El vacio siempre parte en febrero

El vacio siempre parte en febrero

Machete Veneno

21/10/2018

Cuando al fin encontré un bar donde la cerveza estuviera barata pero no caliente, entré y me senté dandole la espalda al televisor que daba un partido de fútbol, justo tres mesas mas allá había una señora mirando con atención el juego, yo la mirada con curiosidad sin percatar que la miraba descaradamente, ella se percató de mi y de inmediato quité la mirada avergonzada, bebí la mitad del vaso de un solo trago y clavé la mirada en la mesa, puse un codo en ella y con la mano me afirme la cabeza, no sabía si llegar a la casa, supongo que me esperaba mi pareja en la casa aunque sentía que si no llegaba a ella no le interesaría, yo sabia que ya no me quería, miraba el telefono para ver si tenía algún mensaje o llamada perdida de ella, pero nada, yo queria que se preocupara y me buscara pero yo no era de su interés. De repente me movieron la mesa, sonó una silla arrastarse y al mirar al frente estaba la señora que habia mirado hace un rato preguntandome si se podia sentar conmigo a lo que accedí dubitativamente, me quedé en silecio y la miraba extrañado, se presentó por nombre y profesión, era mayor y se veía confiada, unas cuantas canas se le asomaban en su chasquilla y se notaba que venía con una manicure recien hecha, yo seguí en silencio y me preguntó que cuál era mi nombre, le dije que me invitara una cerveza y me puso un mojito en la mesa, no me queje y le respondí su pregunta, me dijo si quería ir a su departamento, seguí en silencio, miré para todos lados y me paré, dejé el mojito a la mitad y caminé rápido, escuchaba su tacones apresurados detrás mio, paré en seco y me agarró del brazo.

– Disculpa, no queria incomodarte.

– ¿Qué quieres?

– Solo me pareciste interesante y queria conversar un poco.

– No es manera de hacerlo tampoco.

– Si lo sé, por eso te pido disculpas, vengo del trabajo y lo unico que quiero hacer es sacarme estos zapatos.

– Andate pa’ tu casa entonces y te sacai esas hueas..

Suspiro, miró para todos lados y se movió como preguntándose que hago ahora. Le pregunté si vivía muy lejos y me dijo que no, pero que mejor tomaramos un uber porque ya no quería caminar. Accedí de mala gana.

Estaba mirando por el balcón de un piso veintitrés un punto blanco que aparecía ser la virgen del cerro San Cristóbal, apareció al lado mío en algo así como un pijama y me ofreció cigarros, yo no fumo por lo que se encogió de hombros y se puso uno en los labios, insistía en pedirme disculpas por la manera en que se acercó, me dijo que ella vivia sola y que nadie la esperaba nunca, la miré y se rió.

– A ti te espera alguien ¿cierto?

Me reí y miré para abajo, vi los autos pasar…

– Ojalá pero no, quisiera que me esperaran

– Como es la cosa, ¿No tienes entonces?

– Estoy en algo raro pero no quiero hablar de eso ahora

– Entiendo, ¿Quieres tomar algo?

