Felicidades

Felicidades

Rocio Leal

12/01/2019

Siempre pensé que podría amar todo de ti, que cada decisión, que cada uno de tus errores no podría cambiar nunca el amor inconmensurable que siente este corazón roto por ti…pero ahora estoy aquí, sentado en los bancos de la Iglesia junto a tu madre, que siempre me quiso como un hijo, más no creo que como un yerno, estoy aquí viendo como te casas con una mujer que estoy seguro de que te ama con todo el corazón, estoy aquí viendo como tu amor se escapa de mis manos, y no puedo evitar que lágrimas saladas se escapen de mis ojos mientras el padre recita las palabras que tu y yo hemos escuchado infinidad de veces en películas de romance, donde nos reíamos y hablábamos de los tontos que decidían estar atados a otras personas por el resto de sus vidas, los llamabas idiotas mientras los insutabas y prometías por tu vida que nunca ibas a estar vestido de traje a los pies de una iglesia. Y ahora dónde quedó tu promesa? Dónde quedó el chico que quería ser libre para siempre? Dónde quedó el chico que tontamente amo, incluso ahora, no puedo dejar de amarte, aún viendo como le juras amor eterno a una persona que no soy yo, estoy intentando con toda mi voluntad estar feliz por ti, compartir la felicidad de tu madre de que por fin decidiste acentar cabeza, de que se acabaron las fiestas, el alcohol y las llegadas a las cinco de las madrugada, quisiera compartir su felicidad de que por fin podrás darle los nietos que tanto anhelaba desde que cumpliste los 20 años, los niños que yo nunca habría podido darte, soy un hombre, después de todo mi cuerpo no está diseñado para fundirse con alguien de mi mismo género, siempre lo he tenido claro, nunca podré darle unos nietos a mis padres, y esa era la razón por la que me sentía tan feliz cuando me dieron la noticia de que tendría una hermanita, espero que ella si pueda darles la felicidad que yo nunca podría ofrecer, recuerdo que fuiste la primera persona después de mi que se enteró, mis padres me regañaron por eso, pero luego se rieron haciendo un mal chiste de que era pero que las redes sociales, ya hace dos años que esto sucedió, y aun sigo con aquella esperanza de que mi hermanita pueda formar una familia, que sea feliz con sus hijos y un hombre maravilloso que aprecie y valore mucho el amor que se que va a dar, espero que nunca sea vista con la misma mirada que me dedican a mi, espero que nunca veas a la persona que más ama besar labios ajenos, espero que nunca sientas la impotencia de saber que la felicidad que esa persona busca no es una que tu puedas ofrecerle, que nunca sientas como tu corazón se evapora dentro de tu cuerpo.

Los aplausos ensordecedores de la multitud hicieron que mi cerebro volviera a enfocarse, mi mirada se levantó, una decisión no muy inteligente de mi parte, puesto que ahora mismo me encontraba viendo fijamente como tus labios se habían unido a los de esa mujer, ahora era testigo de cómo tus besos, tus caricias y miradas sólo le pertenecían a ella, creo que la mueca de tristeza y vacío que se había enmarcado en mis labios había sido demasiado obvia, nunca he sido bueno con mis expresiones faciales, la mayoría del tiempo terminaban delatandome, gracias a ellas siempre me descubrías en cada una de mis mentiras, excepto en la única que necesitaba realmente que la notarás, cómo es que no te dabas cuenta de la falsedad de mis palabras cuando decía que deseaba que siempre fuéramos amigos, porque tan solo eras ingenuo cuando decía “te quiero”, porque nunca notaste que lo que realmente deseaba y anhelaba con todas mis fuerzas era decir “te amo”.Intenté con la dignidad que aún me quedaba sonreír y dejar atrás esa mueca delatora, pero mis ojos aún seguían goteando, como si algo dentro de mí se hubiera averiado y ahora no podía dejar de derramar lágrimas saladas, me estoy ahogando en un mar de lágrimas, no literalmente como la pobre Alicia, pero creo que ahora mismo preferiría ahogarme que seguir aquí.
