Crónica del mañana

Crónica del mañana

Igor Mortecino

08/12/2018

Año 2413. La humanidad había evolucionado lo suficiente como para no gobernarse a sí misma, al fin habíamos alcanzado la sociedad perfecta. Un GPU (Unidad de procesos de gobierno) se hacía cargo de todo. La administración de justicia por ejemplo desde que se había automatizado y robotizado el proceso, no se había condenado a un solo inocente en un millón de juicios, evidentemente el sistema funcionaba.

Las finanzas dejaron de fluctuar para siempre, la inflación era de 0,1% a través de los años y no era posible la especulación ni la usura. Desde que el papel moneda despareció, cada persona habitante de este planeta tenía unos créditos asignados al nacer, por igual para todos y que nunca aumentaban, solo disminuían a lo largo de la vida. La persona decidía en que gastar sus créditos, pero el GPU llevaba un record de todas las transacciones y si bajaban los niveles en gastos superfluos el sistema limitaba las compras a solo alimentos y bebidas por los años de vida que restaba a la persona.

Para asegurar una supervisión absoluta sobre la población todo estaba monitoreado, había tres mil quinientos millones de micro cámaras filmando, grabando, enviando imágenes y sonidos a la GPU 24/7, cada situación cada gesto o mueca, cada acto, quedaba compilado en los archivos digitales de la persona. Tales archivos podían reconstruir toda la vida de cualquier habitante segundo a segundo, de principio a fin. Ningún humano tendría nunca acceso a esta información ya que estaban codificados en lenguaje máquina. Además, eran analizados diariamente con fines legales y terapéuticos.

¿Pero qué hacían las personas? Eran felices y saludables, era una vida sin preocupaciones, garantizada desde el nacimiento a la muerte. Los problemas reales venían con el aburrimiento.

Cada ser humano tenía asegurada una actividad útil a la sociedad, a medida que la persona crecía se iba formando una base de datos de sus capacidades y al cumplir los 18 se le informaba de su ocupación definitiva, no era posible cambiar, simplemente porque no había lugar a dudas en la elección. Aquel que tenía talento para escribir sería escritor o periodista, aquel que tenía claras facultades para la medicina sin duda seria médico y así sucesivamente, una vez que el individuo comenzaba su vida educativa y laboral (simultanea) por los próximos 30 años trabajaría ininterrumpidamente, sin vacaciones ni paga. Para finalmente a los 48, disfrutar de un retiro temprano con créditos disponibles hasta su muerte. Si tomamos en cuenta que la esperanza de vida se había elevado a los 128 años, eran retiros largos y llenos de diversiones de todo tipo. Las máquinas se encargaban de que así fuera.

Crédito de la foto: https://seekingalpha.com/article/4079380-picking-best-data-center-reit

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