Allá, al frente, el rey bambolea la panza. No se cansa, no se sacia, porque así nomás son los que corona cargan sobre bosta y pretensión.

Cuando el enemigo ataca, resguarda su noble panza en lo más profundo del castillo. Grita y ordena con más miedo que saber, para en la victoria, gritar y condenar con más miedo que poder.

¡Valga repetir! ya es sabido por el rico y pobre y por el que al medio recibe tunda de arriba y abajo que, sin el bamboleo de su divina panza… nuestra historia toca su fin, les jura y siendo yo, encarnación de pueblo en este preciado conjunto de tripas, aclara para los de mente corta, si a la fosa voy, ya vemos como entramos todos. Será que en esto se halla solo y pena le da, o que será, porque de veras, cuando empujarlo quieren, a muchos jala al negro abismo con tan solo presagio de revuelta.

No siempre fue así. Por supuesto, de pequeño jugaba a cruzar ranas por la carretera y gran placer sentía al verlas estallar bajo un gran camión. Las azuzaba como padre y reñía sus cadáveres con decepción de dios a creación tonta. De nada servía, tan solo para su propio orgullo, mostrarles cómo se cruza el asfalto sin reventar. Más adelante ganaba concursos para ver quien comía más rápido, más cantidad, sin dejarse atrapar por los fantasmas de la indigestión. Así pues, aprendió a ganar sin saciarse jamas. Así pues, de niño fue feliz, de joven atento plomero. En cada visita lo degradado del oficio en aventura transformaba soñando rescatar una princesa del sacrificio que un malvado monstro deseaba realizar con el esmero de conquistador, cada gota, cada caño, esencia y pasaje a la batalla final. Mientras cruzaba mundos inimaginables que la arquitectura de su imaginación construía, jamás bajo la vista ni menguo su vanidad por overol sucio o trato a persona de segunda y en esto no faltaba quien se admire.

Botas y fusiles miro en la historia de grandes hacedores de muerte, abrió su asombrosa mente a la impiedad de la carrera por el trono. Ascendiendo a coronel no hay guerra que vencer, se sienta y aburre a camaradas con su conquista del mundo, pero que va, el que no cultiva en mente no cosecha en brazos, dice para todos, el rey nace en cuna cualquiera porque no hay ángulo en la habitación por la que no llegue al trono la estirpe superior, se dice para sí. Y si la geometría le anda diciendo que ya es hora de ir a tales posaderas, el por primera vez ve que sus logros, aún muy ficticios para tripas divinas, debe hacerlas muy efectivas. Pone patita andar desde el ángulo civil.

Engulle un menguado grupo político con su bocaza mesiánica. Aquel otoño convence a los pobres, que de sus vacas flacas hará infinitos pozos de abundancia. Debemos eliminar aquellos vampiros lácteos que chupan el alimento de su ganado hasta dejarlo piel y huesos, advierte con palabras tan seductoras, poniendo el dedo en el enemigo favorito de la plebe que muchos corderos hambrientos y coléricos ya le siguen.

Invierno crudo. Gran placer encuentra en ver reventar a la gente intentando cruzar la carretera del poder en busca de un poco de bienestar. Las azuzaba como padre y reñía su miseria con decepción de dios a creación tonta. De nada servía, más que para su propio orgullo, mostrarles cómo se cruza el asfalto sin reventar, porque el, gran salvador, va multiplicando, adeptos en cada centímetro de asfalto. Más adelante ganaba concursos para ver quien brinda comida al hambriento más rápido, más cantidad, sin dejarse atrapar por los fantasmas de la indigestión. Así pues, perfecciono el arte de ganar sin saciarse ni saciar a nadie. Así pues, de larva fue hábil titiritero, de mariposa atento benefactor. En cada visita al pueblo, el oficio político en aventura transformaba al rescatar pobres del sacrificio que un malvado monstro deseaba realizar con el esmero de conquistador, cada pan, cada alabanza, esencia y pasaje a la batalla final. Mientras cruzaba mundos inimaginables que la arquitectura de su imaginación vendía con enormes ganancias en invierno, jamás bajo la vista ni menguo su vanidad por la cruda verdad de su intención y en esto no faltaba quien se admire.

En primavera se puso la banda, para el verano barrio la oposición y la silla a trono a transformo, sin dejar de decir que silla ajena nomas es, solo el amor del pueblo es su ganancia y bien, afirma. Sera bien inmueble o que sera, que desalojarlo ya no se puede.

En algo debo darle justa victoria ahora que veo su asombrosa biografía y es que el rey nace en cuna cualquiera, del juego a realidad solo falta voluntad y mucha crueldad, mas, algo debo negarle, que no existe derecho propietario sobre alma ajena, ¡pero ¿qué importan mis palabras! los ojos de tantos idiotas posan su mirada desmemoriada en el bamboleo de su divina panza, quizá en esto ando también equivocado, pues hoy sus seguidores creen haberse convertido en princesa bajo amenaza constante. Realmente sienten que solo princesa pueden ser con rey al que alabar y he ahí el reino que se hace añicos por tan solo una mala estación, quizá porque en esto se siente solo o que será, que necesita látigo zalamero para poder ser cuando las cosas pintan mal.

Y la pregunta que nace sin mucha fe es, tras este nuevo invierno la primavera se hará rogar?

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