En un día maravilloso y radiante, salió de mi una estrella.

Su llanto fundió mi dolor en una sonrisa al nacer.

Es mi luciérnaga de primavera en mi anochecer.

Un caminito que he de seguir, desde un mensaje cada mañana,

hasta una palabra al atardecer.

Su voz es el puente de la melancolía a mi alegría.

Sus primeros pasos me hicieron pensar que ya no se detendría.

Ella es mi sol, mi luna, mi estrella, mi guía, mi inspiración.

Llegó así, con un llanto fuerte, relámpago de lluvia, tamborsillo lleno de amor, tocando a mi corazon.

Como pétalo de rosa en invierno y en verano, aparece dulce y tierna en todo su explendor.

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