CAPITULO 1.
¿Cuál es tu problema? -se escuchó una voz femenina preguntar a través de la ventanilla.
Nací mujer en un mundo lleno de injusticia contra nosotras, nos llaman el sexo débil cuando somos quienes tomamos las decisiones más importante a nivel emocional y ellos solo se trancan en cuerpo voluptuoso eligiendo el placer en lo físico y dejando atrás lo moral, ese es mi problema -respondió rápidamente Lily.
Entonces crees que los hombres son vacíos -refuta la voz femenina.
¡No..! digo que, es horrible ser mujer. No pueden gustarte dos chicos a la vez sin llegar a ser jugazda mucho menos equivocarte, pero ellos si pueden y son como héroes – Lily respondió igual de rápido.
¿Cuál fue tu error? -preguntó la voz femenina.
Abandoné a alguien que daba todo por mi, siempre estuvo en los momentos malos y buenos, me decía a cada instante cuanto me amaba y nunca me permitió extrañarlo. Era el indicado y lo he perdido por desear a otro, con este me sentía completamente atrevida y a la vez dominada al no permitir saber lo que pensaba, pero sentir esa mirada era como ser cazada y mientras agonizas te acaricia el cazador diciéndote que serás devorada, no te imaginas el morbo y placer que causaba en mi ver ese toque de malicia en sus ojos. Lo deje todo por amor o lo que en ese momento creí que era, al mes de estar con él esa mirada no causaba el mismo efecto entonces comprendí lo que pasaba, extrañaba el café en las mañanas de Hector y su pan tostado casi quemados a causa de vestirse al tiempo para ir a trabajar, recuerdo ver sus pompas mojadas cada vez que salía del baño corriendo a la cocina gritando «se van a quemar, maldición» y sus palabras antes de marcharse «barriga llena, corazón contento, qué sería de mis días si no veo esa sonrisa.» Bastaron pocos recuerdos para intentar enmendar mi error, lo llamé y sin saludar dijo «Lo siento por no ser suficiente, pero me basta para no regresar a ti.» Ahora te pregunto ¿Y sí todo hubiese sido al revés? De seguro lo perdonaba -Lily.
-¿Segura? Yo solo noto que estas enojada con el machismo quizás porque tu familia y amigos te dicen que la mujer es quien puede perdonar infidelidades, un hombre no incluso a veces te tachan de puta en frases suavizadas -dijo la persona detrás de la ventanilla, con una leve sonrisa de burla.
Eso es lo que más rabia me da, hasta nosotras mismas apoyamos el machismo, por ejemplo tú, te estas burlando de mí por no aceptar lo que para otros es «normal y correcto» -le respondió poniendo en cuclillas sus dedos índice y medio.
-No es culpa de esta generación, no puedes culpar a una madre de hoy por inculcar algo que a ella le inculcaron. Si analizas un poco verás que, vivimos en su sueño llamado realidad donde desde un principio te van indicando lo que es correcto o no para esta sociedad sin importar nada más y no me burlo de ti -dijo la voz femenina del otro lado y esta vez con un tono de seriedad.
Se quedo en silencio pensando en lo que acababa de escuchar y pensó «tiene razón la persona del otro lado.»
¿Qué piensas? -preguntó, diablos si que sabe hacer las preguntas correctas -dijo Lily en su mente, tienes razón y antes de que preguntes en qué, te digo que tienes la maldita razón, tenemos valores inculcados los cuales no elegimos y eso es algo difícil de contrarrestar. Ahora que lo pienso, Hector no fue machista, es más egoísta de mi parte comparar con lo que hubiese hecho sabiendo lo bueno que era y lo abandoné -contestó.
¿Puedo ayudarte en algo más? -Preguntó aquella voz y esta vez se notaba una pizca de alegría como si acabara de desatar un nudo que nadie más pudo.
No, ya has hecho mucho -respondió con una sonrisa apenada y agradecida, cuando lo que quería decir es «Si, mi vida es un asco, todo me sale mal.»
