Con cautela decidió ingresar al autobús lleno de estudiantes de 5.º año, no saludó a nadie, se sentó en el primer asiento que vio, mientras abordaban los demás pasajeros, una bella chica ocupó el lugar alado suyo, él, no congenió con nadie, ella, tenía la habilidad de enfadarlo y cautivarlo con sus ocurrencias, de poco apoco le tomo simpatía.

Al final no eran tan distintos, aunque él era menor que ella no parecía relevante, una gran burbuja los rodeo, eran la pareja más dinámica del grupo, tomándose fotos en cada parada importante, pero él apreciaba mas la primera que se tomó con ella, al término del viaje él volvió a estudiar y ella a enseñar, Por caminos separados.

Pasado el tiempo, el universo olvidó que ese viaje ocurrió, el conservó la foto en su bolsillo, era como un amuleto que le traía pequeños instantes de felicidad, tras de ella decía “para que me recuerdes idiota”, una pequeña broma entre los dos que siempre le arrebataba una sonrisa.

Tras sus próximos años de estudiante acontecieron diferentes sucesos poco agradables, aunque fueron muy duros siempre sacaba esa foto ya arrugada, leía el reverso, reía, y decía en voz alta,“soy feliz”.

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