Calipso (I)
Calmaré, mi amor, océanos por ti,
te alejaré de la oscura tempestad,
te entregaré el viento a tu voluntad
como te entregué mi amor cuando te vi.
Domaré, cariño, al señor de los mares
para que allí encuentres la paz y la calma
y reposen así tu cuerpo y tu alma
y huyan en la noche todos tus males.
Añoraré, tesoro, aquel tiempo alegre
en que mi vida eterna a Zeus entregué;
pues si he de morir por ti grata lo haré
mas tuyo mi amor será incluso en la muerte.
Lloraré, vida, cuando gris sea el cielo
e inunde de amargura mis pensamientos
y caigan sobre tierra y mar mis lamentos
y mi corazón se vuelva, ardiendo, hielo.
Lilit (II)
Como el primero, del polvo fui creada,
por encima de su hombría yo me alcé,
pues más allá de su bondad le noté
ansias de tomarme, del Padre heredadas.
Mas suya nunca fui y el jardín dejé.
De sus caprichos y leyes liberada,
a un fosco lugar del mundo fui arrojada
y al primero de los vicios me entregué.
Mis niños por su venganza arrebatados,
cada noche lloro por perder a cien.
Mas nada me importa ya si el mal o el bien,
llevaré mi odio a sus hijos engendrados.
Engulliré de vuestros miembros la miel
y sabréis lo que es perder a un joven hijo.
A los semejantes del que me maldijo
arrancaré con mi cólera la piel.
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