Nunca he sido completamente feliz, ni siquiera la mitad, quizás un cuarto si, de hecho lo más seguro, es que un cuarto de feliz, si que lo he sido…
Pero nunca he dejado de ser yo, he intentado aniquilar mis malas formas, mi eterna melancolía. Hasta la fecha, no lo he logrado, entonces vuelvo,Siempre he llegado al mismo limite, observó los ríos de gente, abro los brazos, y abrazo a quien me ofrece cariño, sonrió a quien sonríe conmigo, amo a quien me ha amado, y todo el tiempo no dejo de pensar, te estas engañando!
Entonces vuelvo a empezar, vendrán nuevos días, vendrán nuevos rostros, vendrán…
Los recuerdos, vienen precipitados a gran velocidad, y caen como cataratas.
-No me gustan las fechas navideñas, había nacido un 24 de diciembre, y la fecha me postergaba, a ser un eterno segundo plano, en la velada de media noche.
Aprendí con los años, a despreciarla, no era ninguna clase de Grinch.
Pero me hacía sentir, tan miserable e intrascendente. Que mi única manera, de sobrevivir ese día, fue evadiendola.
Me encerraba en mi cuarto con las luces apagadas y permanecía en cama,pensando cosas banales.
Todo el día, la casa era preparada para tal evento, todos estaban contagiados del fervor navideño, tal cual fuesen obreros.
Mi padre, se media con la bebida, mi madre abandonaba la tristeza y elaboraba la cena, pensando en hacer lo mejor que podía. Mis hermanos, tan desperdigados como hojas al viento, volvían al redil, por esa noche, y todo estaba en paz.
La sala, estaba decorada de una manera magistral, y todos estaban impecables, vestidos para la ocasión.
Yo permanecía solo en mi cuarto, del cual solo salía a hurtadillas, para tomar la cena de la cocina.
Mantenía, mi carácter huraño de siempre, y lo reforzaba en extremis, ante la inminente llegada de la noche buena.
Ateo desde los 10 años, y llevando un nombre, que no me pertenecia, pero me había sido impuesto : Jesús Alirio Vega Duarte.
Entonces volvía y cenaba solo, mientras veía tv o escuchaba música. Allá no muy lejos, mi familia departía, me mandaban llamar, pero yo, nunca iba.
Hoy por la mañana, este 7 de diciembre, desperté exaltado, soñé aquellos viejos tiempos, pero esta vez, conmigo en la sala, veía las luces y los regalos, el colorido pino, y escuchaba las charlas familiares, las luces me llamaron poderosamente la atención y acudí a ellas.
Decidí tomarlas entre mis manos, y la sensación fue muy buena, arrastre poco a poco los dulces colores hacia mí, hasta que fue inevitable jalar brusco y sentir los primeros choques eléctricos, entonces comenze a gritar desesperado, pero cada quien, seguían en sus charlas o actividades sin prestar atención en mi, comenze a tratar de liberarme por mi mismo, pero mis fuerzas comenzaron a flaquear, casi a punto de morir en aquel espantoso sueño, una extraña voz me advertía en tono solemne :
En estos, tiempos. Ya no se puede confiar en nadie. Hay gente estúpida, gente gandalla, y quienes están a tu lado, y aún así realmente, como si nunca lo hubiesen estado. Entonces la psique vuelve, y emerge como un lobo hambriento, mientras proclama : Yo soy la furia! Que todo lo mueve, que todo lo consigue, y mientras tu estas dormido, yo te protejo…
terminé por despertar, molesto y muy perturbado.
Eran las 6:15 AM ,cuando me levante de la cama. Recorrí el pasillo, a la cocina, y puse la cafetera.
No tenía agua purificada, que novedad…
Así que abrí el grifo y tome de la corriente.
Prendí la estufa, y me puse a esperar hasta que hirviera, me sentía jodido, intranquilo, la boca me sabia a un ligero sabor a sangre, escupia, pero el sabor desagradable no desaparecia. 5 minutos después el agua comenzó a hervir, tome la taza y serví el agua presurosamente, añadí mucho café, 2 o 3 cucharadas de azúcar, y le di un trago. El sabor intenso, no me agrado, entonces abrí la alacena y tomé la botella de ginebra. No había más, añadí un cuarto y volví a beber, el sabor había mejorado bastante…
10 años atras :
Solía, preparar un gin tonic.
Todas las mañanas, mientras la gente común, toma café. Yo necesitaba mantener la calma, y el gin con el tiempo se convirtió en mi mejor amigo.
Entonces abordaba el auto, camino al trabajo.
Y saludaba a todo el mundo, cortésmente.
Aunque por dentro, los odiase a todos.
Me sentaba en la oficina, a esperar los primeros rayos de la mañana.
Y en cuanto sucedía, parecía un lagarto. Tomando baños de sol.
Necesitando templar mi sangre fría.
No me Interesaba en lo absoluto, el bullicio de los demás.
No me interesaba seducir, a la secretaria y sentarla en mis piernas.
Y de un tiempo a otro, no me interesaba seguir, trabajando en la oficina.
Muchos aquí, estaban igual que yo. A diferencia de ellos, yo no estaba atado a ningún matrimonio, a hijos voraces, que engulleran gran parte de mi sueldo, a ninguna amante, que pidiera parte de mi tiempo, o algún regalo ostentoso, y no estaba en ninguna clase de competencia, en demostrar a otros, lo bien que me iba en la vida.
Un día lleno de coraje y valor, lo mande todo al demonio.
En su momento, fue un acierto, hoy creo, que fue un error.
Mi auto seguía siendo, el primero que compre.
Mi casa seguía exactamente igual, que cuando me mude por primera vez.
Tenía un par de perros, los alimentaba, pero no tenía tiempo ni ganas de querer salir a pasear con ellos, todo en mi era hastío y pesadumbre, pesaba 80 kg, pero las mañanas eternas de aburrimiento, yo creo alcanzaba las 2000 toneladas.
Ahora de un tiempo acá, no puedo conciliar el sueño.
Tengo miedo, al avanzar del tiempo, y mirar como poco a poco, la máquina deja de funcionar.
Pero también, me cuestionó para que seguir
en el juego, cuando no se tiene idea, de a donde voy a llegar.
-Oh dios!
-Estos malditos sentimientos, no cambian.
Pienso
Entonces, salí a la calle. Intentando ser como los demás, agruparme y morir de viejo.
Quizás conozca una buena mujer, y tenga familia. Aún no soy muy viejo.
Afuera, mire el cielo nublado, mientras pensaba cuanto quisiera abrazar a una mujer.
Me quede otra vez, ido. El tiempo se hizo pesado, otra vez,entonces extrañe tanto al Rivotril.
Y lo seguro que me hacía sentir, Parecía un autista, privado del mundo, una tortuga participando en una carrera de liebres.
Hablaba conmigo, a todas horas.
Y mis pensamientos, se habían transformado en, escenarios acartonados, que giraban en torno a un eterno deja vu.
Aún así, me sentía dar paso seguro.
Lo siento, no puedo controlarme, no puedo perdonarme, Mi espíritu está tan roto, como negra es la noche.
Y así tembloroso, enfile a 3 cuadras, en busca del expendio más cercano…
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