La ceremonia acabó demasiado rápido, gracias al cielo. Y todos fuimos al salon donde celebrariamos la dicha de los novios con alcohol, y un día de resaca después de que la fiesta acabará, en otras circunstancias esto habría sido ideal, una perfecta excusa para que te quedarás a dormir en mi casa, que estaba mil veces más cerca que la tuya de los antros que solíamos frecuentar, lastimosamente nada de eso volverá a repetirse, al menos que tu matrimonio llegase a un punto de quiebre en el que tu esposa se vuelva tan insoportable para ti que vendrías corriendo así mi para que callamos nuestras conciencias con alcohol…esta mal que este pensamiento me haga sonreír? Soy una mala persona por el fondo desear que todo esto sea un error? Desear que te hayas equivocado esta vez? Y que te arrepientas por lo que estás haciendo? Soy mal amigo por desear que sólo seas para mi?.Pasaron minutos, quizás horas, y el ambiente en la pista de baile estaba un su apogeo, con personas gritando y moviendo acaloradamente sus cuerpos al son de música que no era de mi agrado, no es como si me molestara, simplemente no es la música que elegiría para escuchar en el autobús de vuelta a casa desde la Universidad. Mi copa de licor era él único consuelo de la noche, y no iba a parar hasta ver el fondo de mis penas, tenía que aparentar que era feliz, se supone que ahora mismo tendría que estar contigo, tendría que estar feliz por ti, debería estar feliz por Eliza, después de todo logró que el hombre más maravilloso del mundo, hizo que alguien que quería ser libre renunciará a sus alas por ella, pero no puedo, no puedo verla a los ojos sin sentir esa chispa de rencor encenderse dentro de mi pecho, después de todo tu me lo quitaste, me arrebataste el amor que tanto había luchado por conseguir, y el resentimiento se hace aún más fuerte al pensar que tu hiciste en un año lo que yo no pude desde que éramos unos niños, porque te escogió a ti? Que te hace tan endemoniadamente especial? No lo entiendo, he hablado contigo antes, no puedo negar que eres amable, y que no eres lo suficientemente tonta como para decir que una conversación fluida y racional contigo es una hazaña, y físicamente eres como cualquier chica de 19 años, pero aún así, con tan poco conseguiste atrapar a Alexander, como es que alguien tan simple puede ser compatible con una mente tan estúpidamente compleja como la tuya Alex, y sabes que es lo peor, que ni siquiera tengo derecho a odiarla, porque ella no te obligo a enamorarte, no te obligo a que estuviéramos aquí hoy, porque? Entonces porque me siento tan mal cuando la veo sonreír? Porque tu felicidad se siente tan amarga? Porque?…porque esta vez no puedo aparentar normalidad como cuando apenas estaban saliendo y se besaban y abrazaban delante de mí? Pensé que ya me había acostumbrado a esto, entonces porque demonios duele? Porque tienes que doler tanto…Alex. Se supone que yo…debería estar feliz por ti, por tu unión, yo debería ser un buen amigo y estar contigo para felicitarte y abrazarte aunque eso terminará de romper lo que queda de mi, debería desear que tu y Eliza prosperen, y que su vida juntos sea maravillosa, y que la familia que vallas a formar sea lo más importante para ti en el mundo, yo no debería llorar por que tu eres feliz, no es lo que un verdadero amigo hace, y eso es lo que soy, y eso es lo que siempre seré, tu amigo, única exclusivamente eso, sólo eso -será mejor que me vaya- murmuré, con mis palabras siendo aplastada y ensordecidas por el bramido estruendoso y ya algo insoportable de la música, pero tal vez no era la elección de la lista lo que me molestaba, tal vez simplemente estoy demasiado susceptible a todo, a todos.Mi mirada se centró unos segundos en la Copa vacía delante de mí, su superficie transparente brillaba junto a las luces de colores azules y rojas, tomé un sorbo de aire antes de empezar a caminar hacia la salida intentando hacer lo menos contacto posible con los invitados, que bien por las luces