PASADO IMPERFECTO
– ¡abuelo! mira, mira lo que he encontrado –
Al llegar al salón de lectura y con los ojos abiertos de par en par, se sentó en un brazo del sillón donde su abuelo leía tranquilamente en su diarionet,
-¿Qué pasa Daniel? a que vienen esas prisas.
– Abuelo, he encontrado una noticia del tataratataratataraabuelo Víctor-
-¿Dónde, cuándo?-
-Estaba buscando información sobre el pantano Atlántico para un trabajo de la escuela y en una noticia de hace varios siglos el tataratataratataraabuelo, hablaba sobre el pantano que antes se llamaba océano Atlántico-
-¡Vaya!, déjame leerlo-
Tras leer con detalle el artículo, levanto la mirada fijando sus ojos en Daniel.
-¿Qué ocurre abuelo?-
-Pues que no sabía que Don Víctor tuvo dotes adivinatorias-
-No te entiendo-
-Si Daniel, el abuelo Víctor, documentó la posibilidad de que con la vida de aquella época tarde o temprano desaparecerían todos los mares-
-¿Te refieres a las aguas que rodeaban la tierra?-
-Exacto, ¿tú sabes que ocurrió aquel siglo?-
– Mmmm más o menos, algo de que la gente descuidó el respeto y la limpieza del mundo-
-algo así, realmente muy pocos hacían caso del peligro que corría el mundo si se seguía masificando la pesca y utilizando los océanos como basureros-
– ¿Te refieres a los peces que hay en los videoacuarios?-
– Si Daniel, antes, esos peces que os enseñan a través de emisiones de visión, existían de verdad, unos se aprovechaban para comer, otros para transformarlas en elementos nutritivos para otras especies, muchos de ellos para disfrutarlos en libertad, pero la actitud generalizada del mundo terminó por hacer desaparecer todas y cada una de las especies, durante mucho tiempo se intentó conservarlas vivas en pequeños centros de aislamiento, pero tras muchos años se vieron obligados a congelar sus genes en laboratorios especiales para que algún día fuera posible replicarlas y devolverlas a su mundo-
Daniel puso cara de tristeza, de no entender por qué ahora no se podía disfrutar de aquel mundo en el que la vida inundaba todo, a pesar que ahora con muchos esfuerzos se estaba intentado neutralizar los tóxicos que impedían crear agua limpia, agua de vida, pero los inmensos pantanos seguían filtrando a las capas inferiores de la Tierra, todo aquel veneno.
- Abuelo, ¿entonces nunca tendremos un nuevo mar?-
- Ay hijo,yo a mis 183 años creo que ya no lo veré, puede que tus nietos o quién sabe qué futura generación, tendrá la posibilidad de tener un mundo como aquél-
- Abuelo, que triste es todo esto, no puedo comprender que las personas fueran tan, tan descuidadas, tan egoístas, tan… que asco-
- Si Daniel, apenas hubo grupos de científicos que al igual que el abuelo Víctor, tuvieran tan claro que lo que se estaba haciendo,si no le ponían remedio, terminaría de manera tan desastrosa. En general se pensaba que eso nunca llegaría a pasar, total por tirar un poco de basura… el océano era tan inmenso que lo soportaría todo-
- Pero abuelo, entonces todo lo que pasó, fue también la consecuencia de que la vida de la tierra también se fuera perdiendo-
- Correcto, los animales, las plantas, todo se fue perdiendo, y cuando ya casi no quedaba nada, se empezó a cuidar de esos animales y esa vegetación en islas de cuidados urgentes, bajo máximas medidas de seguridad-
- Abuelo, ¿por qué lloras?-
- Daniel, yo también me hice todas esas preguntas a tu edad, deseaba que inventaran algo para poder vivir rodeado de naturaleza, de Vida, hijo, de vida-
- Pero tú me contaste una vez que en aquellos siglos las personas vivían casi hasta los 100 años y ahora ya superamos los 200, ¿eso no te alegra?-
- Daniel, no es el tiempo que vivimos, es elcómo vivimos-
- Sabes abuelo, creo que mi trabajo tratará de ese ¿cómo vivimos?
- Buen tema, difícil de explicar, pero seguro que lo harás bien, con datos de “que hubiera pasado si…”
- Me gusta abuelo, que buen título, voy a empezar ahora mismo y cuando lo acabe te lo enseño y me das tu opinión-
- Me encantará leerlo Daniel-
Daniel se encaminó a su cuarto y comenzó a desgranar todas aquellas ideas que tenía en la cabeza, todos los días se dedicaba a investigar qué cambios hubieran hecho posible que aquella vida existiera ahora, cómo lo habría planteado él. Durante semanas fue tomando forma, páginas y páginas de planteamientos, de cambios en las decisiones, del compromiso que habría que haber tenido.
Una tarde, fue a buscar a su abuelo, caminaba despacio, parecía abatido, mirando el suelo, sus ojos enrojecidos, mucho había llorado, la rabia apenas la contenía, dio una patada a la puerta de la sala, su abuelo le miró sin entender que le ocurría.
-¡Daniel, qué pasa!-
– Abuelo, ya terminé mi trabajo, no te va a gustar-
– Bueno, tranquilo, déjame leerlo-
– Si, pero antes quiero decirte algo-
– adelante, dime-
Daniel, algo lloroso, empezó a hablar,
- Daniel, tranquilízate, déjame leer tu trabajo y luego hablamos de todo lo que quieras-
Al abrir el trabajo, el abuelo observó que tan sólo tenía dos páginas, en la primera el título
“Qué pasaría si…”
Al leer la segunda, quedó impresionado, sólo dos líneas;
La Tierra, descanse en paz.
Yo no quiero vivir doscientos años.
Se abrazaron.
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