Ella se sentó, cruzó las piernas y sus manos se dejaron morir sobre las enormes rodillas apuntándome, Mala señal.

Tan larga, tan cansada, tan lejos de todo, leyó mis papeles y cada tanto daba un suspiro corto o esbozaba una mueca que yo quería interpretar como sonrisa, pero podría haber sido hastío, tanto como burla, como nostalgia. No rió, mala señal.

Me acorraló con los ojos grandes cada tanto, cada cambio de página o aprovechando un punto a parte o algún respiro forzado, me acorraló con las pestañas en un aterciopelado torpedo en cada gemido imaginario cuando someramente leyó el capitulo erótico que decidí meter entremedio para tentarla. No resultó, no se tentó, mala señal.

Yo pensaba que mis grandes versos podrían hipnotizarla, mi gran manejo de la prosa y la puntuación la harían estallar en lagrimas de emoción al verse reflejada en las heroicas hazañas de esta heroína humana, pero mítica a la vez. Dijo así. Si yo fuera ella lo habría dicho de otra manera, pero eso que escribiste no suena a mí, entiendes? Cuando me leo, no me leo. Mala señal.

Cuándo dejó el champagne sobre la mesita y decidió ponerse las braguitas, supe que nada de lo hecho daría resultado, caminó hacia el baño y cerró la puerta. Mala señal.

Recé, juro que recé, de la manera en que recordaba que se hacía, mal dicho el padre nuestro debió sonar horrible , pedí una señal al cielo , sonó el ruido de la cadena. Mal señal.

Cuando salió del baño volvió a vestirse casi por completo dándome la espalda, muy seria se acerco hasta la cama para devolverme los papeles y dijo ya no te quiero. No me gustó tu novela, le falta ritmo credibilidad no sé, le falta pasión…yo creo que le falta amor, muy profunda reflexionó.

Cristales en vals bajando por mi espalda fría, mala señal sus dos besos al aire, mala señal los papeles en el suelo, mala señal que sus manos no volvieran más.

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