Confieso que no conozco bien todos los códigos marinos y le doy muchos dolores de cabeza a papi, aunque creo que eso le pasa porque fuma mucho, pero estoy convencido que llego el momento de dar un salto más y convertirme en un adulto legal, por eso le pediré a mi hermana, la monjita, que aceleré los trámites de mi bautismo para hoy mismo, así que sin perder tiempo y mientras voy atándome con orgullo la corbata que me trajo la abuela del amazonas, me voy dirigiendo a la rivera donde la ceremonia tendrá lugar, el viaje se esta haciendo un poco pesado, esta todo muy oscuro pero después de varias horas, voy llegando al altar y lo primero que noto es que Stella Maris me mira como si estuviese enojada, tengo miedo de que algo raro me diga y si, mis fantasmas se hacen realidad ya que ella me dice que no me puedo bautizar porque últimamente me ando portando mal ya que arranco con mucha fuerza los anzuelos y de mi boca chorrea sangre por los huecos de los pinchazos, yo por mi parte, trato de explicarle que soy un niño bueno y que lo hago para salvar a toda mi comunidad, pero ella responde que no habla con gurises suicidas que desafían su autoridad, y todo se vuelve confuso ya que empieza a doler la cabeza, comienzo a convulsionar y me desvanezco completamente, yo tan solo quería ser un pez oficial del Paraná y emprender rumbo hacia Madagascar, y en el intento de crecer y cumplir mis sueños emprendí un viaje celestial.
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