Pensando sobre tus dedos

PENSANDO SOBRE TUS DEDOS

… La mirada se perdía en pliegues de vestidos sin hallar huellas de caricias. Las manos se esconden entre hilos de sedas en el bolsillo buscando recuerdos de situaciones similares para no ser lastimado por las caricias nuevas o sensaciones por conocer.

Los ojos brillan en silencio , buscando reflejarse en el espejo sereno que reposa como agua quieta, mientras el cuerpo suda temor, miedo de añorar aquella vieja melodía que habla de sueños que el día se encargó de despertar, de amor, restando la soledad del momento , alargando una caricia que se pierde en el espacio vacío.

La introducción corre libre llegando más allá de los sentidos, golpeando el pequeño yunque acostumbrado al sonido cotidiano de las mismas frases desgastadas.

He aquí la soledad que se ha arrastrado a través de las milenarias horas!

He aquí la soledad, compañera de tantos y pocos minutos compartidos en el camino de un poema, causante de tantas noches de insomnio pariendo ilusiones, provocando el paso del camino tantas veces recorrido a través de las letras.

Aquí como cedro desafiante frente al leñador y su hacha, cual novillo en fiesta brava esperando impaciente al caballero capa roja y daga de acero.

Desafía las palabras que un día brotaron libres y que ahora por el desuso eran reducidas a la nada, al leve recuerdo que se busca entre el bolsillo en un papel impreso.

Mirada perdida escondiéndose en una arruga de su ropa, pose de torero en pleno paseo, construyendo pirámides vacías en cada giro.

Diestra cual halcón que cruzó los aires para asirse a aquel manojo de flores novia, cuerdas de la guitarra que se templaban produciendo sonidos sobre una piel dormida.

La mirada enredada en el laberinto de hilos de la camisa buscando la huella que quizás regresa del pasado para mostrar el final o el principio de la historia.

Labios que se abrieron como quien bebe los pensamientos en silencio, hablar más allá d la piel y alojarse en el corazón, o el alma.

Los dedos en fuerte abrazo mientras sueñan sudores pasados; viejos, texturas diferentes, olores ya olvidados, calor que se escondía en sus surcos y penetraba hasta los huesos. Regresaban los recuerdos, esquiador deslizándose por el trampolín del tiempo hasta llegar a este instante, trayendo la tarde cuando se posaba en la frente para aliviar la fiebre de alguna noche enferma y era la misma que subió por mi cuerpo para limpiarlo de penas, almacenando recuerdos, secó la lágrima, dio alimento, y era la misma que se abrazó implorando al cielo, la que me enseñó a rezar y acariciar, demostrando el amor que ahora siento y eran las mismas que inocentes recorrían mi rostro para traerme el sueño, las que se hundían en la tierra al sembrar los sueños, las que se alargaron como pinceles para continuar el cuento, para dibujar entres las mías todos los recuerdos y hacerme sentir todas las sensaciones en un instante de reto.

Aquí, como ramos de flores dejando la suavidad de sus pétalos al recorrer mis dedos, paleta de pintor que reposaba en la palma para pintar el cuadro del recuerdo, hilos de guitarra en espera impaciente por la caricia de los dedos, y así parir sonidos y así soñar de nuevo.

Labios que musitaron palabras que se perdían en el espacio en busca del cielo, que caían al suelo y eran aplastadas por el paso del girar, en este nuevo juego.

El tacto se niega a recibir la caricia que quema, que no solamente aparta el frío sino que taladra la dermis para alojarse en los huesos, que transita el tuétano para dejar su huella perdurable dentro, muy dentro.

Gotas de recuerdo amargan, ruedan por los canales, se pierden, se secan solas al viento mientras se confunden con el olor de la primavera ya olvidada.

Giro y sueño!

La voz articula algo indescifrable, mientras se oculta tras la cortina noche de los hilos azabache buscando tocar el martillo de los sentidos, despertarlo de su sueño, cansado de escuchar la misma oración envejecida que tantas veces ha recorrido libre los espacios de tu mejilla hasta alojarse en tu oído, muriendo sola, en la travesía sin llegar a alojarse en tu piel, sin grabarse en tu mente.

Dedos que acariciaron los hilos de la guitarra pétalos que se desprenden quemando con su toque mi mano dormida, obligarla a abrirse, dejando en liberad las cuerdas templadas de aquella arpa pequeña, el tacto había olvidado ya como era el frío calor de los ramos, de manos, cuerda, dedos.

Pero allí estaba, jugueteando con sus cuerdas mis dedos, alzando el vuelo cual gaviota después de besar el mar que parte el cielo en dos llevándose el estambre con el que tejía mi sueño, cortando el hilo de los pasados recuerdos cuerdas templadas de nuevo, esperando el nuevo concertista que las hiciera sonar de nuevo para soñar otro cuento.

Olor que se secó solo, aroma de primavera que se alejó con la tarde escapando con el recuerdo de tantos hilos y tantos pétalos que se aferraron a mis dedos en soledad, dejando solo el espacio vacío que ocupó el viento cuando penetra en su concavidad y los vacía de olores, paleta con colores secos, rojos que fueron intensos , hoy solo una mancha incapaz de pintar los labios, pinceles que continuaban mi mano que no logran dibujar un recuerdo, solo pinceladas de momentos, dejando manchas pálidas sobre el blanco lienzo.

Aquí primavera, dejaste tu presencia!

Enredada en un sentido vacío de recuerdos, tu olor de jardín penetrando los rincones de la mente, estampando en un lienzo desvirgado, lleno de olores pasados, arcaicos y viejos.

Perduran los olores a falsedad mientras lenta se seca la transpiración verdadera, se retoman los pinceles, la mano continua más allá de los dedos, de las uñas, alargan la caricia, alargan la despedida, los ojos beben en silencio el dolor, la melodía resta su último compás en matices de dolor, se alejan las manos, guardan los pinceles en el bolsillo del tiempo, los miro ocultarse, grabar en el lienzo de mi mente momentos ya vividos que se creían olvidados, mientras el día decolora la cortina de sueños con la llegada del neón del sol y aún sigo pensando sobre tus dedos….

…Ídem

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