compañero y mucho menos para comérselo, todo esto ha llevado a judíos y musulmanes a considerarlo una representación de Satanás.

El cerdo es un animal que transmite muy fácilmente enfermedades al hombre y lo sigue haciendo, a pesar de la higiene y los cuidados a los que son sometidos en su crianza, así que el hombre desde muy temprano, asoció al cerdo como transmisor de enfermedades, mérito ganado a pulso por los hábitos de comportamiento del animal, al que se ha dado los despectivos nombres de marrano, guarro, puerco, cerdo, chancho y cochino.

Pero, a pesar de todo lo anterior, los griegos habían consagrado el cerdo a sus diosas Deméter y Cibeles, así como a Marte y era la carne preferida de los romanos, animal al que consideraban una despensa andante, entonces ya sabemos de dónde venía la enemistad de algunas tribus con el cerdo.

Son numerosas las referencias de la antigüedad al cerdo, su crianza y su carácter divino, desde Aristóteles o Plinio, hasta Josefo Flavio.

Cuenta Josefo Flavio, el sacrificio de cerdos en el ara (altar o mesa sagrada) como una de las costumbres prohibidas por Antíoco IV (Rey seléucida 215-164 a.e.c.), tras la toma de Jerusalén, de lo cual cabe deducir que las costumbres de los judíos han evolucionado a lo largo del tiempo y no siempre tuvieron un comportamiento estricto en cuanto a la observación de sus leyes religiosas alimentarias o que estas son posteriores a la aparición del cristianismo.

Como casi siempre las religiones detestan, lo que aprecian o sobrevaloran aquellos a los que consideran gentiles o infieles, es decir sus «enemigos».

Añadir a este respecto, que los detractores del cerdo, hacen un uso retorcido e interesado sobre algunas costumbres del animal, resulta curioso que algunos de estos argumentos coinciden con errores de autores clásicos como Plinio que pensaba que los jabalís debían orinar antes de huir para aligerar su peso, cuando en realidad lo hacían para confundir al perseguidor. El cerdo fue para unos, animal de culto y para otros, algo absolutamente despreciable, desterrado y prohibido en sus culturas religiosas.

Pero la historia, está plagada de este tipo de errores, que han dado pie a tremendas confusiones y que sólo con el tiempo se han ido descubriendo y rectificando.

Cuando se crean los asentamientos estables de las tribus en comunidades mucho más amplias, se producen una serie de situaciones para las cuales, el hombre no estaba preparado y para las que no tenía una respuesta adecuada, propiciando la aparición de nuevas supersticiones.

Las condiciones sanitarias y la medicina primitiva

La convivencia con los animales, la parición de las ratas, la contaminación de las aguas, la falta de alcantarillados, la acumulación de sus excrementos, las basuras y los desechos, trajeron consigo las enfermedades contagiosas y las epidemias, que fueron en muchos casos el motivo de la desaparición de poblaciones enteras, como lógico resultado, debido a la ausencia de condiciones sanitarias adecuadas.

Téngase en cuenta que los acueductos, los aljibes y el alcantarillado, tan solo se conocía en unas pocas ciudades de Mesopotamia, las cisternas o aljibes ya eran conocidas para almacenar agua, pero las aguas de las cisternas no se sometían a ningún tratamiento potabilizador.

Sin entrar a hacer una descripción en términos médicos, nos llega con imaginar a una comunidad de hace 5.000 años, la cual de la noche a la mañana comienza enfermar y morir, sin poder remediarlo con todos los brebajes conocidos entonces.

El hombre había adquirido experiencia en el usos de las plantas medicinales, con mayor o menor éxito, algunos de sus remedios eran eficaces, pero la mayoría de ellos eran más bien placebos (la convicción de que lo que se toma cura realmente, aunque no lo haga).

La biblioteca de Nínive (1.800 a.e.c.) guardaba más de 30.000 tablillas y parte de ellas estaban dedicadas a recoger las tradiciones médicas de la época.

De su lectura se desprende que las enfermedades eran atribuidas en su mayoría a la influencia de los «demonios», los malos espíritus, a la mirada de cualquier animal (mal de ojo) o mujer embarazada, al pecado, a los pájaros de mal agüero y a un sinfín de creencias, que partían de la ignorancia.

Los papiros egipcios, constituyen los tratados de medicina más antiguos hasta ahora conocidos, algunos datan de 1.900 años antes de la era actual, gracias a ellos podemos conocer los tratamientos que se practicaban en la antigüedad y nos llevan a la conclusión de que poco o nada servían para la curación.

Todas las enfermedades estaban asociadas a causas externas y a la influencia de los dioses o de los demonios y todas ellas requerían de un tratamiento ritual mágico, acompañado o no, de un brebaje, pero siempre solicitando la clemencia o la mediación de los dioses.

Los sumerios creían que las enfermedades eran demonios (espíritus) que estaban creciendo dentro del cuerpo del enfermo, a los que había que expulsar, así que acompañaban al enfermo de una animal, para que el demonio pasara del cuerpo del enfermo al cuerpo del animal, gracias al «exorcismo» del curandero, que convencería al demonio que era mejor habitar el cuerpo del animal, que el cuerpo del enfermo.

Las enfermedades también se atribuían a un Dios enojado, a la venganza de un pariente muerto, a la influencia de los astros o a cualquier elemento sobrenatural descontento y vengador.

En el antiguo Egipto y en Mesopotamia, la medicina estaba vinculada a los Templos de los Dioses, en cada templo había adosada una casa destinada al curandero, así que la curación estaba asociada a su vez a la deidad de ese templo y a la curación del espíritu (alma).

Milagros y mitos

Pero más pronto que tarde, aparecieron las curaciones milagrosas asociadas por supuesto a las religiones Abrahánicas y como no podía ser menos la primera de ellas se atribuye al mismísimo Abrahán, cuando cura con sus oraciones a Abimélec, seguido por Moisés, que cura de lepra a María, sin olvidar la resurrección de Lázaro por obra de Jesucristo.

Como casi siempre van a ser los griegos de la antigüedad, los que darán un enfoque diferente a la medicina de la mano de Hipócrates, el cual afirmó que «las enfermedades eran producidas por causas naturales» y no por la intervención de los dioses o los espíritus de la mitología popular.

Pero la obra de Hipócrates (460 a.e.c.) tardará en ser divulgada por sus discípulos, los cuales reunieron lo que se conoce como «Corpus Hippocraticum» durante los siglos siguientes a su muerte, tanto tiempo como tardaría en escribirse buena parte de la literatura religiosa, siglos después, ya que las primeras escrituras religiosas abrahánicas no aparecen hasta el 250 a.e.c..

Con Hipócrates se sientan las bases de la Medicina, que como siempre van a ser ampliadas y desarrolladas durante el Imperio Romano, que alumbrará a Galeno de Pérgamo y con él se consolidará la Medicina como disciplina científica para la curación y el tratamiento de enfermedades, recopilando todo el saber de esta ciencia en su obra «Methodo medendi» (Sobre el arte de la curación).

Luego las religiones ya se mezclaban con el poder de la curación y su carácter divino, desde la evolución de la capacidad de pensar del hombre, lo que le convierte en un hábil manipulador de la realidad, usando sus mentiras como artimañas para embaucar a los demás.

Es así como se asocian las curaciones con la «credulidad», en el sentido de creerse lo que no era cierto, dando origen a la fe y por tanto a la creencia ciega del hombre, que lleva al fanatismo alejándolo del «lógos» griego, en cuanto que reflexión, meditación, razonamiento.

Algo parecido va a suceder en las culturas orientales centradas en la cosmología, (mythos), cambiando sustancialmente su concepto religioso, alejado del abrahanismo y traspasando el «lógos» hasta convertirlo en mito o creencia aceptada sin ser razonada.

Así Aristóteles no dudaría en concluir que no existe diferencia entre mitólogos (mythos lógos) y teólogos (theos logos).

La etimología de la palabra fanático, se atribuye al latín y/o al etrusco ( fanáticus), derivado de «fánum» (fás-num, fés-num), que a su vez indica templo o santuario, lo cual derivó probablemente en el verbo «fanari» poseído por el fervor divino, palabra que aparece con el cristianismo asociada al que reza o dice palabras sagradas.

En el griego «fainomai» (manifestar) se dio ese nombre a los sacerdotes de Belona, que iluminados por la deidad y en excitante delirio predecían el futuro.

Los enterramientos

Esto que referimos, concierne a las tribus de Oriente Medio, pero no era algo común a todas ellas, ya que los fenicios y otras tribus, usaban de otros ritos médicos y funerarios y por supuesto ya hacía miles de años, que las tribus sedentarias que enterraban a sus muertos lo hacían en fosas comunes alejadas de los poblados, una sabia medida sanitaria.

Las supersticiones y la ignorancia atribuían diversas influencias a los espíritus malignos, y para evitar esas influencias extrañas se embalsamaba y envolvía a los muertos, se les protegía dentro de un sarcófago y se les rodeaba de objetos y alimentos que disfrutarían en su segunda vida después de la muerte.

Lo peor que le podía pasar a un egipcio de entonces, era morir ahogado o morir incinerado, ya que su cuerpo se perdería y no alcanzaría la vida eterna, por que el alma estaba unida al cuerpo. Este concepto es el que van a grabar en su memoria colectiva muchas tribus de Oriente Medio y especialmente los creyentes judíos, así que los cuerpos han de ser enterrados hasta el día de su resurrección.

Hay que pensar, que si bien los egipcios creían en la vida después de la muerte, los babilonios no compartían esa creencia y sólo los dioses eran inmortales.

Hay una vieja frase extendida por Europa, que dice que los creyentes al morir, viajan al paraíso, donde se come arroz con leche con cucharilla de oro y en compañía de siete vírgenes, en una clara alusión a la felicidad de la muerte.

Los abrahánicos reproducen los esquemas egipcios, así en el caso de los musulmanes, a la ceremonia no pueden asistir los infieles, ni se debe llorar mucho para que no sufra en difunto, eso dicen algunos de sus escritos.

Los islamistas, no permiten la presencia de mujeres en los entierros y el fallecido es enterrado con su cabeza orienta hacia La Meca, al morir viaja al paraíso donde disfrutará de la vida eterna.

Los ceremoniales de enterramiento de los creyentes judíos (al igual que los musulmanes), siguen en buena medida los rituales egipcios, a la hora de purificar el cuerpo del muerto (Tahará) antes de envolverlo en la «mortaja» (Tajrijim).

Pero no contentos, con esta similitud, hemos de mencionar la costumbre de echar tierra a la fosa de la sepultura, durante la cual se pone especial cuidado en no pasarse la pala de mano en mano, para evitar la transmisión de la «desgracia» a otras personas, una curiosa mezcla de superstición y religión.

De esta forma podemos deducir el carácter simbólico, mitad mágico y mitad divino, que encierran las religiones y el culto a los muertos, que ya usaban los Neanderthales en sus enterramientos, los cuales, ya hemos dicho, tenían la costumbre de poner una piedra sobre el cadáver, tal vez, por temor a que escaparan, algo que curiosamente llegó hasta el continente americano, donde se han descubierto enterramientos similares.

Los Neandertales se extinguieron hace más de 28.000 años, la cultura del Valle de Mesopotamia aparecería 18.000 años más tarde.

El sexo y la religión

Es muy curioso que el primer documento escrito en el que se habla de los dioses, lo haga abiertamente de las relaciones sexuales y de la prostitución, aunque en este caso se trata de un acto divinizado. La «divinización» de las relaciones sexuales, en este caso, habría que entenderla como el grado de excitación que produce a agitación del «alma», el clímax alcanzado en la copulación de los cuerpos, como el más alto grado de expresión del ser humano, que en el caso de las mujeres se conoce como «pequeña muerte» al alcanzar el orgasmo, algo que pocos hombres conocen y llegan a disfrutar con igual intensidad, que va a ser incorporado a diversas culturas, tal como veremos en el caso de los giróvagos y que aparece en la literatura mística a lo largo de los siglos.

Pero esto no tendría que ser necesariamente así en Mesopotamia, ya que los habitantes de las islas Trobriand de Guinea Papúa y otras tribus primitivas contemporáneas, que viven en un estado de desarrollo «primitivo», consideran que la procreación y las relaciones sexuales no están relacionados ya que atribuyen la fecundación a los dioses o los espíritus, luego las relaciones sexuales sólo tienen un sentido placentero.

No está claro que todas las civilizaciones asocien o hayan asociado siempre el sexo con la procreación, ni que el sexo sea una relación de amor, inseparable del placer, al igual que no está claro que sea una constante en el tiempo y parece más probable, que el sexo placentero esté asociado al ocio y el desarrollo de los grupos sociales sedentarios, muy distintos de los pueblos nómadas.

Los sumerios imploraron a los dioses para que castigara el desenfreno sexual del rey Gilgamesh, hartos de que fornicara a sus mujeres, en un claro ejercicio del derecho de pernada. Algunos autores han querido quitar hierro a esta narración adornando el asunto, pero la lectura del poema, en todas sus versiones y épocas, no ofrece duda alguna.

Los dioses y el sexo estaban relacionados e incluso divinizados en las primeras culturas mesopotámicas, es más, la prostitución divinizada, era pública y gozaba de la protección de los dioses, de ahí la leyenda de Sodoma y Gomorra, ciudades que parece ser nunca han existido, salvo en la imaginación calenturienta de algunos creyentes judíos y que en caso de haber existido poco o nada se diferenciarían de la ciudad de Uruk.

En las civilizaciones orientales el sexo aparece como una exaltación divinizada, asociada a diversos dioses, pero estas culturas no están emparentadas con nuestros abrahanistas.

La sexualidad, también va a desatar importantes polémicas en torno a la «concepción» de la Virgen María por obra del Espíritu santo, sin menoscabo de la consideración del «deseo de la mujer de tu prójimo» como pecado mortal.

La Diosa Ishtar y el papel de la mujer en el Abrananismo

La diosa Ishtar, era la diosa del amor, del sexo y de la guerra, protectora de la corona y de la «fertilidad». Para entender este asunto que despierta el morbo de muchas personas, es conveniente hacer algunas aclaraciones importantes: La primera de ellas es la vinculación del sexo a la fertilidad en un sentido amplio de la palabra, es decir, fertilidad en la procreación, fertilidad de las cosechas y fertilidad en los negocios. La segunda es el carácter divino que implicaba esa relación sexual entre el yacente (creyente) y la sacerdotisa que yace en representación de la Diosa, luego es un acto religioso de carácter divino, transformado en ofrenda a la deidad de la fertilidad en el cual la Diosa, a través de la sacerdotisa concede su fertilidad al yacente (creyente) que depositará su ofrenda en el altar de la Diosa y no como pago de un servicio carnal.

Sorprende que algunas y algunos expertos, frivolicen al hablar de este tema, mientras tratan con «esmero intelectual» la llamada «angelomorfización» de personajes Bíblicos o sacerdotes reduciendo la divinización del sexo en el culto de la Diosa Ishtar, a la prostitución.

Había distintas versiones de sacerdotisas de las que señalaremos sólo dos:

Las Sahmahat, representadas en la Epopeya de Gilgamesh, como la iniciadora de Enkidu, al cual civiliza después de copular con él y que en acadio significa magnífica.

Las Kulmashitum, esclavas (hieródulas) consagradas al sacerdocio, viudas o huérfanas que sobrevivían gracias al templo, en una especie de obra de caridad, que según algunas versiones llevaban un ramo de flores, como señal de estar dispuestas para el servicio, mientras aguardaban fuera del Templo, lo que daría origen al nombre bíblico de rameras, algo que se ha dado en llamar Hierogamia y que parte de las culturas de Mesopotamia y Egipto, donde sin ir más lejos se plantea la «relación incestuosa» entre Isis y Osiris, que veremos repetida entre Zeus y Hera, en la mitología griega y que va a ser una constante en la dinastía Ptolomeica cuando los faraones de desposan con sus hermanas.

La Biblia menciona en varias ocasiones este tipo de relaciones incestuosas entre los creyentes judíos como una práctica habitual, para condenarlas a continuación. La poligamia, el concubinato, las esclavas sexuales y otras muchas prácticas aparecen en la Biblia como algo natural, que va a ser condenado posteriormente o borrado de ediciones posteriores.

A modo de ejemplo, citar la sodomización de Noé o el concubinato del mismísimo Abrahán con su esclava egipcia de la que nace Ismael.

La Diosa Ishtar es la considerada en la Biblia la Gran Ramera, Madre de todas las rameras y es citada en numerosos pasajes haciendo alusión a sus símbolos, (Apocalipsis 17:3).

No está de más señalar que el incesto, la homosexualidad y la zoofilia, eran prácticas habituales en las tribus primitivas, especialmente las nómadas, que por aquel entonces estaban en su fase inicial de civilización y a las que hacen referencia autores de la época.

Claro que estos dioses promiscuos, pervertidos y divertidos, que tienen mucha similitud con los humanos y que van a ser exportados por los acadios a los babilonios, a los griegos, a los hindúes y a otros pueblos, son precisamente los que van a ser combatidos, odiados y destruidos, por los piadosos, penitentes y puritanos abrahanistas, que para empezar marcan a los hombres en sus penes con un corte y a las mujeres cercenando sus clítoris, para perpetuar el recuerdo de la castración, esa que produce tanta impotencia sexual y hace tan infelices a hombres y mujeres.

Remarcar de nuevo, que muchos autores y expertos creyentes, cargan las tintas en señalar como prostitución algo que a todas luces no parece que fuera así, tal como se desprende de las costumbres de la época y queda reflejado en la epopeya de Gilgamesh, en relieves murales, pinturas y esculturas de varias civilizaciones, para las cuales el concepto de moral no existía.

Claro que nos gustaría idealizar a las sacerdotisas celebrando sus ceremonias a la vez que ejecutaban la danza del vientre.

La moral

Los pueblos primitivos no tenían «moral», el concepto de moralidad aparece con los asentamientos, tal como podemos comprobar en los nómadas y la tribus primitivas que aún sobreviven en el planeta.

Si bien es cierto que existen unas reglas de comportamiento básico que se derivan de la actividad colectiva del grupo, a lo que podríamos llamar protomoral o moral primitiva, la moral surge con los asentamientos estables y con la aparición de la religión vinculada a los Dioses, quienes a partir de sus leyendas van a marcar el comportamiento de los humanos.

Ese comportamiento -es decir- las costumbres, los hábitos y las normas que se derivan de ellos es lo que conocemos como moral y va a determinar lo que es correcto y aceptable, y lo que es incorrecto e inaceptable en una determinada sociedad, de ahí la importancia de conocer cuál era el entorno en el que nació el Abrahanismo, ya que es el origen de gran parte de los conceptos morales de la sociedad occidental.

Las sociedades primitivas como hemos visto, partían de la existencia de tres tipos de personas que formaban los tres estamentos sociales, por consiguiente, a cada estamento correspondía una moral distinta.

Si no entendemos esto, si no llegamos a «comprender» lo que encierra, no entenderemos la esencia del choque tan brutal que existía entre los habitantes de las ciudades, los grupos nómadas y las tribus de su periferia.

Los faraones que se casaban entre hermanos y eran Dioses vivientes, los reyes mesopotámicos que eran considerados semidioses y los Dioses del paraíso o del Olimpo, no estaban al alcance de la plebe, así que tenían que conformarse con la mediación de los sacerdotes y las sacerdotisas de los Templos.

La moral de los Dioses no era discutible ni cuestionable, por lo tanto no estaba al alcance de la plebe, luego la moral de la plebe era consecuencia de la voluntad de los Dioses que dictaban las leyes (morales) a través de los reyes para que las administraran los sacerdotes (jueces).

No resulta difícil deducir, que si hay muchos Dioses hay muchas «morales» y si hay un solo Dios hay una sola moral.

Y esto explica mucho mejor, la transformación y la desaparición de las Diosas y el predominio de los dioses hasta llegar a un solo Dios hombre, dueño y señor de todo el universo que a su vez establece una moral única a su servicio, que le sirve de forma de dominación, estableciendo una «tabla» de premios y castigos y en la que el hombre pasa a ser el centro del universo y la mujer el origen de todos sus males.

Lo cual queda reflejado perfectamente en el Islam, hasta hacer desaparecer a la mujer y reducirla a un mero aparato reproductor, oculto a la vista de todos. Porque ella (la mujer) en sí misma es la fuente de la inmoralidad.

Por eso la Diosa Ishtar es la Gran Ramera, la madre de todas las rameras, la Gran puta, madre de tosa las putas, que indefectiblemente nos lleva a la mujer como causa del pecado original y convierte a Adán en la víctima de Eva.

Esto lo entenderemos mejor más adelante cuando citemos a Platón y su definición de los ciudadanos en la Grecia de su época, ya que los griegos son la sociedad que más va a influir en la formación del concepto «moral» ya que el Imperio Romano va a imponer una moral liberal y tolerante con todos los pueblos bajo su dominio pero siempre influida por la cultura griega.

Con la caída del Imperio Romano y expansión del cristianismo, cuando se llega al feudalismo y la iglesia pasa a formar parte inseparable de la clase dominante, la moral se divide en dos tipos de moral claramente enfrentados y contrapuestos: La moral de los señores y la moral de los siervos, los que mandan y los que son mandados, la palabra de los señores es incuestionable, mientras que la palabra de la plebe puede ser sometida a la justicia de Dios, para lo cual han de poner la mano en el fuego.

Como veremos esta situación derivaría en una contradicción entre la moral predicada y exigida a la plebe y la moral practicada por los señores y el clero que llegaría a una degradación moral sin precedentes, hasta tal punto que la iglesia católica bautizó el del siglo XI como el período de la pornocracia dando paso a una oleada de puritanismo plebeyo que siglos después provocaría la ruptura de la iglesia católica, conocida como la reforma protestante.

Con ella aparece una nueva oleada de moralización que va a contar de forma decisiva con la influencia de tres pensadores de la época: Tomás Moro, Erasmo de Róterdam y Martín Lutero, este último no sólo va a influir en la creación de la nueva iglesia alemana, sino que va a ser el impulsor del naciente nacionalismo alemán que el luteranismo y su naciente iglesia arrastra tras de sí.

Otros personajes como Calvino o Francisco de Javier, tendrán un papel secundario pero también importante y de consecuencias posteriores.

Así que no será hasta el Renacimiento y con la Ilustración, cuando se recupere el liberalismo moral del Imperio Romano enfrentado con el puritanismo protestante y judeocristiano, que alcanzarían un acuerdo de respeto mutuo en el Contrato Social de Jean-Jacques Rousseau y El Príncipe de Maquiavelo, dando paso a la Edad Moderna y al liberalismo moral tal como lo conocemos en las sociedades occidentales.

Circuncisión y ablación

Este ritual de la circuncisión y la ablación adquiere un carácter «bautismal» y es señal de identidad religiosa desde la tierna e inocente infancia hasta la muerte del «creyente», es una señal de haber sido «purificado» entre las tribus semitas.

Por suerte, estos bárbaros primitivos eran tan ignorantes que desconocían que el placer sexual, depende de todos los sentidos y que el placer en la mujer proviene de distintas partes del cuerpo, en el caso del hombre es más sencillo, ya que su fuente de placer está en el glande (o eso creen muchos hombres) y necesita poco para resolver su asunto.

Si se quiere hacer una marca en el cuerpo que recuerde todos los días de tu vida que eres distinto y cada vez que orinas revivir ese momento, esa es la circuncisión en el hombre y la ablación en la mujer.

Musulmanes y judíos, practican desde hace siglos la circuncisión del prepucio del pene en los hombres, práctica que en su día, según algunos historiadores sirvió de escusa a los romanos, para reprimir duramente a los judíos, al considerarla una barbarie inhumana (revuelta de Bar Kojba) causa de discusión entre los primeros cristianos y que fue prohibida en oriente por Gengis Khan y los emperadores chinos.

Aprovechando esta costumbre, que tenía una intención «purificadora» similar al bautismo, que sólo se practicaba en los hombres, los musulmanes decidieron hacer lo propio con las mujeres y mutilar su clítoris, para «castrar» el placer sexual. La dolorosa mutilación del clítoris en las mujeres, les priva obviamente de uno de sus puntos sexuales de mayor placer, con la consiguiente deformación de los labios de su vagina.

La Organización Mundial de la Salud, ha prohibido y condenado estas prácticas en varias ocasiones, con escasos resultados, ya que las organizaciones religiosas radicales siguen empeñadas en mantener esta brutal costumbre. Al ser un mercado para muchos médicos que practican este tipo de operaciones, no cabe duda que su interés en defenderla es puramente económico.

Es necesario explicar que estas costumbres salvajes, tienen probablemente su origen antes de de que se establezcan los asentamientos, en ciertas prácticas de humillación al enemigo y/o como una forma de marcar en su cuerpo la condición de «sometido» que con el paso del tiempo -como muchas costumbres primitivas- se convirtió en un ritual religioso, que servía para distinguirse de otras tribus y que aún hoy día, practican los bantúes en el África negra, los aborígenes australianos y algunos pueblos de la Polinesia, con distintos significados.

Las marcas físicas para diferenciarse de otras tribus, se siguen practicando en nuestros días, véase sino, a las mujeres jirafa con sus anillos, los zo’ é, con su blancos tocados, que recuerdan a los faraones egipcios o las señales faciales de los yanomamis. Pero en todo caso siempre son voluntarias y no están necesariamente asociadas a preceptos religiosos, como en el caso de judíos y musulmanes.

Hablar de la ablación y la circuncisión, como una práctica iniciática es posible, pero algo dudoso, ya que a lo largo de la historia, muchas de las tribus que lo incluyen en sus costumbres, generalmente cuentan con otros muchos ritos iniciáticos, vinculados al valor en la caza o en la guerra y en este caso estamos hablando de un rito de «sangre derramada» que a su vez produce una marca imborrable, un estigma indeseado, que para los abrahanistas se convierte en la marca de su fe, como pueblo elegido por Dios, pero a los no creyentes llega a producir repugnancia por ser la señal de un pueblo salvaje.

La circuncisión era una costumbre entre las tribus de Oriente Medio, practicada por las culturas egipcia y sumeria, por lo tanto conocida -como otras tantas tradiciones sumerias- por las tribus semíticas y que los judíos la han heredado convirtiéndola en un signo diferenciador, a lo largo de los siglos.

La circuncisión religiosa, consiste en la eliminación total del prepucio, por consiguiente, hay que eliminar la piel que cubre el glande, en una operación dolorosa, no exenta de riesgo de muerte hasta la aparición de la medicina, a comienzos de la era común.

Fue una de las causas de la división entre judíos y cristianos, estos últimos más próximos a la civilizada cultura grecolatina, la secularizaron en boca de San Pablo, remitiéndola a un «concepto espiritual» y posteriormente fue sustituida por el bautismo de los recién nacidos, que dará pie a la posterior división del cristianismo, con el anabaptismo o bautismo en edad adulta.

En la Hispania de los Visigodos, se persiguió con especial ensañamiento la práctica de la circuncisión, que llegó a estar penada con la muerte.

No vamos a detenernos más en el tema, ya que nuestro objetivo es el origen de las religiones y el debate sobre la extensión de la circuncisión ha sido contaminado (como otros muchos relacionados con su religión) por los creyentes judíos a lo largo de la historia, favoreciendo de paso al islamismo radical.

El esclavismo y la religión

En contra de la creencia generalizada, esta forma brutal de dominación que conocemos como esclavismo, no tiene una base racista y es conocida desde las narraciones más antiguas escritas en Mesopotamia.

La esclavitud nace de la captura de miembros de otras tribus entre los nómadas, al llegar el sedentarismo, los enfrentamientos entre nómadas y sedentarios lleva a la captura y sometimiento de otros pueblos, que son destinados a los penosos trabajos manuales que rechazaban los acomodados habitantes de las recién nacidas ciudades amuralladas, murallas que construirían los esclavos.

Es así como surgen los primeros trabajadores manuales, que reciben como pago, tan solo techo y comida, sometidos a la voluntad y propiedad de sus amos. Situación que se va a prolongar a lo largo de los siglos, hasta la rebelión de los esclavos comandada por Espartaco en el Imperio Romano.

Pero con la rebelión de Espartaco, no va a desaparecer la esclavitud, lejos de ello, la esclavitud llegó a ser voluntaria y en gran medida inducida, cuando angustiados por la falta de alimentos, debido a las plagas, las epidemias, la pérdida de las cosechas, o agobiados por las deudas, los campesinos, se ofrecían voluntarios como esclavos a cambio de techo y pan.

Ninguna religión condenó el esclavismo ni el vasallaje, lejos de ello, las religiones asumían y consentían la existencia de los esclavos como algo natural sin dar ningún tipo de explicaciones a esta barbaridad.

Por último, recordar que los esclavos eran considerados una mercancía, por lo tanto una propiedad del amo, así que si lo mataba, estaba destruyendo su propiedad y no se consideraba un delito ni un asesinato.

Pero como siempre los creyentes judíos marcan la diferencia y a la vez que admiten la esclavitud de otros, paradójicamente, ellos castigan con la pena de muerte la esclavización de los creyentes judíos, tal como se establecía en el Código Deuteronomio de Moisés.

En España llegó a existir un partido negrero que defendía a los traficantes de esclavos y el esclavismo, al que pertenecieron personajes como Antonio López (Marqués de Comillas) o los hermanos Cánovas del Castillo, que han sido premiados otorgando sus nombres a calles, avenidas y plazas.

La Revolución francesa sirvió de alarma para denunciar la barbarie del esclavismo que pervivió hasta bien entrado el siglo XX, cuando los recién nacidos sindicatos, se opusieron a estas prácticas, gracias a la influencia de la Revolución Bolchevique y las luchas callejeras de anarquistas y comunistas, el esclavismo se fue prohibiendo de forma progresiva.

Distintas iglesias y congregaciones contaron con esclavos en todas partes del mundo, desde su fundación y a lo largo de la historia, con la excepción de los jesuitas, que desde su fundación se opusieron al esclavismo.

El concepto y su desarrollo

Cuando analizamos cómo se adquiere conciencia de algo, descubrimos que algunas cosas que parecen elementales no lo son, y han necesitado de un largo proceso hasta llegar a ser entendidas, no estamos hablando del paradigma. Estamos hablando de algo tan complejo como lo es la evolución del pensamiento en el cerebro humano.

Es la diferencia entre el «logos» palabra y el «logos» razonamiento, que estableció Heráclito como inteligencia, luego el concepto, es la consecuencia del razonamiento.

El hombre necesitó, sin lugar a dudas, millones de años, hasta desarrollar el concepto de la rueda. No lo dude, desde que aprende a trabajar los cantos de las piedras y pinta las primeras cuevas, hasta que se vuelve sedentario y construye las primeras ciudades han pasado millones de años sin conocer la rueda. Algo comparable al descubrimiento de que la tierra es una esfera y no un plato cubierto por un hemisferio adornado con estrellas.

Una cosa es ver y descubrir algo redondo que da vueltas y otra muy distinta llegar a su aplicación práctica, es decir a su transformación como algo útil. Es redondo y rueda, se mueve sobre sí mimo, pero aún no es una rueda, falta por descubrir el concepto de giro-rueda y el concepto de centro-eje.

Este concepto, va a ser objeto de otra gran polémica histórica entre Heliocéntricos y Homocéntricos, debido a la disputa sobre si la tierra era una esfera o era un plato, en la que van a terciar las religiones abrahánicas, hasta bien entrado el siglo XX.

Es redondo y rueda en torno a su centro, entonces tiene un eje de rotación, si perforamos su centro descubrimos su eje de rotación. Ahora falta saber cómo puede girar, porque si usamos un dedo o un palo, aparece otro problema: el rozamiento.

Luego el eje se opone al giro, a no ser que se reduzca el rozamiento, si el eje es cuadrado, la rueda se fija al eje cilíndrico y lo que hay que hacer, es abrazar el eje, pero este a su vez rozará contra lo que lo abraza (abrazadera).

De las dos formas se mueven un par de ruedas unidas por un eje, así que el problema estaba resuelto en parte, todo era cuestión de mejorarlo, ya que el principio básico era que algo redondo, se puede mover alrededor de un centro que es su eje.

Todo este proceso de pensamiento llevó siglos, hasta que alguien descubrió cómo reducir el rozamiento, como usar las ruedas y llegar a la rueda dentada.

Si tenemos en cuenta que el fuego aparecía en la naturaleza y que el problema era dominar el miedo a no quemarse y una vez dominado ese miedo, «domesticar» el fuego, para después aprender a producirlo por rozamiento, veremos que no hay mucha diferencia en el proceso de aprendizaje.

Claro que en ambos casos, el hombre tardó millones de años en domesticar el fuego y descubrir la rueda, y eso sólo se podía deber al incipiente desarrollo de su cerebro.

Esa distancia en el tiempo la marca el desarrollo de su cerebro y la aparición de un lenguaje inteligente, el «logos», el de los griegos.

La rueda y el torno de alfarería, aparecen con la escritura, en los asentamientos urbanos de Oriente Medio, 3.500 años antes de la era común.

Dos siglos a.e.c. los griegos habían alcanzado tal grado de desarrollo científico e incluso tecnológico, que fueron capaces de construir máquinas para predecir los eclipses con una precisión asombrosa.

Por increíble que parezca los griegos acumularon todo el saber de su época y llegaron a construir mecanismo de relojería similares a un ordenador analógico, capaz de establecer con precisión los movimientos del sol, la luna y los planetas entonces conocidos mediante la máquina conocida como mecanismo de Anticitera, gracias a las ruedas dentadas, pero sería necesario desarrollar las matemáticas y las ciencias, para avanzar y descubrir todo aquello que desconocía el hombre.

La desaparición de esta tecnología y todo lo que ella encierra, sigue siendo un misterio para la ciencia y nos lleva como siempre al desarrollo desigual de los pueblos y al secuestro de los conocimientos avanzados que otorgaban poder a aquellos que los conocían y los poseían.

Así nos podemos explicar, cómo se atribuye a Mahoma el milagro (la predicción) de la luna partida en dos mitades, que no era otra cosa que un eclipse de luna anunciado.

No será hasta pasados varios siglos cuando el hombre use de nuevo las ruedas dentadas con fines prácticos relacionados con el tiempo.

Proceso cognitivo

Es a esto a lo que llama la Psicología, proceso cognitivo, a este proceso, debemos todos los descubrimientos del hombre, salvo aquellos con los que nos tropezamos, como las piedras y que ya hemos visto fueron el inicio de su evolución como especie inteligente en la edad de piedra.

Se podría construir una frase fácil, diciendo que el hombre dejó de ser animal, cuando se tropezó con la piedra.

Si tenemos en cuenta que la edad de piedra abarca unos cuatro millones de años, nos damos cuenta del tiempo que tardó el hombre en descubrir la rueda. Luego la cosa no fue fácil.

Otro gran invento del hombre es la aguja de coser, que aparece hace 50.000 años, según se ha podido demostrar con los hallazgos de la cueva de Denisova en la Siberia rusa, lo que permitiría al hombre coser pieles para crear mejores vestidos y calzados.

El cobre no aparece en la vida del hombre hasta hace unos 10.000 años, la rueda tardaría otros 7.000 años en hacer su aparición y 4.000 años después se pone en práctica la escritura y con ella se desarrolla una nueva forma de lenguaje inteligente, mucho más avanzada que la comunicación oral, el boca a boca, que va transmitiendo los conocimientos de generación en generación, pero que a su vez se van distorsionando por las distintas versiones de una misma cosa.

Con la aparición de estos elementos, podemos deducir que el hombre comienza a desarrollar su cerebro de forma avanzada. A partir del lenguaje inteligente, se transmiten mucho mejor y más fácilmente los conocimientos de generación en generación y con la aparición del lenguaje escrito se reduce considerablemente el tiempo de aprendizaje y perfeccionamiento.

El lenguaje escrito es la gran revolución de la humanidad, después del dominio del fuego y el descubrimiento de la rueda, que no llegaría al continente australiano, hasta la llegada de los europeos.

Deformación de la memoria oral

Usaremos un ejemplo sencillo de la deformación que sufre la memoria oral, para que sea fácil de entender.

Una de las ciudades más antiguas de la península Ibérica es Zaragoza, palabra con un sonido que se asocia inmediatamente con la lengua castellana, sin embargo es una deformación sufrida con el paso del tiempo de su nombre en latín Caesaraugusta, fonéticamente cesaraugusta y que a pesar de existir en una lengua escrita como el latín evoluciona hasta el castellano como Zaragoza.

Luego en menos de 1.000 años se ha pasado de «cesar augusta» a Zaragoza.

Desde la lengua de los acadios, hasta las lenguas escritas miles de años después, las palabras sufren una deformación semántica y los contenidos de las narraciones orales se van deteriorando con el paso del tiempo, hasta perder el sentido real de la narración original.

Con el imperio babilónico, los creyentes judíos van a conocer el babilonio (evolución del acadio), pero sólo aquellas gentes que habían sido sometidas como esclavos, el resto de los creyentes judíos, de ser cierto que existieran en otras tribus, hablarían el arameo (siríaco o caldeo), que era la lengua dominante en la zona que los creyentes judíos dicen que eran su territorio de origen.

Por lo tanto tuvieron que traducir sus conocimientos orales, a otro idioma, que a su vez tendría una evolución a lo largo de más de mil años, hasta llegar al arameo, en este punto ya hemos señalado que existe una controversia sobre la antigüedad del llamado arameo israelita o de la Biblia hebrea, ya que no existe documentación científicamente válida, que acredite la existencia de tales escritos hasta el año 250 antes de la época común.