Entramos y tenia un bar que a simple vista se veia exquisito. Yo era solo de cervezas baratas por lo que le dije que me sirviera ella algo a su gusto. Un vaso ancho, bajo y puro, hielos y una sonrisa. Otra de vuelta y ya estaba ebrio. Yo ya no se que conversamos pero la estaba pasando bien. Estabamos en el sillón y yo en su computador ponía pura basura de música, debían ser como las 4 de la madrugada cuando me dijo que con la menopausia le daban bochornos y de los calores se humedecia toda, escuché eso con los ojos cerrados y tumbado en el sillon con la cabeza atrás, no queria abrirlos porque sentia sus muslos encima de los mios y su mano helada me rodeaba el cuello, puse las mias debajo de su vestido, la cabeza hacia un lado y ella empezó a besarme el cuello, acariciaba sus muslos y jugaba con el elástico de su calzón, sola se acomodó sobre mi, abri los ojos y le agarré la cara para besarla mientras se mecia hacia adelante y hacia atrás encima mío, ¿Cuántos años tenia que tener para hablar de su menopausia? ¿Cuatenta y siete, más? La tomé y la recoste en el sillón, la vi coqueta y deseosa, le acaricie una pierna y subí hasta su entrepierna, estaba excitada y se le notaba, la masturbaba por encima de su calzón hasta que se lo quite, mis dedos mojados se paseaban en ella, me acerqué a besarla mientras apretaba haciendo circulos sobre su clitoris, bajaba hasta su vagina y volvía hasta que intruduje mis dedos en ella y se le escapó un gemido, me apretaba fuerte y me susurró que me sacara el pantalón, le sugerí ir a su cama y me dijo que aquí estaba bien, me paré para sacarme la ropa y ella terminó sacandome el calzoncillo de rodillas. Me besaba los testiculos con ternura mientras sujetaba el tronco de mi pene, subía con besos, me miraba y su lengua hacia circulos por el borde del glande, una, dos, unas cuantas veces se lo metió en su boca hasta que se paró y se dio vuelta, estando de espalda le acariciaba los pechos a la par de ella que me masturbaba. Se lo quité, le puse una mano en la espalda y con la otra se lo acomode, lo introduje lentamente. No emitía ni un ruido pero los musculos de su vagina se comprimian fuertemente de vez en cuando al entrar y salir de ella, me empujó hacia el sillón y se puso arriba mío. Estabamos sin condón y no me preocupe, ella estaba con la respiración agitada, sudaba y se movía frenéticamente, la agarré fuerte por la cintura y le di hasta que empezó a gemir en mi oido, me tiro del pelo y terminé fuera manchandole el sillón, me besó y me pidió sexo oral, respire profundo y se sentó en mi cara. Abrí grande la boca y le pase la lengua por el clitoris a la vez que se lo succionaba, volvia a lamer, con la punta de la lengua jugaba, le introduje los dedos y mi cara estaba empapada con fluidos, de vez en cuando me aturdia porque empezaba a gemir como en las pornos, hasta que un grito inconcluso la hizo saltar de mi cara y reirse mientras colocaba su frente con la mia.

Fue al baño desnuda y al volver limpió el sillón, le pedí disculpas y me invitó a su cama.

Su departamento era grande y sus sabanas demasiado suaves, me hubiera dado pena mancharselas. Me preguntó si quería irme y dudé, le dije que me iría más rato si es que no le molestaba, me miró y meneo la cara de lado a lado, se acercó y se acomodó en mi pecho. Me quería ir, no quería estar ahi, no conocía a esta vieja weona, le pedí permiso para ir al baño y a lo que salí fui al living a buscar mi ropa, me vestí, tomé mis cosas y me fui.

Apoyé la cabeza en la puerta, cerré los ojos y me senti incómodo, ¿Porqué no dije que no y me vine a la casa? Metí la llave y no había nadie en casa, prendí el calefont y me bañe, el agua corría por mi cuello y sentía que algo pesaba en mis hombros.

Me despertó mi pareja, estaba sentada en mi cama y sentía el vacio en su mirada, pregunté que pasaba, derrepente estaba caminado por una ciudad de noche, habia gente haciendo barricadas y no entendía que pasaba, me encontraba con un amigo y me ofreció vino, me comentó que me veía corriendo, que no fuera tan rápido, lo miré extrañado y llegué al mar, me senté en la arena y los focos que iluminaban la mitad de la playa empezaban a parpadear, miraba hacia atras buscando los focos y estaba la señora en unas bancas de la costanera, me saludó como una vieja amiga, me devolví a mi posicion y estaba lloviendo en el mar no asi donde estaba yo, pero sentía miedo.

Salté agitado, estaba sudando, era de noche, prendí la luz del velador y fui directo al closet, lo revisé por completo y nada, no habia nada de ella, en el escritorio no estaban sus cuadernos y en la biblioteca hacian falta sus libros, apoye la espalda en la puerta del closet y me senté en el suelo, se fue y no me dijo nada, la llamé y no contestó.


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