El Mundo de los Feos

El Mundo de los Feos

Xxeis Twice

18/01/2019

En el mundo de los bellos hay dos feos que se dan la mano a escondidas. Están tristes, oscuros. En cada momento de lucidez se preguntan si tomaron la decisión correcta. Luchar y continuar. Crear una historia de amor en un mundo en el que no encajaban. Dos piezas que sobraban de un enorme y fúnebre rompecabezas. Aquella decisión, que hoy les hace preguntarse “¿Qué hacemos aquí?”, viendo a sus hijos igual de feos fracasar en el tiempo. Tiempo que contribuye a su fealdad. La niña que creció torcida y terminó infectada con VIH. El niño con una timidez profunda causada por la misma sociedad. Ambos mayores, ambos haciéndose viejos, mientras los viejos se encorvan con rapidez, se toman su tiempo, se sienten apenados por el destino de sus hijos, y lloran en silencio por las noches. Preguntándose qué hacer ahora. Angustiados por el cáncer que le dio a la vieja, sabiendo que los hospitales de feos no existen, sabiendo que el mundo en el que viven no existe. Cantan canciones en el velorio. Canciones tristes, otras alegres, la vieja era fea pero tenía buen humor. Aquello los mantuvo unidos siempre, incluso cuando la adversidad los inundaba en las calles. Sólo los tres, junto a la vieja bebiendo vino, abrazándose como en los viejos tiempos. Cuando nada importaba y se amaban entre ellos. La sociedad también fue culpable en que se odiaran de vez en cuando. “¿Por qué me diste la vida?”, se escuchaba en los malos tiempos, en los que el cielo era más oscuro que lo normal. Todo eso no importaba ahora, la vieja se fue, uno de los cuatro terminó. Uno de los cuatro partió. “¿Era eso malo?”, era triste, sólo eso sabían.

“El mundo es hermoso, quizás esa es la razón por la que no somos bienvenidos. El mundo es egoísta, existiría el mundo de los feos de no ser así. Pero por sobre todo, el mundo es odio. Si el amor fuera quién se empodera de las acciones y decisiones, no existiría una clasificación para el mundo, sería el único mundo para todos”. Los tres restantes murieron, fueron enterrados juntos. Nadie tuvo grandes éxitos, ni un solo logro. Los niños no encontraron nunca pareja, no podían volar por lo que no pudieron sentar nidos. Su existencia se acabó. En lo único que se convirtieron fue en una historia, esta historia. La prueba clara de que su paso por el mundo no fue invisible, diciendo “¡Vivimos!”.

Historia que se usa como papel higiénico, en los brillantes baños de las metrópolis dónde la vida es distinta, dónde los pájaros vuelan y los nidos son meticulosamente construidos.

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