Por lo tanto las leyendas religiosas que dieron origen a la Biblia, son todas ellas deformaciones y adaptaciones al gusto y conveniencia de los creyentes judíos, como se demuestra con la aparición de los rollos del Mar Muerto, en los que se pone en boca de Abrahán una versión totalmente distinta a la versión bíblica oficialmente reconocida, tal como se puede comprobar en la Historia de un vaso y la Historia de Salem.

Lo mismo sucede con los cristianos que tardan tres siglos en ponerse de acuerdo en cuántos eran los llamados apóstoles y si Jesucristo tenía o no hermanos, entre otras muchas contradicciones que fueron resolviendo hasta el primer Concilio de Nicea en el año 325.

En el caso de los cristianos lo más grave es que no hay constancia documental de que Jesucristo existiera realmente, ya que ninguno de los evangelistas refieren haberlo conocido en persona y se limitan a contar lo que le contaron.

A pesar de fijar su nacimiento en el siglo clave para la existencia del judaísmo, como fue la destrucción del Templo de Jerusalén, nadie da cuenta de Jesucristo y sólo se le conoce por referencias posteriores de terceras personas, en un tiempo en el que se escribía con cierta profusión y existían cronistas que detallaron los distintos bandos judíos y sus diferencias, lo cual hace poco creíble la versión de los cristianos sobre la existencia de Jesucristo.

Así que todo apunta a que Jesucristo es una representación simbólica del hombre frente a Dios, que sirve de ejemplo y de enseñanza a la vez, ya que es un hombre que muere por defender sus ideas y a la vez que salva a la humanidad.

La escritura y los idiomas

Conviene aclarar, para evitar confusiones interesadas, que una cosa son las inscripciones o protoescrituras y otra bien distinta el leguaje escrito, ya que en algunas publicaciones se hace referencia a la aparición del lenguaje con las inscripciones, cuando en realidad las lenguas aparecen con los signos cuneiformes y los jeroglíficos egipcios.

Algunos historiadores, mezclan de forma interesada raíces lingüísticas e incluso alfabetos, con idiomas, creando confusiones para favorecer sus tesis, es el caso (por citar uno) del idioma hebreo, que deriva del arameo, o tal vez, del cananeo, se mezcla y confunde con lo judío, dando lugar a tremendos errores históricos, tal como veremos más adelante.

Otra cuestión que suscita el debate es la diferencia entre lenguas escritas y lenguas fonéticas, pero no vamos a entra en este asunto, ya que en poco o en nada contribuye a nuestro tema.

Es rotundamente falso lo que se publica en la Wikipedia, cuando se habla del hebreo y se dice en el apartado Historia, que «el hebreo es una lengua con treinta siglos de historia escrita».

Esta manipulación forma parte de la tradición judía de arrogarse como el pueblo elegido de Dios directamente descendiente de Adán y vincular todo lo que le interesa a su seudohistoria.

La escritura (cuneiforme)aparece en occidente, con Sumeria, es la primera forma conocida de escritura, reiteramos que no vamos a entrar en precisiones discutibles, pero se atribuye la aparición de la escritura a 3.300 años antes de la era actual, en todo caso, el acadio fue la lengua más difundida de la época, algo que está demostrado documentalmente, cuando ya existía el egipcio primitivo, pero algo no casa en las fechas, luego la escritura cuneiforme parece a todas luces la primera lengua escrita.

Por lo tanto no hay ninguna lengua escrita (conocida hasta hoy) anterior a estas y mucho menos que haga mención de Abrahán, de Moisés o de Noé, que es el tema que nos interesa.

Los primeros «libros» comenzaron a partir de tablillas de barro, haciendo hendiduras con un palo redondo, en forma de cuñas, círculos y signos, más bien parecidos a pisadas de pájaro que a letras. De esa época (Mesopotamia 3.300 a.e.c.). Los egipcios (2.900 a.e.c.) habían comenzado a escribir sobre el papiro algo más flexible pero de difícil conservación en ambientes húmedos, utilizando una «tecnología» distinta de la sumeria que asumirían como lengua de intercambio diplomático y comercial la mayoría de las ciudades estado conocidas en la época.

La «escritura» y el arte egipcios, tenía como objetivo inmortalizar la vida, divinizarla, todo lo contrario de la prohibición islámica de representación de cualquier imagen que suponga «creación humana» , algo reservado a Dios.

Los asirios copiaron la escritura de sumerios y más tarde lo harían otros pueblos, dando paso a distintas familias de signos, pictogramas y los jeroglíficos de los egipcios. 500 años después de su aparición la escritura cuneiforme conoció varios «dialectos» escritos según los arqueólogos de Ebla.

Los egipcios llegaron a almacenar muchas de estas tablillas en idioma acadio, en el archivo conocido como Cartas de Amarna (siglo XIV a.e.c.), saqueado en muchas ocasiones, por lo cual, buena parte de su contenido se haya disperso por distintos museos del planeta.

Las tablillas archivadas eran en su mayoría correspondencia «diplomática» entre reyes y altos funcionarios de la época, lo que corrobora la importancia del acadio como lengua escrita y nos permite afirmar que el acadio se había convertido en una lengua culta y de intercambio en aquella época.

Más tarde aparecería el fenicio, que derivará en arameo y después el griego que será la lengua culta por excelencia hasta bien entrado el siglo XX, sin menoscabo del latín.

Conviene insistir, que estamos hablando de términos precisos y no de fronteras diluidas por, las transiciones de las lenguas o sus dialectos, de transcendencia fundamental, ya que a las lenguas escritas sólo tenían acceso las élites gobernantes, frente a una población mayoritariamente analfabeta que hacía uso de seudo lenguas, dialectos y jergas, que en la mayoría de los casos sucumbirían a lo largo del tiempo producto de mezclas y mutaciones, tal como hemos señalado anteriormente.

Otra cosa es la discusión sobre cuánto influyó el minoico en el griego, o el arameo en el hebreo y cuándo aparece uno o cuándo desaparece el otro.

El idioma hebreo como tal, no aparece hasta bien entrada la época presente, por lo tanto los creyentes judíos hablaban en arameo, griego, fenicio o en las lenguas de los pueblos que parasitaban sus creyentes, como lo hicieron en Mesopotamia.

El hebreo primitivo aparece pocos años antes de la era común, apareció como un hebreo primitivo, derivado del arameo hablado entre las tribus de Palestina y el Mar Negro y se ha identificado por la aparición de los famosos Rollos del Mar Muerto.

Al margen de que la escritura tenía un carácter «sagrado» , escribir era muy caro, ya que se hacía sobre tablillas de barro, papiro, tablillas de madera enceradas y más tarde en pergamino, para aligerar su transporte y para el uso de los reyes, mientras que la burocracia administrativa usaba las tablillas de arcilla, de madera encerada u otro material incómodo de portar y fácil de romper.

Por consiguiente, la escritura no era de fácil acceso para la plebe, por su costo y la dificultad para aprenderla y usarla, limitándose a las clases acomodadas, dando lugar a la división entre gentes cultas y gentes incultas, «escribir» y leer (entender) los jeroglíficos egipcios sólo estaba al alcance de las élites y el cristianismo prohibió su uso y lectura por considerarlos satánicos, desapareciendo en el año 394.

Hay que tener en cuenta que no existía el concepto de escuela y menos el de la enseñanza, el aprendizaje de cualquier profesión era un secreto restringido a sectas y autoridades, transmitido de padres a hijos y sus conocimientos eran guardados con gran celo.

En este período de la historia también aparecen los profetas, aquellos que creen interpretar el lenguaje de los dioses y aquellos que dicen hablar en su nombre, pero tardarán algunos años en adquirir la relevancia suficiente para arrastrar detrás de sí a las masas, pues cuentan con un poderoso adversario en los reyes, a los que se les atribuyen poderes celestiales.

Probablemente, también en esta época surjan las sectas secretas vinculadas a la astrología que al igual que la masonería, correspondería con el oficio de interpretar augurios y predecir el futuro vinculado a cada uno de los distintos dioses.

Pero lo que podemos imaginar con facilidad es la presencia de los «predicadores» en plazas y mercados, donde la congregación de gentes de todo tipo, se ve obligada a escuchar sus vociferantes peroratas. Así los creyentes judíos difundirán sus mensajes apocalípticos, como respuesta a la desenfadada Epopeya de Gilgamesh que también se cantaba en los mercados.

Lengua y religión

Si observamos detenidamente la evolución de las lenguas a lo largo de la historia y la comparamos con la evolución de las religiones, veremos que existe un cierto paralelismo.

Por un texto asirio del siglo VII a.e.c. conocemos la leyenda de Sargón (Acad, 2.300 a.e.c.) que sería hijo de una sacerdotisa y un extranjero y que cuando dio a luz a su hijo lo dejó flotando en el río dentro de una cestak , (precedente literario que serviría de argumento a la leyenda de Moisés) el niño fue recogido por un aguador (Akki), que le enseñó el oficio de jardinero, la Diosa Ishtar lo elevaría a su reinado. Sargón murió en 2.215 a.e.c.

Desde la aparición del poema de Gilgamesh, hasta la aparición de la Ilíada de Homero, transcurren más de 2.000 años, con el idioma griego, la literatura alcanza un grado significativo, lo que va a otorgar al griego, el papel de lengua culta por excelencia incluso durante el Imperio Romano, el griego fue la lengua de los autores de la Biblioteca de Alejandría y del Imperio de Bizancio.

Fue la lengua por excelencia para definir términos científicos y técnicos y lo sigue siendo, aunque cada vez menos por la imposición del inglés como legua de intercambio.

Luego el Abrahanismo, ha contado con más de 3.000 años para recopilar su tradición oral religiosa, que no dista mucho, de las aventuras de dioses y reyes de épocas pasadas, como veremos más adelante.

Los documentos más antiguos relacionados con la Torá, los famosos Manuscritos del Mar Muerto son del año 250, a. e. c., sin entrar en su discutido contenido, son los primeros textos de referencia religiosa escritos en lengua hebrea primitiva, es decir en arameo tardío. Hasta la aparición de los Soferim (Sofer) o escribas judíos pasarán algunos años, mientras tanto entre los siglos VII y X los judíos se conformaron con las copias de los Masoretas (masoret), estos últimos escribían en arameo y hebreo a fin de «garantizar la pureza» de lo escrito en la lengua de los judíos, la lengua que usa Dios para comunicarse con el pueblo elegido algo que veremos más adelante al hablar de las sectas judías y sus lenguas propias.

Todas la tradiciones orales de los creyentes judíos fueron compendiadas en, la Tanaj (Antiguo Testamento y la Torá (las leyes de Moisés), ahora bien, la llamada Biblia Septuaginta, o LXX, es considerada por muchos, la fuente original del judaísmo. El origen de esta Biblia escrita en lengua griega, hay que buscarlo en el interés de Ptolomeo II Filadelfo, curiosamente un Faraón casado con su hermana Arsíone II, algo que condenaban en parte algunas sectas judías y que sin embargo parece justificado en el caso de este faraón que concedió libertad de culto a los judíos durante su reinado.

El nombre de Septuaginta, proviene de la leyenda que dice que su redacción se debe a setenta sabios a los que se encargó la traducción de todos los escritos conocidos en distintas lenguas sobre los creyentes judíos, pero en realidad se trataba de la «ley de Moisés» también se dice que su traducción -la de toda la Biblia- comenzó en el siglo III y fue terminada en el siglo II antes de la época común, otros dicen otras muchas cosas. La mayoría de los especialistas en cuestiones religiosas, la consideran el mejor documento de referencia sobre los orígenes de las religiones monoteístas. Consideración aparte, merece la llamada Carta de Aristeas, un documento a todas luces falso, que hace referencia a la Septuaginta, pero no vamos a entrar es este asunto, que pertenece al terreno de las especulaciones.

La primera publicación de la Biblia en versión cristiana y en latín (año 382) es «copia» de la Biblia Septuaginta, se hace en lengua Vulgata, que no es otra cosa que un latín vulgar hablado por la plebe. Así la Biblia Vulgata, era una versión o interpretación de la Biblia, escrita en un lenguaje simple o «lengua llana», frente a la acostumbrada «retórica» del latín demasiado cargado de términos de difícil comprensión y por lo general dado a la rimbombancia, alejada del entendimiento sencillo, pero con una interpretación del original, manipulada a la conveniencia de sus traductores, retocada posteriormente en varias ocasiones.

Desde los inicios de las lenguas escritas, tal como hemos visto, éstas se convirtieron en una forma de comunicación casi secreta, sagrada y sólo al alcance de los iluminados por Dios o dotados de poder divino, así en Egipto se la consideraba el leguaje de los dioses y sólo tenían acceso a ella los escribas, lo mismo va a suceder en menor medida, en la cultura Acadia y en Babilonia.

Cuando comentamos esto entendemos mucho mejor, porqué se habla de las Sagradas Escrituras o de la Palabra de Dios, o porqué el Corán hace continua referencia a la palabra de Alá, evitando la de Mahoma y llega a decir en boca de los infieles: ¿Qué clase de escritura es esta, que no deja de enumerar nada, ni grande ni pequeño? (S18,V49 Versión chiíta)

La edición más antigua conocida del Corán, es del año 568, de la cual se conservan algunas hojas en el Reino Unido y Francia, producto de las rapiñas colonialistas.

Los musulmanes a día de hoy tienen dos versiones distintas del Corán: La versión sunita y la versión chiíta. No vamos a entrar en más explicaciones sobre esta división, ya que haría muy extensa esta obra y no forma parte de su objetivo, lo iremos viendo sobre la marcha.

En conclusión podemos afirmar que los escritos más antiguos asociados a los creyentes judíos aparecen en torno al siglo tercero antes de la época presente y la suma de escritos religiosos de los creyentes judíos y cristianos, son posteriores al inicio de la era común.

Los musulmanes tardarían más de 500 años en publicar su versión de Abrahán y subirse al carro del monoteísmo abrahanista, haciendo una reinterpretación del Antiguo y el Nuevo Testamento, que va a servir de «Código Religioso» para la administración del mundo árabe en los nacientes califatos convirtiendo la religión en una forma de gobierno y en una legislación, a la que llaman Sharia (Saría o charía) «senda del Islam«.

Con los siglos han evolucionado hasta los conocidos estados islámicos, cuyo mejor representante es Irán, país de lengua persa, gobernado por la corriente chiíta, cambiando la designación de su autoridad o jefe religioso, Califa, de origen árabe, por el de Ayatolá, de uso persa.

La imprenta

Con la aparición de la imprenta de Gutenberg, se repite una nueva revolución, en las lenguas escritas, ya que se extiende la práctica de aprender a leer y escribir, lo que supone un nuevo cambio para la humanidad, que le permite interpretar lo que otros escriben y escribir para que otros lean sus pensamientos en su lengua materna y no en la lengua de los poderosos, los «cultos», que usaban (y siguen usando) un lenguaje ininteligible para las masas y los analfabetos funcionales.

Si bien con la imprenta de Gutenberg, se popularizó la escritura y la lectura, al hacerse más barata, sólo llegaba a quien estaba realmente interesado en saber leer y escribir, tal como sucede hoy día, pero sirvió de acicate para que las religiones se difundieran y diversificaran de la mano de los protestantes, que fueron los primeros en usarla y expandir su uso como método para imponer las creencias religiosas por encima de cualquier otro tipo de conocimiento, considerando cualquier otro escrito algo indigno y pecaminoso.

Y esos pastores creyentes y predicadores de la Biblia, eran mayoritariamente los que vivían en los pueblos, en los burgos, los burgueses, aquellos que no araban los campos ni pastoreaban los rebaños, los artesanos, los comerciantes los prestamistas y los clérigos.

Muchas personas se sorprenden al saber que en pleno siglo XXI existen más de 700 millones de analfabetos, más de 100 millones de niños que no conocen las escuelas y que países como México cuentan con más de 5 millones de analfabetos y 10 millones de niños no terminan la enseñanza primaria.

A pesar de la globalización, el número de personas que lee, sigue siendo bajo y el número de personas que entiende lo que lee, también sigue siendo bajo y es la principal causa de la proliferación del fanatismo religioso, que sigue siendo transmitido de forma oral.

Incluso aquellos que hablan varios idioma y están en posesión de varios títulos académicos, presentan muchas veces deficiencias importantes a la hora de escribir, a la hora de entender lo que leen y a la hora de expresarse, debido a su poca dedicación a la lectura.

Prueba de ello son algunos artículos académicos plagados de errores ortográficos y gramaticales, o la deficiente comunicación de muchos maestros y profesores.

Hace 10.000 años en Uruk

Con independencia de la importancia de la Colina Panzuda (Göbekli Tepe), descubierta en Turquía y datada en más de 9.000 años a.e.c., Uruk es una de las referencias más antigua conocida de Sumeria y Sumeria, es a su vez contemporánea con los asentamientos egipcios y los asentamientos de otras muchas tribus de Oriente Medio desde el Indo hasta el Nilo.

En las ciudades de ese tiempo, aparecen las escrituras como legado de conocimientos y por lo tanto van a ser la base seria, para poder conocer la historia y las creencias de esos pueblos, que no solo hablan de sus dioses, ya que nos cuentan buena parte de su vida cotidiana.

Fueron los padres del adobe y de la construcción de edificios, los inventores del mosaico, el uso de la piedra caliza en bloques (sillares), la estampación mediante «sellos» y estuvieron muy cerca de descubrir algo parecido a la imprenta con sus sellos cilíndricos.

En los valles de los ríos, Nilo, Éufrates y Tigris, las religiones corresponden a la lógica primitiva de personificar en un Dios al sol, en otro Dios al fuego y en otro a la Luna o a cualquier fenómeno natural o animal que infundía temor, de ellos se conservan muchos relatos tanto en sumerio como en babilonio, además de los relatos egipcios y de otras culturas primitivas, pero debido al aislamiento de los egipcios, van a ser los pueblos de Mesopotamia, los que van a expandir su escritura y su cultura por el resto del Oriente Medio.

Las teofanías

Para explicar la existencia de los dioses es conveniente distinguir entre los dioses creados por la imaginación popular y los inventados por el hombre diciendo que han hablado con ese Dios, algo que se conoce como teofanía. La palabra viene del griego Theopháneia, theós, Dios y phaino, aparecer, lo que viene a ser algo así como que se te aparece Dios.

En contraposición, en la Epopeya de Gilgamesh, cuando la diosa Ishtar habla con Gilgamesh lo hace tan de tú a tú, ya que incluso le pide que se case con ella, pero en aquel entonces predominaba el politeísmo, donde los Dioses eran más «naturales», más humanos, por eso se nos antoja que no es acertado hablar de teofanías en tiempos anteriores al Abrahanismo, mientras la teofanía es más acertada cuando se trata de la aparición del único Dios a Abrahán, cuando le pide el sacrificio de su hijo. No tendremos en cuenta a Noé, ya que es una clara referencia a Ut-Naspishtim y corresponde a la Epopeya de Gilgamesh, es decir a la cultura religiosa de Mesopotamia.

No sabemos a ciencia cierta, cuántos seres humanos pueden haber dicho, que se les apareció Dios, pero no sería arriesgado decir que a uno de cada diez, conociendo el egocentrismo y la vanidad de los hombres. A continuación haremos una breve reseña de Gilgamesh, la epopeya o poema escrito, más antiguo que conoce la humanidad y en el cual podemos ver las raíces de las referencias religiosas posteriores que van a alimentar la imaginación de los judíos para construir su leyenda religiosa.

2.800 a.e.c. El Poema de Gilgamesh (resumen)

La Epopeya de Gilgamesh, probablemente se cantaba en los mercados y plazas públicas de Uruk y las ciudades del valle de Mesopotamia, tal vez acompañada de algún instrumento musical, alcanzó tal popularidad que se han encontrado tablillas del relato en distintas épocas, en distintas ciudades y en distintos idiomas, a lo largo de la historia que va desde Uruk a la caída del imperio babilónico, lo que a todas luces la convierte en la obra literaria más difundida de todos los tiempos. La obra es conocida en nuestros días en múltiples versiones, muchas de ellas en formato digital.

La narración cuenta que las gentes de Uruk, estaban preocupadas por la vida disoluta de su Rey Gilgamesh, que fornicaba con todas las mujeres del reino y hacía lo que le venía en gana, así que se quejaron a los dioses y la Diosa Aruru (la madre de los Dioses), creó con barro a Enkidu, mitad animal salvaje y mitad hombre, el cual se enfrentaría al perverso Rey para reprimir sus desmanes.

Para convencer a Enkidu, mitad hombre mitad bestia, se encarga a una ramera (hieródula) del Templo de Eanna, donde mora Ishtar (Diosa del amor) para que le seduzca con sus atributos sexuales y después de yacer con él durante siete días y siete noches, lo transforma en humano, un estado adecuado para pelear con el Rey Gilgamesh, en una clara alusión a un proceso iniciático.

Pero en medio de la pelea los dos combatientes se hacen amigos(casi amantes), en una clara referencia a que el uno es la conciencia del otro, su media naranja y se dedican a las aventuras de cazar gigantes y temidos animales con poderes mágicos.

Ambos dan muerte a Hunwawa y cortan los cedros de los Dioses, pero Enkidu, que no tiene la naturaleza divina de Gilgamesh, se gana la enemistad de los Dioses mientras Gilgamesh atrae con sus aventuras a la Diosa Ishtar.

Gilgamesh desprecia el amor de la Diosa Ishtar la cual, al verse rechazada, clama venganza al resto de los Dioses y los Dioses (en castigo) envían al toro más poderoso del cielo para que dé muerte a ambos, pero éstos lo enfrentan, matan al toro celestial y lo castran, arrojando sus órganos sexuales a la cara de Ishtar y los dioses en castigo dan muerte a Enkidu, en plena juventud, causando inmenso dolor a Gilgamesh, ya que su amado Enkidu muere para que él viva.

Conmovido por la muerte de su amado Enkidu, Gilgamesh, parte en busca de la inmortalidad de los Dioses y llega al fin del mundo, donde conoce al sabio Ut-Napishtim y su mujer, que eran los únicos supervivientes del Diluvio Universal y a los que los Dioses, concedieron el don de la inmortalidad. Ut-Napishtim, le dice a Gilgamesh, que debe encontrar en el fondo del agua, una planta milagrosa que le dará la vida eterna, atándose unas piedras a los pies desciende al fondo del agua y encuentra la planta de la vida eterna.

Emprende el regreso a casa, se detiene el camino a tomar un baño y mientras se bañaba, una serpiente le robó la planta y volvió con las manos vacías, descubriendo que la inmortalidad estaba reservada para los dioses.

Esta es una clara alegoría de la escena de Adán y Eva en el paraíso terrenal, convenientemente adaptada por alguna tribu, que evidentemente tuvo conocimiento de la epopeya de Gilgamesh, a la vez que hace mención del Diluvio Universal, la leyenda del Arca de Noé y la creación del hombre a partir del barro.

En la Epopeya de Gilgamesh o Poema de Gilgamesh, ya se hace referencia a lo que llamamos Diluvio Universal, así que es la referencia más antigua que se conoce de un elemento común a casi todas las culturas de Oriente medio y que nos sitúan en torno a 2.500 a.e.c., fecha de datación de las tablillas más antiguas, en las que está escrito el poema, pero el rey Gilgamesh pudo haber vivido 200 años antes y el Diluvio pudo haberse producido en tiempos remotos.

La Epopeya de Gilgamesh, guarda una gran similitud con la literatura griega y su forma de ver a los dioses, mitad humanos y mitad dioses, a la vez que los mezcla con su vida cotidiana, dotándolos de sus vicios y de sus virtudes, pero al final, algunos de ellos, son héroes inmortales.

Fue la primera obra literaria de carácter religioso implícito y la de mayor difusión durante varios miles de años, ya que después de haber sido creada por los sumerios, es reproducida por los babilonios siglos más tarde, tiene una clara influencia sobre la Odisea de Homero y en aquella época los creyentes judíos estaban esclavizados por los babilonios (586-537 a.e.c.), luego no es de dudar que conocieron la historia de Gilgamesh, y sobre ella crearon algunas de sus leyendas religiosas, que más tarde incorporarían a sus creencias y a la Biblia.

Como hemos visto, en la Epopeya de Gilgamesh, el Rey Gilgamesh habla de tú a tú con los dioses, incluso el mismo Rey Gilgamesh, es tratado como un Dios, es decir como un «hombre de sangre divina«. Algo que van a cambiar los creyentes judíos con la teofanía, cuando es Dios el que se le aparece a los hombres y los hombres cambian de actitud ante Dios, mostrándose, temerosos, sumisos y obedientes.

El que proviene de las aguas

La asociación inconsciente del agua y la vida, se establece por primera vez en la literatura con la historia de Sargón de Acadia, que será asimilada por los judíos a la historia de Moisés. Esto va a llevar a la mitificación del bautismo y a la relación purificadora de las aguas como fuente de fe y de vida, algo a lo que se hace referencia en varias ocasiones en la Epopeya de Gilgamesh.

La salvación de las aguas

El agua como elemento salvador y purificador, aparece con la literatura Acadia, con la historia de Sargón, para ser trasladado por los judeocristianos a las figuras de Moisés y San Juan Bautista.

En el poema de Gilgamesh, Utnapishtim el inmortal, dice a Gilgamesh que se sumerja en el agua para limpiar su cuerpo y le obliga a hacer lo mismo para encontrar la planta de la vida eterna, en una clara simbología de un acto de purificación.

En cuanto a Sargón de Acadia, una inscripción del siglo VII a.e.c. reza así:

«Mi madre era una gran sacerdotisa, a mi padre no lo conocí. Los hermanos de mi padre amaban las montañas. Mi ciudad es Azupiranu, situada en la ribera del Éufrates. Mi madre, la gran sacerdotisa, me concibió y me tuvo en secreto. Me colocó en una canasta de mimbre, y la selló con betún. Me depositó en el río, que me llevó. El río me tomó y me llevó hasta Akki, el Aguador. Akki, el Aguador, me tomó como hijo y cuidó de mí. Akki, el Aguador, me nombró su jardinero. Mientras era jardinero Ishtar me ofreció su amor, y por cuatro y […] años

El Rey Sargón vivió entre 2.270 y 2220 a.e.c. y los judíos van a plagiar la historia cambiando a Sargón por Moisés.

El pecado original

La idea del pecado original, tal vez aparece por primera vez con Gilgamesh, en el castigo que se le impone por querer alcanzar la inmortalidad de los dioses, cuando la serpiente se come la planta que le daría la vida eterna, lo que le condena a ser un simple mortal, infeliz por la muerte de su amado Ekindu y odiado por la Diosa Ishtar, a la que había despreciado y cuando se desprecia la voluntad de los Dioses se peca y se recibe un castigo.

Babilonia

El nombre de Babilonia, nos lleva de forma inmediata a la Biblia, y a la torre de Babel, la etimología no ofrece lugar a dudas, así como las referencias geográficas. El Imperio babilónico, heredero del sumerio, es la clara representación de algunos de los mitos y leyendas religiosas de las llamadas tribus descendientes de Abrahán, ya que está impregnado de cultura religiosa desde sus orígenes y es una pieza clave para entender todo lo que vendrá después.

Tiene sus antecedentes en otras culturas no menos importantes, pero si menos conocidas por el público, como la de Ur, Urk, Lagash, Egipto o Elam.

El Imperio Babilónico, al ser heredero de la cultura sumeria, cultura en la que se inició uno de los lenguajes escritos, a partir del cual, van a evolucionar otras nuevas formas de lenguaje escrito y se comenzarán a construir grandes templos ceremoniales que atraen y congregan a miles de personas, lo que da sentido a la torre de Babel, ya que del lenguaje de los sumerios, se derivan las llamadas lenguas semíticas que tenían su origen en el acadio y que llegaron a conocer los creyentes judíos.

Por lo tanto este período de la historia es importante, por la aparición del lenguaje escrito y la diversificación de las lenguas con las que se va a transmitir la cultura y la religión de los hombres que poblaron Oriente medio y sobre todo los Abrahanistas, que eran fundamentalmente tribus nómadas que vagaban por toda Mesopotamia, que fueron prisioneros de los babilonios y que pudieron llegar a gobernar algunas ciudades de Mesopotamia.

Cuando los primitivos creyentes judíos, conocieron las narraciones y los hechos de los babilonios, quedaron sorprendidos y los grabaron en su memoria, la construcción de los Zigurat, en las que ellos mismos participaban con otros esclavos que hablaban diversas lenguas, dio origen a la leyenda de la construcción de la torre de Babel, que no era otra cosa que la construcción de un templo que imitaba a una montaña.

No mencionamos las pirámides de Egipto, ya que son monumentos funerarios y no templos religiosos, además, no existe prueba alguna de que los judíos hayan formado parte de los constructores de las pirámides de Egipto, a pesar de las narraciones fabulosas de la Biblia.

La pirámide escalonada de Zoser, pudo ser con toda probabilidad el modelo imitado por los pueblos de Mesopotamia, para sus Templos, pero no cumplían la misma función.

El complejo entramado de lenguas y dialectos que usaban las diversas tribus de Oriente Medio, dificulta enormemente la tarea de identificación de las tribus y especialmente los orígenes del llamado pueblo hebreo, tal como veremos más adelante a la hora de hablar de los orígenes del judaísmo, pero las tribus semitas mantuvieron contacto y relación con las ciudades de Mesopotamia.

Los Zigurats

Resulta demasiado fácil asociar las pirámides de Egipto con los Zigurats, pero son edificaciones construidas para muy diferentes usos y destinos, ya que las pirámides son el lugar en el que se entierra a los faraones muertos, Dioses inmortales que viven eternamente dentro de las pirámides y los Zigurats, son Templos dedicados a un Dios, lugares ceremoniales, dedicados al culto a los dioses, desde los cuales reinan los dioses locales.

La cultura sumeria y su sucesora Babilonia, dejaron para la historia sus Zigurats y el mejor conservado de ellos, es el de Dur Untash o Choga Zanbil, en Susa, Irán, que data de hace más de 1.300 años a.e.c., pero que no fue el primero ni el único, ya que existen Zigurats en todo Oriente Medio.

El templo se presume que estaba dedicado al Dios del fuego y es probable que sea el que se asocie a la bíblica Torre de Babel, debido a su peculiar construcción, impropia de las culturas de la zona y atribuida a otras tribus, tal vez de origen indoeuropeo, de ahí que sea fácil decir que su construcción fue asignada a gentes que hablaban varias lenguas desconocidas, dando pie a la descripción bíblica.

El Zigurat de Choga Zanbil, se construyó en tierras de lo que se conoció como, Elam pueblo que el Profeta Jeremías anuncia será barrido de la faz de la tierra y del que se dice fue el primer pueblo construido tras el Diluvio Universal, cosa poco probable ya que Ur parece anterior a su existencia.

No se sabe muy bien de donde viene el odio hacia los Elamitas, pero lo que sí es cierto, es que eran de piel negra, lo cual lleva a pensar en el racismo, más que en diferencias religiosas, que eran muy heterogéneas por aquellos días.

Los Zigurats son mencionados en la Biblia y en el Corán como lugares dedicados al culto pagano y son objeto de las iras de los fieles de ambas religiones, que debieron dedicar buena parte de su tiempo a demolerlos ladrillo a ladrillo, salvo aquellos de tamaño gigantesco como es el caso de Choga Zanbil, aunque ese odio debe ser muy posterior, ya que ellos mismos dicen que Abrahán adoró a los dioses de esos pueblos.

Los Zigurats, son edificaciones que siguen el mismo patrón arquitectónico y la misma simbología, la del ascenso a lo inalcanzable, la de la superación y la de las alturas en las que habitan los dioses. Sus cuatro vértices están perfectamente orientados a los puntos cardinales y su acceso a las partes altas ha de hacerse a pie por unas empinadas escaleras, orientadas al naciente, de donde proviene la luz, lo que lleva a la meditación antes de llegar a cima en la que se supone a la deidad que la habita y para la que fue construido el templo.

Todos estos templos se levantaban en honor a diferentes dioses, algunos de los cuales eran locales, al principio eran pequeños, pero con los años fueron construyéndolos de mayor tamaño, hasta desatar la envidia de pueblos vecinos.

Si se observan las imágenes del tabernáculo atribuido a Moisés, veremos que fue el modelo usado para el destruido Templo de Jerusalén, pero a la vez nos damos cuenta del parecido simbólico que guardaba con un Zigurat, ya que en los dos hay una parte inalcanzables para los creyentes que es en la que se encuentra «lo más sagrado».

Al mismo tiempo, los templos y sus sacerdotes, se convirtieron en la banca primitiva, ya que en ellos se guardaban las valiosas ofrendas en metales y piedras preciosas, que más adelante se harían también en forma de monedas de oro y plata. Pronto aparecerían las leyes, la regulación de los valores, los intercambios comerciales, las unidades de peso y conversión.

El código de Hammurabi y el Código de Talión

Si hay algo que difundieron los creyentes judíos con insistencia, eso era y es la Ley de Dios, grabada en piedra (hay varias versiones que hablan de tablas, pero no de piedra) entregada por Dios a Moisés, en el monte Sinaí.

Pero el origen de esta leyenda, parte de la cultura Acadia, en la que se establecen los primeros códigos legales desde el 2.050 a.e.c. cuando aparece primero el código de Ur-Nammu, el código de Esnunna en 1.930 a.e.c. el código de Lipit-Isthat en 1.870 a.e.c. y finalmente el código de Hammurabi en 1.728 a.e.c..

El concepto de las leyes para los acadios, es el origen divino de las leyes y que ninguna ley escrita en piedra puede ser cambiada, así que las leyes grabadas en piedra, son inmutables. Y este concepto va a servir, no sólo a las religiones, sino a los pueblos hasta nuestros días. Pero como en aquella época las leyes escritas en piedra debían tener carácter divino, el encabezamiento del código de Hammurabi, está presidido por una imagen en la cual el Dios de la justicia entrega las leyes al Rey Hammurabi y a su vez estas leyes van a ser administradas por los sacerdotes.

De esta forma entendemos mucho mejor, cómo Dios entrega sus leyes a Moisés, para no ser menos que los babilonios y cómo van a ser los sumos sacerdotes los que se encarguen de administrar las leyes, con lo cual ya tenemos otra imitación de los judíos en estas dos figuras en la cúspide de la pirámide del poder, los reyes y los sacerdotes.

Aclarar, que la figura del rabino aparece después de la destrucción del segundo Templo de Jerusalén, hasta entonces la máxima autoridad entre los judíos era el Sumo Sacerdote.

Aparición de la moneda como unidad de intercambio

Con Babilonia aparecen las monedas y la primera de ellas va a ser el talento, que era el valor equivalente a una ánfora llena de plata. La banca ya existía como entidad de préstamo en los conocidos como Kmomko’ o almacenes de préstamos de cereales 2.000 años a.e.c. en Mesopotamia, en los cuales se podía cambiar grano por monedas, hasta entonces se practicaba el trueque, que establecía la relación de cambio entre cantidad de grano y cantidad de monedas, pero el término banca o banco, no aparece hasta el Renacimiento en Italia.

Roma heredará buena parte del código de Hammurabi, incorporándolo al Derecho Romano, desechando algunas partes del mismo. Y cuando nace el Islam es incorporado al Corán en casi su totalidad, especialmente la Ley de Talión.

Pero el Islam es más contundente que todo esto, así que el Corán sentencia: «¡Oh creyentes! Se os ha prescrito la ley del Talión en casos de homicidio: el libre por el libre, el esclavo por el esclavo, la mujer por la mujer. Pero, si a alguien le rebaja su hermano la pena, deberá indemnizar a éste espontánea y voluntariamente. Esto es un alivio y misericordia por parte de vuestro Señor. Mas quien después de esto se vengue, sufrirá un severo castigo. En la ley del Talión tenéis asegurada la vida, ¡hombres de intelecto! Quizás, así, temáis a Allah» (Corán, 2:178-179)

Ya era costumbre entre los árabes pre-islámicos, época que llaman Yahiliya (antes del Islam), que si alguno de ellos era asesinado, tomaran venganza hasta llegar al extremo de que por la muerte de una sola persona, a cambio, mataban a todos los miembros de la familia del asesino, algo que seguimos viendo en los países musulmanes y en lo que hacen especial hincapié los yihadistas.

Curiosamente los judíos ortodoxos de nuestros días propugnan algo muy parecido al exigir la demolición de la casa en la que haya habitado cualquier palestino que diese muerte a un israelí.

Las profecías

Sin entrar en la discusión lingüística, las profecías son un instrumento constante en el Abrahanismo, que sirve para influir y manipular las creencia y a los creyentes.

La profecía es la anunciación de algo que va a suceder, está relacionada directamente con la religión y por tanto las profecías tienen un carácter divino, asociado a la voluntad de Dios, a su mensaje.

Si bien profeta, da sentido a profecía, no está del todo claro cuando se usa de forma generalizada por parte de algunos autores, ya que se llama profeta a Mahoma cuando en realidad no ha profetizado nada que no hayan profetizado anteriores profetas. Así pues Mahoma es un mero interpretador de anteriores profetas, un «corrector» árabe de la versión judeocristiana del Libro (Biblia), que a su vez va a ser escrita por terceros ya que él era analfabeto.

Los judíos hacen referencia a la profecía de Jeremías, anunciando la liberación de los judíos en Babilonia 70 años antes de que se produjera y Josefo Flavio exagera la mentira, legando a decir que la liberación se produce cuando los judíos muestran a Ciro los escritos del profeta Isaías, cuando los profetas relacionados con esa época y ese hecho eran Jeremías y Ezequiel, dejando en evidencia a los autores de la Tanaj.

