Engañarme a mí misma no ha sido suficiente…

Ahora por fín he podido abrir los ojos

de que no regresarás,

que no te quedarás conmigo.

He cerrado la puerta que para ti estuvo siempre abierta

y esta vez la cerraré con un candado

que son los años

que al pasar me hicieron fuerte

y valiente,

tanto como para soltar

una soga que sostenía con la mano,

sin darme cuenta que me estaba cortando la circulación.

Y al final de cuentas,

dicen que así es el amor.

Incluso si yo pudiera describirlo

diría que es una montaña rusa,

tan asombrosa que siempre tendrás ganas de volver a subir,

que estando en la cima,

sientes que tocas el cielo

y que el mismo cielo toca tu melodía favorita

para amenizar aún más tu estadía.

Y no quieres que se acabe,

porque incluso cuando estás de bajada,

lo disfrutas porque sabes que volverás a subir,

y que arriba te espera tu melodía favorita,

el problema es que ciertas montañas rusas

no duran para siempre,

a veces terminan,

y no debes quedarte ahí,

debes bajar

y cuando logras bajar,

te das cuenta que hay muchas otras montañas rusas,

que aunque diferentes,

te comienzan a parecer interesantes,

y aunque te da miedo el simple hecho de mirarlas,

te armas de valor

y subes a una nueva montaña rusa,

sin saber ésta vez,

cómo será,

cuantas subidas y bajadas tendrá

y si la melodía de la cima será diferente,

si te gustará más o menos que la anterior,

porque tal vez se convierta en tu nueva melodía favorita

y tal vez disfrutes incluso más que en la pasada.

Pero solo existe una manera para averiguarlo

y es aventurarte

arriesgarte,

soltar y volver a disfrutar,

volver a vivir.

Volver a sentir.

Y tal vez esta vez

la montaña no tenga fin

y tomes la decisión de quedarte en esa montaña,

y aunque te canses de escuchar siempre la misma melodía,

y aunque ya incluso le hayas sacado tantos defectos a esa canción,

no dejará de ser tu favorita,

y no dejarás de disfrutarla cada vez que la escuches.

Así es el amor.

Y a veces nos aferramos a alguien,

nos encariñamos de recuerdos

y olvidamos que no es a los recuerdos a quienes debemos amar,

si no a las personas,

mismas que con el tiempo,

a veces dejan de ser las mismas.

Y aunque duele aceptar,

es sano entender

que a veces

ya no queda más opción,

ya no existen maneras de recuperar lo que ya no existe.

No hay manera de volver el tiempo,

pero si de disfrutar el que nos queda,

y dejar de vivir culpando a otros

o culpándonos a nosotros mismos,

por algo que ya pasó

que ya no podemos remediar.

Y no hay cosa más difícil que decir adiós,

que soltar a quien amamos,

pero para amar,

primero debemos amarnos a nosotros mismos,

y jamás olvidar quiénes somos,

y con este amor hacia nosotros,

soltar cuando está doliendo,

dejar ir y continuar

ya que no sabemos cuándo

ni tampoco dónde,

pero llegará alguien más,

alguien que querrás más o tal vez menos,

pero que deberás querer,

con el corazón limpio,

sin viejos recuerdos que te impidan entregar lo mejor de tí.

Sanar.

Esa es la mejor parte,

cuando sueltas comienzas a sentir

cómo tu corazón se recupera,

y en lo que menos piensas

te darás cuenta de que tus ojos recuperaron el brillo,

que ahora brillan por alguien más.

Siento que sobre mi espalda,

cargue tanto tiempo una montaña entera

y que ahora dejó de doler,

porque la dejé ir,

grano a grano,

fuí tirando esa arena,

y ahora que no queda más.

Y aunque me costó años entender

algo que siempre supe,

y jamás quise saber,

tú y yo no tenemos ya más nada por lo que podamos luchar,

nuestro amor fue hermoso,

pero ya fué…

Y ahora estás en buenas manos

y ella también,

y quiero que ames con toda tu alma,

que lo des todo,

que luches por su amor,

que no la lastimes,

que seas feliz,

que todos los días al despertar,

te sientas afortunado por tenerla,

y que no borres de tu mente nuestros recuerdos,

pero que cada vez que un recuerdo nuestro llegue a tu mente,

sólo sonrías,

la veas,

y no sientas jamás un poco de arrepentimiento de ya no estar conmigo,

y que de las experiencias que tuvimos,

aprendas,

y que cada noche,

al ir a dormir,

le des un beso en la frente

y le digas que la amas.

Deseo que seas tan feliz como un día me hiciste a mí.

Y por mi parte te digo

y te aseguro

que haré lo mismo,

que encontraré alguien a quien ame con toda mi alma

y que también me ame con locura,

y que haré solo cosas que me apasione hacer,

que buscaré en todos los lugares la felicidad

y que la encontraré en cosas sencillas,

que sabré apreciar la vida

y que lucharé siempre por mis sueños,

que volaré de nuevo,

ahora que reparé mis alas.

Y te deseo de corazón,

que jamás tengas que sufrir,

que nadie jamás intente hacerte sentir o creer

que no eres suficiente,

porque lo eres.

He despertado de un sueño profundo,

un sueño que creaba día a día,

de algún día regresar

y ahora que desperté

tengo unas ganas inmensas de vivir,

la realidad.

Y trataré de que esa realidad,

sea tan emocionante y tan bella

como me sea posible.

Gracias por enseñarme a amar,

a ser amada y lastimada,

a perdonar y a pedir perdón,

a vivir y a soñar.

Gracias también

por esta última lección

que es olvidar…

Y soltar.

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