La autoridad de la palabra. (Mt. 8,5-10)
La cita bíblica que se me ha pedido que analice y que rescate lo que me llama más la atención, veo interesante rescatar la autoridad de Dios revelada en el Hijo y la autoridad del hombre expresada en algún cargo que ha sido encomendada.
Jesús, es un hombre que tiene autoridad y mucha gente se admira y lo respeta porque ve en Él un hombre donde, hay coherencia en lo que dice y hace. Además, su autoridad se ve reflejada en el cuidado y servicio a los hombres, especialmente a los más necesitados, marginados y olvidados. Podemos darnos cuenta que la autoridad de Jesús no refleja miedo ni castigo en comparación con la ley de los hombres, que para que funcione y que la gente se adhiera a ella siembra miedo y castigo a los hombres. Por lo tanto, estamos frente a dos tipos de autoridad: la autoridad de que se la gana por medio de la coherencia de vida, reflejada en el amor, y la autoridad de los hombres que siembra miedo y hay condicionamiento.
Me llama la atención el centurión quien era un capitán que tenía al mando soldados, reconoce una autoridad superior a la él y va hacia Jesús y pedirle que le sane a un criado, (reconoce su límite de autoridad) y aquí vemos la autoridad de Jesús que le dice “Yo iré a curarle”, pero el capitán consiente de su condición de vida y convencido del poder de Jesús le dice: “Basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano” y Jesús se admira ante la fe y el convencimiento del centurión y le dice: “Ve y que te suceda como has creído”
Este pasaje bíblico, me deja como enseñanza, que nuestra autoridad se debe reflejar en el servicio a los demás, partiendo de una vida coherente y la acción llevada a cabo debe tener como fondo el amor y la caridad.
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