Luego las profecías son una suerte de engaño al incauto, para dar veracidad a algo que no ha sucedido y para dar fuerza a las afirmaciones de unos frente a los otros, sin llegar a decir que mienten. En esta última parte nos encontramos a Mahoma.

Otra demostración de lo falsas que llegan a ser las profecías es la de Mateo 24, 1-2 cuando dice que Jesús de Nazaret anuncia la destrucción del Templo de Jerusalén.

Algo tan falso como que los escritos de los apóstoles son de siglos posteriores y recogen la memoria oral de los cristianos primitivos. No existe escrito alguno de esa época que hable de un tal Jesús de Nazaret ni de Jesucristo, hasta pasado un siglo de la destrucción del Templo de Jerusalén a manos de Tito Flavio y Josefo Flavio, que lo acompañó en su destrucción, para después escribir la historia de los judíos sin mencionar a Jesucristo, salvo las falsificaciones conocidas.

Los judíos

El hebreo hablado, o hebreo moderno, fue recuperado en el siglo XIX, contra toda versión propagandística, hasta entonces el hebreo no estaba normalizado y se prestaba a múltiples interpretaciones según sus variantes, lo que sirve para darse una idea de lo fácil que era manipular la interpretación de lo escrito. (ver Eliezer Ben Yehuda)

Existen muy diversas interpretaciones e historias, sobre el llamado hebreo, que carecen de fundamento científico, los judíos como religión usaron muchas lenguas y dialectos, hasta la unificación del Arameo Imperial, con el que se escribieron los primeros textos religiosos judíos, anteriores a la Septuaginta, (que ya hemos dicho se escribió en griego) pero a pesar de ello, las distintas tribus y corrientes del judaísmo siguieron haciendo uso de sus lenguas maternas, limitando el arameo al uso religioso, hay partes de las escrituras sagradas de los judíos que están escritas en árabe por ser la lengua dominante siglos después, tal como sucedería durante siglos más tarde con los juedocristianos, que celebraban sus ritos religiosos en Copto, Griego o en Latín. Y esto es así, debido a que ser judío, era ser creyente de Abrahán y después de Moisés, aunque se fuera, persa, fenicio, griego, chino, blanco, negro o amarillo.

Resultan inaceptables, sus descaradas publicaciones, especialmente en la Wikipedia, en las que se dan por ciertos datos que no se sostienen más que en los escritos de los creyentes judíos, atribuyéndose una lengua y el dominio durante siglos de unos territorios que está demostrado, fueron ocupados por otros pueblos, como los fenicios, filisteos, hititas, moabitas y un largo etc. en los que los supuestos hebreos o judíos, habitaron de forma parcial, e incluso ocasional, por su condición generalmente de esclavos, comerciantes, orfebres y usureros, aunque también, de pastores de rebaños, nómadas o trashumantes, pero en todo caso ha de referirse a creyentes y no a una etnia o tribu en concreto.

Esto último, probablemente, es lo que les permitiría conocer distintas leyendas de carácter religioso, como la Gilgamesh, Ludlul bel nemequi y otras muchas de tradición oral, que incorporarían a su acerbo, con las lógicas deformaciones, reinterpretaciones y su ya conocido chovinismo, de ser el pueblo elegido de Dios.

El judaísmo trata de imponer un concepto de nación que nunca ha existido, pues las tribus que profesaban la religión mosaica de Abrahán, no compartían la misma lengua, no observaban las leyes de Moisés de la misma forma, ni compartían las mismas señas de identidad nacional, tal como refleja Josefo Flavio y tal como hemos conocido a lo largo de la historia al judaísmo, hasta la creación del Estado de Israel.

Todo lo relacionado con la historia de los judíos está contaminado por esa forma de vida parasitaria y muchas de las dataciones y de las informaciones que se publican, obedecen a descaradas manipulaciones o a la compra de voluntades, de algunos científicos, que tarde o temprano son desenmascarados, esta es una desgraciada constante histórica conocida, no sólo de las religiones, ya que afecta a buena parte de la historia de la humanidad.

El secuestro inicial y la repetida datación de los famosos escritos del Mar Muerto es uno de esos claros ejemplos de intento de manipulación.

En la historia, no existe ninguna referencia escrita anterior al Imperio Romano, que hable de Abrahán, los escritos del Mar Muerto son del año 250 a.e.c. y corresponden a distintas sectas judías. Por consiguiente, para conocer los orígenes y las verdades o fábulas de la Torá y la Tanaj (Antiguo testamento) habrá que basarse en la historia de los pueblos de la época, ya que los creyentes judíos han construido «su» particular historia a partir de las narraciones de sus tradiciones orales y no de la verdadera historia de los pueblos de la zona.

Las tribus de Oriente medio

Para buscar los orígenes del llamado pueblo hebreo, los que se reclaman creyentes judíos, hay que ir a documentos anteriores a la época en que se escribieron las primeras versiones de la Tanaj o Torá. En esos escritos se hace mención a los amorritas o amorreos, como los habitantes de Canaán, el Génesis usa de forma indistinta amorreo, amurru o amorita, para referirse a los ancestros de los creyentes judíos.

Pero lo cierto es que en este territorio lo habitaron muy diversos pueblos y tribus además de los amorreos, se sabe que lo habitaron los arameos, los suteos, los akhlamu, los fenicios, los filisteos, los hicsos y los jebuseos.

Los Amorreos llegaron a ser coetáneos de los arameos, se dice que Hammurabi era descendiente de los amorreos, probablemente un grupo que se «civilizó» integrándose en la vida de las ciudades, es más se piensa que el Dios Amurru o Martu, era el Dios de los amorreos, lo que pudiera ser el origen de los primeros grupos de creyentes judíos, ya que algunos escritos hablan del Martu como el pastor, el Dios de mi Padre, el señor de la montaña… algo que recuerda mucho al judaísmo. Martu- Amurru, aparece en textos Acadios y en textos Sumerios, su nombre fue usado por cinco reyes desde 1.157 a 1.034 a.e.c. lo cual parece una referencia firme asociar a los judíos con los «amorritas» de Amurru.

Canaán era según los creyentes judíos, el nieto de de Noé, hijo de Cam, al que maldijo Noé después del incidente de la borrachera y el desnudo, al que algunos suman la sodomización y que daría nombre a esta región que comprendería los actuales territorios de Palestina, Israel, Líbano, Siria y Jordania, pero que no es más que eso, una leyenda.

Ahora bien, de los creyentes judíos como entidad religiosa, no se tiene noticia hasta el final de la República romana, siendo emperador Claudio, cuando decide expulsarlos de Roma, después Josefo Flavio escribe su historia, en buena parte debido a su mala fama entre las gentes del Imperio romano, que los consideraba bárbaros, crueles y muy pendencieros, hasta el punto de provocar la ira de los romanos y verse obligados a borrarlos de la faz de la tierra destruyendo su sagrado Templo de Jerusalén, algunos creyentes judíos respondieron a este intento de destrucción total con la leyenda de Jesús como el Mesías prometido, que vendría a redimir de estos pecados al pueblo de los judíos.

Y aquí es donde cobra interés el relato de Josefo Flavio, al insinuar que los romanos actuaron como un castigo divino, sobre unos judíos pecadores y malévolos, que se habían convertido en una banda de ladrones y sediciosos.

Las tribus nómadas del territorio comprendido en lo que el Génesis define como Canaán son habitadas por los conocidos y ya citados, Habiru o Apiru entre 2.000 y 1.200 a.e.c. y tal vez relacionados con los que los egipcios llamaron aAmw (amu) en la época de Merykara, último faraón de la X dinastía 2.050 a 2.040 a.e.c..

Algunos, han querido ver en estas tribus al llamado «pueblo errante de Israel«, con diversos argumentos, todos carentes de base científica y por supuesto sin datos históricos que lo avalen.

Lo cierto es que estas tribus nómadas del desierto, eran consideradas por las distintas culturas de la zona y a lo largo de los siglos, como una banda de delincuentes que vagaban por el desierto sembrando el temor de las poblaciones estables, algo que refiere siglos más tarde Josefo Flavio al mencionar a los judíos que habitaban las montañas y que coincide con apreciaciones de algunos escritos de esa época.

También está documentado (Cartas de Amarna) que en otras épocas se les identificaba con artistas, pastores u otras actividades, lo cual lleva a pensar que formaban parte de tribus distintas que se caracterizaban por no estar adscritas a una nacionalidad, idioma o religión común, lo cual contradice la pretensión judía.

No existe en la historia de Egipto ninguna referencia al pueblo judío, al pueblo errante o al éxodo de los judíos o de cualquier otra tribu con nombre parecido, salvo una contada y vaga referencia a algo que pudiera sonar como israelitas (ysriar) en la Estela de Merenptah (faraón, 1.213-1.203 a.e.c.), por lo tanto carece de todo fundamento la leyenda bíblica del éxodo y en consecuencia el mítico Moisés es una invención de los creyentes judíos, tal vez un héroe alternativo a Gilgamesh.

Otra cosa bien distinta es la esclavización de los judíos en Babilonia y su posterior liberación por Ciro el Grande.

La leyenda del Éxodo judío

En el año 538 a.e.c. Ciro el Grande decide liberar a los judíos cautivos en Babilonia, apresados por Nabucodonosor II en el año 587 a.e.c. cuando destruyó el Templo de Salomón, Ciro pone fin al cautiverio de miles de creyentes judíos, que formaban parte de otras muchas tribus pertenecientes a las ciudades conquistadas durante el reinado de Nabucodonosor II.

Ciro el Grande fue conocido y difundido por los historiadores griegos Heródoto y Jenofonte, los cuales narran buena parte de sus campañas militares y su reinado. Esto es importante, ya que en su relato se hace referencia a algunas cuestiones que van a coincidir con la leyenda judía del Éxodo.

Ciro el Grande, va a ser citado en la Biblia como benefactor de los judíos, va a imponer el arameo (lengua que hablaban por aquel entonces los judíos) sobre el acadio como lengua reduciendo el acadio al uso religioso, establece la «libertad de culto religioso» y se le atribuye la intención de reconstruir el Templo de Salomón, que algunos citan como templo de Jerusalén de forma equivocada, pero de tal reconstrucción no hay constancia alguna, salvo la referencia judía que vendría a reponer la destrucción de Nabucodonosor II y de la que no se conoce otra fecha que la que se refiere a Judas Macabeo, cuando consagra el Templo de Jerusalén en el año 165 a.e.c. es decir, siglos más tarde.

Se atribuye a Ciro el Grande la desviación del curso del río Éufrates, desecando su cauce, a la vez que se hacen varias referencias que recordarán a las descripciones de los milagros de Moisés, cuando «separa» el mar para que lo crucen los judíos y cuando se cierra el mar y se ahogan los soldados del Faraón, reproduciendo una de las famosas hazañas de Ciro el Grande.

Los judíos

El hebreo hablado, o hebreo moderno, fue recuperado en el siglo XIX, contra toda versión propagandística, hasta entonces el hebreo no estaba normalizado y se prestaba a múltiples interpretaciones según sus variantes, lo que sirve para darse una idea de lo fácil que era manipular la interpretación de lo escrito. (ver Eliezer Ben Yehuda)

Existen muy diversas interpretaciones e historias, sobre el llamado hebreo, que carecen de fundamento científico, los judíos como religión usaron muchas lenguas y dialectos, hasta la unificación del Arameo Imperial, con el que se escribieron los primeros textos religiosos judíos, anteriores a la Septuaginta, (que ya hemos dicho se escribió en griego) pero a pesar de ello, las distintas tribus y corrientes del judaísmo siguieron haciendo uso de sus lenguas maternas, limitando el arameo al uso religioso, hay partes de las escrituras sagradas de los judíos que están escritas en árabe por ser la lengua dominante siglos después, tal como sucedería durante siglos más tarde con los juedocristianos, que celebraban sus ritos religiosos en Copto, Griego o en Latín. Y esto es así, debido a que ser judío, era ser creyente de Abrahán y después de Moisés, aunque se fuera, persa, fenicio, griego, chino, blanco, negro o amarillo.

Resultan inaceptables, sus descaradas publicaciones, especialmente en la Wikipedia, en las que se dan por ciertos datos que no se sostienen más que en los escritos de los creyentes judíos, atribuyéndose una lengua y el dominio durante siglos de unos territorios que está demostrado, fueron ocupados por otros pueblos, como los fenicios, filisteos, hititas, moabitas y un largo etc. en los que los supuestos hebreos o judíos, habitaron de forma parcial, e incluso ocasional, por su condición generalmente de esclavos, comerciantes, orfebres y usureros, aunque también, de pastores de rebaños, nómadas o trashumantes, pero en todo caso ha de referirse a creyentes y no a una etnia o tribu en concreto.

Esto último, probablemente, es lo que les permitiría conocer distintas leyendas de carácter religioso, como la Gilgamesh, Ludlul bel nemequi y otras muchas de tradición oral, que incorporarían a su acerbo, con las lógicas deformaciones, reinterpretaciones y su ya conocido chovinismo, de ser el pueblo elegido de Dios.

El judaísmo trata de imponer un concepto de nación que nunca ha existido, pues las tribus que profesaban la religión mosaica de Abrahán, no compartían la misma lengua, no observaban las leyes de Moisés de la misma forma, ni compartían las mismas señas de identidad nacional, tal como refleja Josefo Flavio y tal como hemos conocido a lo largo de la historia al judaísmo, hasta la creación del Estado de Israel.

Todo lo relacionado con la historia de los judíos está contaminado por esa forma de vida parasitaria y muchas de las dataciones y de las informaciones que se publican, obedecen a descaradas manipulaciones o a la compra de voluntades, de algunos científicos, que tarde o temprano son desenmascarados, esta es una desgraciada constante histórica conocida, no sólo de las religiones, ya que afecta a buena parte de la historia de la humanidad.

El secuestro inicial y la repetida datación de los famosos escritos del Mar Muerto es uno de esos claros ejemplos de intento de manipulación.

En la historia, no existe ninguna referencia escrita anterior al Imperio Romano, que hable de Abrahán, los escritos del Mar Muerto son del año 250 a.e.c. y corresponden a distintas sectas judías. Por consiguiente, para conocer los orígenes y las verdades o fábulas de la Torá y la Tanaj (Antiguo testamento) habrá que basarse en la historia de los pueblos de la época, ya que los creyentes judíos han construido «su» particular historia a partir de las narraciones de sus tradiciones orales y no de la verdadera historia de los pueblos de la zona.

Las tribus de Oriente medio

Para buscar los orígenes del llamado pueblo hebreo, los que se reclaman creyentes judíos, hay que ir a documentos anteriores a la época en que se escribieron las primeras versiones de la Tanaj o Torá. En esos escritos se hace mención a los amorritas o amorreos, como los habitantes de Canaán, el Génesis usa de forma indistinta amorreo, amurru o amorita, para referirse a los ancestros de los creyentes judíos.

Pero lo cierto es que en este territorio lo habitaron muy diversos pueblos y tribus además de los amorreos, se sabe que lo habitaron los arameos, los suteos, los akhlamu, los fenicios, los filisteos, los hicsos y los jebuseos.

Los Amorreos llegaron a ser coetáneos de los arameos, se dice que Hammurabi era descendiente de los amorreos, probablemente un grupo que se «civilizó» integrándose en la vida de las ciudades, es más se piensa que el Dios Amurru o Martu, era el Dios de los amorreos, lo que pudiera ser el origen de los primeros grupos de creyentes judíos, ya que algunos escritos hablan del Martu como el pastor, el Dios de mi Padre, el señor de la montaña… algo que recuerda mucho al judaísmo. Martu- Amurru, aparece en textos Acadios y en textos Sumerios, su nombre fue usado por cinco reyes desde 1.157 a 1.034 a.e.c. lo cual parece una referencia firme asociar a los judíos con los «amorritas» de Amurru.

Canaán era según los creyentes judíos, el nieto de de Noé, hijo de Cam, al que maldijo Noé después del incidente de la borrachera y el desnudo, al que algunos suman la sodomización y que daría nombre a esta región que comprendería los actuales territorios de Palestina, Israel, Líbano, Siria y Jordania, pero que no es más que eso, una leyenda.

Ahora bien, de los creyentes judíos como entidad religiosa, no se tiene noticia hasta el final de la República romana, siendo emperador Claudio, cuando decide expulsarlos de Roma, después Josefo Flavio escribe su historia, en buena parte debido a su mala fama entre las gentes del Imperio romano, que los consideraba bárbaros, crueles y muy pendencieros, hasta el punto de provocar la ira de los romanos y verse obligados a borrarlos de la faz de la tierra destruyendo su sagrado Templo de Jerusalén, algunos creyentes judíos respondieron a este intento de destrucción total con la leyenda de Jesús como el Mesías prometido, que vendría a redimir de estos pecados al pueblo de los judíos.

Y aquí es donde cobra interés el relato de Josefo Flavio, al insinuar que los romanos actuaron como un castigo divino, sobre unos judíos pecadores y malévolos, que se habían convertido en una banda de ladrones y sediciosos.

Las tribus nómadas del territorio comprendido en lo que el Génesis define como Canaán son habitadas por los conocidos y ya citados, Habiru o Apiru entre 2.000 y 1.200 a.e.c. y tal vez relacionados con los que los egipcios llamaron aAmw (amu) en la época de Merykara, último faraón de la X dinastía 2.050 a 2.040 a.e.c..

Algunos, han querido ver en estas tribus al llamado «pueblo errante de Israel«, con diversos argumentos, todos carentes de base científica y por supuesto sin datos históricos que lo avalen.

Lo cierto es que estas tribus nómadas del desierto, eran consideradas por las distintas culturas de la zona y a lo largo de los siglos, como una banda de delincuentes que vagaban por el desierto sembrando el temor de las poblaciones estables, algo que refiere siglos más tarde Josefo Flavio al mencionar a los judíos que habitaban las montañas y que coincide con apreciaciones de algunos escritos de esa época.

También está documentado (Cartas de Amarna) que en otras épocas se les identificaba con artistas, pastores u otras actividades, lo cual lleva a pensar que formaban parte de tribus distintas que se caracterizaban por no estar adscritas a una nacionalidad, idioma o religión común, lo cual contradice la pretensión judía.

No existe en la historia de Egipto ninguna referencia al pueblo judío, al pueblo errante o al éxodo de los judíos o de cualquier otra tribu con nombre parecido, salvo una contada y vaga referencia a algo que pudiera sonar como israelitas (ysriar) en la Estela de Merenptah (faraón, 1.213-1.203 a.e.c.), por lo tanto carece de todo fundamento la leyenda bíblica del éxodo y en consecuencia el mítico Moisés es una invención de los creyentes judíos, tal vez un héroe alternativo a Gilgamesh.

Otra cosa bien distinta es la esclavización de los judíos en Babilonia y su posterior liberación por Ciro el Grande.

La leyenda del Éxodo judío

En el año 538 a.e.c. Ciro el Grande decide liberar a los judíos cautivos en Babilonia, apresados por Nabucodonosor II en el año 587 a.e.c. cuando destruyó el Templo de Salomón, Ciro pone fin al cautiverio de miles de creyentes judíos, que formaban parte de otras muchas tribus pertenecientes a las ciudades conquistadas durante el reinado de Nabucodonosor II.

Ciro el Grande fue conocido y difundido por los historiadores griegos Heródoto y Jenofonte, los cuales narran buena parte de sus campañas militares y su reinado. Esto es importante, ya que en su relato se hace referencia a algunas cuestiones que van a coincidir con la leyenda judía del Éxodo.

Ciro el Grande, va a ser citado en la Biblia como benefactor de los judíos, va a imponer el arameo (lengua que hablaban por aquel entonces los judíos) sobre el acadio como lengua reduciendo el acadio al uso religioso, establece la «libertad de culto religioso» y se le atribuye la intención de reconstruir el Templo de Salomón, que algunos citan como templo de Jerusalén de forma equivocada, pero de tal reconstrucción no hay constancia alguna, salvo la referencia judía que vendría a reponer la destrucción de Nabucodonosor II y de la que no se conoce otra fecha que la que se refiere a Judas Macabeo, cuando consagra el Templo de Jerusalén en el año 165 a.e.c. es decir, siglos más tarde.

Se atribuye a Ciro el Grande la desviación del curso del río Éufrates, desecando su cauce, a la vez que se hacen varias referencias que recordarán a las descripciones de los milagros de Moisés, cuando «separa» el mar para que lo crucen los judíos y cuando se cierra el mar y se ahogan los soldados del Faraón, reproduciendo una de las famosas hazañas de Ciro el Grande.

Esdras y Zorobabel

El asunto de Ciro el Grande, está rodeado de varias polémicas, esta parte de la Biblia está atribuida a los profetas Ezequiel, Jeremías, Malaquías, Hageo, Zacarías y Daniel, pero hay un cuarto libro -en la versión cristiana- que no parece concordar con los tres anteriores y es el libro de Esdras, que narra el retorno de los judíos a Jerusalén.

Esdras se mezcla y confunde con otro personaje, que bien pudiera ser su heterónimo llamado Nehemías, que administraría las cosas de los judíos durante la dominación persa, lo cual nos lleva pensar que se trata de un funcionario, que parece ser, estaba a favor de la teocracia.

Otros le atribuyen un exilio en la India y posterior refugio en China dando origen a la comunidad judía de Kaifeng, en China, al ser considerado un traidor.

A Ciro el Grande se le llegó a considerar el Mesías prometido, en todo caso parece ser el inicio de las discrepancias entre los escritores de los diferentes libros que componen la Biblia.

Zorobabel o Sesbasar

Zorobabel es el personaje que más recuerda a Moisés, ya que fue el líder de los judíos exiliados en Babilonia hasta su retorno a Jerusalén y se dice que llevó desde Babilonia a Jerusalén «los objetos del Templo» algo que recuerda al transporte del Tabernáculo por el desierto.

A Zorobabel se le considera un antepasado de Jesucristo y es aludido por algunos islamistas como el guardián del Libro (Biblia) y por lo tanto descendiente de David.

En todo caso, parece ser el firme candidato a personaje real del éxodo judío, sobre el que se construiría la leyenda de Moisés, sobre todo si se le asocia con un tal Josué, que por entonces era el Sumo Sacerdote del Templo de Jerusalén en reconstrucción.

Esdras y Zorobabel desaparecieron, probablemente debido al enfrentamiento entre facciones judías y se especula que huyeron a la India.

El concepto de nación de Dios

El judaísmo lleva siglos creando conceptos que no son compartidos por el resto de los seres humanos, este empecinamiento, ha llevado a que muchas personas, entre ellas historiadores, políticos, pensadores e incluso sociólogos, den por sentada la opinión de los judíos, entre otras razones y causas por su afinidad religiosa o por el sentimiento de compasión que provocan en el público, cuando se presentan como víctimas de una persecución constante.

Uno de estos conceptos, es el que imponen los judíos cuando hablan de sí mismos como una nación a lo largo de la historia, nación que nunca ha existido, y que sólo se entiende o deduce por un fácil juego de palabras que han repetido a lo largo de la historia, repitiéndolo una y mil veces.

La idea parte del ambiguo concepto pueblo de Dios y la asociación interesada de pueblo de Dios con Nación de Dios, que lleva inmediatamente al callejón sin salida de la Teocracia.

Esto lo aprendieron muy bien los musulmanes y lo usan de forma interesada para unir a sus creyentes por la religión y por la lengua religiosa.

Los judíos y los musulmanes son una religión, no son una etnia, se tiende a confundir a los musulmanes con los árabes y se tiende a confundir a los judíos con una nación.

Israel, de momento y mientras no se decida lo contrario es un estado laico, cuya nacionalidad o gentilicio es el israelí, que no hay que confundir con israelita y menos con hebreo o judío.

Entre los judíos existen serias diferencias a la hora de tratar este tema, ya que algunos consideran que no debe existir un Estado Judío, ni siquiera el actual Israel, tesis que defienden los radicales de la diáspora acostumbrados a vivir generación tras generación dentro de otros pueblos y naciones, sabiéndose diferentes.

En el campo contrario se encuentran los defensores de la tradición abrahánica según la cual Dios otorgó a los judíos las tierras de Canaán a perpetuidad y ahora se empeñan en extenderlas a toda Palestina, repitiendo el pecado por el que fueron castigados con la justicia divina y que supuso la destrucción del Templo de Jerusalén y una nueva dispersión por el mundo.

Zoroastro y el mazdeísmo

El zoroastrismo o mazdeísmo, es la religión fundada por Zoroastro (Zarathustra), cuya deidad (que no Dios) es Ahura Mazda también conocido como Ormuz.

El zoroastrismo, aparece con el judaísmo y en los primeros años del Islam fueron considerados como gente del libro, término con el que los musulmanes se refieren a los creyentes de Abrahán. Con la expansión del islam hacia oriente los zoroastristas fueron arrinconados en la India.

La referencia de Heródoto sobre el tema, se refiere a la costumbre de los persas y los primeros fieles de Zoroastro, que hacían ofrendas en lo alto de las montañas, algo que imitarán los judíos.

El zoroastrismo, como veremos más adelante va a tener influencia en Europa, en los conocidos como cátaros, secta que va a ser perseguida con especial saña en el sur de Francia y norte de España.

El diezmo

Los impuestos tienen su origen en esta práctica «impositiva» probablemente de origen religioso, como aportación a los primeros «sacerdotes», brujos, hechiceros, curanderos, o cualquier otro, que pasó a depender de las aportaciones de la tribu al no participar en la caza, la pesca, o el pastoreo en las organizaciones nómadas. También es posible que estuvieran al cuidado de mujeres y niños, protegiéndolos de los malos espíritus y de las alimañas, lo cual no es más que una hipótesis.

El diezmo, proviene de la tradición de «ofrecer a los dioses los diez primeros frutos del trabajo del hombre», posiblemente una tradición ritual de origen Sumerio, a modo de ofrenda, que pasaría a ser un aporte a la comunidad, es decir, un impuesto -aclarar que en todo caso- que los sumerios ya recaudaban impuestos 3.000 a.e.c..

Los judíos adoptarían el diezmo para el pago a sus sacerdotes durante el Imperio Romano y los cristianos primitivos lo rechazarían por recomendación del mismo Jesucristo y lo recuperarían después del siglo VIII, en tiempos de Carlomagno, según sus propias versiones.

Con la aparición del Islam, los árabes siguen conservando este impuesto, al que el Corán llama Azaque (Zakat) que cumple la misma función del diezmo, disfrazado de obligación religiosa y acto de fe y que ya existía como una tradición milenaria para cuando aparece el Islam en el siglo VII.

Antigua Grecia

Cuando el hombre decide dejar de ser nómada y se establece en poblados, aparece el problema de la gobernabilidad de las ciudades y de las relaciones con los poblados vecinos. En esos enfrentamientos no solo se combate al vecino, se combate a sus dioses y en esas ciudades los más poderosos son los que acumulan valores.

El ejemplo narrado más famoso, de estos enfrentamientos se vive de forma clara en la antigua Grecia de las ciudades estado. Pero se reproduce a lo largo de la historia hasta nuestros días, con las luchas nacionalistas, a las que no son ajenas las religiones.

El concepto de ciudadano se deriva de la cultura grecolatina y va extenderse por toda su área de influencia, especialmente durante el Imperio Romano, que lo incorporará al Derecho, pero que va a contar con la resistencia de algunos pueblos entre los que se encuentran los creyentes judíos.

Los creyentes judíos se enfrentan a una contradicción, ya que no son una nación, ni una etnia diferenciada y la única diferencia que mantienen es la de su religión, ya que la circuncisión era y es, una costumbre de muchos pueblos primitivos, pero que ellos aplicaban como signo diferenciador.

Platón en La República, sienta las bases del concepto de Estado y describe lo que para entonces ya era un hecho consolidado, la división de las sociedades en clases.

La pirámide de Platón tenía su base en los trabajadores, los siervos y los esclavos, encima de estos estaban los guerreros y en la cúspide estarían los dirigentes, es decir los amos de todos ellos. Para mejor argumentar su proposición, Platón recurre a la voluntad divina de los dioses diciendo:

«Vosotros, ciudadanos del Estado, sois todos hermanos. Pero la divinidad, cuando os moldeó, puso oro en la mezcla con la que se generaron aquellos capacitados para gobernar, siendo de tal forma del más alto valor; plata en los auxiliares; hierro y bronce en los campesinos y demás artesanos». Y si alguien, a pesar de todo, desafiara el orden establecido los jueces lo condenarán a muerte«.

De las palabras de Platón podemos deducir que el elitismo viene de antiguo, es decir, siempre ha existido la creencia de que hay hombres mejor dotados que otros y esos mejor dotados son la «clase dirigente«, la élite. De ahí la diferencia entre la igualdad ante la Ley y la igualdad entre los hombres, algo que nadie, salvo los necios ha cuestionado jamás.

Luego los creyentes judíos, que conocieron a Platón, pudieron entender perfectamente que los mejores hombres eran aquellos en los que los dioses «pusieron oro en la mezcla con la que se generaron» y de ahí nace la teoría del pueblo elegido de Dios, al que asocian la religión como elemento de identificación nacional, dando paso a una sutil diferencia con el concepto griego y el derecho romano.

La diferencia entre los griegos y otros pueblos reside en que la civilización griega no cuenta con una clase sacerdotal, ni con una clase de escribas que monopolicen los conocimientos secuestrándolos al resto de la sociedad, como lo hacían los pueblos del Creciente Fértil y tal como van a repetir los cristianos desde su aparición hasta la Reforma Protestante.

Como es bien sabido los griegos poseían una famosa colección de dioses con sus correspondientes héroes, que correspondían y respondían a todas sus necesidades e inquietudes, una curiosa forma de democratizar las creencias.

Para todo lo demás, se dedicaban a la filosofía, es decir, a amar a la ciencia, en la procura del saber, mientras los dioses del Olimpo paseaban por los Campos Elíseos y los héroes cometían sus travesuras en la tierra.

Los griegos eran buenos bebedores de vino, muchos eran homosexuales, ejercicio que consumaban con sus jóvenes esclavos y practicaban la poligamia, debido a que las mujeres no acudían a las guerras y había exceso de ellas, para entonces el sexo era placentero y no se limitaba a la procreación, los griegos eran amantes de la vida en las calles, plazas y tabernas.

Los dioses tenían su sitio en algún lugar del cielo, pero la tierra era el lugar de los hombres.

Encontrarse cara a cara con un Dios podía ser una experiencia terrible, tal como se narra en la Ilíada o en el poema de Gilgamesh, así que sumerios y griegos, ya habían dado algunos argumentos literarios a los hebreos, a la hora de describir el encuentro entre Dios y Moisés.

Cada Dios y cada Diosa, contaba con un templo en Atenas, para que ninguno se sintiera menospreciado y pudiera disfrutar de rendir culto al Dios o Diosa de su admiración, algo más democrático que la imposición de un solo Dios para todos.

Pitágoras es una de las particularidades seudo religiosas de Grecia, pero la escuela pitagórica es un fenómeno aislado, como lo son muchas sectas minoritarias que no vienen al caso y a las que no daremos importancia, ya que el tronco del árbol de las religiones a día de hoy es Abrahán.

Doy por sentado que todos los dioses griegos son conocidos por quien esto lee, al igual que sus equivalentes romanos.

También conviene dejar claro que tanto en Grecia como en Roma, las mujeres eran ciudadanos de segunda categoría y carecían de derechos, estaban sometidas a la tutela del hombre, bien padre, bien esposo o hermano.

Imperio Romano

Pero la propuesta de Platón sobre La República, comienza a concretarse de forma parcial en Roma, que es la que va a poner en práctica buena parte de las teorías de los griegos en todos sus ámbitos y alumbraría el nacimiento del Derecho, como conjunto de leyes que van a servir para regular la vida de los pueblos al margen de las religiones, unificando criterios administrativos, que hasta entonces se mezclaban con las creencias religiosas o la divinidad de los reyes.

Con Roma nace el Estado, el Derecho, los jueces y los ejércitos profesionales, como instrumento para la defensa del Estado, se extiende el uso de la moneda y aparecen los tratados internacionales y la diplomacia, base de los estados actuales.

Roma desarrolla el comercio, la minería, la navegación, la arquitectura, la ingeniería, los acueductos, la irrigación y construye la primera red de carreteras, puentes y puertos marítimos del planeta, creando un legado de valor incalculable para la humanidad.

En menos de 500 años Roma transformó la vida de la humanidad, civilizando a Europa y buena parte de Asia y África y convierte la cuenca del Mediterráneo el motor del desarrollo de la humanidad.

A partir del asesinato de Cayo Julio Cesar nace el cesarismo, invistiendo a los emperadores en el «Auctoritas» del senado, surge con fuerza el liderazgo político y los partidos políticos como soporte de sus líderes y de su ideología, pero carecían de una religión común, a la que se vería con buenos ojos, si estuviera investida de cierto «auctoritas» frente a la infinidad de dioses dispersos.

Aclarar que cuando se cita el Auctoritas, se hace en referencia a la legitimación social reconocida públicamente, que deriva en autoridad moral y que por extensión lleva la autoridad religiosa, como sucederá a partir de la adopción del cristianismo como la religión del Imperio Romano y que posteriormente en el Medievo se va a reforzar con el «autentim» o «auten tim» para dar más autoridad (que no legitimidad) a la Biblia.

El Imperio romano, fue desde sus orígenes respetuoso con las creencias y los dioses de todos los pueblos, a los que fue «civilizando» a medida que acrecentaba el número de sus provincias, es decir, los territorios que iba ocupando y sometiendo al pago de tributos a Roma.

Durante la dominación del Imperio Romano, el Senado romano, procuró tratar los asuntos religiosos con tolerancia, ya que los romanos eran conscientes del valor que esas creencia tenía para las tribus y los pueblos aliados, así que respetó a todos, incluidos los Druidas celtas (galos), a los que se atribuía la capacidad para vencer en las guerras.

Para los romanos la religión era un tema secundario frente a la transcendencia de su propósito civilizador de pueblos bárbaros con los que comerciaban y de los que obtenían grandes cantidades de materia prima, hasta que irrumpieron los creyentes judíos y cristianos infiltrando su sociedad y terminaron imponiendo su religión en todo el imperio de la mano de Constantino I, cuando el Imperio se hallaba en franca decadencia, cambiando la historia para siempre.

La manipulación de los judíos

En el paquete de la historia de Roma aparece el cristianismo y con el cristianismo descubrimos a los judíos, de los que hasta entonces nada se sabía, salvo que eran una secta religiosa de la provincia romana de Judea y que causarían algunos dolores de cabeza al Senado romano.

Nadie sabe a ciencia cierta cuándo o donde aparecen los creyentes judíos, este es «uno de los misterios mejor guardados por la historia», así que ciñéndonos a la historia diremos que gran parte de su historia es una invención de los creyentes judíos para revestir de un cierto «linaje» a un grupo nómada de creyentes religiosos, que vagaba por los desiertos, valles y montañas de Oriente Medio.

Las referencias de los historiadores son vagas y confusas, hasta que Ptolomeo II Filadelfo, encarga a la biblioteca de Alejandría que se escriba su historia dando origen a la Biblia, que servirá para difundir el judaísmo en el mundo culto.

Los términos confusos de los judíos

Los términos que se prestan a confusión, a la hora de distinguir a los creyentes judíos son muchos, entre ellos: Israelíes, Israelitas, tribus de Israel, hijos de Israel (Jacob), reino de Israel, antiguo Israel, pueblo hebreo, hebreos y semitas, entre otros.

Los datos aportados por un buen número de autores, son todos de dudosa veracidad y se basan en referentes bíblicos aportados por los creyentes judíos, que se afirman unos a otros sembrando confusión y avalados a su vez, por instituciones judías, pero carentes de base científica contrastable y demostrada.

Es tan válido decir que existió el reino de Israel, como decir que existió el planeta Dune, ambos existen en los libros, pero no en la realidad.

En cuanto al famoso Éxodo de los judíos por el desierto, tampoco es cierto y los egipcios así como otras culturas de la zona, no saben nada de ese asunto, a cuenta del cual, se ha creado una película en Hollywood, que ha dado muchos beneficios a los judíos pero que carece de soporte histórico.

Luego cabe deducir que los judíos se han inventado una historia a su medida sobre ellos mismos, para borrar su mala fama y la expulsión del mundo civilizado por parte de los romanos y otras civilizaciones.

Todo los términos que se describen al principio y muchos más, aparecen en la Biblia alrededor del inicio de la llamada era común, pero no los encontramos en los escritos o inscripciones de épocas anteriores, por lo cual cabe deducir que el identitarismo judío aparece con la expansión del Imperio romano.

Pero además los autores creyentes judíos, reconocen que en esas tierras y en esa época cohabitaban con otras tribus semitas, por lo tanto referirse a los creyentes judíos como reino, sólo obedece a su chovinismo. Otra cosa es que algunos reyes se convirtieran al judaísmo o abrazaran la religión judía.

Insistiremos en que se conoce como tribus semitas a todas aquellas tribus que compartían lenguas de raíz semita, antiguas y modernas, tales como el acadio, amhárico, árabe, arameo, fenicio, ge’ez, hebreo, maltés, yehén y tigriña. Luego el termino semita, no se usa de forma adecuada a la hora de referirse a los creyentes judíos.

El arameo se habló en el Creciente Fértil desde el siglo XII a.e.c. hasta la aparición del siríaco en el siglo IV a.e.c.

Tampoco hay que olvidar el siríaco (asirio o caldeo), del que derivaron varios dialectos del arameo (conocidos como siríaco), el cual era una de las lenguas orales más extendidas en Oriente Medio hasta que fue reemplazada por el árabe. El siríaco escrito fue lengua literaria religiosa y llegó a extenderse hasta China.