oscuras, o porque simplemente no era un tema relevante, no notaban lo demacrado de mi rostro, algo que se agradecía, no quiero tener que explicar, no quiero decir nada, no quiero hablar con nadie de nada, sólo quiero llegar a casa y dormir, dormir todo el día de mañana, o toda la semana, incluso el mes entero si fuera posible, no quiero levantarme de mi cama para verte en el trabajo, no porque haya dejado de quererte, si no porque no quiero que sepas la verdad, no quiero que la desgracia de que descubras esta mentira suceda, no tiene sentido que lo hagas ahora, ya es demasiado tarde para mi, la elegiste, espero que ahora estés satisfecho, espero que ella llene aquel ideal, espero que te haga feliz, y que nunca sufras el desamor, aunque eso signifique que ya no me necesitaras para nada, ahora tienes a alguien como Eliza a tu lado, ella sabrá escucharte, ella te abrazara cuando te estés derrumbado, ella va a ocupar ese lugar que me correspondía por derecho, porque nada de esto es justo, Alex. Yo te amaba primero, yo fui la primera persona que te amó de verdad, pero aún así, decidiste quedarte con ella, no puedo guardarle rencor, ganó limpiamente la llave de tu corazón, solamente espero que no rompa lo que yo he estado cuidando minuciosamente por años, espero que no te haga pedazos, espero que nunca sientas la desilusión a su lado.Ya había salido, entre empujones y algunas disculpas que no respondí, el frío viento de la noche me recibió con una bocanada fuerte aire que agitaba mi cabello adornado de rulos, a veces me pregunto de donde podría haberlos heredado, tengo los ojos de mamá, y la sonrisa de papá, tengo el nombre de mi abuelo y las pecas de mi abuela materna, pero no tengo su misma sexualidad, no puedo creer que Dios podría odiarme por amor a alguien de mi mismo molde, no puedo aceptar que ni siquiera él podría quererme por lo que soy. Es triste pensar que esto es lo que me tocó, este es camino que sin remedio ahora tengo que seguir, cuénteme lo que me cueste, algún día todo esto terminará, algún día moriré, y las personas que ahora les desagrado irán con lágrimas en sus ojos a decir que fui la mejor persona que han conocida, pero de qué demonios me serviría eso cuando este muerto? De qué me serviría que cuando no pueda moverme quieran darme un abrazo? O dedicarme palabras dulces? De qué serviría?.

-John!- escuche a la lejanía llamar aquella voz tan conocida, aquella voz tan anhelada, me detuve en seco un segundo, sintiendo los pasos apresurados de mi mejor amigo quien hoy por primera vez en su vida vestía de traje, intente que en mis labios se curvara una relajada sonrisa, para que así tal vez no pudieras descubrir que está vez también la estoy fingiendo, volte finalmente para verte directamente a eso ojos tan negros como la noche misma, mi corazón latía con gran estruendo, podía escucharlo rebotar contra mi pecho de forma descontrolada, lastimosamente no eran los dulces latidos que disfrutaba sentir cada vez que te veía, esto dolía, como todo lo que tiene que ver contigo hoy -John, que sucede, pensabas irte sin despedirte de mí?- mis ojos se apartaron de los tuyos, contando buscar una excusa, una razón, una salida que no fuera decirte la verdad, ahora y nunca podría decirte mi verdad – no debiste dejarla sola- respondí, con la esperanza errónea de evadir tu pregunta, era obvio que no caerías en algo tan tonto como una respuesta evasiva -de que hablas?