​Oración de despedida

​Oración de despedida

Lenin Antonio

04/11/2018

Latidos insistentes.

Voces que venían de las profundidades del ser, del frío de la tarde, del caminar de la gente, de los ruidos de los autobuses que raudos esparcían vidas; de todo lo perfectible, de lo perceptible, de todo lo imaginable, incluso, del halo de los seres divinos.

El mundo aparente me anunciaba que un nuevo día iba a ser engendrado por la gracia de tu existencia, que el tiempo de mi iniciación había concluido, y que debía pregonar tu doctrina, tu bondad.

Una fuerza indescriptible devenía en poesía, entraba en posesión de mis manos, de mis dedos, de mi respiración, y me pedía que traslade a un lenguaje noble y atento el mensaje que habías enviado a los hombres, que asumiera con rectitud y decencia la responsabilidad de tu mandato.

La respuesta al enigma perdido se transparentaba.

Un humo blanco, tu moral,tu sonrisa, tu deseo, me sirvieron para hacer la siguiente inscripción:

“Aun cuando cierren los ojos, no podrán dejar de ver la claridad y el canto de los niños, no podrán dejar de sentir la protección de mis palabras, no podrán dejar de amarme, porque significo el fin y el principio”.

“Aun cuando cierren sus bocas, no podrán dejar de pronunciar la savia del verdadero mundo, el que se esconde detrás del lenguaje, detrás la libido, detrás del suspiro, detrás de la luz”.

“Aun cuando dejen de respirar, no podrán dejar de deleitarse con el aroma de la eternidad, que sin ser, se filtra por las rendijas de la imaginación, no podrán dejar de adivinar los ingredientes de los alimentos espirituales: simplemente la fe encerrada en la decisión de ir más allá de ella misma”.

“Aun cuando oculten sus corazones detrás de la razón, no podrán dejar que hable la real persona, y que los libere de la necesidad, de la compasión, ánimo atento y caballeroso, simplemente ánimo atento y caballeroso”.

Sin miedo abrí la puerta, entré a lo conocido, la felicidad perpetua.

La alegría de cada gesto sincero se petrificó en significantes buenos, el tiempo y espacio los configuré para quereinaras más allá del instante histórico en que te tocó vivir, por siempre, por siempre del siempre estarás ahí, dictando lo que es bueno, malo, valido e invalido,cierto y falso, oráculo muy humano, muy agraciado, muy bello.

¡Qué afortunado!,no tuve que morir para conocer la dicha.

Vendavales de recuerdos vinieron a mí, me hicieron recorrer el pasado, y cada piedra, cada calle, cada árbol, cada casa, cada gente, cada semáforo, cada asiento, cada día, cada año, cada realidad, cada fantasía, me confirmaron que había vivido, que fue real mi paso por está vida, por esta dimensión; y tú, siempre enfrente de esos nombrables, y aún de los inefables.

Escucha, acércate, te diré un secreto:

“Tus ojos, mar sereno y profundo, donde viven los peces más bellos”.

“Tus ojos, tristeza y alegría, donde conocí el amor”.

“Tus ojos, donde quedó mi imagen inmortalizada”.

Un año en el que el dolor se hizo felicidad.

Dime, que lo que digas es una orden incuestionable.

Dime, que soy parte de tu grandeza.

Dime, que el viento es la calma.

Dime, que soy tu tiempo.

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