Ese chovinismo lo incorporaron a su religión, haciendo de ellos el pueblo errante, predicador, comerciante y prestamista por excelencia, acostumbrado a presentarse como víctima de otros pueblos, a lo largo de toda la historia, debido al rechazo que provocaban sus prácticas religiosas.

Los creyentes judíos, descubrieron desde muy pronto el arte de infiltrase en otros pueblos, son desde sus orígenes gentes dedicadas al proselitismo religioso, lo que ha servido como escusa para el rechazo y del odio que han engendrado en otras religiones y pueblos, hasta la edad moderna, tal como veremos en la Reforma Protestante de Martín Lutero y posteriormente en la Segunda Guerra mundial.

Si los pueblos anteriores a la religión judía, basaban sus religiones en suplicar la protección de los dioses, era porque los temían y debían pedir su clemencia, mientras que los creyentes judíos al ser el pueblo elegido de Dios sojuzgaban al resto de los pueblos, despreciándolos por ser infieles paganos a los que llaman despectivamente gentiles.

La novedad que incorpora el judaísmo es la de un solo Dios que ha elegido a un solo pueblo para ser salvado y en consecuencia ser su protegido, al que le ha otorgado unas tierras a perpetuidad para su disfrute y ese pueblo es el de Israel (Jacob), es decir los judíos.

En eso consiste el engaño, la argucia principal del judaísmo, que va a ser reforzada con las Leyes de Dios, es decir con los Diez Mandamientos, que sería el decálogo ético legado por Dios, a los judíos, lo que choca con la «auctoritas» romana y les lleva a no respetar la potestad (potestas) de los gobernantes romanos.

Si hay algo digno de llamarse ridículo, eso es la argucia de los judíos ortodoxos, que llegan a afirmar, que sus textos sagrados son de difícil interpretación para los lectores modernos y aún más para los gentiles (por gentiles entienden los judíos a todo aquel que no es judío), verbigracia: los que no son judíos son tontos carentes de intelecto.

Curiosamente Josefo Flavio, es autor de una de las primeras versiones «no reconocidas oficialmente» de los escritos de Moisés, que también curiosamente, fueron escritas en el idioma griego y no en latín o en arameo, lenguas que podían leer los creyentes judíos, algo que dice mucho de sí mismo y de la clara intención que perseguía con su obra, ya que el resto de sus obras si fueron escritas en arameo cuando ya asomaba un dialecto hebreo.

Se puede interpretar, que no era una obra dirigida a los creyentes judíos, era una obra dirigida a la gente culta, a los no judíos (los gentiles), especialmente a los disidentes cristianos griegos y en particular a los romanos, pero para aquel entonces ya estaba escrita la Biblia.

Como ya hemos contado, uno de los argumentos esgrimidos por los romanos para reprimir a los judíos, partía de considerar la circuncisión y los sacrificios de sangre, una costumbre salvaje e inhumana, inaceptable para la civilización que defendía Roma, lo que provocó la protesta de grupos radicales judíos que mezclaron sus reivindicaciones religiosas con las protestas contra los impuestos y los dioses romanos.

Hay que aclarar una vez más, que en ese momento de la historia, judío es el que profesa la religión judía y no es una nacionalidad, algo que siempre han manipulado de forma torticera los judíos mezclando y confundieron en su particular Babel hasta borrar de la historia sus propios orígenes y remitirla al origen divino.

Sus narraciones (las de los judíos) a lo largo de la historia, hablan de forma indistinta de los hebreos o de los judíos, del pueblo hebreo y el pueblo judío, confundiendo su idioma con su religión y confundiendo su religión con «una» raza a la hora de citar su «gentilicio» (adjetivo que expresa el origen geográfico o racial) término que se va a acuñar posteriormente creando una confusión deseada por ellos mismos y que repetirán con el concepto sionismo después de la Primera Guerra Mundial y del establecimiento del Estado de Israel.

Lo que sí está claro es que la «condición» de judío no se pierde jamás, tal como establece la Halajá.

Aclaración semántica y lingüística sobre los judíos

Gentilicio, proviene de la palabra latina gentilitius, que a su vez se deriva de gens, que en la Roma antigua se usaba para referirse al linaje, la estirpe familiar, la cepa originaria, por tanto era usada también para referirse a razas, pueblos y naciones, que lleva a la creación de los topónimos, es decir a los nombres de los lugares (villas, aldeas, ciudades y países), el gentilicio también se conoce como etnónimo cuando se refiere a una etnia o raza.

Aclaración del gentilicio judío desde la Etnonimia

La Etnonimia no podría aclarar el término judío, tal como los usan ellos mismos, ya que no eran una etnia, no eran una nacionalidad, no eran un grupo social asentado en un territorio diferenciado, no poseían un idioma propio, no constituyeron un grupo social con una historia común, carecían de una cultura propia y de una psicología nacional propia, etc., etc. por lo tanto estamos hablando de una religión, llamada judaísmo, que malamente entendían su idioma religioso llamado primero arameo y más tarde hebrero, que sólo era usado para rezar.

Judío es aquel que profesa la religión judía, o se convierte al judaísmo, por lo tanto no se puede hablar de los judíos como una raza, como una nación o como un pueblo asociado a un territorio, ya que gentes de todas las nacionalidades y de distintas razas, profesaron, profesan y pueden profesar la religión judía.

Esta confusión es tan absurda como lo sería llamar romanos a todos aquellos que profesan el cristianismo, a pesar de que en un principio y en muchas etapas de la historia se ha intentado, y de hecho, así se define la Iglesia Católica, como Apostólica y Romana.

En 1.917 el gobierno británico ya estaba dispuesto a crear lo que se dio en llamar «el hogar nacional para los judíos en Palestina, a través de la «declaración de Balfour».

Quisiéramos no enredar al lector con tantos datos, evitando así caer en la dinámica de muchos autores, que sólo llevan a crear más confusión y perderse en el laberinto.

Aclarar eso sí, que con el Imperio romano, nacen los cronistas, escritores pagados para que cuenten las virtudes de sus protectores y se inventen infamias de sus adversarios.

Por esta razón, Julio Cesar escribe personalmente «La Conquista de las Galias» evitando a los cronistas de Roma que ya gozaban de fama como embusteros.

En este sentido, Vespasiano y su «lacayo literario» Josefo Flavio fueron un buen ejemplo de propaganda político religiosa puesta al servicio del Emperador de turno y de su grupo de presión, es decir los judíos cristianos, que por aquel entonces (siglo I) ya contaban con influencia en la Roma Imperial, en contra de la perversión histórica que habla de su persecución, gracias a la confusión creada por los distintos bandos judíos que estaban enzarzados en luchas intestinas, que terminarían con la destrucción del Templo de Jerusalén a manos del hijo de Vespasiano, Tito Flavio, con Josefo Flavio como lugarteniente.

El conocido como Josefo Flavio, cuyo nombre real era Yosef ben Matityahu, renombrado como Titus Flavius Iosephus, nació en el año 37 y murió en el año 101, es autor de numerosos escritos relacionados con los judíos, de dudosa veracidad y sobre todo honestidad.

Téngase en cuenta, que antes de la creación de Roma, no se usaba más que un nombre para cada individuo, pero a medida que crecieron las poblaciones se fue asociando el nombre al lugar de nacimiento y los romanos asociaron sus nombres a su gens.

Hasta aquí llegamos, todo lo demás, corresponde a una «Ciberleyenda», que están construyendo y aumentando, judíos y cristianos, a partir de distintas publicaciones interesadas en la supremacía del judaísmo y del cristianismo, carentes de todo rigor y que por supuesto enojan a los islamistas radicales y sonrojan al resto de las gentes.

La revuelta de los Zelotes

Se conoció como Zelote o Zelota, a un movimiento nacionalista judío encabezado por uno de los supuestos apóstoles de Jesucristo citado por San Lucas como Juan Simón el Zelote o cananeo, también citado en los evangelios apócrifos, algo que se niegan a reconocer los cristianos, ya que esto supone una cierta vinculación de Jesucristo con una organización subversiva, que creó un movimiento armado nacionalista, que pretendía instaurar una nación judía, en una provincia romana.

Los evangelios apócrifos, descubiertos en la biblioteca de Nag Hammadi, curiosamente están firmados por San Pedro, Felipe de Betsaida, Santiago, María Magdalena y Santo Tomás entre otros, pero fueron rechazados por la Iglesia Católica y corresponden a la fracción cristiana que se va a divorciar de los mosaicos ortodoxos judíos.

Los zelotes encabezaron las revueltas de los creyentes judíos cristianos, contra los llamados fariseos o saduceos, también creyentes judíos y contra el Imperio Romano. Esta historia va a ser deformada en las distintas versiones y traducciones de Josefo Flavio, el cual fue líder de los zelotes. Los fariseos, a los que expulsa Jesús del templo, fueron los fundadores de la línea talmúdica judía, el ala más radical del judaísmo mosaico, hoy conocidos como judíos ortodoxos.

Los saduceos o zadokitas, se reivindicaban herederos de Salomón, por lo tanto eran puristas judíos, que pertenecían a las clases acomodadas y fue la secta a la cual perteneció el famoso Caifás, Sumo Sacerdote judío mencionado en los evangelios, como el hombre que acusó a Jesucristo de sedición contra Roma, lo cual tiene cierta lógica dentro de la historia.

El baile de fechas y de documentos, así como las narraciones deformadas y las interesadas se encargaron de cambiar la realidad, para construir una historia que fuera grata a los romanos y creíble para la plebe.

Parece claro que los zelotes hostigaban a los soldados romanos y a su vez estaban enfrentados con otras facciones judías, hay autores que hablan de lucha armada, de sublevación, movimiento nacionalista e incluso de terrorismo.

Sin caer en parcialidades ni exageraciones, los creyentes judíos estaban divididos en varias facciones, dos de ellas, los cristianos y los fariseos, se enfrentaron violentamente, incluso llegando a las armas. Por eso resulta sospechosa la obra de Josefo Flavio (líder de los zelotes), patrocinada por Roma y dirigida a culpar a los creyentes judíos sin distinciones, primero de las expulsiones de Roma y después, de la destrucción del Templo de Jerusalén.

El problema matemático de Josefo Flavio

En el Libro Tercero de Las Guerras de los judíos, Capítulo XIV «De qué manera se libró Josefo de la muerte» narra de qué forma se libró de la muerte segura, cuando los zelotes cayeron en manos de los romanos.

Josefo Flavio, maquina una astuta forma de deshacerse de sus correligionarios zelotes, salvar su vida para pedir clemencia a los romanos, lograr su perdón y convertirse en su mejor aliado contra los creyentes judíos, lo que le valió más tarde para ser «hijo adoptivo» de Vespasiano, el cual le honraría con el apellido de su gens Flavia y acompañaría a su hijo Tito Flavio en la destrucción del Templo de Jerusalén, arrasándolo hasta sus cimientos y borrando a los creyentes judíos de la faz de la tierra durante los siglos siguientes.

La argucia de Josefo Flavio se ha incorporado a las matemáticas y la ciencia de la computación y se conoce como problema de Josefo Flavio.

Después de ser derrotados por los romanos, el grupo de Josefo se escondió en una cueva, que sería rodeada por los romanos, los cuales les instaron a entregarse, Josefo propuso a sus camaradas que se mataran entre ellos antes de entregar sus vidas a los romanos, como quiera que al final sólo quedaron dos de los 41 encerrados y uno de ellos era Josefo Flavio, la resolución práctica era bien sencilla para el inventor de la artimaña, que convenció al otro para que no lo matase.

Lo curioso del relato del judío, es que lo cuenta como una hazaña de su ingenio y a la vez se desenmascara como un traidor llegando a decir, que los romanos no consiguieron darle muerte gracias su astucia.

De este tipo de personajes estaba hecho el cesto que contenía a los creyentes judíos en aquellos tiempos.

El asesinato del Pontífice Jonatás

Este relato de «Antigüedades judías» es otra de las justificaciones de Josefo Flavio:

«Esta muerte quedó sin venganza. Posteriormente los ladrones, sin amedrentarse, ascendieron al Templo durante las festividades, ocultando las armas como antes; mezclados con la turba, mataron a unos porque eran sus enemigos y a otros porque se les pagaba para hacer ese servicio; y lo llevaban a cabo, no sólo en la ciudad, sino en el mismo Templo. Efectivamente, se atrevían a matar en el Templo, como si obrar de esta manera no fuera un acto impío. Por eso creo que Dios, ofendido por su impiedad, se apartó de nuestra ciudad; juzgó que el Templo ya no era su morada pura, e hizo que los romanos purificaran con el fuego a la ciudad, nos redujeran a la esclavitud a nosotros, a nuestras mujeres y a nuestros hijos, a fin de que, advertidos por tales calamidades, volviéramos a la rectitud«.

Con este pasaje el escritor descarga toda la culpa en los judíos y justifica la intervención de Roma como un castigo divino.

Los sicarios judíos

«Antigüedades judías» deja claro que el enfrentamiento entre las facciones había llegado a extremos insoportables:

«Cuando (Porcio) Festo pasó a Judea con motivo de las fiestas, encontró a la ciudad asolada por los ladrones, que incendiaban y saqueaban todas las aldeas. Los llamados sicarios, en realidad ladrones, eran muy numerosos; se servían de puñales cortos, casi de la misma longitud que los acinace de los persas, pero curvos como aquellos que los romanos llaman sicae, con los cuales estos ladrones mataban a mucha gente y de cuyo uso tomaron el nombre (sicarios). Durante los días festivos, como antes dijimos, mezclados con la multitud que venía de todos lados por razones religiosas, mataban a los que querían sin dificultad ninguna. Frecuentemente irrumpían en los poblados enemigos y, después de haberlos saqueado, los incendiaban.(Porcio) Festo envió tropas de infantería y caballería contra los que habían sido engañados por un impostor que les había prometido la cesación de todos los males y plena seguridad, si lo seguían al desierto. Los soldados mataron al impostor y a los que estaban con él».

En este pasaje el escritor alude indirectamente a los apóstoles, que refieren en sus evangelios las predicas en los desiertos.

Los escritos originales del cristianismo

Al igual que la Torá y la Tanaj aparecen tarde, los primeros escritos sobre los cristianos no aparecen hasta el siglo tercero de la era común, tal como hemos señalado anteriormente y van a ser depurados y rechazados en gran parte, para construir un texto nuevo en boca de los llamados Evangelistas.

Todos los autores de la época, hablan de los judíos sin saber a ciencia cierta cuáles eran sus diferencias hasta que aparece Josefo Flavio, que es el interprete del que se sirven los romanos para justificar la destrucción del Templo de Jerusalén y su persecución implacable, que se mezclará y confundiría con las aludidas persecuciones de los cristianos

Los llamados evangelistas cuando hacen referencia a las persecuciones de los cristianos, olvidan de forma intencionada o mal intencionada, que los romanos no distinguían entre creyentes judíos y creyentes cristianos, entre otras cosas porque los cristianos eran una facción judía que tardaría en aparecer a la luz pública tres siglos más tarde.

Durante el tiempo que va desde el siglo I al siglo III, los cristianos dedican su tiempo a redactar los evangelios y a «depurar» buena parte de sus raíces judías, ya que no fue tan fácil ni rápida la transformación, debido a la resistencia entre muchos judeocristianos a abandonar buena parte del Talmud, la Tanaj y las costumbres judías tradicionales, buena prueba de ello es su división inicial en tres corrientes diferenciadas: La griega, la romana y la egipcia, que perduran hasta nuestros días.

Manuscritos de Nag Hammadi, o Evangelios Gnósticos, de la iglesia copta egipcia

La arqueología sin embargo, poco a poco, va descubriendo con el tiempo nuevos documentos que arrojan luz sobre el pasado y nos descubren la verdad paso a paso y este es el caso de los escritos sobre el cristianismo primitivo conocidos como manuscritos de Nag Hammadi.

Se trata de doce códices de papiro, encuadernados en piel, que contienen los textos primitivos de los coptos cristianos y otros escritos de carácter gnóstico que van del siglo I al siglo IV de la era común. Su importancia reside en su «pureza» ya que no están contaminados por otras versiones y pertenecen a una rama de la iglesia católica distinta a la romana.

Fueron descubiertos en el año 1.945 por casualidad en las montañas de Jabal al-Tarif en el Alto Egipto, por unos aldeanos que desconocían el auténtico valor del hallazgo, lo que llevó a que varios de los Códices tuvieran destinos distintos y permanecieran ocultos hasta el año 1.956 cuando se publico parte de ellos como el Evangelio de la Verdad, conocido como Códice Jung (I) y tres años más tarde el Evangelio de Tomás, en el año 1.977 se publicó la totalidad de los escritos en lengua inglesa, gracias James McConkey Robinson bajo el título de The Nag Hammadi Library in English.

La importancia de la Biblioteca de Nag Hammadi, reside en su antigüedad y en su fidelidad a los orígenes del cristianismo ya que gran parte de los evangelios conocidos, son recopilaciones posteriores, ampliadas y corregidas en varias versiones y en varios idiomas hasta la publicación de la Vulgata en el siglo IV. A esta biblioteca pertenecen también otros hallazgos de la zona, como el Codex Askewianus que se conserva en el Museo Británico, el Codex Brucianus de la Biblioteca Bodleiana de Orford y el Codex Berolinensis de Berlín.

La gnosis en la Biblioteca de Nag Hammadi

De los Códices se desprende la existencia de una cierta influencia del gnosticismo griego, atribuido a Valentín el gnóstico (siglo II), al que también se atribuye un influencia especial en el llamado Evangelio de la Verdad, su presencia en Roma y Alejandría, se asocian a esta corriente del pensamiento, que Carl Gustav Jung considera el inicio de inicio de la psicología transpersonal y que le llevó a afirmar: «Es claro e indudable que muchos de los gnósticos no eran otra cosa que psicólogos«.

El gnosticismo de aquella época (siglos I al IV) consideraba a la iglesia herética, un desviación de las creencias predominantes de entonces, que se va a repetir a lo largo de la historia de las religiones y en el cristianismo a partir del siglo XI con especial virulencia, lo que daría paso a la Santa Inquisición, sentando las bases para la reforma protestante, como veremos más adelante.

Los monjes y los monasterios

El mundo copto cristiano fue el origen de los monjes y de los monasterios con la aparición en el siglo IV de los llamados Padres del Desierto y Madres del Desierto.

Bautizados como Anacoretas, Ermitaños y Monjes, estos hombres y mujeres abandonan las ciudades del Imperio Romano, para establecerse en el desierto dedicados a la meditación y a la oración -según algunas fuentes cristianas- pero todo parece indicar que pasaron a formar parte de las leyendas de los considerados mártires y santos del cristianismo primitivo.

A las Madres del Desierto, se las anuló y se les llegó a prohibir el ejercicio de los oficios religiosos, al ser consideradas impuras. Este feminismo cristiano primitivo fue abortado y borrado de la historia, hasta nuestros días, relegando a las mujeres a un papel secundario y dependiente de la autoridad de los hombres.

Las llamadas Madres del Desierto, se dice que llegaron a congregar a más de 400 seguidoras en un solo monasterio o convento, al que algunos autores llaman cenobio, en el siglo IV. Entre ellas, la iglesia copta destaca a Sinclética de Alejandría, a la que se atribuye la obra Apophthegmata Matrum, sobre la que poco se sabe, debido a su escasa difusión, pero la iconografía copta menciona a muchas de estas mujeres como «ammas» (madres), en torno a las cuales se han recreado las correspondientes leyendas al convertirlas en Santas.

De lo que no cabe la menor duda es que estos hombres y mujeres fueron los precedentes de los monacatos y conventos de clausura, cuyo antecedente más próximo -a su vez- se encuentra en la comunidad de los Terapéutrides, que dieron pie a ser calificados como curadores de cuerpos, tal como cita el filósofo judío Filón de Alejandría (15 a 45), al llamarlos filósofos terapeutas, en su obra De vita contemplativa en la que se puede ver un claro paralelismo, cuando no una referencia a las primitivas comunidades cristianas, que el mismo autor, ha querido asociar con los curadores de almas.

Antonio Pacomio

De todos ellos y ellas, el más destacado fue Antonio Pacomio, más conocido como San Pacomio en la iglesia copta de oriente.

Pacomio fue un soldado romano que se convirtió al cristianismo copto en el siglo IV y fundó la primera orden religiosa conocida, creando varios monasterios en los que se trabajaba, se rezaba y se estudiaba, (algo muy a tener en cuenta) llegando a concentrar a más de mil monjes, a su muerte dejó nueve monasterios de hombres y dos conventos de mujeres, iniciándose la tradición cristiana del monacato.

Conviene detenerse en esta experiencia comunitaria que es una de las manifestaciones más claras del comunismo primitivo cristiano, ya que estamos ante una comunidad autoabastecida, en la que no existía la propiedad privada, que exporta su producción a otras sociedades, sin crear dependencias de ellas, hecho que se va a repetir con la reforma protestante y que sigue teniendo vigencia, tal como demuestran las experiencias de las comunidades Amish en todo el mundo.

Hay que insistir una vez más en el marcado carácter «comunista» de los cristianos a lo largo de su historia, digno de estudio antropológico.

Los escritos del Mar Muerto, la secta de Qunrám y los esenios

Las primeras edificaciones de Qunrám, datan del siglo VII a.e.c. fueron arrasadas varias veces y cuando se estableció la comunidad esenia, se construyeron algunas nuevas edificaciones probablemente en el año 135 a.e.c., se ampliaron en el año 100 a.e.c. y en el año 68 fueron de nuevo arrasadas por los romanos, los cuales instalaron un puesto militar sobre sus ruinas, es decir dos años antes de la destrucción del Templo de Jerusalén.

De las excavaciones se deduce que el lugar fue dedicado a la escritura y la copia de escrituras, por los enterramientos sabemos que la habitaron de forma predominante hombres, que no eran judíos ortodoxos, pues se localizaron más de 1.200 tumbas alineadas en dirección Norte Sur contra la costumbre judía.

Los escritos de Qunrám, desvelan en gran medida el uso al que dedicaban las edificaciones, ya que entre ellos se encuentran las normas de la comunidad y gran parte de su ideario religioso, militar y político.

La colección cuenta con 972 manuscritos, encontrados en unas cuevas próximas, que datan de 250 a.e.c. hasta el año 66, es decir 4 años antes de la destrucción del Templo de Jerusalén por los romanos.

Los escritos están redactados en arameo, hebreo antiguo y griego, se descubrieron en sucesivas excavaciones y después de varios saqueos, desde el año 1.946 hasta el año 1.956, en 11 cuevas distintas, de ellas se encontraron unas 200 copias, la mayoría en un lamentable estado de conservación.

El valor de estos escritos reside en su antigüedad y en la discrepancia que mantiene respecto del judaísmo ortodoxo y el cristianismo primitivo, lo que ha llevado a muchos estudiosos a calificar a la comunidad de Qunrám como una secta radical y a otros, como un conjunto de escritos en clave que describen el origen del cristianismo primitivo.

Los esenios

De la importancia de los esenios, da buena cuenta el hecho de que el Templo de Jerusalén, contara con una puerta llamada de los esenios. Citados por casi todos los cronistas e historiadores de la época, la palabra esenio se asocia a piadoso o sabio, lo que nos lleva a pensar en puritanos y radicales, pero también se les asocia con los terapeutas ya citados.

De la lectura de las normas de la comunidad de Qunrám, se deduce rápidamente que habían creado una sociedad religiosa, una comuna en la que se practicaba el celibato y a la que se accedía después de un período de prueba para prestar juramento de fidelidad.

Se trataba de una ciudad y si entendemos el concepto de Ciudad Estado imperante en la época, entenderemos que se trataba de un nuevo modelo de Ciudad Estado regido por las leyes de los judíos, es decir un Estado Religioso, una teocrácia, tal como impondrían los musulmanes con el Califato y tal como está constituida la República Islámica de Irán, lo cual hace retumbar en nuestras mentes el nombre del Estado Islámico.

Los esenios son la respuesta al fracaso de la revuelta de los macabeos, que toma nombre de Judas Macabeo, que intentó establecer un estado teocrático en la ciudad de Jerusalén y las luchas intestinas de los judíos divididos entre servir a sus reyes o gobernarse por los sumos sacerdotes.

Tras la toma del Templo, se inicia la guerra entre los judíos, los macabeos se dividen en fariseos encabezados por Hircano II, hijo de Salomé Alejandra y asmoneos dirigidos por su hermano Aristóbulo II, en medio de los cuales se encuentran los zadokitas o saduceos, a los que se confunde con los fariseos y que probablemente sean el origen del cristianismo ya que esta secta creía en la resurrección de los muertos , la vida eterna y no aceptaban la ortodoxia talmúdica.

En todo caso confirma la versión de Josefo Flavio, que describe a los judíos de la época como un conjunto de bandas enfrentadas, en lo religioso, en lo político y en lo militar, que forzó al Imperio romano a su aniquilación, que con el paso del tiempo dio pie a la leyenda del Jesucristo salvador y redentor del pueblo judío.

El origen de las religiones Occidentales dominantes

Las religiones occidentales, el Judaísmo el cristianismo y el islam, tienen el mismo origen al compartir al patriarca Abrahán, que traducido a cualquiera de los idiomas es el mismo, Ibrahim para los árabes y Abrahán para los judíos.

Después de muchos siglos, esto no parece gustar a los islamistas, debido al error inicial de su creador, ya que Mahoma pretendía ser reconocido como un sucesor natural de Abrahán y por tanto ser el nuevo Mesías, después de Jesucristo.

Abrahán es el patriarca más conocido, y se dice que fue descendiente de los supervivientes del Diluvio Universal, algo que parece asociado a la corta glaciación, conocida como Dryas Reciente, Joven Dryas, o en inglés Younger Dryas, pero que como hemos visto en el poema de Gilgamesh varios pueblos se la atribuyen a personajes distintos.

El Joven Dryas debe su nombre a la flor alpina Dryas octopetala, y fue un fenómeno climatológico probablemente debido al impacto del cometa Clovis, hace mas de 12.000 años.

Las excavaciones de los poblados de la cultura Natufian asentada antes de este fenómeno en Oriente Medio, vienen a demostrar, que ya por aquel entonces existían pueblos que vivían de la agricultura y que se vieron forzados a emigrar como consecuencia del cataclismo.

Algunos científicos opinan que la agricultura fue posterior, pero lo cierto es que los Natufian, ya usaban el mortero para moler el grano, antes del fenómeno Dryan. Del estudio de esta cultura, cuyos restos arqueológicos se encontraron perfectamente protegidos bajo las arenas de los desiertos, también se ha podido saber que emigraron a otras latitudes huyendo del Dryan Reciente.

Lo que lleva a la conclusión de que esta civilización fue la que vivió el llamado Diluvio Universal y probablemente fueran protagonistas, de la Epopeya de Gilgamesh y de lo que refieren los creyentes judíos, como Éxodo, la descripción de las plagas y otras tantas narraciones, que se encuentran en el Antiguo Testamento.

Así el Antiguo Testamento sería una recopilación de tradiciones orales y de las historias de las tribus que poblaron Oriente medio, especialmente las tribus semitas, deformadas con el paso del tiempo, hasta la aparición de la escritura.

¿Pero quién fue Abrahán?

La introducción de Abrahán en la historia de la religión, viene a dar continuidad a la leyenda de Noé, el hombre que se hizo un Dios «inmortal», tal como hemos visto en el relato de Gilgamesh, pero que adopta una nueva versión en Abrahán, al ser considerado un elegido de Dios, del que existen varias versiones.

Existen tantas versiones de Abrahán como corrientes religiosas, dicen que era un pagano idólatra originario de Ur la ciudad caldea de Mesopotamia y que su esposa Sara era estéril, así que Dios le prometió descendencia a cambio de fidelidad, una fidelidad que le llevar muy lejos.

Abrahán significa, Padre de muchos pueblos y debe su nombre a Dios, fue el padre de Ismael, nombre muy extendido entre los árabes y de Benjamín, nombre muy extendido entre los judíos, así que ya tenemos unas cuantas piezas del rompecabezas del origen de las religiones.

Según los judíos, Abrahán recibió de Dios las tierras de Canaán a posesión perpetua y los doce hijos de Abrahán fueron los patriarcas de las doce tribus de (el pueblo de) Israel.

De las muchas versiones de la historia de Abrahán, nos quedaremos con la narrada en los Rollos del Mar Muerto, que sirve mejor para entender el cristianismo y su separación del judaísmo.

Abrahán y Melquisedec

Los rollos del Mar Muerto descubiertos en la cueva 11 de Qumrán, desvelan una leyenda en la cual Abrahán se presenta ante el llamado monarca o sacerdote Melquisedec (Malki-Tzedek), rey de Salem (Yahru-Salem o Jerusalén), mencionado en la Biblia y que sirve una vez más para sospechar que los iluminados de Qumrán, darían soporte a la versión cristiana, frente a la Torá.

Abrahán y la historia del vaso

En la parábola de la historia del vaso, la secta de Qumrán crea las bases para la división de Dios en dos naturalezas distintas por boca de Abrahán:

«Yo había aprendido desde la infancia a reverenciar el Fuego Sagrado, creyendo que ello era una revelación visible de Yahwéh, el Gran Dios Invisible. Hasta entonces, yo lo veía como un Fuego Único e indivisible. Ahora, al transportar en un humilde jarro la llama que se había desprendido del altar, mis pensamientos se agitan con el surgimiento de un nuevo concepto sobre el Creador: el concepto de un Dios Sufridor que es capaz de desprenderse del Gran Yahwéh, representado por el Fuego Sagrado, para acompañar al pecador en su jornada.

Súbitamente, se me grabó en la mente la convicción de que aquella pequeña llama que se había desprendido del Fuego Sagrado, era una representación del Mesías, que Se desprendía del Gran Yahwéh, para ser el Dios Con Nosotros, compañero en todas nuestras jornadas. Al sobrevenirme esta convicción, la llama se alegró, tornándose más brillante y calurosa

Como podemos ver, esta es una clara descripción del hijo de Dios hecho hombre, que va a servir de argumento a los cristianos, para construir el trinitarismo.

Abrahán y la historia de Salem

En otro de los escritos del mismo rollo del Mar Muerto, se pone en boca de Abrahán, la historia de Salem, en la que cobra significado el «sacrificio de Jesucristo» en la cruz, cuando habla del príncipe Melquisedec, el cual acepta ser sometido a la tortura y el escarnio con tal de salvar a su pueblo, su fe y su reino en la tierra, tal como relata el Capítulo 8 y que será recreado por los cristianos en lo que se conoce como la pasión de Jesucristo.

Abrahán según El Corán

Para los musulmanes Abrahán es un Hanif, un curioso concepto acuñado para poner a Abrahán fuera de toda discusión, ya que Hanif es el que se inclina hacia el Creador es decir a Dios, luego Abrahán es un hombre desposeído de divinidad. Es aquel que se inclina ante Dios sin adorarle.

Según la versión judía, Dios puso a prueba a Abrahán: «Toma a tu «hijo único», el que tanto amas, a Isaac; ve a la región de Moriá, y ofrécelo en holocausto sobre la montaña que yo te indicaré»

Según la versión del Corán, cuenta que Ismael es el hijo «legítimo y primogénito» de Abrahán, entre otras razones, porque Dios en prueba de fe pidió a Abrahán el sacrificio de su segundo hijo, Isaac.

El Corán cuenta otra versión de los hechos, así sería Ismael el que ofrecería el sacrificio a Dios en forma de cordero. Los judíos, consideran que Jacob hijo de Isaac tuvo doce hijos que fundaron las doce tribus de Israel. Ambas religiones tienen en común el rechazo a la idolatría, una práctica muy extendida entre las distintas tribus de entonces, que adoraban a varios y diversos dioses, entre ellos la luna y el sol.

Los judíos introducen la «posesión» de la protección de un único Dios todo poderoso, que más adelante van a repetir los árabes, pero antes de que esta variación se produzca, surgirá una disidencia entre los judíos, que dará origen al cristianismo.

El cristianismo

El cristianismo es la religión más extendida e influyente del planeta y nace como una corriente del judaísmo.

Aparecen los primeros cristianos en Palestina, donde se difunde la leyenda de un predicador llamado Jesús de Nazaret que dice ser el Mesías prometido, el hijo de Dios (de los judíos), que le ha enviado a la tierra para salvar a los hombres de sus pecados (expiación).

El éxito del cristianismo hay que verlo en su modernidad y en la sutil mezcla de contradicciones que va a desconcertar a los hombres de su época. Primero Jesús no es un profeta que nace del pecado, es el resultado del amor de dios en una mujer, es obra del Espíritu Santo, tal como señala la tradición de la Diosa Ishtar, segundo no se le aparece ningún Dios, no es una teofanía, tercero es de carne y hueso, pero acepta ser sacrificado en la cruz para redimir los pecados cometidos por los judíos, y cuarto, su cuerpo resucita y vuelve al cielo, a la eternidad de los dioses inmortales, dejando en la tierra a sus apóstoles que predicarán en su nombre.

Estas ideas, rompen los esquemas de todas las religiones anteriores, que en su mayoría estaban basadas en la mitología o en las teofanías.

Pero no contentos con esto, los cristianos consideran a Jesucristo el salvador de los hombres que estaban condenados a morir en pecado «original», se convierte en el chivo expiatorio de los pecados de la humanidad. Conviene recordar que Jesús de Nazaret se autoproclamó Rey de los judíos, lo cual se referencia en el Nuevo Testamento y se cita en la llamada pasión de Cristo.

Probablemente esta sea, entre otras, una de las causas de las revueltas de la provincia romana de Judea, entre partidarios y detractores de Jesús, que serviría de escusa para la destrucción del Templo de Jerusalén.

La versión cristiana de Jesús de Nazaret, no justifica su origen en una teofanía, sino, en una gestación divina, algo que trastocaría a las mentes más imaginativas del momento, ya que había sido engendrado por Dios Padre por obra del Espíritu Santo, que venía a ser una paloma.

Ante esto los judíos ortodoxos, plantean la primera gran duda a los cristianos: Cómo es posible que el hijo del carpintero José y la doncella María sea el hijo de Dios?

A esta pregunta, los cristianos dan una explicación, que va a ser la causa de muchas discusiones a lo largo de los siglos siguientes: había sido fecundada por el Espíritu Santo.

La segunda pregunta era evidente, ¿y quién es el Espíritu Santo?: El Espíritu Santo, no puede ser otro distinto a Dios.

Lo cual lleva a los judíos otra nueva pregunta, ¿entonces cuantos Dioses hay?

Siguiendo la lógica de los cristianos, los argumentos sobre Jesús, enfurecieron a los rabinos judíos, para los cuales Jesucristo era un farsante y había que deshacerse de él, con lo cual los judíos cometieron un grave error, ya que al entregarlo a los romanos para su crucifixión habían creado un héroe y un mito para la eternidad. Pero esto no parece haber sido así y corresponde a una invención de los cristianos romanos.

Los partidarios de Jesús escribieron sus «hechos» y narraron sus supuestas prédicas, en lo que se conoce como Evangelios o Nuevo Testamento.

Para entonces y gracias a la difusión de la Biblia, los fenicios, los griegos y los egipcios ya se habían convertido al nuevo judaísmo cristiano algo que resultaba inquietante para Roma.

Cuando aparece el cristianismo se produce un gran revuelo entre las gentes que creían en los dioses, especialmente entre los judíos, ya que Jesucristo venía siendo el primer hijo de Dios, que este había enviado a la tierra para aclarar las dudas sobre los escritos y tradiciones orales de los llamados profetas anteriores que a pesar de ser designados por Dios como profetas o Sumos Sacerdotes no eran hijos de Dios.

Léase así, pues es así como se presenta a Jesucristo ante los sacerdotes judíos y es así como se presenta él mismo ante la gente de las tribus judías en boca de los cristianos.

Para que este argumento tuviera, credibilidad se decía, que Jesucristo, era el hijo primogénito y unigénito de Dios, es decir que hablaría en su nombre, su palabra era una verdad incuestionable y por lo tanto sus seguidores estarían en posesión de la verdad absoluta.

Esta argucia, se la inventaron los judíos que se reivindicaban de la tribu descendiente de David y pronto llegó a los oídos de Roma, no por su importancia religiosa, sino por los graves enfrentamientos que esto producía entre los judíos, los griegos y otras tribus, partidarios de una u otra tendencia, tal como se refleja en muchas de las crónicas de Roma, que son referidas por varios autores y reconocidas por judíos y cristianos.

La revuelta de los judíos provocó el escarmiento de los romanos, que arrasaron el Templo de Jerusalén o Templo de Herodes, del cual sólo se conserva el famoso Muro de las Lamentaciones y que señala el inicio del cristianismo, como alternativa al judaísmo anterior.

En aquellos años, varios profetas, se anunciaron a sí mismos como Mesías, como sus antecesores, Noé, Abrahán, Moisés y otros tantos que fueron considerados enviados o protegidos de Dios, basta leer la «Historia de los judíos» de Josefo Flavio, para ver desfilar a varios profetas que se podrían confundir con el mismo Jesucristo.

Así lo narra Josefo Flavio:

Siendo Fado (Cuspio Fado, procurador romano, año 44) procurador de Judea, un cierto mago de nombre Teudas persuadió a un gran número de personas que, llevando consigo sus bienes, lo siguieran hasta el río Jordán. Afirmaba que era profeta, y que a su mando se abrirían las aguas del río y el tránsito les resultaría fácil. Con estas palabras engañó a muchos. Pero Fado no permitió que se llevara a cabo esta insensatez; envió una tropa de a caballo que los atacó de improviso, mató a muchos y a otros muchos hizo prisioneros. Teudas fue también capturado y, habiéndole cortado la cabeza, la llevaron a Jerusalén.