- tu voz se desvaneció unos segundos por las bocinas y los ruidos de los autos al pasar, aún no entiendo cómo es que decidiste celebrar tu boda aquí, en una lugar tan lleno de gente, la que tu decías odiar -de Eliza, no debiste dejarla sola solamente para venir a buscarme- intente que mi respuesta sonará lo más firme posible, como normalmente suelo hacer cuando algo me parece indebido, el mismo tono de voz que hacía cuando no querías ir a presentar el examen de matemáticas, porque decías que un papel con una nota no definiría quien eras, siempre he admirado tus ideales y la ferviente forma en que los defiendes, eres único, porque haces lo que detestaba para conseguir un bien mayor, odias el sistema educativo pero tuviste siempre el promedio más alto de toda la secundaria, era imposible no mirarte cuando los profesores halagaban tu desempeño, o cuando todos los años recibías un diploma de honor, y ahora van a darte una beca en una de las mejores universidades en todo New York…ella no te merece, y solo retrocediendo el tiempo y siendo un pésimo estudiante con un futuro nulo, y ademas drogadicto a los 16 años, podrías convencerme de que es buena para ti -estás bromeando, eso no importa- y entonces te interrumpí abruptamente, callando las tonterías que ibas a decir, después de todo esto no quería escucharte decir que esta maldita noche no importaba -ella ahora es tu esposa Alexander- lo reproche, frunciendo notoriamente el ceño, pero sin aun tener el valor para poder mirarle a los ojos -pero eso no cambia nada, creo haberte prometido que nada cambiará, sin importar que ahora esté atado a Eliza por un papel, te prometí que nada iba a cambiar- la sonrisa de mi rostro que tanto me había esforzado en esbozar ahora podía verse como una pequeño mueca de vacío, sentí de pronto como tus palabras se clavaron en mi pecho, si sólo supieras que ese es el maldito problema, que nada va a cambiar, que ahora nada entre tu y yo podrá cambiar. Mis palabras enmudecieron por unos momentos hasta que mi cerebro fue capaz de filtrar este dolor – no lo entiendes verdad?- los ojos de Alexander mostraban confusión, y ahora mismo no puedo evitar sentir el arrepentimiento recorrer como un chispazo mi cerebro – que se supone que debo de entender?- cuestionó, acercándose unos cuantos pasos más a mi, yo levanté mi mirada con una de mis mejores sonrisas y por fin tuve el valor de poder mirarlo fijamente -nada, será mejor que nunca lo entiendas…promete que nunca lo entenderás, Alex- implore, sin necesidad de sonar tan patético, todavía me quedaba un poco de dignidad, o al menos eso espero -pero…- no lo deje continuar, no tiene sentido, por fin pude entender que, yo no tengo el papel protagonista en tu corazón, lo entendí, lo entendí desde el momento en el que la besaste delante de mi sin importarte cuanto podía doler, ya aprendí mi lección…entonces porque? Porque? Ya lo entendí, entonces porque tienen que seguir recordándome que no eres para mi. Intente contener mis lágrimas, con los ojos ya cristalizado, ni siquiera un solo parpadeo, si llegara a cerrar los ojos se que mi plante volvería a florecer con mayor intensidad, y no podría explicarte por qué estoy llorando, no podría explicarte por que odio tanto a tu ahora esposa -por favor Alex, prometelo…Si no lo haces me harás trizas por dentro- afirme con una voz dulce y una sonrisa temblorosa, mis piernas y manos temblaban, voy derrumbarme si esto no termina pronto, no se cuanto mi quebradiza mente pueda aguantar esto, aún no se cuanto falta para que el dolor me vuelva completamente loco, inclusive más que el amor -está bien, lo prometo- sucumbió a mi petición, suspirando con resignación, sus ojos reflejaban confusión, y sabía perfectamente que moría por preguntarme, y que mis palabras lo corroerían esta noche antes de dormir, y eso me daba la satisfacción de que el cuerpo sin prendas de Eliza no serían lo único que lo acompañaría esta noche -gracias…es hora de que me vaya, tengo algunas cosas que hacer- dije recibiendo una reacción pronta de Alex -déjame acompañarte- pidió casi más como una orden, pero sólo me limité a negar con la cabeza, aún recuerdo todas las veces, cuando éramos unos niños, veníamos a casa cogidos de la mano, es una melancolía tan dulce que se empieza a convertir en un espesor amargo, esta noche, esta maldita noche te ha vuelto un agrio recuerdo, Alex, y eso es lo que más lamento, nunca podré volver a recordarte sin que el sentimiento de esta velada infecte el amor que sentía por todos y cada uno de los momentos que compartimos juntos.

