Un texto sin sentido

No les ha pasado que están sentados en medio de un gran número de personas pero se sienten vacíos, sin identidad, sin memoria; desde hace algunos años cuando cumplí la mayoría de edad y deje de ser un “niño” para convertirme en “adulto” empecé almacenar una serie de sucesos, se preguntaran como o en donde los almaceno, bueno yo lo he denominado como una “cajita de secretos descubiertos” bastante obvio no, pero entre desconsuelo habla un poco de lo ha sido mi vida, podría contarla pero es que son varios dilemas los que tengo: en primer lugar no sé por dónde empezar, sencillamente porque no sé cuál es el inicio, en segundo lugar no sabría que contar porque esto es como un rompecabezas que he venido armando pieza a pieza, que empecé tal vez por la ficha superior, luego la del centro y hasta ahí un total desorden y tercero los actores de esta historia o quienes deberían proporcionarme todos los elementos para construir un buen relato son mis padres y ya sabrán lo duro que es confrontarlos y más si son de estilo conservador, porque siempre saldrán con distintos argumentos como: “lo hice para protegerte o para nosotros también ha sido difícil” o peor aún “no sabes lo que hemos pasado por favor no vayas a juzgarnos” y claro es ahí cuando piensas “como saber algo cuando nunca te lo han informado”, cuando realmente han sido terceros los que te han dicho lo que tus progenitores por decencia, miedo o por evitarte algún daño no te han contado, pero como les dije al principio esta es una historia inconclusa, así como será este texto, sin un comienzo, sin un fin, porque se ha relatado por partes y de distintas formas, sin la profundidad que requiere y que hoy en día deja muchas incógnitas. Mientras tanto permanezco sentado; observando, reflexionando, posiblemente sin ningún sentido, sin oriente, con muchas preguntas eso sí, y una que otra respuesta, de esas que te dan por salir del paso.