En ese tiempo llegó a Jerusalén un egipcio que simulaba ser profeta, y quiso persuadir a la multitud que ascendiera con él al monte de los Olivos, que se encuentra a la distancia de cinco estadios de la ciudad. Les dijo que desde allí verían caer por su orden los muros de Jerusalén, y les prometió abrirles un camino para volver a la ciudad. Cuando Félix oyó tales cosas; ordenó a sus soldados que tomaran las armas. Salió de Jerusalén con muchos soldados de caballería y de infantería, y atacó al egipcio y a los que estaban con él. Mató a cuatrocientos de ellos, e hizo prisioneros a doscientos. En cuanto al egipcio, eludió el encuentro y se escapó. De nuevo los ladrones incitaron al pueblo a hacer la guerra a los romanos, diciendo que no había que obedecerles. Incendiaban y robaban las casas de los que no estaban de acuerdo con ellos.

En cuanto a la mención que supuestamente hace Josefo Flavio sobre Jesucristo, está comprobando y es comúnmente aceptado, que se trata de una grosera raspadura y nueva escritura sobre el texto original. Lo que ya resulta más increíble, es que conociendo las anteriores citas, de estos «mesías menores», el famoso, procesado, torturado y crucificado Jesucristo no sea mencionado en estas crónicas de la época.

La Biblia Septuaginta

Los «escritos hebreos» (las tradiciones orales) fueron objeto de una reunificación en el siglo II de la era común, por lo cual, hasta entonces poco o nada de lo escrito se conserva y correspondía a tradiciones orales, sobre los escritos conocidos, se ha vertido mucha tinta, en cuanto al orden en que fueron escritos, cuántos autores participaron y otras muchas dudas sobre los mismos. Lo cierto es que al final se sabe que no corresponden a un mismo autor e incluso presentan contradicciones.

Todo parece indicar que Ptolomeo II pretendió ganarse a la creciente comunidad judía de Grecia, concediéndoles el honor de incluir sus libros sagrados en las estanterías de la gran biblioteca de Alejandría.

Pero todo parece indicar también, que los diferentes escritos no coincidían a la hora de contar los hechos de los judíos, algo que veremos repetido cuando Josefo Flavio vuelve a publicar siglos después la historia de los judíos.

Así que cabe deducir que lo que se hizo entonces fue un refrito de todos los escritos y el resultado no contentó a alguna de las facciones judías que intentaron redactar otra versión. Y esta facción bien podría ser la antecesora de los esenios de la comunidad de Qumran.

También es comúnmente aceptado por los estudioso y los expertos, que la llamada Biblia Septuaginta es la versión más completa de todas las conocidas, tal como hemos mencionado al principio y en ella no se habla de Jesucristo.

Los fundamentos del judaísmo están basados en Moisés y la tradiciones orales heredadas por el llamado pueblo hebreo, que se recogen en la Torá y la Tanaj, mientras que el cristianismo parte de Jesucristo como heredero de la tradición judía y al islam se le considera la rama árabe de la familia.

El cristianismo presenta una versión más amable y liberar del judaísmo, al relajar en buena medida sus estrictas normas morales y religiosas, recogidas en la Tanaj y al divorciarse de su chovinismo como pueblo escogido de Dios, que excluía al resto de los pueblos y sus creencias, algo inadmisible en una «democracia», el cristianismo viene a considerar a todos los hombres como hijos de Dios, frente al sectarismo judío como pueblo elegido de Dios y lo que es más importante, Jesucristo se ofrece como «holocausto» a su Padre Dios, para expiar los pecados de los hombres.

Y esta es una de las razones del éxito de los cristianos, que a partir de entonces hablan de un Dios de todos y no del Dios de los judíos, suprimiendo la circuncisión, el Cashrut o Kósher y buena parte de la tradición primitiva judía de la Tanaj, consideradas costumbres bárbaras por los romanos, y por las culturas grecolatinas en general. Lo cual supondría su aceptación por buena parte de los romanos y el mundo civilizado, que veían el cristianismo como una religión humanista y solidaria frente al sectarismo bárbaro de los judíos ortodoxos que despreciaba a otros pueblos.

El cristianismo fue calando poco a poco entre las distintas facciones judías y tuvo un desarrollo muy desigual en los primeros tres siglos de su existencia, propiciando el nacimiento de tres grupos más o menos diferenciados pero que a la vez sostenían la misma esencia : Los coptos egipcios, los ortodoxos griegos y los romanos.

Gracias a su implantación en Roma, los cristianos logran en el siglo III convertirse en la religión oficial de Roma y construyen su primer gran templo en la capital del Imperio Romano, capital que poco después ería trasladada a la actual Turquía y se llamaría Constantinopla, en honor al emperador Constantino I, primer emperador cristiano de la historia.

En contra de la creencia popular los primeros cristianos romanos no usan el símbolo de la cruz y Roma populariza el Crismón (Cristograma) como símbolo religioso, que sustituye al tradicional estandarte con las siglas SPQR (Senatus Populusque Romanus) de «El Senado y el pueblo romano«, símbolos siempre unidos a la tradicional Pax romana, el Crismón fue usado hasta la edad media como símbolo de la iglesia de roma, símbolo que se puede ver en la gran mayoría de las iglesias que se conservan, de la época del románico, hasta la llegada de los godos al sur de Europa.

Aclarar que el símbolo del pez, es algo reciente asociado a las iglesias evangélicas y que los cristianos romanos, o cristianos primitivos, nunca usaron el pez como símbolo.

El Crismón significa en principio la Paz de Cristo (Pax Christo), en nuestra modesta opinión, pero sobre el tema se han vertido ríos de tinta, según algunos expertos, no cabe duda que el significado central es el de Pax asociado a la interpretación: P- Padre, A-Hijo y X-Espíritu Santo.

En resumen, nos podemos hacer la siguiente pregunta:

¿Fue el pueblo romano el que ofreció a Dios el sacrificio de su hijo Jesucristo, para la redención de sus pecados?

Si lo había intentado Abrahán con su hijo Isaac, ¿porqué no lo podían hacer los romanos con el hijo de Dios Padre?

De esta forma los judíos habían dejado de ser el pueblo elegido de Dios, el cual habría castigado su soberbia, enviando a su hijo a la tierra, para redimir a los hombres y traerles la paz, algo que encaja perfectamente en los postulados cristianos.

Los Coptos (egipcios)

Los primeros en abrazar el cristianismo, probablemente fueron los egipcios, mejor dicho, los judíos de Alejandría, y ellos fueron los primeros en usar la cruz como símbolo de su iglesia, curiosamente es Ptolomeo II Filadelfo, segundo faraón de la dinastía Ptolomaica el que encarga la redacción de la Biblia y el que establece la libertad de culto en su reino.

La iglesia católica egipcia fue fundada por San Marcos y desde entonces permanece al margen de Roma, salvo su asistencia a los primeros Concilios, en los que discreparon sobre la naturaleza de Jesucristo (Santísima Trinidad).

En el año 325, el sacerdote alejandrino, Arrio, un bereber libio, plantea el debate sobre la Santísima Trinidad, que dividirá al mundo juedeocristiano, para siempre.

El arrianismo va a marcar buena parte de los primeros siglos de los judeocristianos, ya que el Emperador Constantino I, al que se atribuye la imposición del cristianismo como religión oficial del Imperio romano, era arriano y los godos fueron arrianos durante varios siglos.

El arrianismo considera la supremacía de Dios padre sobre la trinidad, a pesar de las distintas interpretaciones y manipulaciones. Más tarde en el siglo V, se producirá la escisión de los Nestorianos, también conocidos como la Iglesia Asiria de Oriente.

A diferencia del arrianismo, el nestorianismo considera claramente separadas la naturaleza de Dios y la de Cristo, de tal forma que son dos seres distintos, no dejando lugar a las dudas del arrianismo.

Los Coptos Etíopes o la iglesia unitaria ortodoxa de Etiopía

Se dice que fue fundada por Felipe el evangelista, citado en «Los hechos de los apóstoles 8«, aunque existe una controversia que atribuye su fundación al llamado «Abba Salama, Kestae Birhan» o Nuestro padre de la paz, revelador de la luz, el Monje Frumencio de Axum, también conocido como San Frumencio, el cual sería designado Obispo por el Patriarca de Alejandría en el año 328.

La Iglesia Etíope, es una iglesia de carácter nacional, independiente de la Iglesia copta egipcia y de la iglesia romana, cuenta con un Primado que hace las veces de Papa.

Tras la división de Etiopía y la creación del estado de Eritrea , nace la iglesia nacional de Eritrea que se adscribe a la iglesia copta de Egipto, creándose el Patriarcado de Eritrea.

La iglesia ortodoxa siria de Antioquía y las iglesias ortodoxas de oriente

Es una de las iglesias más controvertidas de la cristiandad, por su antigüedad, por sus orígenes y por su independencia respecto al resto de la iglesias cristianas a lo largo de los siglos.

Esta Iglesia ya es mencionada como la «Comunidad Cristiana de Antioquía«, que existía en el siglo I y es citada por San Pablo y en «Los hechos de los apóstoles«, por lo tanto puede ser considerada una de las ramas de la naciente iglesia o de la facción de San Pablo, que nacería paralelamente a los coptos de San Marcos.

Esta comunidad estaba formada según algunas versiones cristianas, por judíos incircuncisos y era liderada por San Pablo (Saulo) hasta su deportación a Roma, antes de la destrucción del Templo de Jerusalén, probablemente en tiempos de Nerón.

Los cristianos no se ponen de acuerdo en cuanto a la razón de su origen, pero todo parece indicar que es una de las primeras escisiones judías que se niegan a acatar la Tanaj, lo que resulta confuso debido a las distintas versiones, en todo caso, es una de las primeras iglesias de los judíos cristianos que acudirá al Concilio de Nicea convocado por Constantino I y será una de las escindidas en el Concilio de Calcedonía (año 451), a causa de la controversia de la Santísima Trinidad.

La iglesia ortodoxa siria de oriente o Malankara

El la iglesia de los cristianos de la India, su origen se atribuye al apóstol Tomás, también conocido como Judas Tomás Dídimo (El Gemelo), famoso por el pasaje del evangelio en el que duda de la resurrección de Jesucristo, hasta que no toca con sus dedos las heridas.

Fue fundada en los primeros años del cristianismo, ya que se dice que Tomás llegó a la India en el año 52 y su iglesia forma parte de las llamadas iglesias orientales ortodoxas. Algunos de sus escritos se encuentran entre los escritos de la llamada biblioteca copta de Nag Hammadi.

En relación con el Apóstol Santo Tomás, curiosamente, entre las muchas fantasías de los cristianos, en el siglo XVII el historiador mexicano Carlos Sigüenza, llega a decir que el apóstol Tomás viajo hasta México, donde los aztecas lo llamaron Quetzalcóalt, divinidad central de la cultura azteca, pero no contentos con esta fantasía, otro autor mexicano, ampliando la fantasía en competición con el anterior, llega a afirmar que el manto de la Virgen de Guadalupe, era la capa del apóstol Tomás.

En la misma línea otro intelectual peruano, Ricardo Palma, llega a decir que el apóstol, había viajado hasta Perú, intentando crear una vía al catolicismo antes de la llegada de los españoles, algo parecido a las pretensiones judías de datar su existencia (la de los judíos), desde el origen de la humanidad.

Los portugueses intentaron atraerlos a la iglesia romana y posteriormente los ingleses a la iglesia anglicana, La Iglesias de Oriente, ha sufrido varios descabezamientos y vaivenes entre ortodoxos y romanos a lo largo de los siglos hasta su última definición como Catolicado Autónomo Siriano.

La iglesia católica, apostólica, ortodoxa

Es la segunda iglesia católica en número de fieles, y está implantada en todo el mundo, especialmente en Rusia, Grecia y los países de Europa oriental, congrega a unos 300 millones de creyentes.

La separación de las dos grades iglesias católicas se debe en gran parte a la pugna por el liderazgo de la iglesia entre Roma y Constantinopla (actual Estambul), que se intenta justificar a su vez en el debate permanente sobre el misterio de la Santísima Trinidad, debate que realmente no existe, ya que se trata de matizaciones absurdas, que ninguna de las partes termina por aclarar, a pesar de numerosos intentos de conciliación.

Las diferencias entre una y otra iglesia son meras sutilezas derivadas del nacionalismo, así se entiende que la iglesia ortodoxa cuente con más de una docena de «iglesias nacionales» llamadas acéfalas, es decir que no reconocen la autoridad de Papa o Primado alguno y cuentan con un equivalente llamado Patriarca, que preside la iglesia de esa nación.

Los ortodoxos consideran que la primera iglesia católica apostólica fue fundada el día de Pentecostés en la ciudad de Jerusalén, por los apóstoles de Jesucristo, cuando el Espíritu Santo descendió sobre ellos, dando paso a la creación del Patriarcado y de la Iglesia ortodoxa de Jerusalén, algo que obviamente no cuenta con la aceptación del resto de los cristianos, lo que sirve para entender en buena medida las disputas históricas de legitimidad entre ortodoxos, romanos, coptos y armenios.

Iglesia apostólica Armenia

La iglesia apostólica Armenia, fue fundada por los apóstoles San Judas Tadeo y San Bartolomé, según su versión, en el año 301 (24 años antes del primer Concilio de Nicea), el rey Tiridates adopta el cristianismo como la religión oficial de Armenia, lo que la convertiría en la primera nación que adopta el cristianismo, pues Roma lo haría en el Concilio de Nicea.

Al igual que hiciera la Iglesia Copta, se traduce la Biblia al armenio (año 435), creándose un nuevo alfabeto, obra del monje Mesrop Mashtóts, que al igual que el copto servirá, en sus primeros años de lengua religiosa, para dar paso a nuevas formas del idioma.

La diáspora armenia ha permitido que el armenio sea una lengua oral, hablada por más de 7 millones de personas como lengua materna en muchos países del mundo, y como lengua escrita se conocen publicaciones en más de 8 países.

Una vez más la religión va a determinar los idiomas y va a ser incorporada como parte de la ideología de una nación, concediéndole un carácter diferenciador, respecto a otras naciones.

En Armenia se encuentra el bíblico monte Ararat, donde se posaría el Arca de Noé y la iglesia Armenia ha difundido la leyenda de que en el Monasterio de la Lanza se conserva la lanza usada por los romanos para lacerar a Jesucristo en la cruz, que sería lleva hasta Armenia por el apóstol Judas Tadeo.

La Iglesia Armenia, mantiene buenas relaciones con el Vaticano y es una iglesia que cuenta con su propia autoridad equivalente al Papa, llamado Primado de la Iglesia Armenia.

El Islam

No habían transcurrido 600 años del auge del cristianismo, cuando nace en la Meca (año 570), la actual Arabia Saudita, el que va ser llamado profeta Mahoma, el que se calificó así mismo, como el último de los profetas enviado por Dios a la tierra.

El Islam es la respuesta al vacío producido por la desaparición del judaísmo como religión piadosa que pudiera enfrentarse a la Roma católica, es la reproducción del judaísmo entre las tribus árabes, que van tomar el relevo en la lucha de los piadoso hijos de Abrahán, contra la satánica civilización occidental representada por Roma, que se pone a la circuncisión y a las restrictivas costumbres morales y alimentarias de los judíos ortodoxos.

Mahoma, desde el primer momento se empeñó en ser reconocido por los judíos, como el último de sus profetas y prueba de ello, es que desde los primeros años, los musulmanes rezaban, orientando sus cabezas a Jerusalén la Tierra Santa de los creyentes judíos y cristianos, creando la Alquibla o forma correcta de rezar, que veremos más adelante.

Como quiera que los creyentes judíos y los cristianos, no reconocieron al Profeta árabe, Mahoma cambió la orientación de los rezos hacia La Meca, lugar de su nacimiento, donde se encuentra la Kaaba, un lugar de culto pagano, plagado de ídolos de muy diversos cultos, los cuales dicen que destruyó el profeta con sus propias manos y que incorporaría al Corán de la mano, nada más y nada menos que de Abrahán y su hijo Ismael, a los que atribuiría la construcción de la Kaaba, versión no recogida por la Biblia. Lo que si comparten ambas escrituras, es la narración del enfrentamiento de Abrahán con su padre por la destrucción de los ídolos que éste veneraba.

Mahoma se encuadra a sí mismo, en la tradición judía como otro Mesías más, al que se le aparece Dios y le encomienda la depuración religiosa, la reinterpretación de todo lo dicho hasta entonces por los profetas anteriores y desata la Guerra Santa contra los infieles.

Luego Mahoma es otra teofanía, repetida desde los inicios de la cultura de Mesopotamia, como una suerte de reinvención cíclica, que va a seguir repitiéndose hasta nuestros días, pero con menor éxito, como ya hemos visto y veremos más adelante en la reforma protestante.

Nótese que la sutil diferencia la marca el cristianismo, al no ser una teofanía, ya que a Jesús de Nazaret no se le aparece Dios, es el hijo de Dios, que después de muerto asciende al cielo junto a su padre, mientras Mahoma está enterrado en Medina, al igual que los anteriores profetas que murieron sin haber resucitado.

La «palabra» de Mahoma, va a ser recopilada en versículos por sus seguidores, depurada escrupulosamente y publicada por el primer Califa, constituido en la primera autoridad de la nueva «iglesia».

Conviene aclarar que la palabra Califa se traduce como representante de Mahoma y tiene el mismo simbolismo que la palabra Papa o Primado, en la iglesia católica, a pesar de que en Occidente se la confunde erróneamente, con Emir, Emperador o Monarca.

La rama chiía del Islam se distingue de la rama sunita, llamando a sus sacerdotes ayatolás, que en lengua árabe y en lengua persa significa «señal de Dios«.

El Corán es un intento de unir al judaísmo y en menor medida al cristianismo, en una particular interpretación que hace Mahoma, sobre el Antiguo Testamento, es decir la Tanaj y que parte de la leyenda de Abrahán, cuando nace su primogénito bastardo Ismael, de su concubina árabe Agar.

Mahoma aparece en el escenario religioso como el enviado por Dios para combatir a los herejes, a sangre y fuego, repitiéndolo machaconamente en el Corán.

Las versiones, traducciones e interpretaciones, de los textos escritos de los llamados Libros Sagrados, de las tres religiones abrahánicas están viciados en cada una de ellas, hasta tal punto que se contradicen en algunos temas concretos, causando polémicas interminables entre las distintas familias.

En el caso del Corán, la primera de esas grandes discusiones se centra en cuál es su primera versión. Como hemos visto en el caso de los judíos estos ponen en boca de Abrahán y de Moisés buena parte de la Biblia, incluso se llega a atribuir a Abrahán, la redacción de parte de la Biblia, tal como hemos visto en los escritos del Mar Muerto.

Sobre el Corán, se ha dicho en muchas ocasiones que fue escrito después de la muerte del profeta Mahoma, en el año 632, pero la Biblioteca de Londres conserva algunas hojas de un Corán datadas entre el año 568 y el año 645, lo cual pone en duda la fecha de nacimiento del profeta, pues se afirmar que fue Mahoma quien dictó su texto, ya que era analfabeto y que las revelaciones las tuvo entre los años 610 y 632.

No vamos a entrar en esta discusión ya que mayoritariamente, se admite la versión de su analfabetismo y es precisamente esta circunstancia la que aprovecha el Islam, para justificar la ignorancia, no sólo en el Corán, sino como una virtud del profeta, al equiparar su ignorancia con la inocente pureza, algo de lo que llegan a presumir los musulmanes de forma arrogante, para después decir que el que sabe es Alá.

Existiera o no un texto religioso anterior al nacimiento de Mahoma, los árabes se dividieron en su interpretación y en lo que era correcto y lo que no era correcto, entre lo que había dicho Mahoma y lo que se inventaron aquellos que escribieron el Corán.

Existen dos grandes familias dentro del Islam, divididas aparentemente por sus razas y por sus lenguas, la sunita árabe y la chiíta persa.

Los persas o farsíes, son un grupo étnico que puebla buena parte de Oriente Medio, distinto de los pueblos semitas (árabes), por lo tanto herederos como los judíos de la tradición oral de Mesopotamia.

Es importante tenerlo en cuenta, pues el divorcio entre suníes y chiítas tiene connotaciones lingüísticas y raciales que en su momento han sido utilizadas de forma torticera.

Estas diferencias se traducen actualmente en las guerras entre todas las tendencias del islam en territorios de Siria, de Irak, o en Libia, Yemen, Afganistán, Paquistán, etc., etc..

La rivalidad histórica de los musulmanes

Tras la muerte de Mahoma y durante el mandato del Sultán Otman Ibn Affan (yerno de Mahoma), se creó el partido (sía) de oposición a su sultanato, encabezado por Aisha, la hija del primer Califa Abu Bakr as-Siddiq, esposa favorita de Mahoma, enemistada con Alí, primo yerno del profeta, casado con su hija Fátima, venerada por los chiítas como la Gran Señora del Islam, en una clara imitación del modelo de la Virgen María.

Este partido (sía) es el origen del chiísmo (los siíes), los defensores de la línea de sucesión familiar de Mahoma a partir de Alí y no de los Omeyas que eran los parientes de Mahoma.

Pero durante el Califato de Alí, se produjo un enfrentamiento con su primo el Califa de Siria Muawiya ibn Abi Sufyan, en torno al que se agruparon sus enemigos y detractores, que terminaron por asesinarle en la mezquita de Kufa, a pesar del asesinato de Alí, sus descendientes siguieron siendo considerados los legítimos sucesores de Mahoma, según los chiítas.

Por su parte los seguidores de su primo Muawiya, fundaron la dinastía Omeya, con la que el mundo musulmán alcanzaría su máximo esplendor a lo largo de casi un siglo, sucediéndose unos a otros los miembros de la tribu de Muawiya ibn Abi Sufyan, derrotando a los siíes o chiítas, en sucesivas guerras. La legitimidad de los Omeyas parte del clan de la tribu Quraysh a la que pertenecía Mahoma, cuando nació en La Meca.

Las lucha intestinas entre las distintas tribus y partidos musulmanes terminaron por derrocar a la dinastía Omeya y su único superviviente se refugió en Al-Ándalus (actual Andalucía española), fundando el Emirato de Córdoba que más tarde pasaría convertirse en el Califato de Córdoba, que dominará el norte de África, gran parte de la península Ibérica durante más de 700 años y que al final de la dominación terminaría convertido en un reino de taifas (fracciones). Las taifas son algo inherente a los árabes, muy dados a los bandos propios de las tribus nómadas de los desiertos, debido a su idiosincrasia desconfiada y sus vínculos familiares, derivados de los matrimonios concertados entre clanes.

Las taifas son un claro ejemplo de esa pugna constante entre musulmanes, que lleva al enfrentamiento entre sunitas y chiíes desde hace miles de años y a las distintas tribus dentro de las dos facciones religiosas.

Así las cosas los chiíes están representados en el mundo por los persas iraníes y sus Ayatolás mientras los suníes están representados por los Emiratos Árabes, y especialmente por Arabia Saudí.

La Suna, el Salafismo y la Sharia

La Suna

Los Sunnitas, o partidarios de la Sunna, son la corriente mayoritaria del islam.

La Sunna, es un conjunto de dichos y normas atribuidos a Mahoma, que se usan como leyes y que ha dado paso a los Madhab, que a su vez son las interpretaciones de la Sunna, en función de cada intérprete o Sahaba, así se conocen al menos cuatro escuelas: Hanfi, Maliki, Shafi’i y Hanbalí.

Los Sahaba, son todos aquellos que pudieron tener contacto directo con Mahoma y que se asimilan a los apóstoles de Jesucristo, a pesar de que los musulmanes renieguen de esta comparación. Los Sahaba son la esencia del Salafismo las fuentes originales (fundacionales) a las que hay que regresar cada vez que los musulmanes de hayan perdidos.

Para complicar más las cosas, aparece el wahabismo, que es una corriente de la mencionada escuela Hanbalí, que daría paso y justificación a la Casa Real de Saúd, es decir a la monarquía de Arabia Saudita, en cuyos territorios se encuentran los lugares santos de los musulmanes, La Meca y Medina.

Arabia Saudita, es pues el foco inicial de un retorno a las «fuentes originales» y de la «pureza» del Islam, tal como lo practicaron las tribus del desierto en sus orígenes. Se trata de un movimiento «fundamentalista» a pesar de las constantes campañas emprendidas en los medios de comunicación de masas y en la Wikipedia, para desmentirlo y acusar a los occidentales de una pretendida «deformación».

Arabia Saudita, también es la fuente principal de la financiación de las organizaciones radicales islámicas en todo el mundo.

Este movimiento (el wahabismo) viene desde los orígenes del Islam y tuvo su renacimiento en el siglo XVII de la mano del Iman Ibn Abbu-I-Wahhab, que da nombre al Wahabismo imperante en Arabia Saudita.

El Salafismo y Sharia

El Salafismo es el retorno al islamismo fundacional, al de las primeras generaciones del Islam, un mecanismo de autodefensa que ha sido usado en repetidas ocasiones históricas para curar las «heridas» causadas por los invasores y los colonizadores de los pueblos musulmanes, de ahí su relación directa con el fenómeno yihadista.

El Salafismo, se caracteriza por la imposición de la Ley musulmana, conocida como Sharia, es decir el Derecho Islámico, un detallado código de comportamiento en todos los órdenes de la vida, que va desde la forma de lavarse, vestirse, rezar, comer, hasta la aplicación de la Ley de Talión.

La Sharia, rechaza por consiguiente la democracia, la república, la igualdad y todo lo que representa el mundo occidental, especialmente la libertad de expresión y la libertad de pensamiento.

La Sharia, estipula en el Hadd, cómo han de ser castigadas las «ofensas» o «crímenes», establece la lapidación, el azote en público, la amputación de partes del cuerpo, y otras que por conocidas no vamos a repetir.

La Sharia, prohíbe las bebidas alcohólicas, la relaciones homosexuales, la desobediencia al padre y las relaciones sexuales con infieles.

A lo anterior hay que añadir, las prohibiciones a las mujeres, ya conocidas y que incluyen la ablación, como una de las mayores barbaridades practicadas de forma cotidiana.

Así pues, para entender el mundo islámico, es conveniente tener en cuenta lo anteriormente dicho, lo que lleva rápidamente a saber de dónde procede el fanatismo religioso de los llamados yihadistas islámicos.

Curiosamente, la primera gran llamada al retorno a las fuentes originales se debe a Ibn Taymiyyah, que vivió de cerca la caída de Bagdad y su califato abasí a manos de Hulagu Jan, el nieto del legendario Gengis Jan, el cual antes de arrasar la ciudad, recibió la petulante amenaza del Califa, de ser destruido por la ira del Alá, lo que le valió morir a los pies de los caballos mongoles. Los mongoles destruyeron el sistema de irrigación y salaron los campos, causando el peor de los daños imaginable en su época al creciente fertil.

Ibn Taymiyyah se convertiría en el ideólogo del renacer del islam y el primer salafista reconocido por todo el mundo árabe por su llamada a la pureza y a la yihad, algunos le asocian con el sufismo, pero de su vida y su obra se desprende que no fue más que una debilidad momentánea, ya que lo suyo era el chiísmo y la yihad, un modelo perfecto para el ayatola Jomeini.

Los moderados del islam

Después de la Segunda Guerra Mundial, surgió en el Mundo Árabe el conocido como Panarabismo, liderado por Gamal Abdel Nasser, que junto a la recién nacida República de Turquía, supuso el renacer del mundo árabe musulmán moderado y progresista, que daría pie a la creación de los llamados Países No Alineados, que hoy languidece cubierto por la sombra del terrorismo islamista y la propaganda de los medios occidentales empeñados en imponer el pensamiento único.

El Panarabismo sirvió durante la Guerra Fría, para mantener apartados a los países árabes de la influencia de los Estado Unidos, a la vez que daba respuesta a las distintas corrientes islámicas, conteniendo su fanatismo religioso. Esta contención, obviamente generaba una cierta resistencia entre los fanáticos musulmanes, que se veían limitados en sus excesos puritanos, dando pie a la aparición de focos radicales.

La caída del Muro de Berlín, animó a la penetración de los Estados Unidos en las organizaciones radicales islámicas disidentes y tradicionalmente opuestas a los líderes Panárabes socialdemócratas y próximos a la Unión Soviética, con las consecuencias ya conocidas y cuyo mejor ejemplo es Osama Bin Laden, agente árabe reclutado por los servicios de inteligencia norteaméricanos por aquel entonces.

Muchos de los dirigentes y miembros más destacados del panarabismo han sido asesinados, barridos de la faz de la tierra desde la Guerra de Irak: Sadan Husein, Yaserr Arafat, Muammar el Gadafi y ahora se persigue a Bashar al-Asad como el último sobreviviente de este grupo.

A pesar de la campaña de propaganda utilizada por parte de algunos países occidentales, especialmente EE.UU. y Gran Bretaña, detrás de las intervenciones militares de los llamados aliados se esconde un gran negocio militar y un genocidio encubierto del que se pretende culpar a las víctimas que a su vez son los verdugos que ellos han entrenado para generar todo el caos conocido, que está siendo utilizado de la misma forma que lo hizo Roma con los judíos.

A la muerte de cada uno de los dirigentes panárabes, ha resurgido el Salafismo como alternativa de destrucción y muerte, dando paso a las guerras civiles y al yihadismo del DAESH, sustituyendo a Al-Qaeda, en una guerra sin cuartel contra los infieles, la democracia y todo lo que representa el mundo occidental en una clara Guerra Santa a la que no son ajenos los Emiratos árabes y el reino de Arabia Saudí.

El Sufismo y los giróvagos derviches

Si hay algo desconocido del mundo del islam en occidente, es el sufismo, a pesar de la divulgación de las imágenes de los místicos giróvagos derviches, girando sin cesar como peonzas en pleno éxtasis religioso, nadie los asocia con el sufismo.

Son muchos los que niegan cualquier relación de los derviches con la masonería, especialmente por parte de los islamistas, lo cierto es que las llamadas tariqas siguen un funcionamiento muy similar al de las logias masónicas, en su proceso iniciático. Y si hay algo que ningún islamista niega, es precisamente que la tariqa es una orden sufista, que introduce en un proceso iniciático al misticismo del islam, lo cual no quiere decir que sean la misma organización.

Sería muy extenso contar las historia del origen del sufismo, así que de forma resumida, para encontrar los orígenes de esta «escuela» hay que ir a la India y hay que recorrer el camino de los turcos desde Asia Central hasta Konya, Anatolia, donde van a descubrir al enigmático poeta persa Rumi (Yalal ad-Din Muhammad), nacido en Balj, Afganistán, cuyos seguidores fundaron la orden de los Mevleví, conocidos como giróvagos y derviches.

Para entender el sufismo de forma «intuitiva» baste con decir que Rumi consideraba el sufismo «la ciencia de Dios» y que sus enseñanzas seguían el mismo esquema de los monjes cristianos, es decir, el retiro espiritual, la meditación y el ayuno.

Rumi al que muchos consideran un santo y un sabio, roza la homosexualidad en sus poemas cargados de amor fraternal, de amor casi lascivo a un Dios venerado que transforma en belleza plástica con su verbo y crea la danza de los giróvagos, que no es otra cosa que la expresión del éxtasis en la comunión con Alá, cuerpos que giran mientras se comunican con Dios.

A modo de ejemplo vamos a citar alguno de sus poemas donde se puede admirar la carga emocional:

El Amado lo es todo, el amante apenas un velo.

El Amado está viniendo, el amante es una cosa muerta.

Ama las voluntades de lo que traen estas palabras.

Este concepto del Amado en Rumi, no ofrece lugar a dudas sobre el grado de misticismo y bondad de sus enseñanzas muy distantes de otras corrientes del islam.

Insistimos en que sería muy extenso conocer y explicar la obra de los sufíes y en particular la muy prolija obra de Rumi, que alcanza más de 40.000 versos de recomendable lectura.

La importancia de Turquía y del sufismo turco heredero de Rumi, es de esencial importancia a la hora de equilibrar el mundo islámico, a la vez que es un referente cultural para aquellos que quieran entender el mundo árabe, sin serlo.

Cuando define el Samá, la danza de los derviches dice: El Samá es el adorno del alma que ayuda a ésta a descubrir el amor, a experimentar el escalofrío del encuentro, a despojarse de los velos y a sentirse en presencia de Dios.

Uno de los errores de Kemal Ataturk, padre fundador de la Republica Turca, fue prohibir la orden Mevleví en sus primeros años de gobierno y que sería repuesta por razones turísticas en 1.950.

Lo cual demuestra que los partidos políticos y especialmente la izquierda, no han sabido tratar de forma adecuada e inteligente las creencias religiosas de sus pueblos, alentando de esta forma la proliferación del fanatismo religioso, frente a la espiritualidad de los creyentes, en busca de una respuesta a su incertidumbre.

El sufismo está en las antípodas del Yihadismo y representa la cara amable de los creyentes de Alá, fomentando la belleza, la alfabetización, la lectura y la enseñanza.

En los últimos años y sobre todo a raíz del auto Golpe de Estado de Tayyip Erdogan en Turquía, se ha difundido el nombre del imán sufí, Fethullah Gülen, también conocido por Hodjaefendi, fundador del movimiento Hizmet, más conocido como movimiento Gülen, una secta religiosa dedicada a la enseñanza, que cuenta con numerosos centros en todo el planeta y que se ha convertido en la cara amable del Islam, frente al resto de las corrientes, inspiradas por Mahoma. El sufísmo es la cara opuesta del salafismo, el ala radical del Islam, que impulsa el retorno al fundamentalismo islámico y la Yihad o guerra Santa para combatir al infiel.

Los alevíes kurdos

Los alevíes, consideran que los sunitas y el salafismo, no representan el verdadero Islam, los acusan de nacionalismo árabe, intolerante, reaccionario, fanático y antidemocrático, por pretender la imposición de la Sharia y el Hadiz. Son conocidos en occidente, gracias a su presencia militar en las guerras contra el DAESH, por sus famosos Peshmergas.

La importancia de la religión aleví, como contrapeso al islam reside en su origen kurdo, a pesar de que el nombre proviene del turco «aleviler» y es una religión poco conocida para los islamistas y más para los occidentales.

Parte de la consideración de Alí como su referencia religiosa y es por lo tanto pariente de los chiítas, para los que Alí representa la legitimidad «sucesoria» del profeta Mahoma, su tío y suegro, ya que Alí se casó con Fátima, «la señora del Islam», hija de Mahoma y venerada por algunos alevíes, tal como hemos descrito anteriormente.

Los alevíes no tienen templos o mezquitas, pero celebran reuniones ceremoniales en las que cantan y bailan hombres y mujeres, las mujeres no usan el Nijab, algunas llevan un pañuelo cruzado a la altura del cuello y no tienen sacerdotes ni estructura eclesiástica. Los alevíes son una secta moderada en sus prácticas religiosas, defienden la libertad de pensamiento y de religión, la igualdad entre hombres y mujeres y son contrarios a la poligamia.

Tienen una clara influencia del sufismo y por lo tanto defienden un estado laico, todo lo contrario de las corrientes sunitas y chiítas de tendencia a las dictaduras religiosas (califatos), como la Iraní o la de Arabia Saudita.

Sus orígenes provienen del Yazidismo, religión preislámica de origen kurdo muy interesante para los estudiosos del origen de las religiones y que parte de una visión bien distinta del abrahanismo, ya que es una mezcla entre un cierto «taoísmo», la reencarnación budista y la mitología india. A día de hoy los alevíes, suponen una religión sencilla en la cual no existen creencias inamovibles, ni principios fundamentales.

En la sociedad kurda la mujer juega un papel protagonista de primera importancia, como lo demuestra su fuerte presencia militar en la guerra contra los yihadistas del Estado Islámico, que se ven gravemente ofendidos ya que existe la creencia de que si son muertos a manos de una mujer no alcanzarán el paraíso.

El papel de la mujer en el Islam

El desprecio del Islam por la mujeres es inaceptable e incomprensible, resulta imposible encontrar la palabra amor para referirse a las mujeres, la misoginia va a estar presente desde los inicios del Islam, al igual que en la Epopeya de Gilgamesh y queda reflejado en la cita del Corán que veremos a continuación, en la que se compara a las mujeres con una huerta de la que se puede disponer libremente:

«Vuestras mujeres son vuestro campo de cultivo; id, pues, a vuestro campo de cultivo como queráis» (Sura 2, versículo 223).

La base de toda la represión sexual ejercida sobre las mujeres está condensada en la promesa del paraíso placentero. En el Paraíso, mujeres voluptuosas esperan a los hombres para darles gratificación sexual, en una clara coisificación de la mujer como objeto sexual.

Con ellos habrán (Doncellas), castas, restringiendo las miradas de ellas, cuyo hombre o Jinn (genio) no las ha tocado anteriormente,” (55:56).

Hemos creado (las Compañías de ellos) de creación especial. 36 Y las hemos hecho vírgenes; 37 puras (y sin mácula), Amadas (por naturaleza), iguales en edad, 38 Como para Compañías de la Mano Derecha,” (56:35-38).

Verdaderamente para los justos habrá un cumplimiento de los deseos (del corazón); 32 Jardines encerrados, y viñedos, 33 Y mujeres voluptuosas de igual edad,” (78:31-33).