Hasta luego, porque presiento que te volveré a escuchar -dijo aquella voz con seguridad y antes de Lily responder se encendió la luz roja la cual indicaba que no había persona del otro lado de la ventanilla, entonces regresó a su mente todo lo malo que le estaba sucediendo y justo antes de invadir su cabeza salió una pequeña tarjeta que decía «Tus días van a salir de maravilla, aprovéchalos» y en la parte de atrás en letras muy pequeñas decía «Llévame contigo siempre» por supuesto no creyó en esto y pensó que solo era una estrategia de publicidad, lo guardo y sin prestar atención se marcho.
Dando pasos largo y rápido más de lo normal prácticamente corriendo se dirigió al trabajo, iba tarde y la idea de que sus días serían mejor por haber sido transparente resulto pasajera. Entrando como una clienta a la CaféLibrería, camino detrás de dos chicas evitando ser vista por Morgana, su jefa, en realidad su nombre era Susana, pero eran tan parecidas e igual de buenas en lo que hacían sin embargo no se la llevaban muy bien que, su amiga Adela le apodo Morgana. Logro entrar al baño y su excusa perfecta era cambiar de ropa luego hacer como si estuviera enferma del estomago y cuando la bruja preguntara por ella, Adela le llamaría al celular, le contestaría diciendo «estoy en el baño, llevo veinte minutos aquí y no he parado de vomitar» entonces ella entraría, vería que llegó a tiempo y todo solucionado o eso creyó, la bruja estaba ahí escondida escuchando la nota de voz que envió a Adela y sin pensarlo dos veces la despide, si no dice que, prácticamente obligó a Adela, también la iba a echar. La señora Susana estaba preparada, había entrevistado y contratado a una chica ese mismo día, era su reemplazo. Regresó al baño para cambiar de nuevo y dejar el uniforme en el casillero y cuando intentó sacar el vestido junto con el se viene la tarjeta, se cae, la recoge del suelo y decide volver a leer pues ya no recordaba que decía, empezó a leer y antes de pasar al otro lado escuchó gritar «largo de aquí» era la señora Susana.
¡Bruja amargada..! -con un gruñido susurró Lily, creyendo que el grito era para ella salió tan rápido como pudo, se despidió de Adela y las demás chicas y camino hacia la salida, y justo antes de salir escuchó decir:
Egord espera, tienes el empleo devuelta -era la señora Susana.
¿Qué pasa con la nueva? -preguntó.
-¿Tu la ves aquí niña tonta? -respondió irritada porque necesitaba a alguien como Lily con suma experiencia, era temporada y no le convenía una chica nueva algo inexperta rompiendo y dejando caer café en los libros y clientes, así que decidió sacar provecho como estaba escrito en la tarjeta.
-Quiero un aumento y un fin de semana como descanso entre domingos con turnos… PARA TODAS -le contestó, lo ultimo lo dijo despacio por sílabas con actitud demandante y chantajista, todos en la CaféLibrería aplaudieron y gritaban «Bravo, bien hecho» la señora Susana voltea a mirar y todos dejan de aplaudir y gritar para hacerse los locos y continuar como si no hubiesen oído nada.
La vuelve a mirar y dice -Algún día me las pagarás Egord ya verás, toma tu uniforme y empieza a limpiar el desastre que dejo la inútil de tu reemplazo. Dicho esto, le lanza una mirada tan tenebrosa que, ya comenzaba a arrepentirse de su chantaje. Empezó a limpiar antes de colocarse de nuevo el uniforme y antes de otro intento para perderse en su cabeza, escuchó a Adela susurrar:
-¡Oye suprema Merliniana!
¿Qué quieres? -contestó sonriendo.
-¡Graciaaas..! -dijo Adela moviendo su cabeza de un lado a otro con una gran sonrisa, una tan grande que sus ojos se cerraron.
¡Tonta! -le respondió repitiendo los mismos gestos y ambas rieron, a los diez segundos de reír dejó de hacerlo y su cara se torno algo preocupada.
