¿Quien es él?

¿Quien es él?

Juan Montoya

25/10/2018

Había una vez hace mucho tiempo un pequeño niño llamado Lamec. Lamec era un niño muy curioso desde pequeño, siempre se cuestionaba las cosas y no descansaba hasta que consiguiera la solución a todos sus problemas, definitivamente se le veía un gran futuro profesional; a pesar de esto era un joven que se la pasaba en las nubes, aunque no salía a la calle, el en su mente volaba a otro mundo; pero las cosas para el no fueron así para toda su vida.

Al trascurrir del tiempo Lamec empezó a ir al colegio. En el primer día de clase su madre lo llevó en el carro, cuando su mamá se fue, Lamec notó la presencia de una persona muy cerca de él, alguien que no se podía distinguir muy bien, pero él no le puso atención a esto.

Ese día Lamec la pasó de maravilla, pues como el leía mucho ese día en clase era el que más sabía. Pero la alegría de este joven no duró demasiado. Cuando él salió del colegio a su casa, notó que el mismo hombre que había visto en la mañana, lo estaba persiguiendo, y cada vez más se le estaba acercando; Lamec de la angustia comenzó a correr simplemente sin mirar atrás, pues sabia que este hombre lo seguía; mientras Lamec corría empezó a oscurecerse el día y comenzó a llover provocando así una angustia mayor en Lamec; al llegar a su casa llorando le contó a su mamá lo que le había acontecido; su mamá pasándolo por alto solo le pregunto a su hijo como era este hombre, Lamec le contó que se veía todo de negro como si estuviera encapuchado, la velocidad de este hombre era igual a la de él y su agilidad al correr era como si nadara en el suelo, una persona muy escabullida y ágil era lo que Lamec notaba en el sujeto, pero su mamá un tanto confundida le dijo que no se preocupara pues eso eran tal vez los nervios que tenía de estar solo en la calle, pues casi no salía a jugar. Pero Lamec sabía qué era lo que había visto por lo tanto sabía que lo estaban persiguiendo.

Al siguiente día Lamec con gran temor salió al colegio, era un día nublado, pues ya empezaban las temporadas de lluvia y aunque el clima no se veía muy bien, Lamec si se sentía bien pues ya no veía a ese tipo del día anterior y así fue durante un buen tiempo. Lamec ya despreocupado que no lo perseguían comenzó a estudiar más de lo que lo solía hacer a tal punto que sus maestros se maravillaban de la inteligencia de este niño; Lamec se resaltaba mucho en su colegio y ya no se le notaba tanta angustia como aquel primer día de clase.

Un día muy soleado, Lamec como ya acostumbraba iba camino a la biblioteca. En el camino Lamec recordó lo que su mamá le había dicho con respecto al hombre que vio que lo seguía y con una enorme sonrisa exclamo “¡¡ja!!, mi mama tenia razón, no se por que creí que me perseguían, seguramente eran los nervios del primer día de clase”. Pero mientras Lamec exclamaba esto, con el rabillo de su ojo vio a alguien atrás de él, y disimuladamente voltio a mirar, en este acto noto que la persona que iba detrás de él, era el tipo que lo estaba persiguiendo la vez pasada; con un escaramuceo en su cuerpo comenzó a pensar “ tranquilo Lamec, no te está siguiendo, no te está siguiendo” pero mientras más caminaba más lo veía, y en un momento de gran desesperación comenzó a correr; este sujeto también corría detrás de él y casi no se le podía ver bien, en donde quiera que estuviera Lamec este tipo estaba detrás de él, y con gran desespero y llanto, corría a su casa para avisar a su mamá. Cuando Lamec llego a su casa, la mamá se dio cuenta de la gran cantidad de nervios que su hijo tenía y como con gran llanto le decía que buscaran ayuda a la policía; su madre en un duro esfuerzo por calmarlo le pidió que le contara qué había pasado y le contó nuevamente la historia del hombre que lo seguía y que por este motivo no volvería a salir jamás; su madre al ver tan desesperada situación, salió con su hijo a buscar a este hombre para solucionar este problema y sin necesidad la madre de preguntarle Lamec le dijo con un inquietante susurro “mira mama, ahí está”, su madre al ver al tipo se tranquilizó, mirando a su hijo con una gran sonrisa le dijo “ tranquilo hijo, es solo tu sombra”.

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