El Corán dice que el testimonio de una mujer vale la mitad que el de un hombre:

«Y llamad para que sirvan de testigos a dos de vuestros hombres; y si no encontráis dos hombres, entonces, un hombre y dos mujeres que os parezcan aceptables como testigos, de modo que si una yerra, la otra subsane su error» (Sura2, versículo 282).

El Corán establece como pegar a las mujeres:

Aunque resulte increíble, las mujeres musulmanas admiten como normales este tipo de planteamientos.

Los hombres son los protectores y sostenedores de las mujeres, debido a que Alá le ha dado al uno más (fuerza) que al otro, y debido a que ellos las sostienen por sus medios. Por lo tanto, las mujeres justas son devotamente obedientes, y cuidan en la ausencia (del marido) lo que Alá les dé para guardar. En cuanto a aquellas mujeres en cuya parte temen deslealtad y mala conducta, (primero) amonéstenlas, (Después), rehúsen compartir las camas de ellas, (Y por último) golpéenlas (ligeramente); pero si ellas vuelven obedientes, no busquen contra ellas Medios (para molestarlas): Por que Alá es Más Alto, grande (encima de ustedes todos),” (4:34).

La posesión de hasta cuatro mujeres

Si tienen temor de no ser capaces de tratar justamente a los huérfanos, Cásense con las mujeres de su escogencia; Dos o tres o cuatro; pero si tienen temor de no ser capaces de tratarlas (a ellas) justamente, entonces, sólo una, o (una cautiva) que su mano derecha posea, que será más adecuada, para prevenir que ustedes hagan injusticia,” (4:3).

La menstruación

Y te preguntarán acerca de la menstruación. Di: “Es una molestia. Así pues, manteneos apartados de las mujeres durante la menstruación, y no os acerquéis a ellas hasta que queden limpias; y cuando queden limpias, id a ellas como Dios os ha ordenado.”Ciertamente, Dios ama a los que se vuelven a Él arrepentidos, y ama a los que se purifican. Sura 2, Versículo 222)

El adulterio femenino

Al hombre le es suficiente con cuatro amigos para deshacerse de una de sus varias esposas.

Sura de la mujer, 15. Llamad a cuatro testigos de vosotros contra aquéllas de vuestras mujeres que cometan deshonestidad. Si atestiguan, recluidlas en casa hasta que mueran o hasta que Alá les procure una salida.

Esclavas y concubinas

Sura de la mujer, 24. Y os están prohibidas todas las mujeres casadas a excepción de las que posea vuestra diestra (que sean esclavas) [y mediante matrimonio]: esta es una prescripción de Dios, vinculante para vosotros. Os están permitidas todas las demás [mujeres], para que las busquéis, ofreciéndoles de vuestros bienes, con intención de contraer matrimonio, no para fornicar.

Sura de la mujer, 25. Quien de vosotros no disponga de los medios necesarios para casarse con mujeres libres creyentes, que tome mujer de entre vuestras jóvenes esclavas creyentes. Y Dios conoce bien vuestra fe; procedéis los unos de los otros. Casaos, pues, con ellas con el permiso de su gente y dadles su dote en forma honorable -pues son mujeres que se entregan en matrimonio, no en fornicación ni como amantes secretas. Y si estando ya casadas, cometieran un acto de indecencia, se les impondrá la mitad del castigo que [se impone] a las mujeres libres.

Este [permiso] es para aquellos de vosotros que teman sucumbir al mal. Pero lo mejor para vosotros es que perseveréis en la paciencia [y os abstengáis de tales matrimonios]: y Dios es indulgente, dispensador de gracia.

No es sólo el desprecio manifiesto hacia la mujer, la misoginia, es el marcado machismo que resulta aborrecible, al partir de considerarla un ser inferior destinada a la reproducción y el servicio al hombre, lo que hace del Islam ortodoxo una religión primitiva y bárbara, que en poco se diferencia del judaísmo ortodoxo primitivo.

El carácter belicista del Islam

Sobre el carácter belicista del Corán, ya hemos citado que hay muchas versiones y su traducción puede resultar muy confusa o muy mal intencionada, pero fundamentalmente predominan este tipo de alusiones en la versión chiíta y la versión sunita, tal como veremos en el siguiente ejemplo.

Sura 2, versículo 214. Se os ha prescrito combatir (contra los que se niegan a creer), aunque sea odioso, pero puede que os disguste algo que sea un bien para vosotros y que améis algo que es un mal. Allah sabe y vosotros no sabéis. (Traducción y comentarios de Abdel Ghani Melara Navio) Versión sunita.

En otra traducción podemos leer:

Combatid a los enemigos en la guerra de religión, matadlos donde los encontréis, es más grave tentar que matar. Las penurias de la guerra son más valorables que el ayuno, oraciones y demás prácticas, el paraíso está en la imagen de las espadas. (S.2 V216 según Bartolomé Cantarero Morales, Sevilla)

La segunda traducción está claramente manipulada y orientada a justificar la Yihad, o Guerra Santa y esto no sólo se deduce de este corto texto sino de la totalidad de la obra del autor.

Pero la versión original no es menos belicista en el versículo siguiente:

Sura 2. versículo 218. El creyente que abandone su familia para alistarse bajo las banderas de Dios y sus apóstoles y llegue a morir percibirá recompensa de Dios clemente y misericordioso.

El triunfo del Islam en el mundo árabe

La razón del éxito inicial del Corán reside en su capacidad para unir a las tribus árabes dispersas por los desiertos y muy «contaminadas» por las informaciones de las caravanas de mercaderes y las influencias judeocristianas.

Esto lo aprendió muy bien Mahoma, que se casó con una mujer, rica, comerciante y dueña de una de las caravanas más importantes de La Meca, que cubría la ruta de Damasco, cuando la ciudad era el punto neurálgico del comercio entre los tres continentes, ya que la Ruta de la Seda pasaba por la ciudad.

Mahoma viene a crear una religión que al igual que el judaísmo y el cristianismo, es un código de comportamiento moral y a la vez un conjunto de leyes que imponen unas costumbres que van a dar sentido a miles de tribus dispersas que se identifican con ellas.

El primer instrumento para esa unificación, es el costumbrismo asociado al idioma, el árabe, una medio lengua de origen semita, que hablaban en distintos dialectos algunas tribus, desde la actual Siria y a lo largo de la península arábiga y que practicaban en gran medida las costumbres de los judíos, como el hecho de no comer carne de cerdo, la circuncisión, la consideración de la mujer como un ser inferior y sobre todo la sumisión a un Dios intransigente al que hay que rezar cinco veces al día pidiéndole clemencia y perdón.

Al igual que los judíos, la mayoría de estos pueblos de origen semita, hablaron en arameo, pero con la aparición del Corán, el árabe se va a convertir al igual que el hebreo, en una lengua sagrada y con la expansión del Islam se amplía el uso de la lengua árabe, logrando que sea la lengua de más de 250 millones de personas, siendo la quinta lengua más hablada en el planeta.

Algo que no hicieron los creyentes judíos con el hebreo, -insistimos- por su costumbre de parasitar otros pueblos, salvo la excepción de España, y que al ser expulsados llevaron con ellos el uso de una lengua propia llamada sefardí mezcla de castellano antiguo y hebreo primitivo, que expandirían por el mundo como la lengua de los creyentes judíos españoles, que llegó a contar con variaciones en portugués, catalán, provenzal y romance, que aún se habla en más de 14 países.

Los musulmanes no se acaban de poner de acuerdo en cuanto a la autoría e incluso la veracidad de algunas partes del Corán, del cual fueron suprimidas las «suras» 1, 113 y 114 por considerarlas falsas o añadidas por parte del autor de la versión oficial, el Califa Uthman Ibn Affan.

El Corán es un texto de difícil comprensión, sujeto a muy diversas interpretaciones ya que su literalidad es a veces ambigua o se reduce a sentencias inapelables (que no admiten discusión).

De la lectura del Corán deducimos inmediatamente que guarda paralelismo con el Antiguo Testamento y es por lo tanto una versión del mismo, en la que se introducen variaciones, correspondientes a un enfoque distinto, de un mismo discurso religioso.

Si tenemos en cuenta que el Corán se escribió siglos más tarde que el Antiguo Testamento, es decir la mosaica judía, llamada revelaciones de Dios a Moisés, nos podemos hacer una composición de lugar, al ver a las tribus semíticas enfrentadas y divorciadas en la interpretación del legado oral recibido de sus antepasados, tal como cuenta Josefo Flavio al referirse a los judíos y cuando cita a otros pueblos entre los que incluye a los persas.

Luego antes de ser escrito el Corán ya era de sobra conocido el judaísmo y se puede afirmar que el islamismo es una versión árabe del mismo.

En la Sura de la vaca versículo 139, reza: ¿Dicen acaso que Ibrahim (Abrahán), Ismail (Ismael), Ishaq (Isaac), Yaqub (Jacob) y las tribus fueron judíos o cristianos? Di: ¿Quién sabe más, vosotros o Allah? ¿Y quién es más injusto que quien oculta el testimonio que le viene de Allah? Allah no está inadvertido de lo que hacéis.

Este tipo de increpaciones pueriles, se repiten a lo largo del Corán, acompañadas de la machacona referencia a la sabiduría de Dios frente a la ignorancia de los hombres, está totalmente alejada del planteamiento cristiano, que habla de un Dios cercano que envía a su hijo para vivir y morir como cualquier otro hombre o de un Moisés del que recela su propio pueblo.

La versificación de las llamadas sagradas escrituras

El Corán, que traducido literalmente es recitación, fue redactado en forma de versículos, que han de ser repetidos siete veces por los creyentes para facilitar su memorización.

La versificación del Corán tiene un claro sentido didáctico, si a ello le sumamos la obligación de orar cinco veces al día, es fácil comprender que los musulmanes se sepan de memoria el Corán.

Los cristianos tardarían 1.000 años en darse cuenta de las ventajas de memorizar la lectura de un texto en versículos para su aprendizaje. La versificación de la Biblia se debe a Teodoro de Beza (1.519-1.605) Calvinista francés, quien dividió la Biblia en versículos y la hizo imprimir en la versión del nuevo testamento griego de Erasmo de Róterdam, la obra se conoce como el Codex Bezae y la primera edición es de 1.598.

Satal o cómo rezar según los musulmanes

El Corán, sin embargo impone la lectura y la oración en tales condiciones, que apenas quedan ganas y tiempo para leer otras cosas, ya que se rige por ritos meticulosamente descritos, sin el cumplimiento de los cuales la lectura o la oración carece de validez.

Así los musulmanes rezan cinco veces al día: al amanecer, antes de que salga el sol, al medio día, a media tarde, al anochecer y en la noche, además han de rezar de rodillas y tocar con su frente el suelo y orientado todo su cuerpo en dirección a La Meca.

La Alquibla, la orientación a la Kaaba.

Como ya hemos dicho -al principio- los musulmanes rezaban orientándose hacia Jerusalén, pero después cambiaron esta orientación hacia La Meca.

Primero, Mahoma creyó ingenuamente que convencería o ganaría a judíos y cristianos al considerarse el último de los profetas descendiente de Abrahán y Jerusalén era la Tierra Santa de ambas confesiones.

Segundo, Mahoma había condenado la Kaaba como un lugar de idolatría, que por aquel entonces contaba con numerosos ídolos de carácter pagano, hasta que él mismo toma son sus seguidores La Meca, destruyen los ídolos y convierten la Kaaba en el Lugar Santo de los musulmanes.

Además Mahoma había nacido en La Meca, lo cual resultaba perfecto para sus seguidores ya que pasaba de contrabando una forma de adoración sin serlo.

Para justificar este cambio de la alquibla, se introduce en la Sura de la vaca el versículo 141, que reza: «Dirán los hombres necios: ¿Qué les apartó de la dirección hacia la que miraban? Di: De Allah son el oriente y el Occidente y Él es el que guía a quien quiere hacia un camino recto«.

Pero es importante señalar la «bondad» de Mahoma en el versículo siguiente, cuando advierte pero no condena (S.2, V.142):»De este modo hemos hecho de vosotros una comunidad de en medio para que dierais testimonio de los hombres y para que el Mensajero lo diera de vosotros«. «Y la dirección a la que te volvías, la establecimos para saber quién seguirá al Mensajero y quién se volverá atrás. Esto sólo es difícil para aquellos a los que Allah no ha guiado«.

«No es propio de Allah haceros perder vuestra creencia, es Piadoso y Compasivo con los hombres«.

Con esta explicación resuelve Mahoma, el asunto de cambiar de orientación sus rezos, en la convicción de que nadie se acordaría, con el paso del tiempo que desde el principio habían dirigido sus rezos a Jerusalén.

Lo curioso del Islam es su resistencia empecinada, en la observancia de las prescripciones del Corán, basado en costumbres arcaicas, que han quedado ancladas en el pasado beduino, pastoril y caravanero de los semitas árabes.

Algo similar al comportamiento de los judíos ortodoxos empecinados en un pasado medieval y que en ambos casos les conduce al radicalismo fanático y la fe ciega de defender lo indefendible.

La piedra negra de la Kaaba

Una de las curiosidades poco difundidas del Islam y los musulmanes es la presencia de una piedra negra en la base de una de las esquinas de la Kaaba y que a todas luces dio origen al lugar de culto pagano anterior al Islam. Cuando los mahometanos destruyen los ídolos de la Kaaba, conservaron la «piedra negra» enigmática y misteriosa llegada del cielo, para la que no encontraron mejor explicación que decir que era un regalo de Dios y que se sigue conservando en una extraña simbiosis a la vez que contradicción ya que estamos hablando de un lugar de culto.

A pesar de manifestarse enemigos de la adoración y la idolatría, los musulmanes veneran la Piedra Negra, la cual intentan besar siete veces y dicen que cuando fue entregada por el Arcángel San Gabriel a Abrahán, era blanca como la leche, y se volvió negra por los pecados de la humanidad. También dicen que Abrahán y su hijo la colocaron en esa esquina cuando terminaron de construir la Kaaba.

Una leyenda más del fanatismo religioso que llega a desatar la imaginación infantil de los fieles, que en este caso se niegan a reconocer lo que es más que evidente, ya que se trataba de un meteorito para la mayoría de los mortales y en época reciente (siglo XXI) fue clasificada como una roca cristalina de origen terrestre por el Museo de Historia Natural de Londres.

Pero los islamitas, se han revelado unos consumados paracientíficos, al elucubrar una serie de paralelismos cuando no «explicaciones científicas» ya incluidas en el Corán por el profeta Mahoma, en una especie de tomadura de pelo de mal gusto.

Desde las redes sociales, se jactan del carácter científico del Corán, hablando de los milagros científicos del Islam descritos en sus escritos, como son la atmósfera de La Tierra, el desarrollo del embrión humano, las montañas, el origen del universo, el cerebro, los mares y los ríos, la profundidad de los mares y sus olas internas, las nubes, el hierro, la victoria de los romanos y el punto más bajo de la tierra.

Claro que defender la literalidad de los textos religiosos es tarea imposible, dado que parten la mitología religiosa, de unas tribus que se inventaban una explicación del universo, a la medida de cada una de ellas. Intentar adaptar esos escritos, de esas herencias orales, miles de años después no es posible, por mucho empeño que pongan algunos.

El puritanismo islámico llega a extremos irracionales al considerar el uso inadmisible las imágenes, a pesar de existir una cierta tolerancia en algunos países.

La negación de las imágenes en el Islam

La prohibición de las imágenes conocido como Haraam en el Islam viene del Corán y se ratifica en la Sunna, en la negación de la idolatría como culto a las imágenes de seres vivos, y abarca la pintura, la escultura y la fotografía, la prohibición está más extendida entre los sunitas y es tolerada por los chiítas, con restricciones algo similares a las de los judíos ortodoxos.

Lo curioso es que esta oposición al uso de las imágenes, que ha dado pie a la muerte violenta de aquellos que se han atrevido a representar a Mahoma, genera el efecto contrario al que dice perseguir, ya que supone una forma de veneración oculta a la que se exige respeto.

El cristianismo resolvió este asunto de una forma muy sencilla, ya que al ser Jesucristo la encarnación de Dios, asunto resuelto, Jesucristo es la representación de la imagen humana de Dios, zanjando la eterna discusión entre lo divino y lo humano.

Su raíz se encuentra en el Corán: “¡Ciertamente, aquellos que realicen imágenes serán castigados en el día del Juicio y se les dirá: ¡Dad vida a lo que habéis creado!”

A quien haya hecho una imagen en este mundo, se le mandará insuflarle el espíritu en el día del Juicio y no podrá hacerlo.”

“Dijo Allah, El Altísimo: ¿Y quién es más injusto que aquel que pretende crear como Yo? ¡Que creen una hormiguita! ¡O que creen un jardín! ¡O que creen un grano de maíz!”

El desprecio a los perros y las imágenes en el Islam

Citaremos el Corán, que habla por sí solo y sobran los comentarios.

No entrarán los ángeles en la casa en la que haya un perro o una imagen.”

Prometió Gabriel al Profeta, Allah le bendiga y le dé paz, encontrarse con él en un tiempo concreto. Pero llegó ese tiempo y no vino. Dijo ella (Aisha la esposa de Mahoma): (Mahoma)Tenía un bastón y lo arrojó de su mano diciendo:»Allah no rompe su promesa, ni tampoco sus ángeles. Después, al volver su mirada vio un perrito bajo su cama y preguntó: ‘¿Cuándo ha entrado este perro?»

«Dije (Aisha la esposa de Mahoma):: ¡Por Allah, que no lo sabía! Mandó que se sacara de allí y entonces acudió Gabriel, sobre él la paz, y le dijo el Mensajero de Allah, Él le bendiga y le dé paz: ¡Me hiciste una promesa, te estuve esperando y no viniste! Le dijo Gabriel: Me lo impidió el perro que había en tu casa. Y nosotros no entramos en la casa que haya un perro o una imagen».

Las Cruzadas

No vamos a extendernos en este tema, que poco o nada aporta a esta obra y que es de sobra conocido desde su vertiente cinematográfica y literaria, simplemente señalar que Las Cruzadas no tuvieron la transcendencia que la iglesia y sobre todo los historiadores cristianos pretenden.

Los cristianos ya habían sido precursores en el uso de la guerra como forma de expandir su religión, al convertirla en la religión de los romanos y extenderla a los pueblos «bárbaros» del norte de Europa.

Pero no contentos con esto y después de los empujes guerreros de los hijos de Alá, decidieron seguir su ejemplo, castigar a los infieles y los excomulgados por el Papa de Roma, entre los que se incluía a judíos y cristianos ortodoxos.

En este sentido conviene aclarar que las Cruzadas, son aquellas dirigidas o apadrinadas por los Papas, y no otras acciones de carácter militar, a las que de forma interesada se calificaron de «Cruzadas» por parte de algunos países y gobiernos, en distintas épocas. Ya que se aplica el termino Cruzada, a una campaña destinada a combatir a los infieles o disidentes.

Sobre las Cruzadas reina una cierta confusión, envuelta por la mitología y las leyendas de caballería de la época y posteriores a cada una de las distintas incursiones cristianas en la llamada Tierra Santa, en la cual se encuentran los Sagrados Lugares de las tres religiones abrahánicas.

Como ya hemos citado durante los primeros años del naciente Islam, se consideraba a Jerusalén un Lugar Sagrado -entre otras razones- porque la tradición dice que en el conocido como Domo de la Roca, Cúpula de la Roca o Monte del Templo, llamado también Mezquita de Omar, era el lugar en el que Abrahán debía haber sacrificado a su hijo Isaac, y el lugar desde el cual Mahoma ascendió a los cielos con el Arcángel San Gabriel.

Así la primera Cruzada de 1.099, se organiza como respuesta a la llamada del Emperador de Bizancio Añejo I, siendo Papa Urbano II, el cual llamó a la reconquista de la Tierra Santa, ocupada por los musulmanes.

Pero no fue esta la única razón que «animó» a los reinos cristianos latinos a emprender la Cruzada, ya que el dominio musulmán había cerrado las rutas comerciales entre Oriente y Occidente y sus economías se veían muy mermadas. Por otra parte se había agudizado el enfrentamiento entre los cristianos romanos y los cristianos ortodoxos, lo que sirvió de excusa para imponer por la fuerza la iglesia romana frente a la ortodoxa en muchos de los pueblos «liberados» durante las Cruzadas, al tiempo que servía de excusa para la persecución y asesinato de los judíos, especialmente en Alemania y en Francia.

Los cruzados no eran un ejército unido bajo un mando único ya que estaban formados por «partidas» procedentes de distintos lugares de Europa, al mando de nobles o reyes, pero a pesar de todo cuando tomaron Jerusalén no tuvieron piedad de nadie, así rezan las crónicas que a los cruzados les llegaba la sangre del suelo a los tobillos, dejando una profunda huella en la memoria de los musulmanes.

Gracias a las cruzadas nacieron también las importantes Ordenes de los Caballeros Templarios y Caballeros Hospitalarios, acrecentando la leyenda de los cruzados, con sus peripecias en el caso de la primera y en la evolución de la segunda hasta derivar en la singular Orden de Malta.

Cismas cristianos

Como ya hemos visto anteriormente, los judeocristianos, vivieron numerosas discusiones desde sus orígenes, debido fundamentalmente a que cada grupo tenía una versión distinta de lo que debía ser el nuevo judaísmo, que daría paso al cristianismo.

Por otra parte no se ponían de acuerdo en torno a la figura de Jesucristo, al que llamaban Profeta, Maestro, Hijo de Dios, Jesús de Nazaret, Divino Maestro, Salvador… a la vez que se dudaba de su naturaleza divina se cuestionaba su relación con Dios Padre, y el controvertido Espíritu Santo.

Jesucristo o Jesús de Nazaret es un personaje de dudosa e improbable existencia, ya que es el único que no escribió nada sobre sí mismo ni sobre los demás, a pesar de que algunos lo consideraban un hombre sabio.

Los rollos atribuidos a la secta de Qumrán del Mar Muerto (11QMelch), establecen las claves del origen de la Trinidad de Dios, en la parábola de la «Historia de un vaso» (ya citada) que va a ser utilizado siglos después como explicación de la Santísima Trinidad, poniendo en boca de Abrahán, la división de Dios en varias naturalezas.

Si partimos de la idea del barro como algo despreciable y sucio, algo que se va a convertir en polvo, el hombre es un ser indigno, carente de la pureza y la fuerza del fuego.

Los Dioses no se crean del barro, como son creados los hombres por los Dioses, así Jesucristo, no sería creado del barro al ser hijo de Dios.

En el Islam se habla de los genios (los Jinn) que son «creados con fuego sin humo» en una extraña mezcla entre mitología y religión. Un ejemplo de Jinn sería el genio de la lámpara de Aladino (Las mil y una noches)

La inexplicable complejidad del llamado misterio de la Santísima Trinidad, responde a estas divisiones de carácter teológico y van a ser la raíz de nuevas divisiones entre ellos.

El planteamiento de la trinidad, no sólo es increíblemente absurdo, sino que resulta fácilmente desmontable, dando pie a las primeras escaramuzas entre cristianos, tal como hemos visto, de la mano de sus propios sacerdotes, primero al arrianismo, en el primer Concilio de Nicea en 325 y después al cisma nestoriano del año 431 en el Concilio de Éfeso, que siempre se saldaban con la excomunión y el intento de asesinato de los vencidos.

El «Filioque» (y del hijo) se dice que fue la causa de la separación de las iglesias cristianas, en Ortodoxa y Romana, una discusión sobre «El Credo» que traería como consecuencia la ruptura definitiva de los hombres que dirigían la religión dominante en occidente, aunque no parece ser la causa real de la división, que más bien parte de los orígenes mismos de ambas ramas del cristianismo entre romanos, griegos y egipcios.

Y es que hay cosas difíciles de digerir para algunos cerebros y una de ellas era y sigue siendo, el llamado misterio de la «Santísima Trinidad».

Sobre cuándo se produce el cisma, también hay cierta controversia, ya que siempre han existido dos autodenominadas iglesias católicas y apostólicas: la Iglesia Romana de Occidente y la Ortodoxa de Oriente.

Pero al margen de los Concilios llamados ecuménicos, en el año 1.054 los «Papas» de ambas iglesias se excomulgaron mutuamente, iniciando un período de alejamiento que duró hasta el año de 1.962 cuando se celebró en Roma el Concilio Ecuménico del Vaticano II.

Lo que podría haber sido un divorcio de la iglesia griega y la iglesia latina desde sus orígenes, se llegó a sustanciar por una ridícula discusión sobre si el Espíritu Santo procede del Padre, según la interpretación de San Juan. Pero la disputa es una forma de ocultar las diferencias nacionalistas ya que cada iglesia pretende tener un carácter nacional frente al centralismo romano.

Los cristianos, habían llegado a discutir el sexo de los ángeles, incluso a poner en cuestión si el vino se transformaba o no en la sangre de Cristo, pero a pesar de todo mantenían la iglesia unida en cada uno de sus territorios, gracias a los acuerdos y los repartos de prebendas, que permitía a la curia, vivir holgadamente a cuenta de los feligreses y a los Obispos que disponían de tierras y bienes, concedidos por los reyes a los que bendecían y concedían indulgencias, asunto que trataremos más adelante.

La Iglesia católica romana, usó desde sus orígenes el latín vulgar como lengua oficial y ceremonial, hasta el Concilio Ecuménico Vaticano II, el latín oficial, era una «lengua culta» sólo al alcance de los «estudiados» y de los «estudiosos», que servía de lengua de intercambio hasta bien entrado el siglo XX, mientras el vulgo usaba sus lenguas maternas y dialectales en su vida cotidiana.

Los pueblos de Europa, como todos los pueblos con lengua propia, siempre han tenido una lengua materna con la que se comunican a diario, así que la misa se oficiaba en latín y la prédica o sermón se hacía desde el púlpito en la lengua local, siguiendo el patrón de que las lenguas religiosas tienen origen divino y su interpretación la hacen los sacerdotes en la lengua de la plebe, algo en lo que no todos estaban de acuerdo tal como veremos en la Reforma Protestante.

Como ya hemos referido, en el siglo V, aparece la Biblia llamada Vulgata, una traducción al latín, (ya que la Biblia estaba escrita en griego), para que fuera entendida por el clero y los creyentes incultos, de la que fue autor San Jerónimo y que al final de muchas copias y transcripciones, resultó ser una chapuza, pero muy popular por su fácil lectura.

El porcentaje de analfabetos en Europa era altísimo, tanto que a San Isidoro, obispo de Sevilla en los inicios del Siglo VII le preocupó la ignorancia de los clérigos y fundó un colegio para eclesiásticos; escribió además una obra transcendental para su tiempo, Etimologías, que fusiona los más diversos conocimientos sobre todo el saber de su tiempo; astronomía, medicina, farmacia, artes, etc.. La obra, que se parece mucho a una Enciclopedia, es uno de los más antiguos tratados de conocimientos generales, mencionado por autores como Dante Alighieri, autor de La Divina Comedia o Beda el Venerable, considerado el padre de la historia eclesiástica de los ingleses.

La iglesia mantuvo en la ignorancia a la plebe, de forma consciente, alimentándola de la mitología religiosa como un medio de garantizar la dominación y el poder de los señores feudales y las monarquías que gozaban de su aprobación, prohibiendo y condenando todo tipo de avances tecnológicos y científicos, que eran considerados inventos de Satanás.

Por estas razones, la iglesia siguió negándose a la instrucción pública y el número de escuelas era insignificantes, cualquier intento de mejorar la enseñanza y los conocimientos del hombre, era tomado como un acto de Herejía y terminaba en la Hoguera de la Santa Inquisición, algo similar a lo que sucede hoy en día en las zonas controladas por los fundamentalistas musulmanes, que se oponen a las escuelas y sobre todo a que las niñas acudan a ellas.

Habrán de pasar otros siete siglos hasta que se produzca un cambio importante en el mundo religioso occidental, de la mano de los protestantes y que coincidirá con el paso del medievo a la Edad Moderna y la aparición de la burguesía como nueva clase dominante.

La Santa Inquisición y la muerte en la hoguera

La muerte en la hoguera, tiene especial significado para los abrahanistas, ya que al morir en la hoguera el cuerpo se carboniza y desaparece entre las cenizas, así el cuerpo no podría resucitar, por lo tanto no tendría vida en «el más allá», tal como hemos visto al hablar del miedo de los egipcios a morir ahogados.

El fuego es un elemento de purificación en muchas culturas, con independencia de su uso religioso, los vencedores incendiaban los pueblos de los vencidos, llegando a derribar sus casas piedra por piedra, una práctica muy extendida hasta bien entrado el siglo XX, en un intento por borrar todo vestigio del enemigo y lo que representa.

Los romanos, los vikingos y otros muchos pueblos, incineraban a sus muertos, pero con la llegada del cristianismo los romanos abandonaron la incineración, para imponer la exhumación, es decir el enterramiento de los cadáveres, gracias a la influencia del cristianismo.

La quema en la hoguera nada tiene que ver con una ofrenda a Dios, lejos de ello es un acto de exterminación con el que se pone fin al «infiel» a la vez que se le castiga por sus pecados y ofensas a Dios. Al ser pública la quema en la hoguera servía de advertencia a cualquier tentación de desobediencia a la iglesia.

Las Indulgencias

El grado de degeneración de la Iglesia Católica había llegado al extremo de perdonar los pecados a cambio de dinero, de tal forma que la Iglesia de Irlanda publicó incluso una tarifa, a la que llamaron «penitenciales».

El Papa Urbano II, concedió indulgencias a los que se enrolaran en la Cruzadas y posteriormente las extendió a quienes las financiaran, casi siempre el dinero iría a parar a los bolsillos del Papa y de los Obispos. El clero se mantenía del diezmo y de la limosna de los feligreses, que solía ser generosa y abundante, retomando una antigua práctica judía que había sido proscrita por los primitivos cristianos, pero que fue habitual a lo largo de los siglos y que sigue en uso.

En muchas publicaciones interesadas, se trata de restar importancia a esta practicas absolutamente inmorales y reprochables, mezclándolas incluso con las indulgencias plenarias, las de tal siglos con otro y tal Concilio con tal Papa, mareando al lector a fin de ocultar la verdad, siguiendo una estrategia muy frecuente entre los creyentes, que consiste en mezclar datos hasta la confusión, algo que iniciaron los judíos.

Lo que es cierto y bien cierto, es que los sacerdotes católicos siguen cobrando por la redención de los pecados, a cambio de dinero y esta es una verdad incuestionable, que se sigue practicando a diario en muchos pueblos del planeta, fomentando todo tipo de corruptelas cómplices entre los creyentes.

Año 892 – Marozia de Spoleto y la pornocracia

A finales del primer milenio y a punto de desaparecer lo poco que dejaron los cristianos del Imperio Romano, diezmado en parte por las epidemias, siglos después, la nobleza no sólo pugnaba por el poder territorial y terrenal, también pugnaba por el poder eclesiástico tan importante como el poder civil, ya que ambos comenzaron juntos su andadura de la mano de Constantino I al proclamar a la fe cristiana como la religión oficial de Roma, convirtiendo a las religiones en el reglamento moral para sus subditos.

Así que casi trescientos años después de la revolución religiosa de los musulmanes, nace en Roma, Marozia de Spoleto, hija bastarda del Papa Juan X.

Marozia se casó preñada del Papa Sergio III, con Alberico I el Mayor, a los 16 años de edad, cuando el Papa era mayor que ella 30 años, así que para tapar las apariencias su madre la casó con el Marqués de Camerino Duque de Spoleto y a ese hijo suyo, lo impondría como el Papa Juan XI, en una demostración de poderío absoluto.

Se dice que su madre Teodora, hermana de Adalberto de Toscana, había sido amante del Papa Juan X, el cual sería padre de Marozia, a pesar de haber sido reconocida como hija de su marido, el que fuera Cónsul, Senador romano y Conde de Tucuslum.

La presencia de mujeres en la residencia pontificia era algo tan habitual que rayaba el escándalo, hasta tal punto que esta época fue bautizada por el Cardenal Caesar Baronius como la época de la pornocracia, que los cultitos y piadosos cristianos prefieren llamar Saeculum obscurum, es decir, Siglo oscuro, para el común de los mortales.

Hay que decir que durante ese período posaron sus nalgas en la silla de San Pedro : Sergio III, Anastasio III, Landón, Juan X, León VI, Esteban VII y Juan XI, León VII, Esteban VIII, Marino II, Agapito II y Juan XII, una docena de Papas nada más y nada menos, todos ellos corruptos y puteros.

Año 1.180 – Los Valdenses, los Pobres de Lyon

La Sociedad Valdesana o Soci Valdesi, surge en Lyon, Francia, de ahí los «Pobres de Lyon«, su fundación se le atribuye a un rico comerciante llamado Pedro Valdo Valdesius y se va a convertir en un movimiento que se extenderá por toda Europa, a partir de la «revelación» de Valdo en 1.176 sentando los precedentes de la reforma protestante, que se producirá siglos después.

El voto de pobreza de la secta, nace del ejemplo de Pedro Valdo, el cual vendió sus propiedades, dejó una parte de ellas para su esposa, internó a sus dos hijas en un convento y se consagró a la predicación del evangelio, en una versión traducida a su lengua vernácula (Occitano), en contra de la voluntad de la iglesia que sólo admitía el texto latín de la Biblia, practicando la pobreza extrema, ya que vivía de la limosna y se dice que iba descalzo, cubierto tan sólo con un hábito.

En 1.184, los valdenses, son excomulgados junto a los cátaros y los arnaldistas por el Papa Lucio III, que promulga la constitución Ad abolendam en el sínodo de Verona.

Los valdenses, practicaban la «predicación de los pobres«, en las que participaban las mujeres, negando la validez de las indulgencias, la comunión, la santidad de los llamados lugares sagrados y la existencia del purgatorio, se consideraban una «congregación» parte de la iglesia, a pesar del rechazo a tal concesión por parte de Roma.

Casi de forma simultánea aparece una corriente similar en Lombardía, llamada Humiliati o arnaldistas (seguidores de Arnaldo de Brescia, que veremos más adelante), reconoció a Valdo como su líder y asumieron el nombre de Pauperes spiritu, contaban con una cierta implantación en Milán, y se expandieron posteriormente a Cremona, Bérgamo, Estrasburgo, Tréveris, Maguncia, Toul, Metz, Lieja, Flandes, Languedoc, Cataluña y Aragón. En la Occitania, Cataluña y Aragón aparecen los cátaros, una nueva corriente religiosa que va a poner patas arriba a la iglesia católica romana, tal como veremos a continuación.

La presencia de los valdenses en la península Ibérica, debió ser muy importante y debió causar mucho temor a la monarquía y al clero, a juzgar por la represión desatada por los reyes de la época.

El rey Alfonso II de Aragón los persiguió con saña, decretando la confiscación de todos sus bienes a aquellos que dieran cobijo a los valdenses en 1.194. Tras su muerte, Pedro II, en el año 1.197, renovó el edicto ordenando que fueran quemados en la hoguera.

Su presencia e influencia en ciudades germanas fue tan importante que sentó las bases para la futura reforma protestante.

La aparición de los valdenses en Europa se remonta pues al siglo XI y perdura hasta nuestros días, evolucionando en el tiempo hasta convertirse en una más de las iglesias evangélicas protestantes. Su importancia ha sido reconocida con posterioridad por varios Papas, los cuales han pedido perdón públicamente a los valdenses por la represión sufrida durante siglos.

Los cátaros de Occitania

Los cátaros o perfectos (del griego Katharos, perfecto) eran una corriente seudo religiosa de origen oriental, que pregonaba el dualismo maniqueo ya que en sus planteamientos «el reino de Dios no es de este mundo y el diablo es el creador de la tierra, las guerras y la iglesia católica«, creían en la reencarnación, practicaban la virginidad, eran veganos y docetistas.

El docetismo, es una teoría, según la cual Jesucristo, no habría sido crucificado, ya que su cuerpo sólo era aparente, no era real, algo que comparte con el Islam y que se corresponde con el concepto ya explicado de la gnosis, cuando hablamos de la biblioteca de Nag Hammadi.

Practicaban el «Consolamentun» una suerte de sacramento que consistía en la imposición de manos para la ordenación de sus prefectos, llevaban una vida asceta y ermitaña, durante la cual el iniciado dedicaba su vida a la prédica, la pobreza, el ayuno y la búsqueda de la perfección, al final de sus vidas asumían algo que otros llaman «Endura» que lleva aparejado el «suicidio penitente», que consistía en dejarse morir por inanición.

A los cátaros también se les suele asociar con el zoroastrismo, pero que en nuestra opinión poco tiene en común con los cátaros tal como hemos visto al tratar sobre el mazdeísmo.

Estuvieron implantados en el mediodía francés (Languedoc), en Cataluña y el reino de Aragón, donde se conservan numerosas señas de su presencia, de su persecución y exterminio.

Contra ellos promovió una «Cruzada» el Papa Inocencio III, que de esta forma favorecía los intereses expansionistas de los Capetos (antecesores de la casa de Borbón) y que terminaron con el Tratado de Paris de 1.229, que desposeyó a las casas de Tolosa y de Beziers, pero no terminó con los cátaros, que pasaron a la clandestinidad.

En 1.993 fue fundada una nueva corriente religiosa, que se asocia erróneamente a los cátaros, bajo el nombre de Lectorium Rosicrucianum, de clara inspiración en el Hermetismo, corriente que debe su nombre a Hermes Trismegisto, personaje de leyenda al que se atribuye otros nombres vinculados a la religión como el de Melquisedec de Salem o el del mismísimo Abrahán.