-¿Y esa cara de miedo? -pregunta Adela.
-No es miedo, pero sabes que, mi vida fuera de este lugar es un desastre, el dinero no me alcanza, debo tres meses de renta, no tengo luz en el apartamento, mi familia no quiere saber de mí y ahora tener a una jefa de enemiga en el único lugar donde los problemas no son míos.
-Pero eres la suprema Merliniana, te acabas de enfrentar a Morgana. Observa como te miran todos -dice Adela sintiendo orgullo, quedó en silencio un momento… es mentira lo que dice esa tarjeta, solo me acaba de meter en más problemas -dijo en voz baja, pero no tanto como para no ser escuchada por su amiga curiosa.
-¿Qué tarjeta? ¿De qué hablas? ¿Tan arrepentida estas? -pregunta Adela y haciendo un gesto con su cara de «vieja estas chiflada.» Lily negó todo con la cabeza.
-No he dicho nada.
-Ok, esta bien. Ve a cambiar tu ropa -dijo Adela.
Lily terminó de limpiar, se coloco el uniforme y al salir de los vestidores vio que todos miraban a la calle, sin entender lo que pasaba caminó un poco más adelante de los estantes y pudo observar a dos chicas desnudas, tan solo unas pequeñas bandas cubrían sus partes íntimas, encadenadas al cuello sujetada por dos más. Una de ellas estaba disfrazada de un hombre, tenía un esmoquin de color gris, zapatillas negras y un portafolio, y su ama de casa con vestido como de los años 80. Había una quinta chica con una pancarta que decía: «fuimos, somos y seguiremos siendo esclavas de nuestra moral.» Y en un centenar de segundos llegaron varios policías, vieron correr a cuatro y una de ellas se encadenó a la puerta de la CaféLibrería para distraer a los hombres que les impidieron su derecho a libre expresión, algunos de ellos corrieron tras las chicas que escaparon mientras lo que quedaron rodearon la entrada.
No hay nada que ver aquí -dijo uno de los policías golpeando con su bolillo el vidrio de una de las ventanas. Todos dejaron de observar, menos Lily quien presenció como era golpeada la chica por uno de los policías mientras otro preguntaba -¿A dónde fueron tus amigas? A lo que ella solo les respondía -Váyanse a la mierda, y ellos solo se reían.
-MALDITOS COBARDES -gritó Lily, los policías la retaron a salir y justo antes de dar un paso sintió que alguien la agarró muy fuerte.
-¿Qué piensas hacer? -preguntó la señora Susana, sujetando a Lily de la muñeca.
-Ayudar, no ve que la están matando a golpes.
-¿Segura qué es la manera? -preguntó la señora Susana. La chica que era golpeada miró el desespero y la ganas de ayudar que tenía Lily sin importar sí la conocía a ella o no.
-Necesita ayuda, ¡por favor! -dijo Lily con lagrimas en sus ojos a la señora Susana, esa mirada húmeda bastó para dejar a un lado sus diferencias. Soltó su mano y caminó a la puerta, todos estaban en silencio incluso los policías, sacó su mano y le pidió la llave a la chica para desencadenar su cuerpo de la puerta.
-Está en el bolsillo de atrás -dijo la chica. Tomó la llave, le quitó las cadenas luego sacó su teléfono y llamó.
-Hola, capitán Prada -dijo la señora Susana colocando el alta voz.
-¿Cómo estas Susana? -capitán Prada.
-No muy bien – respondió la señora Susana.
-¿Y eso? -capitán Prada.
-Resulta que tus muchachos golpearon a una chica que hacía huelga en la puerta de mi negocio y no tengo problema con eso, pero sí que cometan violencia delante de mis clientes. Sabes que puedo meterte en problemas por esto -dijo la señora Susana enfurecida.
