Mi pasión desde niño ha sido la música, la vida militar y ser sacerdote católico. No me ha sido fácil llegar hasta donde estoy. Cuando tenía 9 años fui monaguillo, siempre me ha llamado la atención el sacerdocio y estar con la gente, ayudarles, etc. A los 12 años me abrí camino solo, buscando mejores días para mi familia y también poder superarme. Por lo tanto, tuve que viajar a la ciudad donde mi padre estaba trabajando ya que la situación empeoró, ya que ni los productos que sembrábamos daban fruto y enfrentábamos una sequedad, donde de sol y viento no podíamos subsistir. Aprendí música a los 15 años la cual abrió muchas puertas y también conocí a excelentes personas, que me motivaban, como también personas que se reían y querían verme fracasado. A los 16 años después de trabajar en carpintería, forme parte de una compañía de seguridad, trabajaba de 19h00 hasta las 05h00 de la mañana, llegaba al cuarto donde arrendaba mi papá me duchaba, algo comía y corría al colegio a continuar mis estudios, después de un buen tiempo me gradué fui a la universidad UTPL, pero la situación económica no me ayudaba, por lo tanto, me sentía solo, a mis padres no les pedía nada porque era consiente de la realidad que vivíamos, mas bien el dinero que ganaba, se lo daba a mis padres. Fui el ejercito ESFORSE, al curso para soldado, me di cuenta de mucha corrupción e incluso si querías pertenecer al ejercito tenías que valerte de palancas y pagar mucho dinero. Decidí formar parte de la policía nacional, mi estatura de 1.64 no me permitía ser parte de ella. Ante todo, lo que pasaba, mis padres no sabían cómo me sentía, algunas veces me encerraba en mi cuarto bebía alcohol y terminaba llorando. Me sentía un hombre muy golpeado de la vida, que buscaba un descanso y pedía a Dios que se apiade de mí, con lágrimas en los ojos le reclamaba sobre la vida que me ha tocado enfrentar y entonces volví a recordar cuando tenia 9-10 años y pensé ser sacerdote a quien mucha de las veces le huía, pero comencé a sentir paz cuando empecé el proceso. Llegué al seminario con un maletín con lo básico y me dieron una habitación donde solo contenía: un escritorio, una cama solo el colchón sin cobijas ni nada por el estilo y traté de pasar la noche acostado en ella y cubriéndome del frío con mi ropa que había llevado, claro no fue posible dormir.
Después me dijeron que me ponga al día con los requisitos que habían pedido por parte del seminario y tuve que avisar a mis padres y allí ellos se enteraron a donde había ido a parar. Comenzó el proceso formativo donde rápido me hice de amigos y ellos me empezaron a dar una mano con lo necesario en el seminario. Fueron pasando los años, y uno va aprendiendo mucho, como también te vas desanimando y ante las crisis que enfrentas, esperas tener el apoyo de los amigos que se confía y total te dan las espaldas, cometes errores y en ves de ayudarte te desconocen. Y aquí estoy aun en este camino al sacerdocio, estoy en el octavo año y me faltan meses para culminar los estudios. Me siento contento, en paz y hago lo que me gusta; estar con la gente, darles un mensaje de aliento y pienso como sacerdote poder ayudarles mejor por medio de los sacramentos.
Soy, Oliver Rogel, y esta es mi historia.
OPINIONES Y COMENTARIOS