Su vinculación con la Alquimia, nos lleva a la masonería y las extrañas creencias de Isaac Newton o el general venezolano Francisco de Miranda, obsesionados ambos con el cambio de estado de la materia y su relación con la vida eterna. Su relación con Newton se debe a que el inglés fue el traductor de la famosa Tabla Esmeralda, obra atribuida a Hermes Trismegisto y que trata sobre los fundamentos de la alquimia y la filosofía cósmica. Algo que se nos antoja algo alejado del Abrahanismo.

Arnaldismo

Se conoce como arnaldismo, a la secta de los Humiliati, fundada por Arnaldo de Brescia (Italia), quien se oponía a los privilegios y los abusos de poder del clero, fue ahorcado, quemado y sus cenizas fueron arrojadas al Tiber, por orden del Papa Adriano IV, en el año de 1.155, había criticado la opulencia de la iglesia, rechazaba el bautismo de los niños, la celebración de la misas y el culto a la cruz, había sido desterrado y tras su muerte, algunos de sus discípulos se vieron obligados a escapar de las tropas del Emperador Federico, mientras otros se sumarían a los valdenses.

Los Hermanos Bohemios o Hermandad de Moravia

La Ciudad de Bohemia, en 1.433, sería el escenario de una nueva rebelión contra las autoridades eclesiásticas, siguiendo los pasos de los valdenses y marcando el camino a la futura iglesia Morava.

Los antecedentes hay que buscarlos en el sacerdote, maestro y rector de la Universidad Carolina de Praga, Juan Hus (Jan Hus), que al igual que los valdenses, pensaba que las escrituras debían ser leídas en la lengua vernácula, las indulgencias carecían de valor, no existía el purgatorio y la comunión debía administrase con pan y vino.

Juan Hus, fue acusado de hereje y fue quemado vivo en la hoguera, lo que desató una sublevación conocida como revueltas husistas, que dieron paso al movimiento del mismo nombre que se dividiría en dos corrientes, los moderados utraquistas y los radicales taboristas, que con el paso del tiempo se unificarían bajo el programa común conocido como Artículos de Praga.

Utraquistas (de ambas especies) o Calixtinos (de calix, cáliz), por defender la comunión de los creyentes en ambas especies divinas del cuerpo de Cristo, el pan y el vino, con las que sólo comulga el sacerdote oficiante de la misa.

Taboristas, por el lugar en el que se reunían, un tabor o pequeña fortaleza, pero tal vez sea una referencia a la colina de Baja Galilea donde se dice se «transfiguro» Jesucristo en compañía de Elías y Moisés.

Los Artículos de Praga, fueron presentados para su aprobación ante el rey de Hungría y se resumían en cuatro puntos:

Comunión en forma de pan y vino. (comunión en ambas especies)

Predicación libre.

Pobreza del clero. (reducción a la pobreza apostólica)

Igualdad ante el pecado mortal. (Castigo severo de todos los pecados públicos)

Ante la negativa del Rey Segismundo, se produce el levantamiento que daría inicio a las conocidas como guerras Husistas (1.419-1.436) que terminarían por arrinconar a los husistas en Bohemia, conocidos como los Hermanos Bohemios, que con el tiempo abrazarían el Luteranismo y darían paso a los Hermanos Moravos, que perduran hasta el presente.

Como vemos hasta aquí, estos son los antecedentes de lo que siglos más tarde va a dar pie a la Reforma Protestante, en un claro anuncio del divorcio entre la iglesia y el pueblo, entre creyentes y autoridades eclesiásticas.

La Edad Moderna

Año 1.492 Los Borgia y el Renacimiento

El ejemplo de corrupción más sonado en la historia de la religión católica romana, es el de la familia Borgia, la cual no renunció a ningún tipo de crímenes ni barbaridades con tal de ostentar el poder.

El ejemplo inmoral de los Borgia sirvió también seguramente a Tomás Moro a la hora de negarse a reconocer el matrimonio de Enrique VIII con Ana Bolena, que daría paso al nacimiento de la Iglesia Anglicana y serían la causa de la muerte de Tomás Moro, enemigo declarado de los protestantes.

De la degeneración de los Borgia se ha escrito mucho y si bien fue cierta su degradación moral, que alcanzaba hasta al Papa de Roma, otra buena parte es obra de la imaginación popular y de las llamadas leyendas urbanas, ya que nada tienen los Borgia que envidiar a la conocida y ya citada pornocracia romana.

La suma de todos estos y otros muchos desmanes de la iglesia católica acumulados durante siglos, van a encontrar respuesta dentro de la misma iglesia de la mano de algunos de sus fieles.

Maquiavelo, autor de El Príncipe Moderno, se inspiro claramente en esta familia a la hora de escribir su obra, llegando a citar a Alejandro VI y su hijo Cesar Borgia. No nos vamos a extender en una historia de sobra conocida y sobre la que como hemos dicho se ha especulado demasiado.

Con el renacimiento se da paso a la Edad Moderna y al resurgir de la cultura grecolatina, con un avance creciente de las ciencias y del humanismo.

La diáspora judía en Europa

Tras la expulsión de los judíos de Jerusalén por parte de Tito Flavio y la posterior represión de Bar Kojba, los judíos se dirigieron al Oeste de Europa, a la India, al interior del continente africano, algunos grupos ya se habían establecido en Hispania, pero el grueso de la comunidad judía se desplazó hacia los confines del Imperio Romano.

Los Asquenazíes

El origen de los asquenazíes o asquenazis, también es objeto de discusión, ya que se atribuye a la emigración de un pueblo húngaro que daría paso a los jázaros, los cuales fundarían en el siglo VII un kanato independiente, llamado kaganato de jazaria o kaganato jázaro, en el Cáucaso Norte a orillas del Mar Caspio. Kanato viene de Kan (Khan), título de origen turco-mongol, correspondiente al máximo gobernante y que da nombre a su territorio, el kanato, que suele confundirse e incluso usarse de forma indistinta con el título de Gran Khan (rey de reyes, o Khan de Khanes).

Según esta teoría los jázaros, harían del juadísmo la religión oficial del kaganato y participarían en la contención de las incursiones musulmanas, en su intento de expansión por Europa Oriental,in embargo se dice que los jázaros desaparecieron sin dejar rastro en el siglo X.

Siguiendo con esa teoría, los jázaros o jazeríes emigrarían a tierras alemanas, el término asquenazi derivaría de ashkenaz palabra hebrea que designaba a Alemania y al idioma usado por los judíos alemanes en el medievo, que derivaría en asquenazí, como nombre común para todos los judíos alemanes de Europa central y oriental.

Otra teoría (como casi siempre judía) dice que ashkenazí provine de la Biblia, y que es el nombre del bisnieto de Noé Ashkenaz, nombre que darían los judíos alemanes a Alemania.

Los ashkenazi emigraron por todo el planeta, pero sobretodo en dos corrientes importantes, que se corresponden con la emigración hacia la Europa Oriental y la emigración a los Estados Unidos.

El Yidi

Los judíos asquenazíes, hablan un idioma conocido como el Yidi (Yidish, ídish o yiddish), lengua creada por los judíos alemanes en el medievo y que es causa de diversos conflictos entre la comunidad judía.

Los judíos alemanes crearon el Yidi como un idioma de uso religioso construido con letras del hebreo pero con la sintaxis y el léxico del alemán y en parte de algunas lenguas eslavas, lo que nos lleva a pensar que evolucionó gracias al intercambio de correspondencia entre distintas familias judías europeas.

Pero los asquenazíes hablan la lengua Yidi, al igual que los judíos de origen español hablan el sefardí, así que como los sefardíes españoles, cuando emigraban a otro país seguían conservando su lengua materna y a pesar de ser una lengua de uso religioso, no es admitida como tal para rezar por otros judíos, que consideran que la única lengua que entiende Yahvé es el hebreo.

Aclarar a este respecto que no es correcto decir que hablaban «su lengua vernácula» –esto es una manipulación interesada y persistente en los judíos– hablaban la lengua que aprendieron de sus padres, la que hablan en sus casas, y esa es la lengua materna, ya que la vernácula es la del pueblo en el que habitan y no otra. La lengua vernácula la hablan todos los vecinos, mientras que los judíos hablan una lengua particular, reducida al ámbito de los creyentes judíos, por lo tanto no es una lengua común a un pueblo, y no es vernácula.

Todo parece indicar que el Yidi, nació en Alemania y se extendió por la Europa oriental asentándose más en los países del Este que en los países del Oeste europeo, a juzgar por el número de hablantes y su uso escolar en esta zona de Europa.

Ahora bien dónde reside el éxito del Yidi?

El éxito reside en el hecho de ser la lengua usada por los judíos más fanáticos, los ortodoxos y los ultraortodoxos, que consideran el hebreo un lengua sagrada que sólo debe usarse para hablar con Yahvé, así que usan el Yidi como lengua de diario, mientras que el hebreo lo reservan para sus oraciones y estudios bíblicos.

Esto trae como consecuencia que los judíos vuelvan a un viejo, pero escondido debate a lo largo de los siglos y es la discusión sobre cuál es su verdadera lengua, la lengua de uso diario o la lengua de uso religioso.

Lo que deja en evidencia su eterna manipulación sobre el hebreo, ya que los creyentes judíos apenas tuvieron conocimiento y dominio de otra lengua que no fuera de uso oral, la lengua materna, quedando reducido el uso del arameo y después del hebreo a los rabinos o las gentes cultas que «sabían» de esta lengua.

Los judíos, a veces son tan ridículos, que ante la evidencia de lo falso, se inventan una nueva falsedad, así cuando descubren que los asquenazíes hablan una lengua propia derivada de la lengua alemana y escrita con letras hebreas, que es más fácil de usar y está más difundida que el hebreo, se sacan de la manga una vieja disputa sobre el carácter sagrado de las lenguas, que no sólo pone en cuestión asuntos religiosos, sino que deriva como siempre en asuntos políticos importantes, que como siempre y de forma cíclica sirven para tirar piedras sobre su propio tejado.

Así las cosas los fanáticos judíos, cuestionan que el hebreo sea el idioma oficial del Estado de Israel y proponen que debe ser sustituido por el Yidi, (ignorando la influencia del sefardí) ya que -según ellos- el uso del hebreo supone una blasfemia, algo que recuerda a las discusiones que debieron mantener los zelotes y los macabeos poco antes de que a los romanos se les acabara la paciencia.

Entre otros muchos argumentos, los judíos llegaron a considerar que el arameo imperial tuvo un uso reducido, pero con el paso del tiempo y los descubrimientos de nuevos documentos sabemos que su difusión fue importante, sobre todo en la época del dominio persa tanto en Babilonia como en Egipto.

Los judíos chinos, los judíos de Kaifeng

Existe una teoría sobre la emigración de algunas familias judías, que después de establecerse en la India, se trasladaron a la ciudad china de Kaifeng, en la provincia de Henan, donde vivieron desde el año 231 a.e.c., llegando a construir una sinagoga, sin embargo ha sido desmentida por investigadores chinos, quedando como única referencia fiable, la narración del misionero jesuita italiano Matteo Ricci, que cita en una de sus obras a un chino que decía adorar a un solo Dios, entrado el siglo XVI.

Con posterioridad, se han conocido algunas referencias de judíos en China, que dicen saber de la presencia de judíos en Kaifeng en siglos pasados procedentes de las caravanas de la ruta de la seda y probablemente de origen persa, lo que ha servido para construir una historia legendaria pero carente de documentación.

El judaísmo jasídico

El jasidismo o hasidismo, es un movimiento piadoso, jasid (piadoso) que surge como contestación al decaimiento del judaísmo en Europa Oriental, algunos judíos culpan de este decaimiento a que el judaísmo estaba dirigido por los judíos ricos, argumento repetido a lo largo de la historia del judaísmo desde sus orígenes.

El jahidismo es el defensor del uso del Yidi, como lengua de los judíos y el mayor enemigo del movimiento sionista al que considera una herejía, al tiempo que consideran que el Estado de Israel impide la llegada del Mesías.

El jahidismo se divide en distintas Dinastías jasídicas, establecidas en más de 12 ciudades del planeta, en su mayoría son de Europa Oriental, donde ha tenido su origen esta secta que se caracteriza también por su estrafalaria vestimenta oscura y sus vistosos sombreros, muy conocidos en Nueva York, descendientes de los judíos Satmer originarios de Hungría.

Como vemos en el caso de los judíos al igual que en el de los cristianos, los creyentes se sienten estafados por la jerarquía religiosa que cae en manos de los ricos y poderosos los cuales se gobiernan a su antojo hasta producir una rebelión que trae como consecuencia un movimiento de contestación generalmente conservador y de vuelta al pasado, que el caso de los cristianos dará paso a la Reforma Protestante y en el de los judíos al Jahidismo, casi de forma paralela.

A este respecto señalar que una de las figuras importantes de esta época es la del judío sefardí de origen portugués Baruch Spinoza, uno de los pensadores más destacados de esta época y que va a incidir notablemente en el mundo de la intelectualidad impregnada por La contracorriente y la Reforma Protestante.

Spinoza, se enfrentó a la ortodoxia judía hasta tal punto, que muchos llegaron a considerarlo el padre del ateísmo, sus obras se publicaron después de su muerte, ya que se temía por su vida en caso de hacerse públicas.

Se le conoce como un filósofo Holandés y destacó por su discurso cartesiano crítico, que le valió el reconocimiento como uno de los más importantes pensadores del racionalismo, junto a Descartes y Leibniz.

Su obra Tratado teológico-político, fue prohibida en 1.674, en ella nos lleva a la reflexión sobre el papel de la religión en la configuración del pensamiento del hombre y su influencia política en la conformación del Estado como poder supremo.

La reflexión sobre este asunto nos lleva de inmediato a la concepción judía, que asoma el fantasma de un poder mundial en manos del pueblo elegido de Dios y que los judíos conocen como sionismo internacional.

Spinoza introduce un pensamiento revolucionario en su época: La religión ejercía las veces de Dios en la sociedad, suplantando a la política, a la filosofía y a la sociedad civil. Este planteamiento va a incidir de forma notable en el fin de la monarquía y su influencia eclesiástica dando paso a la democracia laica y de paso influyendo en la Reforma Protestante.

La Reforma Protestante

En el año 1.517 se fija el inicio de la reforma protestante, que daría paso a la gran fractura del mundo cristiano heredado del Imperio Romano y que seguiremos a continuación por orden cronológico. Durante los siglos siguientes se vivirá el renacimiento, la invención de la imprenta y el descubrimiento de América, precedidos y acompañados por la evolución de la ciencia y de las letras.

Año 1.500 El Heliocentrismo de Nicolás Copérnico (Mikolaj Kopernik)

Copérnico desarrolla en ese momento de la historia su teoría heliocéntrica, pero no se llega a publicar hasta el al año de su fallecimiento y no sería reconocida en toda su importancia hasta pasados algunos años después de su muerte, sus obras fueron prohibidas por la iglesia católica al ser incluidas en el «Idex Librorum Prohibitorum et Dereogatorum» (Índice de libros prohibidos y derogados) promulgado por el Concilio de Trento en 1.564, lo que no impediría que los jesuitas se interesaran por su obra y divulgaran sus trabajos.

Desde «siempre» los creyentes han vivido en el teocentrismo, haciendo que su Dios sea el que lo determine todo y del que dependa todo, así que Dios tiene su casa en el cielo que cubre la tierra y no cabe la menor duda de que todo gira en torno a él, además el Sol debe ser lo más parecido al infierno.

Año 1.600 Galileo Galilei

Al que se considera «padre» de la astronomía moderna e inventor del telescopio, fue una de las víctimas propiciatorias de la Iglesia Católica, al intentar demostrar el heliocentrismo de Nicolás Copérnico a la vez que lo rechazaba, e intentaba desmontar las teorías de Aristóteles.

Es lo que se conocerá en palabras de Bertrand Russell como conflicto entre lo inductivo y lo deductivo, pero que en realidad es una artimaña filosófica para entrar en una discusión interminable, creando, confusión, y dudas hasta llegar al caos. Un caos en el que la respuesta siempre termina en Dios.

Galileo se prestó a este juego de la Iglesia amenazado por la inquisición y perdió buena parte de su vida en argumentar algo que sus detractores no estaban interesados en reconocer.

Este tipo de juegos dialécticos, de discusiones interminables va a ser la estrategia de la iglesia católica con cualquiera que ponga en duda sus planteamientos, tal como se verá en siglos posteriores, especialmente con la Teoría de Darwin y como veremos cuando hablemos de la Compañía de Jesús.

La Tierra es redonda

Otro de los grandes problemas de los creyentes, es la esfericidad de la tierra, que va a ser demostrada con la circunvalación de Magallanes.

Sobre este asunto también se han vertido barriles de tinta, sobre si tal o cual autor dijo en tal o cual siglo, pero lo realmente importante y cierto es que desde la heliocentridad de Copérnico ya se podía hablar de la esfericidad de La Tierra.

Ahora bien, cuando hablamos del concepto de rueda, en el caso de La Tierra se da la misma paradoja. Si, efectivamente muchos autores hablan de la redondez de la tierra, pero están hablando de «un plato» no están hablando de una esfera.

Porque lo primero que contraponía la iglesia a este concepto, era tan simple como contundente, lo que hay debajo de la esfera se cae, luego no es posible que sea esférica, pero se puede admitir que es redonda. Y este ejemplo (concepto) simplista, fue considerado una prueba contundente para la iglesia católica incluso después de la demostración de Magallanes.

Cuando Newton descubre la teoría de la gravedad, los católicos pusieron en duda sus descubrimientos durante años. La gran diferencia entonces residía en que Newton era protestante arrianista, hijo de puritanos, estudioso de la Biblia, se carteaba con los jesuitas y era un Masón, que para más recochineo llegó a firmar algunos de sus escritos como Jehová Sanctus Unus.

Newton entra a formar parte de la nueva generación de científicos que no dudan de la existencia de Dios, pero tampoco de la evidencia científica, es decir Dios puede haber creado todo, pero hay que demostrarlo.

Como arrianista, defendía la naturaleza humana de Jesucristo, algo que veremos a continuación al nacer la reforma protestante. Y para eso desarrolla sus trabajos sobre la Alquímia, que no son otra cosa que una religión seudo científica al calor de las leyendas y de la masonería y que contagiaría a al General Francisco de Miranda, también masón, a los cuales ya nos hemos referido al hablar de los cátaros.

Así las cosas, al cristianismo se le había venido encima el mundo y gran parte, por no decir todo, lo que habían defendido se demostraba que era falso, que era mentira y el resto, eran meras suposiciones descritas por los profetas y aquellos que escribieron la Biblia.

Corrían tiempos convulsos y se acababa de descubrir América que se convirtió en una fuente inagotable de leyendas y misterios, al conocer nuevos animales, nuevas plantas, insectos y nuevas civilizaciones y religiones.

Europa es un hervidero de ideas y de especulaciones, se descubren los libros de Vitruvio, que son publicados de nuevo en 1.486 y van a revolucionar el mundo de la ingeniería, la arquitectura y el arte, a él se deben buena parte de los proyectos de máquinas de Leonardo Da Vinci y sus técnicas fueron empleadas en la construcción de la cúpula de Il Duomo de Florencia.

Los 10 libros De Architectura, fueron escritos en el siglo 25 o 26 antes de la era común, habían permanecido ocultos y con su hallazgo se recuperó buena parte del saber tecnológico del Imperio Romano en la época de Julio César, al que sirvió Vitruvio en sus campañas militares.

El Renacimiento había comenzado en Europa y con él florecieron nuevas inquietudes y surgieron escritores e intelectuales, que cambiarían la historia.

La reforma protestante y el seudo comunismo

Tal como hemos visto la aparición de las ciudades, dieron paso a las clases propietarias ociosas y con ellas a costumbres que no se habían conocido en la vida nómada o en las pequeñas tribus que vivían del pastoreo y la agricultura.

Estas costumbres, crean nuevos problemas y nuevas necesidades a las que hay que dar respuesta, respuesta que en la mayoría de los casos no es la más adecuada a los problemas existentes.

Con la ilustración llega el racionalismo y un nuevo concepto de Dios, el Dios racional, que en boca de los intelectuales de la época pasa a ser «El Gran Arquitecto del Universo» para unos y la «Divina Providencia» para otros.

Al final del feudalismo, durante la transición a la revolución industrial, se van a producir profundas transformaciones, en las sociedades desarrolladas de Europa, que están a punto de destruir las monarquías y el poder eclesiástico.

Las sociedades europeas de entonces estaban gobernadas por monarquías coronadas en nombre de la Roma Papal y delegaban buena parte de su poder en Cardenales y Obispos, que a su vez contaban con el control del clero en las parroquias.

Este poder se ejercía de forma absolutista y corrupta en gran parte de las aldeas, los pueblos y las ciudades europeas, muchas de ellas convertidas en Estados que combatían sin cesar unos contra otros, en busca de la supremacía.

Por eso cuando nace la reforma protestante, renace el espíritu campesino y se hace una llamada a la vida campestre, alejada del pecado de las ciudades, donde anida el vicio, la corrupción y la maldad del diablo.

Se quiere retornar a las primeras comunidades formadas por tribus homogéneas, dirigidas por los consejos de ancianos y protegidas de las influencias extrañas a la comunidad, donde domina la propiedad y la producción colectiva, es el amanecer de un modelo de «socialismo cristiano puritano» impregnado de religión que en muchos casos alcanza el grado de fanatismo, que viene a recordar a la secta de Qumrán.

Nace el conservadurismo, disfrazado de Utopía en la obra de Tomás Moro, que siglos más tarde va a tener eco, en la obra de Eric Arthur, más conocido como George Orwell y que va a influir de forma clara entre las comunidades protestantes y de modo especial en las que emigran al continente americano.

Es curioso, pero estos planteamientos seudo comunistas que se insinúan en la obra de Tomás Moro, son asumidos por los Menonitas, Anabaptistas y otras corrientes protestantes, que más tarde los pondrán en práctica en distintas partes del planeta, al igual que harán los judíos con sus Kibutz, en la creación del Estado de Israel.

Este comunismo religioso, no solo no molesta a los cristianos, les resulta atractivo y en consecuencia cabe repensar, el porqué del fracaso del comunismo soviético y de otros muchos proyectos socialistas, bautizados con distintos nombres.

Así las cosas, nos encontramos ante una de las más interesantes contradicciones del hombre, en la búsqueda de la felicidad individual, limitando la libertad individual. Hombres que pasan a ser gobernados por un colectivo y a su vez, rechazan el comunismo «político» cuando proviene de un partido o del Estado, aceptándolo sin embargo, cuando proviene de su comunidad religiosa y es presidida por un ser supremo invisible (Dios).

Lo que también nos lleva a pensar en el culto a la personalidad imperante en muchos de los países de la Unión Soviética, en Cuba, Corea del Norte, en la Venezuela de Hugo Chávez o la China de Mao Tse Tung, donde el líder juega el papel de aglutinador de masas fieles.

En el mundo islámico, esta situación es semejante a la dictadura religiosa que impera en el Irán de los Ayatolas, donde una religión puritana reprime duramente cualquier liberalismo moral y especialmente los derechos de las mujeres, sometidas a la voluntad de los hombres, pero a casi nadie se le ocurre compararlo con una dictadura comunista.

Los cristianos abrazan el «comunismo cristiano» como la forma ideal de una sociedad, cuando está «inspirada» en la Biblia y conduce a una moral represiva, que limita de forma considerable la libertad individual, so pena de excomunión, pero rechazan el comunismo cuando se impone desde el Estado, al igual que lo hacen los musulmanes.

Pero que nadie se llame a engaño, esta forma de gobierno, es comúnmente aceptada gracias a una ideología, que no es más que un «Totum revolutum» de religión e ideología reaccionaria puritana, de carácter patriarcal, mezcla de protección divina y de dominación y sometimiento, presidida a su vez, por el hombre terrenal que interpreta un supuesto deseo divino.

Así que con los protestantes, se estrena una ideología religiosa, como elemento coercitivo que sirve para preservar y mantener unida a una comunidad, a la vez que impone una forma de pensar y unas reglas sociales determinadas por esa «otra» ideología, que es la Teocracia, a fin de garantizar su poder hegemónico.

Pero para que aparezca la Teocracia es necesario contar con una ideología que la sustente y esa ideología estaba contenida en la Biblia, así que los protestantes adaptaron la Biblia para convertirla en una ideología que sirviera a su vez para sus fines políticos, tal como la habían usado los jerarcas de la iglesia para mantener el Poder del Absolutismo.

Los protestantes, se aferran al Abrahanismo, a las leyes de Dios, a la verdad revelada en los evangelios. Los protestantes separan a príncipes y reyes de la voluntad divina, convirtiéndolos en simples mortales. Con los protestantes, los reyes dejan de ser producto de la voluntad divina, ya no son reyes por la voluntad de Dios y se convierten en simples mortales alejándose en parte del judaísmo y por supuesto del cristianismo romano.

Esto trae consigo la separación de la iglesia y el Estado y como consecuencia desconocer la autoridad del rey, la negativa a servir al rey en sus guerras, pagar tributos, así no habrá cualquier otra autoridad que no sea la de Dios.

En esta reflexión de los protestantes se traspasa el Auctoritas romano al Auctoritas divino encarnado en un solo Dios. Sólo Él, tiene autoridad para juzgar a los hombres y simbólicamente aparece el uso de la Biblia acompañando a los jueces como representación de la presencia de Dios.

Estamos hablando de una revuelta religiosa, que se produce como consecuencia de años de absolutismo cristiano, que había sumido a los pueblos de Europa en la ignorancia y que con la aparición de la imprenta, al aprender a leer y escribir… llegan a descubrir que los estaban engañando.

Sus consecuencias van a verse de forma significativa en la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica, que a su vez va a producir dos bandos ideológicos y religiosos, representados por los protestantes y los cristianos, correspondientes a las emigraciones de los ingleses y los irlandeses respectivamente y a la que no van a ser ajenos los miembros de la influyente masonería, que ya habían acuñado una nueva definición de Dios, al referirse a él como «El Gran Arquitecto del Universo».

Pero vayamos a los orígenes del cisma, que está en las raíces de casi todas las creencias y de las religiones presentes, que empapan la cultura del hombre moderno y se prestan a confusiones inocentes y a confusiones interesadas.

Martín Lutero, Erasmo de Róterdam y Tomás Moro, van a ser los impulsores de una nueva corriente de pensamiento «europeo», que da paso a la división de la Iglesia católica occidental, en dos grandes bandos enfrentados, que atomizará a los nacientes protestantes en múltiples sectas, a cada cual más radical y fanática, entre las cuales destacan, el Calvinismo, el Anabaptismo y los Menonitas.

Martín Lutero

Considerado el padre de la reforma protestante, Lutero es sobre todo un alemán, dispuesto a reformar la Iglesia Católica desde dentro, combatiendo las corruptelas de Obispos y Cardenales, a la vez que desterrando las prácticas «mundanas» de un clero ignorante que apenas sabía leer la Biblia en latín.

De ahí su empeño en editar una Biblia en alemán que llegara a todos y no sólo a aquellos que conocían la lengua de Cicerón. Fue por lo tanto el impulsor de la publicación de la Biblia en las lenguas maternas, sabiendo que esto serviría para su mayor divulgación y facilitaría el nacimiento de una iglesia alemana.

En contra de lo que dicen algunos autores, no fue el primer impulsor de la traducción de la Biblia a las lenguas vernáculas como ya hemos visto.

Apoyado en el texto alemán de la Biblia, Martín Lutero escribió y predicó sus propuestas de reforma de la iglesia, teniendo como respuesta del Papa la famosa frase: «es un borracho alemán el que escribe esto, cuando esté sobrio cambiará de parecer»

Lutero contó con el respaldo de buena parte de la nobleza alemana y de intelectuales tan afamados en ese momento, como Tomás Moro y Erasmo de Róterdam, que en buena medida defendieron sus tesis frente a la curia romana, evitando al mismo tiempo, que se les identificara con Lutero, por temor a la inquisición.

Antes de la excomunión de Marín Lutero, el Emperador Carlos V intercedió por él ante el Papa León X, pero todo fue en vano ya que el Emperador redactó el Edicto de Worms que excomulgaba a Lutero y lo declaraba hereje. No sabemos muy bien en qué medida influyó o afectó Martín Lutero a Carlos V, pero cuando se retira a Yuste reinaba la confusión en su mente.

Así se consumaba la división de la iglesia católica y nacían las iglesias protestantes.

Lutero se dedicó entonces a la traducción del Nuevo Testamento al alemán, a partir de la traducción al griego de Erasmo de Róterdam y que se publicaría en 1.522 y más tarde en 1.534 se publicaría la traducción completa de la Biblia en alemán.

Martín Lutero fue un declarado enemigo de los judíos, a raíz de su publicación Sobre los judíos y sus mentiras en 1.543, que serviría de argumento para la persecución nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Pero curiosamente Lutero, aprendió de los judíos buena parte de sus argumentos para construir una nación inexistente en base a la religión y su idioma religioso, tal como referimos al hablar de los judíos y la cuestión nacional de Israel.

En esta obra de Lutero se incita a quemar las sinagogas, llamando a los judíos gusanos venenosos y pide su expulsión para siempre de Alemania, lo que le convirtió en el principal agitador del odio a los judíos y el padre del antisemitismo.

La iglesia luterana no renunció al antisemitismo hasta el año 1.998, en el que de forma sutil dijo «distanciarse de las expresiones antijudías de su fundador», pero no las ha condenado en ningún momento.

El apoyo de la nobleza alemana, sirvió a Lutero para la creación y consolidación del luteranismo como iglesia nacional de los alemanes, forjando ese peculiar sentir religioso excluyente y engendrador de odio hacia los judíos, que serviría de apoyo a las barbaridades de Adolf Hitler.

Conviene recordar, que al igual que Italia, Alemania no se constituye como tal nación soberana hasta 1.871, por lo tanto la Iglesia luterana, es decir el luteranismo, jugó un papel importante en el camino de la consolidación del nacionalismo alemán al usar el alemán como idioma unificador, repitiendo la experiencia de los Reyes Católicos en la reconquista y la unificación de España al imponer el castellano como la lengua del Imperio español.

También conviene recordar, tal como hemos citado, que los judíos fueron un elemento singular y perturbador de los nacionalismos ya que eran una religión que usaba el hebreo como segunda lengua pero carecía de nación, hasta que al final de la Segunda Guerra Mundial, se vieron forzados a dar asilo a todos los judíos deportados o emigrados a causa de la guerra.

Erasmo de Róterdam

Ferviente católico y prestigioso intelectual, de origen holandés, era hijo bastardo, nacido de una sirvienta del cura de Gouda (1.466), ciudad que da nombre a los famosos quesos. Inició sus estudios bajo la influencia de los nuevos movimientos que derivarían en la Iglesia Protestante.

Viaja a Inglaterra donde conoce a Tomás Moro, con el que comparte y se impregna del nuevo conservadurismo católico y se traslada a Italia donde se familiariza con el uso de la imprenta, trabajando como impresor, lo que le valió para conocer a los escritores que la frecuentaban.

Erasmo de Róterdam, sería el padre de los predicadores, no sólo por sus famosas frases, sino, por su publicación -entre otras- del Eclesiástico, obra en la que invita a la predicación del evangelio, como forma de difundir la fe y disipar las dudas de los creyentes, algo que va a influir notablemente en los nacientes protestantes, especialmente en Urlico Zuinglio, padre del Anabaptismo, de la negación al uso de la fuerza y que daría paso a los Menonitas.

Aunque tuvo una formación universitaria, Erasmo de Róterdam, fue un declarado enemigo de la enseñanza académica, ya que consideraba que se imponía a los alumnos una visión sesgada, que limitaba su libertad de pensamiento y se opuso a que se le adscribiera a ninguna de las corrientes de pensamiento del momento.

Esa desconfianza de Erasmo de Róterdam, será tenida muy en cuenta por los Protestantes y les serviría de escusa para imponer la enseñanza de la lectura a partir de la Biblia al margen de la enseñanza pública a la que consideraban pecaminosa.

Argumento que llevaría, – entre otros- a los Menonitas, a su aislamiento del resto de la sociedad, evitando la contaminación de los suyos por un mundo exterior dominado por el pecado, copiando a su vez la idea de Tomás Moro en su «Utopía», la creación de una sociedad feliz pero aislada en una isla y alejada del mundo del mal.

Erasmo, era uno de tantos anticlericales descontentos por los malos usos que hacían los príncipes de la iglesia Católica, rodeados de excesivo boato y proclives a la vida mundana, pero que a la hora de la verdad se ponía de parte de la Iglesia llegando a renegar de sus simpatías por Martín Lutero, en evidente contradicción con sus escritos, lo que le convertía de hecho en un impostor.

Su negativa a suscribir la reforma de Martín Lutero, fue polémica y famosa, así como su negativa a servir a los Medici contaminados por el escándalo de los Borgia. Fue el más influyente de los intelectuales cristianos de la época y sus publicaciones pusieron las bases para la rebelión de los protestantes contra la iglesia de Roma, a él se debe la traducción revisada del Nuevo Testamento al griego, que serviría de libro de cabecera a los protestantes de Lutero.

Los escritos de Erasmo de Róterdam, unidos a los de Martín Lutero, causaron profundas dudas entre el clero, dando pie a la creación de los primeros brotes protestantes en Suiza, Holanda, Alemania e Inglaterra.

Suiza va a ser el campo de pruebas de la nueva corriente religiosa, en la que destaca Ulrico Zuinglio, (Huldrych Zwingli) autor de la Biblia Zuriquesa (Zurich) y fundador de la Iglesia protestante Suiza.

Los hermanos suizos y Ulrico Zuinglio

Ulrico, abandonó el sacerdocio católico y comenzó la reforma de la iglesia en Zúrich (Suiza) en el año 1.523, defendiendo la separación de la iglesia y el Estado y comenzando a bautizar a los adultos, por lo que se les llamó anabaptistas, aunque en aquella época, su secta era conocida como los Hermanos suizos.

Las reformas de Ulrico, conocidas como las 67 tesis de Ulrico Zuinglio, no dejaban títere con cabeza al proponer el rechazo a la celebración de la misa, los ayunos, las indulgencias, las peregrinaciones, el purgatorio, la adoración de los santos, la confesión, el celibato, el sistema monástico, el bautismo de infantes, la música en las iglesias y el papismo, todo aquello que no estaba escrito en la Biblia, volviendo al cristianismo primitivo y puritano.

Las propuestas planteadas por Ulrico Zuinglio, fueron consideradas por la iglesia y sus monarcas, como herejías y dieron pie a la celebración de la asamblea de teólogos de Zurich, conocida como la Primera Disputa de Zurich, que congregó a más de 600 personas y en la que Ulrico salió airoso, abriendo más la brecha entre los nacientes protestantes y los católicos.

Entre 1.525 y 1.529 Zuinglio ya había establecido la «Santa Cena» en sustitución de la misa, creó una serie de normas que regulaban la moral y las buenas costumbres y los tribunales correspondientes, algo que recuerda las prácticas puritanas de la sharia musulmana.

Pero el movimiento protestante acababa de empezar y va a tener su campo de batalla en el centro de Europa y de forma más radical en Suiza.

Algunos teólogos y otros autores, quieren ver los orígenes de la reforma protestante en manifestaciones individuales y aisladas a lo largo de la historia, en hechos anteriores a los «hermanos suizos», pero convine aclarar que eso es una constante en la historia de las religiones en general y que las manifestaciones anteriores a la Suiza, no tienen la transcendencia suficiente, ya que no va a cambiar el curso de la historia, como es el caso del que nos ocupamos y no vamos a perder el tiempo en asuntos menores.

Los Hermanos Suizos, eran profundamente nacionalistas y defendían la unidad de la iglesia y el estado, se adelantaron a Lutero, habiendo conocido a Erasmo de Róterdam, y despreciando al reformador alemán, sin esperar a que este tomara su decisión, es más Lutero se dedicó a estudiar el fenómeno de los Hermanos Suizos muy de cerca, tal como veremos a continuación.

La revuelta de los Hermanos Suizos es el inicio de una respuesta contundente a los siglos de corrupción y ostentación del poder de la iglesia confundida con el poder feudal, lo que provocaría las guerras campesinas alemanas, que tendría punto final en la Revolución francesa a manos de masones y jacobinos, dando pie a la separación de la iglesia y la monarquía, para terminar por la imposición del poder civil y el nacimiento de las repúblicas democráticas laicas, con las consecuencias que se derivaron y de sobra conocidas.

Los predicadores evangélicos

Los predicadores era una de las consecuencias del Luteranismo, ya que proponía que la Biblia debía ser predicada en público para su conocimiento, llevar la palabra de Dios a los pecadores tal como había hecho Jesucristo.

Muchos de estos predicadores, arrastrados por la pasión, llegaron a ser verdaderos iluminados.

Se les podía ver en los mercados, o en plazas y calles recitando de memoria pasajes de la Biblia y llamando a los viandantes al arrepentimiento de sus pecados. Eran agitadores callejeros que vociferaban y en algunos casos insultaban a conocidos pecadores, adúlteros, o simples borrachos para avergonzarles públicamente, tal como hacen los radicales yihadistas que llevan el Islam hasta el fanatismo ciego.

Los predicadores siguen existiendo en nuestros días, son famosos y millonarios los telepredicadores de la TV americana, en África y Brasil, se conocen sectas fanatizadas en las que el predicador pisa sobre los cuerpos de los creyentes, en algunos casos niños a los que se asocia con la pureza, con la escusa de no pisar la tierra contaminada por el pecado.

