No sé que lo hace tan atractivo. Ni siquiera alcanzo a comprender qué extraña adicción te ata a ese abuso psicológico. El control que ejercía sobre mí era transformado en halago, exprimiendo cada pequeño atisbo de mi autoestima.
Proyectando todas sus inseguridades en mi, calmaba mi rabia y la convertía en culpabilidad. Incluso al volcar sus fracasos del pasado, para excusarse, los hacia míos. ¿Cómo la manipulación es capaz de volvernos tan vulnerables? da miedo. Nadie debería soportar que le griten, que le insulten, y encima, sentir que es merecido.
Cada noche, al acostarnos, deberíamos repetirnos: Soy una persona digna de respeto.
Creía que necesitaba atención, cuando realmente necesitaba RESPETO.
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