Recorrería tu blanca piel, si me esperas:
a ciegas, sin preguntar el destino.
Besaría cada lunar del camino
que me lleva al calor de tu caderas.
¡Ven! ¡Toma de mí todo lo que quieras!
¡Ven a pasarme los labios… y el vino!
¡Arráncame el alma con toque fino!
Que todo sería de ti, si quisieras.
Yo amo de ti cualquier cosa que veo;
aunque más que a tu espalda, no creo:
No hay algo que ame más que tu espalda.
Son tus pecas historias que siempre leo;
tus piernas: siluetas que en mi mente creo
desde tus tobillos, hasta tu falda.
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