Solía, pensar que mi espíritu era inquebrantable.

Nunca me había sentido solo.

Regularmente sentado, en mi habitación. Leyendo algún libro, pensando,e imaginando.

Pasaba mi vida.

Estudiaba como un enajenado, tenía 20 años y mi tiempo libre, solía trabajar en un empleo de medio tiempo.

Al término del turno, solía regresar caminando, pasaba cerca de un parque. A la media noche, la penumbra era mi mejor compañía.

En el camino, nunca faltaba mirar de reojo, cabrones galantes, que intentaban mecánicamente, ganar la aprobación de alguna mujer.

Yo contemplaba la escena de una manera cuasi cómica.

A veces veía, Diosas enteras, caminar presurosas camino algún bar.

Entonces deseaba tanto, ser como los demás, invitarlas a tomar, y ver alguna forma de afanar un encuentro.

Nunca lo lograba, la timidez o repulsión me confundían, así que seguía de largo.

Al avanzar, lograba ver perros, que al divisarlos de lejos, me preparaba con miedo a defenderme, en caso de algún ataque. Pero estos siempre estaban igual qué yo, presas de pánico.

Cuidando al máximo, su integridad.

Nos mirábamos de reojo, al cruzar nuestros pasos, y rápido apresurabamos el camino, intentando escapar lo más rápido posible,uno del otro.

Al regresar a casa, volvía a sentirme seguro.

Y daba rienda suelta a la imaginación.

Me acostaba de lado, en cama, y entonces mi mente recreaba.

Mujeres exuberantes, dueñas de generosos pechos y espectaculares nalgas. Una pasarela variada de diferentes tipos de piel y formas.

Ohhh, las imágenes eran sublimes!!

Mi mano frenética, daba cuenta, de aquello.

Al cabo de un momento, el frío piso. se volvía recipiente, de millones de soldados…

Que yacían, inertes,en una batalla perdida.

Pero paso el tiempo, y creí que las cosas mejorarían.

Logré, al paso del tiempo, tener un par de novias. Y tener una vida, oh eso creía yo.

Espera, ni yo se, cuando demonios inició esto.

Pero los últimos tiempos, he notado el desgano.
Había comprado, una casa.
Esperando encontrar la paz en ella.
Pero me aburrí, al no encontrar, más que silencio.
Entonces decidí, salir a buscar putitas, ir a bares y frecuentar lugares donde abundaran, perritas de diferentes credos y pensamientos.
Pero había perdido, el clic…
No me sentía ya como pez en el agua, me sentía como un maldito salmón, atrapado en algún río de Canadá.
Naturalmente las mujeres salían huyendo, inventando excusas.
Entonces regrese al silencio, y podía sentirme seguro, por algún momento.
La rutina, me mantenía en un eterno deja vu.
Comenze a contar los pasos, de la casa al trabajo, intentando encontrar una alteración espacio tiempo.
Deseaba lograr saber la existencia, de alguna otra dimensión.
En esta soy un un tipo, que no conoce otra cosa, si no el fracaso.
Quizás en la otra, soy un tipo opuesto.
Semental por excelencia, conocedor de cada rincón del mundo de viva presencia.
Un exitoso hombre de negocios, con una vida envidiable.
Entonces, persiguia en mis obseciones la manera de desprenderme, por un instante de esta pesada loza.
Han pasado 2 años exactos, desde el inicio de mis teorías.
No he encontrado, nada relevante, y cargo ahora episodios de mucha ansiedad.
Duermo muy poco, y la tristeza está arraigada a mi, como una sanguijuela.
No me deja, no me hallo ya sin ella.
Hoy :
El día está lluvioso, me gustaría tener alguien bajo mis brazos.
Desperté de ese pensamiento, y me levante a preparar una taza de café.
Una vez listo, al primer sorbo.
Lo vi, todo claro.
Baje mis pretenciones, y pensé
-Al menos, que tenga la seguridad de empuñar un arma, y jalar el gatillo…

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