Prólogo.
Complejo Adolescente.
—Oye.—Ella rompió el silencio, siendo el último día del año, se presentaba una nueva oportunidad para rescatar aquellos sentimientos olvidados, un amor reprimido, ella con pareja, él solo como de costumbre y a pesar de estar en rumbos distintos, la confianza, respeto y cariño que ellos se tenían provocan este tipo de charlas, declaratorias de sentimientos, pensamientos honestos, sin preocupación las consecuencias, pues los dos sabían que en la mañana todo lo dicho quedaría en el olvido.
—Mande—Respondió él inmediatamente.
—¿Y si nos escapamos juntos?
—Te he dicho más de una vez que sí, contigo a donde sea.
—Te llevare muy lejos. Muy muy muy lejos y no regresaremos.
—Va… Entonces déjame cruzar el viento sin documentos—Rodrigo dijo con entusiasmo haciendo referencia a una canción.
—Porque buscando tu sonrisa estaría toda mi vida—Ella contestó con un fragmento de la canción.
—Quiero ser el único que te muerda la boca, quiero saber que la vida contigo no va terminar.—Él decidió continuar con la letra del tema.
—Esa canción sigue siendo de mis favoritas
—Fue la primer canción que te dedique con una seguridad imbatible y soberbia.—Suspiró mientras redactaba el siguiente mensaje. —También es de mis preferidas.
—Lo recuerdo.
La platica marchaba a buen paso, con la zozobra melancolía como acompañante, a pesar de ello, Rodrigo decidió disculparse inesperadamente.
—Perdón por ser un idiota contigo, no supe valorarte como debí, te tuve que apreciar con mayor júbilo y dedicación desde el principio.
—No te preocupes, yo también soy tonta.—Contestó Sofía para tranquilizar a Rodrigo.
—Pero aquella tonta que sigue provocando los mejores deseos, la ingenua a quien no sé decirle que no.—Respondió él para terminar de serenar el ambiente.
Varios minutos transcurrieron y un mensaje por parte de Sofía aparecería para reanudar la conversación, aunque este consigo traería el complejo que ambos viven.
—Oye.
—Mande.—Nuevamente respondería de forma inmediata Rodrigo.
—¿Lo has notado? Te has percatado que los dos pecamos de decir que nos iremos, sin embargo, ambos terminamos regresando, una y otra y otra vez. Al final, somos incapaces de alejarnos.
—Si lo he notado.—Afirmó Rodrigo.—Aunque no sabría si definir esto como amor verdadero, por más que trato de distanciarme, el día a día me atrae a ti nuevamente, mis acciones me llevan contigo, permitiendo que escuche tu voz nuevamente, tu voz que me arrulla, la melodía de tu ser que emana una confianza haciendo que me sienta seguro y en armonía contigo.
—Cómo que nos volvimos dependientes uno del otro. Es extraño.—Dijo Sofía.
—Lo sé, aunque no es sano, pareciera ser que lo de nosotros es una gran excepción…
Capítulo 1.
Sensatez
-Conocerte dejó muchas experiencias, sembraste en mi vida y también sueños, aspiraciones que no tenía ni conocía.
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