-Si, pasa el teléfono a uno de mis muchachos -capitán Prada. Uno de ellos lo tomó, se apartó y luego de unos segundos hablando, terminó. Se acercó a la chica y dijo -A la próxima no tendrás tanta suerte, devolvió el teléfono y se marcharon. La señora Susana solo miró a Lily y sin decir una palabra se metió a su oficina, Lily corrió a la puerta y le pidió a la chica entrar para limpiar su cara llena de sangre y curar su heridas, la sostuvo de su brazo mientras la chica se dejo caer en el hombro de Lily y entraron, las personas ahí solo miraban y murmuraban entre si, pero ninguno ayudaba.
-Le pido disculpas a todos por lo que acaba de pasar así que, continúen en lo suyo que todo paso ya -dijo Adela mientras corría hacia su amiga y la chica moribunda que traía en su hombro.
Estando en el baño, abrieron el botiquín de primeros auxilios y empezaron a curar y a limpiar las heridas de la chica que, solo miraba fija y detenidamente a Lily.
-¿Cuál es tu nombre? -preguntó Adela.
-Sidney – respondió.
-¿Sidney igual a la ciudad? -preguntó Adela, mientras limpiaba la sangre de la herida en el labio inferior a Sidney.
-¡Auuuch! -dio un pequeño brinco en el lavamanos donde estaba sentada.
-Déjala quieta Adi, no la molestes. Es lo que menos necesita ahora -dijo Lily caminando hacia los casilleros.
-No te preocupes, no me molesta para nada -dijo Sidney un poco adolorida pues le molestaban más las heridas.
-¿Ves? No todas somos amargadas como tú -dijo Adela mirando a Lily con cara de fastidiada la cual fue recibida con un gesto obsceno por parte de Lily quien le mostró su mano empuñada y con el dedo medio levantado, pero entre ellas era algo normal y sin carácter ofensivo, mas bien cariñoso. Ante esto Sidney sonrió.
Desde los casilleros se podía ver la oficina de la señora Susana quien tenía las cortinas cerradas, Lily se quedó pensando en la manera que manejo la situación la señora Susana mientras que ella casi actúa de manera precipitada lo cual hubiese sido desastroso.
-¿Por qué te demoras tanto? -preguntó con altanería Adela.
-Ya voy -respondió Lily, abrió su casillero y lo primero que vio fue la brillante publicidad engañosa o como ella así consideraba que era -solo es un engaño- dijo lanzando la tarjeta al fondo del casillero, agarró el vestido y cerró sin darse cuenta que rebotó y al jalar el vestido la tarjeta quedó atrapada debajo de la puerta.
-¿Puedes cambiarte sola? -preguntó Lily.
-Si -respondió Sidney.
-Bien, estaremos afuera. Camina Adi -dijo Lily estirando su mano para entregar el vestido a Sidney.
-A veces pienso que eres lesbiana -dijo Adela riendo y posando su brazo por en los hombros de Lily.
Al salir las dos, Sidney se bajo del lavamanos y miró por la puerta para asegurarse que no había nadie, metió las manos por el cuello de su sueter blanco que ahora tenía grandes manchas rojas por la sangre y sacó un celular que tenía en sus senos, era el de Lily, lo había tomado sigilosamente en el momento que se recargó en su hombro, cuando Lily salió a buscar el vestido y ver que se estaba demorando creyó que se daría cuenta así que le dijo a Adela -Creo que tu amiga se fue y te a dejado todo el trabajo sucio, solo para que esta le hiciera venir rápidamente, en ese momento aprovecho para guardarlo en su ropa interior. Apagó el celular y rápidamente se dirigió al botiquín, busco unas tijeras con las cuales corto su jean, se quito el suéter y también corto el vestido de Lily, y junto con los restos de el jean los tiró a la basura, volvió a guardar el celular en su promiscuo escote. Ahora solo faltaba salir sin ser notada por Lily y Adela quienes estaban ocupadas atendiendo algunos clientes, pero muy pendientes a la chica que acaban de ayudar.
Continuara
OPINIONES Y COMENTARIOS