«Amor en Maldivia»

Me son menguadas las palabras ajenas a mí y para mí, estoy vívido después de algunos medrosos momentos, gracias a esta proeza. Estaré contigo cuando tus días te encabriten y sientas desdén por la vida. La congoja bisbiseará adornando tu camino, para que te deleites nuevamente en la naturaleza.

Estaré contigo incondicionalmente, aunque nos separen kilómetros de orgullos, equivocaciones, aunque arrecieran los arbustos, o a pesar de cualquier susto. Estaré en tus brazos, sedosos como el vestido de Neithotep y entre tus abrazos, refugio ante cualquier atolladero, estaré en tu sonrisa, arrebatadora de mis intranquilidades, en tus miradas el numen de mi arte, en tu personalidad, epítome de esta admiración. Estaré entre tus libros no tradicionales, en tus locuras, las nuestras, las que fueron.

Estaré contigo, a pesar de ese fementido aforismo en boga: «»aprender a soltar»». Anoche un mochuelo perspicaz susurró en mis ensueños: «»la vida es bregar, el resto es moda»». Por todo esto seguiré estando contigo, aunque durante en el gélido invierno, prevalezcan los vientos fríos, aunque los silencios hoy nos revelen como dos desconocidos, aunque el sur nunca sea septentrional.

Martín Nicolás » Vientos de Maldivia»