A través de palabras

¿No han pensado en el increíble funcionamiento de la comunicación? Es decir, no importa que tan lindo seas, tan bajo, alto, de qué color es tu piel, tus ojos, la manera en la que vistes, no importa cuánto cabello tienes, tú eres parte de un grupo, de un espacio. Ahora bien, imagina que A es debota de Dios, los santos, piensa que hay vida después de la muerte, le gusta llevar vestido, no tiene fe en el amor, come solo carnes blancas y en su vida a hecho ejercicio alguno. Por otro lado B es superficial, dice seguir la religión pero es bastante falsa, socializa por montón pero no entrega su amistad verdadera, se desvive en el entrenamiento fisico y su sueño más profundo es operar sus glándulas mamarias. Mientras que C es más bien espiritual, viste un estilo minimalista, es discreta, entregada y procura ser lo más franca posible.

Ahora pon un entorno en tu imaginación. Digamos una tienda de servicio dónde A es la dueña, C es la encargada y B es una clienta. Las tres tienen un universo paralelo, ninguna está en sincronía, no piensan igual, son tantas sus diferencias aparentemente que se podría pensar que no es posible que básicamente tres mundos se comuniquen, sin embargo, ahí están, dialogan para llegar a un punto, transmiten sensaciones, se dirigen las unas a las otras con armonía y respeto.

Estamos tan acostumbrados a verlo desde el día que tomamos conciencia, que se nos hace natural, simple, «normal», sin embargo, no es nada simple, el hecho de que una galaxia entera se comunique con otra a pesar de su carencia de similitudes.