El manuscrito olvidado

Mi nombre es Tathagata y soy monje tibetano. Ha llegado a mí este manuscrito de tres siglos de antigüedad. Voy a proceder a publicarlo, saquen sus conclusiones.

“Quiero relatar los acontecimientos acaecidos en mi vecindario.

Trabajaba muchas horas y sin apenas parar la debida atención, me fui quedando sin vecinos. Primero fueron los del 5º, después los del 2º… Al final se convirtió en una rutina: llegaba a casa del trabajo y encontraba un nuevo cartel, SE VENDE PISO.

Pasados unos meses tan sólo quedamos en el edificio un vecino, de extraña tez que se dedicaba al estudio de misteriosos zumbidos, y yo.

-No voy a quejarme del ruido- pensé- Debe ser algún proyecto científico, además no me molesta pues no estoy durante el día.

No quería quedarme solo en un edificio antiguo y tener que hacerme cargo de la comunidad enteramente, aunque tenía un buen sueldo y no me reportaría problemas.

Tampoco aparecían nuevos vecinos. ¿Huían? Me fui percatando de que en los edificios colindantes con el nuestro se vendían muchos pisos.

Decidí asegurar mi tranquilidad y hablar el lunes con el vecino del 4º.

El 5 de noviembre de 2018 a las 9 de la mañana subí 3 pisos y toqué a la aldaba repetidas veces. Tan sólo un zumbido grave que impregnaba todo el edificio. Imaginé que estaba trabajando y no me podía oír, decidí volver más tarde.

Al mediodía volví, llamé y llamé, solo el zumbido respondía.

Acerqué mi ojo a la cerradura de la puerta y lo que vi me estremeció. ¿Cómo podría describirlo?…en la oscuridad, una pluma de luz multicolor ondeaba suspendida en el aire, pintando con la vibración del eco del zumbido símbolos animados, tridimensionales y coloridos de todo lo conocido, a su vez, irradiaba diferentes aromas que parecían completar un mensaje.

-Buenos días-dijo una voz metálica.

Estaba, detrás de mí

-Ha sido el último. Vengo de recoger objetos interesantes para mi correspondencia-señaló.

No pude decir nada.

-Tenía curiosidad por usted, es médico. Podría proporcionarme información interesante en un campo que tengo bastante abandonado, pero no por ello menos importante. Le esclareceré la realidad: he conseguido cuerpos que he diseccionado y posteriormente he enviado sus imágenes a Andrómeda,… estamos creando un banco de datos de todos los seres animados e inanimados de la Vía Láctea, antes de que nuestra galaxia la engulla.

Sentía que estaba blanco como el papel estaba más blanco. Un miedo atroz se apoderó de mí, no tenía escapatoria alguna.

-No se preocupe, pasarán varias generaciones antes de que ocurra.

-Bien, trabajará para mí. Necesito órganos enfermos y me los va a proporcionar. Si decide no cooperar le borraré este recuerdo y le alejaré del edificio.

Una idea me asaltó.

-Estoy decidido, le ayudaré-dije temblando.

-Me ha de decir algo, ¿no es así?

-¿Podría ayudarnos a erradicar las enfermedades?

-Les seguimos desde sus primeros pasos. ¿Cómo cree que se han erradicado la viruela, la rabia, la polio,…? Veo que nos vamos a entender.”

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