No quiero verte partir, pero es inevitable, la muerte es inevitable, pero vos no. Vos no fuiste inevitable, tu sonrisa no lo fue y tus ojos verdes tampoco. No fue inevitable el hecho de que te encontrarás conmigo, porque lo sabíamos, iba a suceder, entre miles de oportunidades, iba a pasar.
Pero ahora todo lo que queda de vos, todas las sonrisas, todas las charlas, el viento que descansaba en tu cara los días en la terraza de mi departamento, las mañanas inundadas con el olor a café y tus chistes llenos de suspiros y dolores de panza, todo eso, quedará en mis recuerdos porque no lo vamos a repetir, porque inevitablemente te fuiste pero seguis acá, conmigo. Me agarras la mano y volvemos a caminar por el puente que tanto te gustaba, me besas los labios como siempre solías hacer antes de dormirte a mi lado. No fuimos inevitable, pero tu muerte si lo fue.
Tu alma escaseaba en el cielo, pero vos te querías quedar acá, siempre lo quisiste, siempre me decías que tu lugar favorito era al lado del río conmigo a tu lado. Era en ese beso que compartimos por última vez y también era en esos abrazos que parecían no tener fin. No fuiste inevitable, tu compañía tampoco lo fue, las horas que te quedabas en mi casa a merendar y los días que nos fuimos a la casa de tu papá, tus ojos iluminados por el sol de aquellos amaneceres; te gustaba mucho quedarte hablando hasta tarde, te gustaba hablar, contarme tus sueños y las metas que te ponías a corto plazo porque decías que la gente cambiaba mucho y que las metas también lo hacían, me contabas sobre tu familia, sobre tu perro, al que adorabas un montón y al que tiempo después, adore yo también. Lo sacabamos a pasear a menudo y me contabas de las veces que me veías dormir y no decías nada porque te gustaba mirarme en paz, aunque siempre te gustó cuando hablaba un montón, cuando me reía mucho con tus chistes malos o incluso en los buenos. No fuiste inevitable mi amor, y no la vas a ser nunca más. Porque acá estoy yo, con el corazón en la boca, pidiendo otra vez por vos, porque acá estás, mirándome como siempre lo hiciste. Porque acá estamos, siendo inevitables, otra vez.
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