Me abalancé hasta ti, envolviéndote entre mis brazos, cuando es que has crecido tanto? Se suponía que tu eras el bajito de entre los dos, ahora apenas con las puntas de los pies puedo abrazarte como es debido, no dudaste en corresponder este acto de cariño, puesto no sentía la inseguridad de tus manos al rodearme, como lo hiciste cuando teníamos cinco años, aún no entiendo porque esto no se siente como un recuerdo lúcido, como puedo recordar todos los momentos de nuestra vida, como nunca voy a poder olvidar este último contacto contigo -esto es todo lo que puedo darte ahora- susurre en tu oído, para luego separarnos dedicándote una última mirada verdadera, la misma mirada con la que te he estado viendo todos estos años, y que tu nunca te habías molestado en notar -si no me dejas ir contigo al menos llámame cuando llegues a casa- intente asimilar la idea de que tendría que llamarte, y de que Eliza estaría escuchando, y tu se lo contarias, ya no habría secretos, ya no podrías salir conmigo a menos que ella estuviera enterada de ello.Asentí, y por último le di un pequeño golpe en el hombro, y empecé a alejarme con pesadez en cada uno de mis pasos, como si de pronto mis pies se hubieran vuelto de plomo, en estos momentos no sabía qué era lo que dolía más, estar lejos de ti o tenerte a mi lado, por último te escuche decir “ten cuidado” era algo típico, supongo, cuando ves a uno de tus mejores amigos caminar sólo por unas calles oscuras a las dos de la madrugada. Cada vez sentía más lejos el ruido de la música y el bullicio de las risas de la gente al bailar, y de vez en cuando volteaba ligeramente mi mirada para encontrar que aún seguías allí, mirándome a la distancia, como si la vista pudiera alcanzarte como para que me vieras llegar a salvo a casa, sonreí ligeramente, dejando que el frío de la noche revolviera mi rizado cabello, cerré mis ojos por unos segundos, permitiendo descansar a mis pobres y adolorido párpados, me sentía un poco mareado por haber bebido cuatro copas de vodka, pero tengo que admitir, y no es por alardear pero, mi organismo siempre a sido muy resistente al alcohol, por lo que aún quedaba algo de sobriedad en mi, la suficiente para razonar y poder caminar por mi cuenta, no olvidaré las veces que tuve que traerte a rastras desde el bar hasta mi casa para que no te quedarás dormido en la barra, y la sartadas de tonterías que decías cuando estabas completamente ebrio, una pequeña sonrisa se formó en mis labios al recordar cómo te ponías al día siguiente, y la resaca no te dejaba en paz.Pero de pronto escucho como tu voz me llamaba con gran desespero y fuerza, tanta que pensé que tus cuerdas vocales se romperían, voltee al instante, para verte correr hacía mi, con tus pupilas dilatadas y con el pánico resaltando en cada poro de tu piel -cuidado! John!- tu voz fue lo último que escuche, luego de sentir como el plomo de una bala atravesaba mi abdomen, caí al suelo de inmediato, aturdido por el dolor, podía ver como el suelo se teñía de un líquido carmín muy poco iluminado por las amarillas luces de las calles, mi vista se deterioraba y podía sentir el sabor de la sangre recorrer mi boca…y ahora no puedo creer que nunca podré ver una tortuga marina, y nunca podré ver a tu hijo Alex….”mamá, papá, mamá, papá, Shelby, hermanita, nunca podré verte crecer, no vere como mamá y papá te regañan por no hacer las tareas, nunca podré ayudarte cuando tengas que hacer un trabajo de biología estúpidamente bien elaborado, no podré ver tu primer novio, no podré ver cuando estés vestida de blanco…Shelby lo siento” las lágrimas recorrían mis mejillas, mientras escuchaba tus gritos desesperados y como la gente salía aturdida de aquel salón de fiestas, vi como tus lágrimas mojaban tus ojos y recorrían tus mejillas, y eran llevadas por el viento, nunca te habías visto correr tan rápido en mi vida, nunca más podré volver a verte, Alex Alex -Alexander……-

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS