Antes que todo quiero aclarar que cada convicción de la vida y el mundo en general, son diferentes a juzgar por otros pensamientos.

Tengo la certeza de decir que la vida es un engranaje que realiza diferentes movimientos en base a nuestras relaciones o acciones, en gran parte muchas veces he sentido que ese «Engranaje» se oxida o ensucia conforme pasan los años y que tiene un limite de caducidad en el cual debemos intentar repararlo o suplantarlo por uno nuevo. Con esto quiero decir que una vez transcurrida la vida hay un punto limite donde todo ser o alma se estanca. Es ahí cuando comenzamos a buscar el problema que traba el engranaje para poder continuar a lo largo del tiempo. Muchas veces pasamos de ser una pluma que cae del cielo suavemente a ser una piedra lanzada a máxima velocidad contra un muro de acero.

Particularmente siempre he vivido más del lado de la piedra, no porque quiera, si no por diversos motivos que me llevan a odiar ser una pluma, no detesto la felicidad pero jamás creí en ella, no tengo un motivo exacto por el cual no creo pero aún así clasifico la felicidad como una utopía.

Como decía antes la vida es un engranaje imposible de manipular. Gira conforme a nuestras acciones, es decir que no podemos tomar el engranaje y moverlo en la forma en la que nos gustaría porque así sería todo mucho mas fácil, pero en cambio gira con cada uno de nuestros movimientos, así sean buenos o malos. Para bien o para mal siempre me clasifique en la clase de personas que prefieren estar encerradas en una habitación a estar rodeado de gente en una sala, me da pánico y vergüenza. A todo esto el mundo me parece un mazo de cartas, un simple juego que tenemos que sobrepasar para convertirnos en inútiles y cínicos peones en una mesa de apuestas.

A veces, siento que el mundo me apreta el pecho. Me llaman el historiador. Dicen que tengo facilidad para crear historias y arrastrarlas a través del tiempo, pero solo son palabras. Principalmente porque mis historias son aún más escalofriantes y verdaderas que todo lo que habla y se mueve ahí fuera. Muchas veces nos damos cuenta que verdaderamente respiramos el perfume de una hermosa mujer para saber que aún seguimos vivos en un mundo de engranajes.

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