Con el sonido de las olas, asolas, te dejo navegar, te dejo entrar en las profundidades de mi alma, te dejo que guíes mi inmortal espíritu, hasta mis más recónditos pensamientos, hasta mis escondidos sufrimientos y eso me ha permitido sentir que puedo respirar de nuevo, que puedo mirar al mundo sonreír, que mi complejidad se empieza a desentrañar, que ahora escucho y siento de verdad.

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