Los predicadores también han sido sustituidos por los misioneros puerta a puerta, que suelen visitar casa por casa predicando el mensaje de su iglesia, en una constante práctica del proselitismo, que en muchos casos produce un cierto rechazo social.

Melchor Hoffman

Ese fue el caso de Melchor Hoffman (1.495), el hombre de Münster, fue el fundador de la Nueva Jerusalén, en la que anunciaba la segunda llegada de Jesucristo y el fin del mundo. A su movimiento de marcado carácter político se le va a asimilar a una seudo comunismo primitivo que algunos autores llaman proto socialismo, no se sabe muy bien si por afán de desprestigiar al socialismo o por darle cierto empaque a lo que no era más que una revuelta de campesinos fanatizados por la religión, contra una iglesia corrupta y degenerada.

Esta situación se va a reproducir siglos más tarde en algunos países de América y en concreto con el mismo nombre en México, donde se crea la comunidad de Nuevo Jerusalén con idénticos planteamientos, pero en pleno siglo XXI.

Melchor Hoffman fue un fanático predicador, que reclamaba el derecho de los laicos a la predicación del evangelio, el bautismo en edad adulta, la supresión del servicio militar, la poligamia y algunas reivindicaciones planteadas por Ulrico Zuinglio. Murió en la cárcel después de un huelga de hambre, en defensa de sus postulados convirtiéndose en un mártir de su propia causa, como corresponde a un buen mesiánico.

Los acusados de bautizar dos veces a una misma persona eran condenados a muerte, en aplicación del llamado «Código Justiniano» conocido como «Codex primus» del año 529, usado durante la edad media y resucitado para combatir a los protestantes en una práctica inhumana propia se pueblos salvajes, lo que una vez más, dice mucho acerca de las religiones y su forma de entender las relaciones entre los seres humanos.

Las Guerras de Kappel

La raíz del conflicto, está en el enfrentamiento entre los Cantones protestantes liderados por Ulrico Zuinglio y los Cantones católicos, no sólo por razones religiosas, sino, más bien por razones políticoadministrativas comunes.

La primera guerra de Kappel (1.529) no se llegó a celebrar en el último momento, cuando ambos ejércitos estaban frente a frente y dispuestos a destrozarse, según cuenta la leyenda, mientras se negociaba un acuerdo, los soldados de ambos bandos, hicieron una hoguera en la línea que los separaba y pusieron a calentar una hoya con leche, a la que fueron añadiendo trozos de pan, el cual comían los soldados de los dos bandos, al final los negociadores llegaron a un acuerdo y no hubo batalla.

El acuerdo de 1.529 favorecía a los protestantes, que serían compensados por los católicos, pero con el paso del tiempo los católicos no cumplieron el acuerdo y se llamó de nuevo a la guerra.

Así, dos años después (1.531) y una vez anunciada la guerra, los católicos sorprenden a los protestantes y muere en combate su líder Ulrico Zuinglio, junto a 500 de sus hombres, su cuerpo será descuartizado y quemado.

Pero los protestantes y los nuevos reformistas católicos, no eran menos sanguinarios y bárbaros, todo lo contrario, las nuevas sectas y sus dirigentes eran fanáticos radicalizados, eran iluminados que en su fuero interno estaban convencidos que obraban en nombre de Dios, tal como lo piensan los yihadistas musulmanes. Ulrico Zuinglio era un firme defensor del uso de las armas para defender y expandir el evangelio.

Los Hermanos Suizos terminarían en los brazos de Juan Calvino, poniendo fin a los Hermanos Suizos.

Los menonitas y los Amish

Menno Simons (1.496-1.561), fue un sacerdote católico, al que se atribuye el liderazgo de los que llevan su nombre «menonitas» también conocidos como «Amish», secta famosa por su estrafalarias vestimentas y forma de vida aislada del resto del mundo, pero Menno, no fue tal líder.

En realidad Menno Simons vivió el anabaptismo en los últimos 25 años de su vida, durante 12 años se mantuvo fiel a la Iglesia Católica por no tener otra forma de sustentar económicamente su vida y amedrentado por el escarmiento brutal del Santo Oficio contra los primeros protestantes.

Criticó y condenó los sucesos de Münster de los Anabaptistas y a pesar de que se le había pedido insistentemente que encabezara la iglesia Anabaptista, prefirió vivir al abrigo de la Iglesia Católica, hasta que se dieron las condiciones para fundar la Iglesia Anabaptista que llevaría su nombre y se exiliaría en Holanda, Alemania y Polonia, para más tarde trasladarse a Pensilvania (USA) y Ucrania.

Los menonitas fueron acusados de colaboracionismo con los nazis, ya que buena parte de las tesis antisemitas de Lutero formaban parte de su ideario, llegaron a participar en actos de guerra pese a defender la no violencia, como aliados de los nazis, lo que provocó su persecución por parte de las autoridades soviéticas.

Los Amish, son una pequeña secta radical de los menonitas y se atribuye su fundación a Jakob Ammann ( 1.644-1.730), pero en realidad se trata de su ala más conservadora, que lo único que hace es crear una falsa confusión provocada por el cine. La iglesia menonita y la iglesia de los Amish, es la misma iglesia, la sutil diferencia radica en que Amish, es el nombre por el que se conoce popularmente a los menonitas que se oponen de forma radical al uso de la tecnología.

En fechas recientes se ha producido una división entre Amish que aceptan usar parcialmente la tecnología y los que se mantienen files al puritanismo, contrario al uso de la tecnología. La causa de esta excomunión se centraba en el uso de ordeñadoras mecánicas en sus granjas yse produce en la comunidad menonita de Paraguay.

El menonismo es una secta en auge, que se autocalifica de Iglesia Global, como todos los movimientos fanáticos religiosos que crecen en paralelo al Yihadismo islamista. Lo cual no deja de ser inquietante, sobre todo si tenemos en cuenta, que este auge de las sectas fanáticas religiosas crece en paralelo, con la derechización de las sociedades a pesar del alto grado de desarrollo científico y técnico.

El menonismo es un fiel reflejo de la Utopía de Tomás Moro, contemplar sus pueblos y sus gentes es un reflejo de las descripciones de la idílica Utopía de Moro.

Juan Calvino (Jehan Cauvin)

Calvino, es otro de esos ejemplos de iluminados, se refugió en Ginebra hasta su muerte, arropado por los puritanos Hermanos Suizos, influyendo de forma decisiva en la que sería la Iglesia Protestante que llevaría su nombre durante algún tiempo, para ser conocida después como iglesia presbiteriana.

Calvino usó y manipuló a sus más próximos, anulando a todo aquél que le hiciera sombra y deshaciéndose de sus posibles competidores.

Calvino denunció ante la Inquisición (calvinista) al pensador español Miguel Servet, forzando que fuera quemado en la hoguera como hereje, a pesar de haber mantenido con él una comunicación fluida y haberse servido de muchas de las ideas de Servet, para construir el ideario de su iglesia.

Calvino publicó una Biblia con sus anotaciones personales, conocida como la Biblia de Ginebra y que serviría de soporte «ideológico» al naciente movimiento protestante puritano, base para la expansión de su iglesia de marcado carácter teocrático.

El Calvinismo parte básicamente de considerar al hombre un pecador, un ser malvado que está obligado a demostrarle constantemente a Dios su arrepentimiento, pidiendo perdón por sus pecados.

Calvino predicaba que Dios había escogido a sus hijos antes de la creación del mundo, de lo cual se deduce rápidamente que él era uno de esos escogidos por Dios.

Esta locura fanática, nace de la consideración de la depravación natural del hombre, condenado desde su nacimiento ante los ojos de Dios, en clara comunión con los postulados de Mahoma.

Así Calvino ordena la prohibición de las tabernas, los bailes, las canciones, los teatros y todo tipo de espectáculos, siguiendo las prácticas de los iluminados de Münster.

El Calvinismo, era la rama radical y ciega del cristianismo, que supedita absolutamente todo a la voluntad de Dios, sin que ese Dios tenga que perdonar a nadie, ya que es el pecador el que tendrá que esforzarse por merecer su perdón.

El calvinismo superaba el fanatismo Yihadista, ya que el musulmán que muere en la Guerra Santa, tiene garantizada la vida eterna en el paraíso.

La Iglesia presbiteriana se organiza de forma tribal y está compuesta por consejos que agrupan a las iglesias que son dirigidas a su vez por consejos de ancianos, de ahí su nombre, que proviene del griego «presbyteros» anciano.

Por suerte para el calvinismo, con el paso del tiempo, acabaron imponiéndose los puritanistas que (en Francia se les conocerá por el nombre de Hugonotes) y otras corrientes moderadas, especialmente su rama escocesa, suavizando el radicalismo calvinista, que no era otra cosa que una huída hacia adelante, en un momento desesperado para la iglesia católica.

Así que los protestantes calvinistas, también hicieron uso y abuso de la hoguera, la picota, el cepo y otros medios que llevaron en sus emigraciones a América.

Los presbiterianos, fueron la corriente religiosa más influyente de los recién nacidos Estados Unidos, imponiendo claramente muchos de sus criterios moralistas y sociales, a ellos se debe que en algunos estados se prohíba votar a los no creyentes.

Miguel Servet

Miguel Serveto y Conesa, había nacido en Villanueva de Sigena, Aragón, en el año de 1.511, mientras estudiaba en Barcelona, fue adoptado como ayudante del confesor de de Carlos V, fray Juan de Quintana, teólogo de la Sorbona, con el que recorrerá Italia en el séquito del emperador español con motivo de su coronación en Bolonia, lo que le permitirá conocer de primera mano el alto grado de corrupción de la iglesia y sus vínculos con la monarquía.

En 1.527 estudia Derecho en la Universidad de Tolouse, vivió en Basilea, Ginebra y Lyon, donde conoció los inicios de la reforma protestante, de la mano de Johannes Ecolampadio y Martín Bucero, ambos colaboradores de Ulrico Zuinglio.

Miguel Servet, dominaba el griego, el latín y el hebreo, era versado en Matemáticas, Filosofía escolástica, Leyes, Astronomía, Teología y Medicina, lo que le confería una formación multidisciplinar y universal (envidiable).

Servet, publicó dos obras en la que abordaba el misterio de la Santísima Trinidad y la naturaleza de Jesucristo entre los años 1.531 y 1.532, cinco años después inicia sus estudios de medicina en la Universidad de París, creando una polémica conflictiva, con su teoría sobre la influencia de las estrellas en la salud humana, lo que le hizo merecedor de su fama como polemista, pero su amistad con el Arzobispo de Vienne le sirvió para ejercer como su médico personal.

Para Servet, el bautismo debía celebrarse en edad madura, consideraba un error la Trinidad de Dios y trató el tema en dos escritos, el primero Sobre los errores de la Trinidad 1.531 y el segundo Dos diálogos sobre la Trinidad de 1.532.

En 1.546 publica Chistianismi Restitutio, más valioso por su descripción de la circulación pulmonar, que por sus aportaciones teológicas, pero que él incluye como un tema más del libro, dejando constancia de su concepto sobre el saber universal, que no ha de estar separado en compartimentos estancos.

Servet publicó un trabajo titulado Tratado sobre los jarabes, en el que cuestionaba los tratamientos médicos de la época y proponía el uso de medicamentos adecuados, que despertó curiosidad en toda Europa.

Antes de publicar Chistianismi Restitutio, hizo llegar la obra a Calvino, con el que mantenía una intensa relación epistolar, el cual movido por la envidia lo denunció ante las autoridades de Viena, es procesado y condenado, logra escaparse, hasta que a su paso por Ginebra es nuevamente denunciado por Calvino, -que ya había instaurado su particular teocracia en la Ciudad- lo que le costaría la muerte en la hoguera de la inquisición, pasando a ser considerado el primer mártir de la libertad de expresión y la libertad de pensamiento.

Miguel Servet, que fue víctima de su adversario teórico, envidioso de su gran capacidad analítica, su espíritu crítico constructivo y su libertad y universalidad de pensamiento.

Servet fue un intelectual y un humanista polifacético, universalmente formado, que actuó de conciencia de su época con un espíritu crítico constructivo, aportando otra forma de ver la ciencia y la teología desde la libertad de pensamiento.

Servet defendía la libertad de conciencia y la separación de la iglesia y el estado, en contra de lo que había sido impuesto por los cristianos a partir del primer Concilio de Nicea y de la teocracia practicada por Calvino.

Los anglicanos

El anglicanismo es la mejor expresión del sentir religioso nacionalista, que recuerda a las prácticas de Mesopotamia, cuando cada una de las ciudades amuralladas, tenía su propio Dios y su propio Templo. Así la iglesia anglicana es el resultado de la esencia de ser de los ingleses su marcado individualismo y su complejo insular egocéntrico.

Los anglos (los ingleses), se escindieron de la iglesia romana, por una «rabieta» del Rey Enrique VIII, un «meapilas» que pasó de atacar la reforma protestante de Martín Lutero, defendiendo la iglesia de Roma, a producir una escisión de la iglesia inglesa de la iglesia romana, por un asunto de faldas.

Pero sólo aparentemente, ya que estaba en juego la influencia de la Corona española sobre el Papa de Roma y el parentesco establecido entre las casas reales de Inglaterra y España, por su matrimonio con la hija de los Reyes Católicos..

Enrique VII estaba casado con Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, cuando se enamoró de Ana Bolena (Anne Boleyn), una noble inglesa, que después de su matrimonio con Enrique VII se convirtió en ferviente impulsora de la nueva Iglesia anglicana, se la acusó de incesto, adulterio y traición, por lo que fue decapitada, dejando vía libre a Enrique VIII para un nuevo matrimonio.

Todo muy parecido a lo que había sucedido en Roma con los Borgia, y que se había iniciado con Marozia de Spoleto, durante la pornocracia.

La iglesia anglicana, si bien en un principio, es consecuencia de la actitud personal de Enrique VIII, se inspira claramente en la reforma protestante y su desvinculación con el Papa de Roma, conservando buena parte de la esencia «apostólica» a la vez que retorna a al Credo de Nicea y renuncia al culto a las imágenes de Jesucristo y los santos.

La religión y la enseñanza

Los Cuáqueros y George Fox

El término inglés Quakers, (los que tiemblan) viene de las palabras de George Fox cuando dijo: «que tiemble ante el juicio del Señor», como respuesta a un juez que le llamaba «temblador» durante un proceso instruido contra él, en realidad el movimiento es una escisión inglesa de la familia protestante y se dieron a conocer como «Sociedad religiosa de los amigos» (los cuáqueros) y liderada por mencionado Fox.

Nació en Inglaterra, pero donde más fama alcanzó fue en los Estados Unidos de Norteamérica gracias que uno de sus miembros, William Penn, emigró a Estados Unidos y se estableció en Pensilvania, donde ya estaban implantados los menonitas.

Se caracterizan por creer que cada individuo posee algo de lo divino en su ser, algo totalmente opuesto al pensamiento de Calvino, que partía de la maldad innata del hombre. Sus actos religiosos, recuerdan en esencia a los sufíes, en tanto que los reunidos aguardan la presencia del «Espíritu Santo»

Los cuáqueros también influyeron notablemente en la idiosincrasia de los norteamericanos, hasta tal punto que forman parte de su folklore, la imagen de George Fox sigue usándose en la famosa Avena Quaker, habitual en el desayuno en muchos hogares norteamericanos y recuerda al Tío Sam, personaje que simboliza a los Yankees, es decir los estados del Norte, que se enfrentaron a los del Sur en la Guerra de secesión norteamericana, en la cual se libraba también la batalla contra el esclavismo y el racismo sureños.

Entre sus adeptos contaron con dos presidentes de los USA, primero Herbert Hoover y después Richard Nixon, el poeta Walt Whitman y Daniel Boone, son otros personajes populares vinculados a los Quakers.

Se opusieron al esclavismo, desde su fundación en Inglaterra y después en los EE.UU. y se les atribuye la fundación de las organizaciones Amnistía Internacional, Greenpeace y Oxfam. Son por lo tanto, probablemente, el ala más progresista de los protestantes.

La Compañía de Jesús, los jesuitas

El convulso momento que vivía la Iglesia Católica en el siglo XV, con el nacimiento de los focos protestantes en centro Europa, va a tener un respuesta contundente desde España con el nacimiento de la «Societas Jesu» conocida como Compañía de Jesús.

Esta naciente organización religiosa, va a incorporar buena parte de la experiencia de los Caballeros Templarios, al considerarse soldados de Cristo, estableciendo un nivel de selección y preparación cultural muy alto, ya que estudian Humanidades, Filosofía y Teología, mediante un proceso iniciático al que llaman noviciado y que dura dos años, antes de pasar al segundo nivel, llamado magisterio, en el que reciben una formación práctica preparándose como docentes o en el «apostolado».

Pero donde van a ser más conocidos y más temidos por su eficacia, es en el campo de la enseñanza y la alfabetización, que con el Renacimiento se intensifica gracias a la imprenta y al surgimiento de los centros de enseñanza, que harán posible la revolución industrial y la revolución social en todo occidente, dejando atrás la oscuridad del medievo y el feudalismo.

Antes de su ordenación sacerdotal, los jesuitas han de formarse en el estudio de idiomas y en el conocimiento general de todo tipo de disciplinas académicas, tanto las sagradas, como las consideradas profanas, lo que ha convertido a los jesuitas en la vanguardia intelectual del la Iglesia Católica y al mismo tiempo en la orden religiosa más odiada y temida, hasta el punto de llamar a su máxima autoridad el Papa Negro y ser repudiados por el ala más conservadora de la Iglesia.

La Orden fue creada por Ignacio de Loyola en el año de 1.534 y tiene su primer acto fundacional en Francia, junto a otros cuatro amigos, en la Capilla del Martyrium, donde asumieron tres votos: pobreza, castidad y peregrinar a Jerusalén. Al no poder viajar a Jerusalén, debido a la guerra entre Venecia y el Imperio Otomano, se establecen en Roma y después de reflexionar, deciden fundar la Compañía de Jesús, aprobada por el Papa Pablo III en 1.540 dando inicio a la más prestigiosa de todas las organizaciones religiosas de la Iglesia Católica.

Su nacimiento coincide con la Reforma Protestante y la Compañía de Jesús es una respuesta conservadora, militante y activista, de una parte de la Iglesia Católica dispuesta a «enmendar sus pecados» sin renunciar a la autoridad del Papa a través de lo que los jesuitas llamaron apostolado.

A pesar de ello, la iglesia siguió su camino en un ejercicio de desprecio absoluto a los propósitos jesuitas, desatando en los siglos siguientes una feroz persecución de la orden, que dejaba sistemáticamente en evidencia a Cardenales y Obispos en sus alianzas con el poder civil.

En 1.754 son expulsados de Brasil, en 1.759 son expulsados de Portugal, en 1.762 son expulsados de Francia y para colmo en 1.773 el Papa Clemente XIV publica la Dominus ac Redemtor, suprimiendo la orden religiosa, que sería restituida por el Papa Pío VII en 1.814.

La orden papal no fue cumplida en el Imperio Ruso ni en el Reino de Prusia, donde la orden siguió funcionando con normalidad.

En 1.767 los jesuitas son expulsados por primera vez de España, la congregación, tenía voto de obediencia al Papa de Roma y por lo tanto resultaba incómoda para otras órdenes religiosas y al Rey Carlos III empeñado en el control de la Iglesia al margen del Vaticano, el cual encontró una escusa perfecta en la rebelión de Esquilache para deshacerse de la congregación. Se había acusado a los jesuitas de ser los instigadores de la revuelta en la cual los madrileños protestaban por la carestía del pan, asociando a los jesuitas con la defensa de los pobres frente a los poderosos.

La expulsión de los jesuitas, fue especialmente cruenta en todos los territorio de América y dramática en el sur de Brasil y norte de Argentina, al destruir las Misiones Jesuíticas Guaraníes, por medio de una alianza entre españoles, portugueses y brasileños, que acabaron con un modelo de desarrollo social, político y religioso, que había cambiado las condiciones de vida del pueblo guaraní, liberándolos de la esclavitud a la que les habían sometido de los conquistadores europeos. La destrucción de la Misiones Jesuíticas Guaraníes, fue una de las mayores atrocidades de la conquista, sólo comparable con la destrucción de los Códigos Mayas.

Durante la regencia de María Cristina de Borbón (1.843), se desató una ola anticlerical mezclada con las guerras carlistas y los jesuitas fueron usados como chivo expiatorio, lo que tuvo como resultando su expulsión de España, también debido al posicionamiento de los jesuitas contra los liberales a los que culpaban de la epidemia de cólera, que aquel año diezmó a la población, «era un castigo divino contra los descreídos habitantes de las ciudades, mientras los piadosos campesinos se libraban de ella por ser fieles y devotos».

La Constitución de la Segunda República española, de 1.931 en el Artículo 26, establecía entre otras cuestiones la supresión de órdenes religiosas que establecieran en sus estatutos voto de obediencia a una autoridad distinta al Estado, en una clara alusión a los jesuitas y el 23 de Enero del año de 1.932 se dicta el decreto de su disolución.

Los jesuitas están implantados en todo el planeta y cuentan con centros de enseñanza de todos los niveles así como numerosas universidades. Desde sus inicios la enseñanza de los jesuitas integró la física y las matemáticas, las teorías de Galileo, Copérnico, Kepler, Descartes, Newton, Huyghens, por señalar algunos, contribuyeron al desarrollo de la astronomía con la construcción de los primeros observatorios estables, después de los de París y Greenwich, llegando a contar con 32 observatorio en las principales ciudades de Europa, en ellos se crearon las primeras estaciones meteorológicas.

Los jesuitas fueron los primeros en instalar un observatorio astronómico en América del Sur, en la reducción de San Cosme y San Damián, Río Grande do Sul.

Los jesuitas llegaron a interesarse por el Psicoanálisis y su relación con el sacramento de la confesión, no hicieron asco a la teoría de la evolución de Darwin y alumbraron a Pierre Teilhard de Chardin, paleontólogo y filósofo, que llegó a afirmar que la materia y el pensamiento están involucrados en el proceso de la evolución, fue reconocido por la iglesia católica como uno de sus grandes pensadores.

De él llegó a decir el Papa Benedicto XVI, que «tuvo una gran visión, que culmina en una verdadera liturgia cósmica, en la cual el cosmos se convertirá en una hostia viviente».

El bahaísmo

En el año 1.844 aparece en Irán un nuevo autoproclamando profeta, que se hace llamar Báb (la puerta) al más puro estilo árabe y siguiendo los pasos de Abrahán, anuncia la llegada de un nuevo Mesías prometido. Se llamaba Seyyed Alí Mohammad, un comerciante de Shiraz, una de las más antiguas ciudades de Irán, fundada durante el período elamita (Elam) hace más de 2.500 años.

Con él nace una nueva religión que pretende ser la continuidad y renovación de las anteriores religiones monoteístas, en una versión mucho más moderada y humanizada que las anteriores, desnudándola de sus complejos rituales y de sus estrictas normas.

Sus orígenes están marcados por la persecución y el fusilamiento de su líder en 1.850, lo que confiere a la secta naciente una aureola de santidad apadrinada por el martirio de su naciente profeta, aumentando el interés por ella y creciendo en número de seguidores.

El Báb, había designado antes de su muerte al que llamó Bahá uIIah (gloria de Dios), Mirza Hussein-Alí Nurí, que fue encarcelado dos años después, del fusilamiento del profeta y que se exiliaría once años más tarde en Bagdad, donde fue perseguido y desterrado a Estambul, después a Edirme y finalmente a Acre, (actual Israel, en la frontera con el Líbano) en la que permaneció encarcelado durante 22 años. A su muerte en 1.892, fue enterrado en santuario que sigue la tradición la Meca, como lugar de peregrinación obligado para sus seguidores, para entonces había escrito las leyes reveladas llamadas Kítab-i-Aqdas (El libro más sagrado) y el Kítab-i-Iqan (El libro de las certezas), base teológica de la religión baháí.

A la muerte de Mirza, le sustituye su hijo mayor Abbás Effendi, conocido como Abbu’l-Bahá (Siervo de la Gloria de Dios), quien sería ordenado Caballero del Imperio Británico, en reconocimiento a su labor humanitaria. Es autor de diversas publicaciones entre las que destaca Las tablas del Plan Divino.

A pesar de haber sido designado por su padre como su sucesor mediante testamento, su hermano Muhammad Alí, intenta desprestigiarle y recabar el apoyo de los creyentes bahá’is, sin conseguirlo. A su muerte designa como heredero a su hijo Shoghi Effendi, siguiendo la tradicional línea sucesoria masculina por designación, al cual su abuelo había llamado el «el Guardián», pero que pasó sin pena ni gloria, debido a su occidentalización y su vida de burgués acomodado, pasó gran parte de su vida traduciendo la obra de sus antepasados entre las estaciones de esquí y las cacerías en Africa.

A la muerte de «El Guardián», la secta ya contaba con casi medio millón de seguidores y reportaba sustanciosas aportaciones económicas, así que después de varias luchas por el poder y sus correspondientes depuraciones, se crea La Casa Universal de la Justicia, que cuenta con un palacete en la ciudad de Jerusalén.

El Bahaísmo es monoteísta y reconoce como mensajeros de Dios a Moisés, Krishna, Buda, Zoroastro, Jesucristo, Mahoma y por supuesto a Abrahán, en una extraña mezcla teológica y astrológica asociada al misticismo, por lo tanto no sigue la línea troncal de los hijos de Abrahán, a pesar de estar emparentado con el Islam.

Comunidad Ahmadía

La comunidad ahmadía fue fundada por Mirza Ghulam Ahmad (1.835-1.889), el cual se anunció como el Mesías prometido.

Se definen como islamistas sunita y seguidores del Mesías Prometido y Mahdi en diferenciación clara con los chiítas, que consideran como tal a Muhamad Ibn Hasan Ibn Ali.

Fueron considerados como no islamistas por el gobierno de Paquistán en 1.974, lo que motivó una reforma de la Constitución conocida como la segunda enmienda.

Se han extendido por todo el mundo y cuentan con más de diez millones de seguidores, su jefe supremo recibe el título de Jalifa.

Han sufrido serias persecuciones en distintos países musulmanes, especialmente en Paquistán, debido al rechazo que producen en la comunidad musulmana en la que encuentran a sus principales detractores ya que son considerados herejes

Con el auge del fundamentalismo islámico, la comunidad ahmadía se ha convertido en blanco de varios atentados provenientes de distintos bandos islámicos.

El Opus Dei, La Obra de Dios

José María Escrivá de Balaguer (Huesca 1.902-1.975), funda la Obra de Dios, y establece sus bases a partir de la publicación de su libro Camino, libro de cabecera para todos sus seguidores, entre los que curiosamente se encontraban buena parte de los ministros del dictador fascista Francisco Franco, durante la época de los llamados «tecnócratas del franquismo».

Se dice que Balaguer se inspiró en las Damas Apostólicas del Sagrado Corazón de Jesús, con las que trabajó en sus primeros años, hasta que Dios le pidió que consagrara su vida a la santidad por un nuevo «camino» dentro de la iglesia, que se basaría en la santificación del trabajo, la oración y la mortificación.

Para ello escribió su «plana de vida», que no es otra cosa que una rutina de actividades piadosas propias del fanatismo religioso y que se concretaban en la misa diaria, la comunión diaria y el rezo diario del ángelus ( Oración cantada, creada por el Papa Urbano II -el de las Cruzadas- es el rezo que dirigen los Papas todos los domingos.

A diferencia de la Compañía de Jesús, el Opus Dei, nace como una organización de hombres y mujeres piadosas, por no decir «mea pilas» con vocación de santidad, dirigida a la captación de fieles, bajo la apariencia de una «obra social», que sin embargo oculta su «fundamentalismo» católico y grandes intereses económicos. Es una organización de marcado carácter clasista y reaccionaria, que aparece como respuesta al auge de las iglesias protestantes y a su visión más «seglar» de la iglesia.

El seglar es aquel que no siendo sacerdote ejerce buena parte de las funciones que le son propias a los «curas», división «técnica» que se establece entre un presbítero y un diácono, una sutil diferencia que va a ser aprovechada por el Opus, para su expansión dentro de la sociedad civil, a la sombra del tráfico de influencias.

Una anécdota es suficiente: Balaguer se vio envuelto en un escándalo (silenciado) cuando solicitó y obtuvo de forma fraudulenta el título de Marqués de Peralta, al que se vio forzado a renunciar a favor de su hermano, lo cual dice mucho del personaje.

Para terminar, decir que desde algunos sectores interesados se ha intentado confundir al Opus Dei con la Compañía de Jesús, en un intento por desprestigiar a los jesuitas, atribuyéndoles un carácter clasista.

A modo de resumen

En contra de algunas teorías y autores, el Abrahanismo no es el fruto de la convergencia o del cruce de distintas creencias, el abrahanismo es la maduración de dos versiones distintas, de dos familias lingüísticas distintas de un mismo origen semítico, que compartieron un hábitat común a lo largo de los siglos, hicieron común la leyenda del Diluvio Universal a la que se añadió la figura de Abrahán como defensor del monoteísmo de los hombres del campo, frente al politeísmo imperante en las ciudades del Creciente Fértil.

Como hemos referido y es comúnmente aceptado por gran parte del mundo científico, el Diluvio Universal es una interpretación simbólica del fenómeno conocido como Dryas Reciente o Joven Dryas, que provocó un cambio climático brusco hace unos 12.500 años y que está clara y directamente relacionado con la aparición de la agricultura en el llamado Creciente Fértil (Mesopotamia y Egipto) desarrollada por la cultura Natufiense.

Este período de la historia de la humanidad corresponde al inicio de los asentamientos urbanos, la aparición de las ciudades estado y con ellas el invento y uso de la escritura como medio de comunicación, documentación y acumulación de conocimientos y datos, que van a permitir que miles de años más tarde podamos conocer cómo se desarrollaba la vida de esos pueblos, tal como hemos referido en esta obra.

La aparición y difusión de las primeras obras literarias, produce un fuerte impacto emocional en las tribus nómadas que se acercan a las ciudades y descubren una forma de vida sorprendente, que les lleva a pensar en la existencia de dioses vivientes y humanos, a la vez que les aterroriza el desconocimiento de su origen y se inventan una explicación a su medida, tal como hacen los hombres modernos, atribuyéndoles un origen extraterrestre.

La historia de Abrahán es la historia de un hombre que nace en Ur y que recorre el Creciente Fértil, tal como lo hacían las tribus nómadas que dieron origen al monoteísmo, es la historia de un pastor de ovejas, un hombre sencillo que habla con reyes buenos, algo imposible en las ciudades estado, donde los reyes son dioses inaccesibles.

Por lo tanto Abrahán es la leyenda del pastor nómada que narra sus peripecias en un mundo que intenta explicar a su medida, desde su punto de vista moral y desde la tradición oral de sus antepasados para las generaciones venideras.

Al principio, no se trata de un enfrentamiento o confrontación de ideas religiosas, se trata de una forma distinta de ver el mundo de lo desconocido, de una forma distinta de interpretarlo y sobre todo de asumirlo en unos tiempos que son inciertos y convulsos.

El judaísmo, intenta construir una interpretación a lo largo de los siglos, una interpretación creíble para el común de los mortales, alejada del heroísmo de los sumerios, pero cercana a la magia de los milagros deslumbrantes, que ilusionen a los pastores en la esperanza de una vida futura mejor, alejada de las miserias de su vida cotidiana y en la esperanza de una vida mejor después de la muerte.

Frente al héroe sumerio de Gilgamesh, los judíos crean un nuevo héroe invencible llamado Moisés, el que surge de la pureza de las aguas y se enfrenta a los poderosos dioses faraones, inaccesibles para los humanos y a los cuales humilla con sus milagros.

El judaísmo construye una nueva Epopeya encarnada por Moisés, que viene a demostrar el poderío y la supremacía del judaísmo sobre todas las naciones estado y sobre todos sus dioses, incluidos los dioses reyes, que nada pueden hacer frente a su todo poderoso Dios, que no tenía nombre hasta que habló en persona con Moisés y le dijo que se llamaba Yahavé.

El Yahavé del judaísmo, entrega la Ley de Dios grabada sobre piedra a Moisés en correspondencia con Shamash (Dios de la Justicia) cuando hace entrega de las leyes al Rey Hammurabi.

Para dar cuerpo a su increíble relato los judíos tejen la historia de su legendaria religión a partir de la creación del hombre, que víctima de sus propias debilidades, va a enojar a Dios, el cual lo castiga con el Diluvio Universal, pero Noé, dará paso a Abrahán que servirá de ejemplo al pueblo elegido hasta la llegada del profeta Moisés, el cual los conducirá hasta la tierra prometida, después de librarlos del los reyes que ofenden a Dios y esclavizan a su pueblo elegido.

El judaísmo sobrevive a duras penas a lo largo de años gracias a las tradiciones orales hasta el Imperio Romano, su importancia cultural es tan notable que llega a interesar a Ptolomeo II y este decide recopilar todos sus libros en la Septuaginta, que pasará a la historia como la Biblia y que contará con el aval de la famosa, pero falsa a todas luces, Carta de Aristeas.

Dos siglos después los judíos se hallan divididos en numerosos bandos y familias, ya no se puede hablar de tribus, hay que hablar de facciones o de bandos, cuando no de bandas armadas, que combaten entre ellas defendiendo la pureza religiosa.

Sus constantes peleas llevan a decretar su expulsión de la ciudad de Roma por orden del Emperador Claudio, dando inicio a una época de enfrentamientos con el Imperio Romano, que culminará con la revuelta de los zelotes, la destrucción del Templo de Jerusalén y la dispersión de los judíos por el resto del mundo conocido.

En ese momento histórico convulso y confuso, se autoproclaman nuevos Mesías judíos a los que se les da muerte tanto desde el bando de los judíos como por parte de los romanos, diversas facciones se enfrentan entre sí y se sublevan contra el Imperio romano.

Un siglo después de la destrucción del Templo de Jerusalén, aparece de nuevo la leyenda del salvador de la humanidad. El hijo del Dios de los judíos que había llegado a la tierra para redimir (expiar) los pecados de todos los hombres -en particular los pecados de los judíos- a los que Dios había castigado con la destrucción de su Templo.

Así se cierra un libro (Antiguo Testamento) y se inicia un nuevo libro (Nuevo Testamento) de la historia de los judíos.

Tres siglos más tarde, Constantino I decreta el cristianismo como religión oficial del Imperio Romano, tarde, pues ya se habían fundado las iglesias cristianas Copta y Griega y para intentar remediarlo convoca el Concilio de Nicea, que lejos de resolver las diferencias entre cristianos, las agudiza con el arrianismo y la retorcida teoría de la Santísima Trinidad.

El cristianismo se expande como la religión de los reyes y de las naciones, dejando atrás al politeísmo, que pasará a ser considerado propio de pueblos bárbaros, hasta entonces defendido por los grecolatinos.

Con el paso de los siglos, el cristianismo se corrompe y llega a tal estado de degradación moral que desde sus propias filas se califica de pornocracia al gobierno de la iglesia.

En una nueva etapa del desarrollo dialéctico, surge un movimiento religioso alternativo desde el mundo árabe y aparece el Islam como una regeneración del judaísmo en el mundo árabe, que a su vez reconoce la importancia del cristianismo.

El islamismo retoma lo peor del judaísmo y sobre todo su profunda misoginia, reduciendo a las mujeres al esclavismo reproductor y apartándolas de las m iradas de otro que no sea su dueño y señor.

Ante el ninguneo de occidente, los islamistas deciden imponer su religión a sangre y fuego a través de la conquista territorial atenazando a Europa por el Sur y por el Este.

A pesar del férreo dominio absolutista de la Iglesia Romana, surgen brotes de discrepancia religiosa contra Roma, que serán contestados de forma contundente con la muerte en la hoguera.

El Islam sufre la invasión de los Mongoles y años más tarde se recupera gracias a la Yihad impulsada por Ibn Taymiyya, que predica el fanatismo ciego de la creencia en Alá.

Europa descubre América y con ella la Reforma Protestante, que va a ser impulsada por el descubrimiento de la imprenta y el Renacimiento.

Los judíos se habían desperdigado por el planeta y ya habían sido expulsados de varios países, seguían sin tener un idioma común, una cultura común, un territorio común y una psicología nacional, propia, seguían siendo creyentes aislados y dispersos que cohabitaban en medio de otros pueblos, mayoritariamente cristianos.

La Reforma protestante se expande por todo el planeta en una «Yihad» cristiana, que supone un retorno al puritanismo a la vez que defiende un extraño comunismo primitivo que rechaza el Estado.

La primera y la segunda guerra mundial, lejos de favorecer a los pueblos que profesan el Islam, los someten al colonialismo, la explotación y la ignorancia.

Después de la barbarie nazi que lleva a la exterminación en masa de los judíos europeos, los vencedores deciden devolver al judaísmo las tierras de las que fueron expulsados por los romanos, creando el descontento de los islamistas.

La constante indiferencia de occidente frente a los excesos colonialistas del nuevo estado de Israel, desata la solidaridad de los países árabes muchas veces traducidas en actos desesperados y radicales que tienen su punto más álgido en los atentados contra las torres gemelas de Nueva York.

La respuesta desproporcionada y errada de occidente, trajo como consecuencia una nueva llamada a la yihad, tal como sucediera en el siglo XII, creando un desconcierto generalizado en el mundo cristiano incapaz de comprender a los musulmanes.

Caín y Abel se volvieron a enfrentar ante Dios.

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