LA INCREIBLE SONIA
Un sábado a la una de la tarde me encontraba en mi casa, cuando sonó el teléfono y una dulce voz de mujer preguntó por mi persona. Le dije:
-A la orden.
Ella me dijo:
-A que no sabes quién soy yo.
Inmediatamente me vino a mi mente el recuerdo de una bella mujer que había conocido en Acarigua y le contesté:
-Eres Sonia de Acarigua, ¿Dónde estás?
Me dijo que estaba en Caracas casa de un familiar y me dio la dirección. Inmediatamente salí como un bólido en mi carrito Volkswagen blanco y a los pocos minutos ya estaba allí, en Los Chaguaramos frente a una bella quinta.
Al ver el carrito ella salió de la casa y lo abordó, sentándose a mi lado, era una muchacha de unos 25 años, alta, blanca, de un increíble cuerpo, senos medianos, parecía más bien de origen europeo, usaba el pelo corto, rubio su cabello, negros ojos color café, soñadores, nariz perfilada.
Tenía puesto un ajustado pantalón que le quedaba sensacional y un suéter blanco que destacaba un busto mediano, agradable a la vista.
La invité a comer un helado y nos ubicamos en una heladería con vista a la calle, ella me dijo que había venido a Caracas a buscar una cita a su padre y a ver al hombre que le gustaba, yo le mencioné algunos nombres de conocidos de ambos y no era ninguno de ellos, luego se sonrojó y me dijo:
-El hombre que me gusta lo tengo frente a mí.
Al hacerme esta revelación no le dije nada, pagué la cuenta y nos fuimos al carro. Le pasé mi brazo por el hombro y no me dijo nada. Estuvimos paseando sin llegar a nada y la llevé a su casa, quedamos en vernos al otro día, domingo en horas de la mañana.
Al amanecer del domingo ya estaba emocionado y a las 10 de la mañana la estaba buscando, estaba bellísima.
No sé por qué algunas mujeres no necesitan de gran cosa para cautivarlo a uno, con solo mirarlo ya lo tienen a sus pies.
La llevé al Mirador de la Cota Mil y allí recostada de un árbol, con la bella Caracas a nuestros pies, dimos comienzo al más bello romance, nos besamos apasionadamente casi todo el día.
Ya cerca de la noche comimos y bebimos y nos fuimos a un hotel.
Cuando aquella bella mujer se desnudó quedando frente a mi sin nada, mi corazón latió violentamente, me acerqué a ella y la tomé por la cintura, mientras la besaba apasionadamente, la llevé a la cama y la besé por todas partes y pasamos la noche en un solo paraíso de amor.
Al amanecer, la llevé a su casa y ella se despidió de mí, ya que ese mismo día volvía para Acarigua.
Como yo trabajaba de lunes a viernes, ella siempre tomaba el último bus Acarigua Caracas y llegaba de madrugada, allí estaba yo esperándola con todo mi amor, nos íbamos al hotel y estábamos allí hasta que amanecía, luego paseábamos por toda Caracas y en la noche otra vez al hotel.
Al amanecer del día domingo, la llevaba al terminal de pasajeros y ella abordaba un bus para su pueblo, llegando allí de día, ya que debía de trabajar el lunes.
Como ella trabajaba en la Corporación Venezolana del Motor en Acarigua, un día le `prestaron un Ford Conquistador y como hay muchas carreteras rectas ideales para correr, ella se fue por la que iba de Acarigua hasta Ospinos, le dio todo lo que pudo al motor y desarrolló más de 180 KM por hora, en cuestión de minutos llegó a Ospinos, se devolvió y corrió de la misma manera ese increíble carro y lo devolvió sin ningún problema.
Cuando me contó eso le dije:
-Pero tú eres loca? Esa es una carretera usada por grandes gandolas. ¿Qué hubieras hecho tú si a esa velocidad se te aparece uno de esos vehículos? No habrías podido parar eses carro a la velocidad que ibas y yo hubiera quedado viuda.
Se echó a reir con sus lindos gestos tan encantadores y me contestó:
-Te hubiera venido a buscar después de muerta.
Con Sonia todo parecía maravilloso, yo no entendía como era que no tuviera otro hombre en su ciudad y como yo conocía algunas personas allí, siempre me decían que ella salía con otros hombres.
Un día me fui a Acarigua con un camión con el que yo trabajaba y me conseguí con un señor que la conocía y siempre me decía sobre las infidelidades de Sonia y se ofreció a llevarme casa de ella para que viera la verdad sobre sus acusaciones contra ella.
Llegamos a la calle donde ella vivía, la cual tenía un pequeño porche con un jardín al frente, allí habían unas sillas y cuál no sería mi sorpresa al ver mi bella prometida con un hombre joven sentado cómodamente en una silla y ella en otra contemplando el paisaje.
Como ella no conocía el camión que yo manejaba y el señor con quien ella estaba no me conocía a mí, se me ocurrió pararme en la puerta de la casa y preguntar desde el camión una dirección. El tipo me atendió y me explicó y ella estaba aterrorizada mirando sin parar mi cara mientras yo hablaba con su pretendiente o marido, el caso es que cuando la volví a ver ella me dijo que ese era el marido de su hija, el cual la estaba esperando en su casa, ya que la misma trabajaba por allí cerca.
Después me enteré que el señor que andaba conmigo la pretendía y había inventado esa mentira para quedarse con ella, pero a la misma no le gustaba dicho señor y lo rechazaba y él a su vez le decía que yo tenía otras novias en Caracas y la engañaba mientras ella pensaba en mi `persona.
Tiempo después ella dejó de venir y como ella nunca quiso que yo la visitara en su casa, me llegó la noticia que había muerto, ya había pasado un mes de su deceso y yo no lo sabía y por lo tanto no pude asistir y solo me quedó su bello recuerdo.
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