Un pequeño haz de luz que entre las densas nubes que teñían el cielo de una gran oscuridad caía al desolado páramo en medio de la nada, donde en la lejanía del horizonte se alzaban unas grandes torres y bastas rejas que encerraban los gritos y los lamentos de cientos de almas que luchan por recordar los tiempos en que alguna vez fueron felices y vivían en paz.
Por un instante ese pequeño haz de luz ilumino el rostro de un hombre que corría por ese gran páramo sujetando fuertemente la mano de la mujer que un día lo intento matar, pero resulto que le dio un motivo para vivir, la mujer que lo desprecio, pero que lo armo de valor y confianza. La mujer a la que lo juro la vida y le destino su muerte. La persona que juro proteger con todas sus fuerzas y le entregaría hasta el ultimo suspiro en su existencia.
Los pensamientos que cruzaban por la mente de Joseph hacían que nublaran su juicio y no se percato de que una intensa lluvia se apodero por completo del sombrío paisaje ahogando el sonido de las sirenas a la lejanía y solo podía sentir su fuerte respiración y el sonido de las pisadas que hacia Liz al correr detrás de él.
Que bien se siente la lluvia no te parece, es como si solo estuviéramos nosotros dos y el calor de nuestros cuerpos en este maldito lugar – dijo Joseph mirando la cara de Liz que reflejaba el cansancio después de largo tiempo de correr sin cesar.
Oye que cursi sonó eso, pero tienes razón ahora nada podrá detenernos… ni esta lluvia podrá apagar el fuego que consume nuestros cuerpos ahora que al fin pudimos escapar de ese maldito lugar – dijo Liz mientras perdía de vista las luces que bailaban en la lejanía del horizonte.
En el cuerpo de Joseph se veían heridas y moretones de una lucha y resistencia encarnecida que hizo posible huir de ese sombrío lugar que en sus rejas aprisionaban y exterminaban toda esperanza y resistencia, Él fue entrenado como uno de los mejores guardias del lugar y gracias a ello pudo oponer una lucha de tal magnitud que con sus garras creo una abertura en esas gruesas rejas y creo la oportunidad para que pudiera escapar con Liz.
Pero como todo en esta vida tiene un principio y un fin, ese pequeño momento de esperanza termino al caer de los cielos un rayo que por un instante no mas largo que un segundo ilumino el sombrío paisaje que los rodeaba, en ese instante la felicidad fruto de sus esfuerzos y sacrificios se vio opacada por unas siluetas que los asechaban en las cercanías, en ese pequeño instante no mas duradero que un parpadeo lo único que pensó Joseph fue: Tengo que salvar a Liz cueste lo que cueste.
A veces en la vida hay momentos que pequeñas acciones o pensamientos pueden afectar todo lo que te rodea o incluso tu mismo futuro, pero para desgracia de Joseph el hecho de mirar las siluetas que estaban detrás de ellos hizo que resbalara en una cuesta llena de barro, lo que ocasiono que soltara la mano de Liz y cayera solo hasta el final de la cuesta viendo como la figura de Liz que aun le extendía su mano en busca de seguridad se hacia cada vez mas pequeña y lejana.
¡Los guardias se acercan cada vez mas Joseph tenemos que escapar rápido! – le grito Liz mientras el intentaba con todas sus fuerzas subir la cuesta enlodada y alcanzar la mano de Liz que se extendía entre las gotas de agua y las heladas brisas del páramo.
¡Apresúrate Liz, salta y ven conmigo es la única forma de escapar! – le grito Joseph mientras en su interior sentía como se le apretaba el corazón por el temor de no poder cumplir su promesa y los guardias lo atrapen de nuevo.
Liz dispuesta a saltar a los brazos de Joseph que la esperaba en el fondo de la cuesta, vio en en los ojos de ese hombre un sufrimiento y una gran impotencia, el miedo, el dolor, la ansiedad y la inseguridad se apoderaron por completo de la mente y alma de nuestro desdichado amigo que se paralizo al ver como Liz era herida por un impacto de bala en su pierna derecha haciéndola caer al suelo sin darle posibilidad de saltar a los brazos que temblorosos por la fatiga y el cansancio se alzaban entre la espesa lluvia y el barro del suelo.
La respiración de Joseph se aceleraba cada vez mas al ver que el cuerpo de Liz que en el suelo se retorcía de dolor era expuesta a la luz de las linternas de los guardias que los acechaban en las lejanías, ya no eran simples siluetas que se veían a lo lejos, ahora el peligro esta presente y es inminente los guardias listos con arma en mano estaban a pocos pasos de atrapar a Liz que era incapaz ahora de ofrecer resistencia alguna.
¡Liz!– grito desesperadamente, todo el dolor y la fatiga de su cuerpo desapareció ya no sentía hambre ni sueño, tampoco le temblaban los brazos ni sentía la lluvia que caía sobre su cabeza, no les pesaban las piernas que estaban sepultadas bajo el espeso barro y su mirada estaba fija en el rostro agonizante de Liz que en el suelo con todas sus fuerzas intentaba ponerse de pie y saltar el fondo de la cuesta donde Joseph como una bestia indomable subía paso a paso la empinada cuesta, resbalando y cayendo se levantaba una vez mas y una vez mas y otra y otra vez, con el único propósito de poder alcanzar la mano de Liz y poder recobrar el control de la situación.
Solo espérame Liz, solo un poco mas y podremos irnos de aquí, por favor levántate yo se que puedes hacerlo ¡Liz maldición ayúdame, no me dejes solo por favor ayúdame, te prometí que te salvaría y que estaríamos juntos para siempre! ¡Maldición!– le grito Joseph a Liz que cada vez estaba mas cerca de alcanzar la mano de su querida Liz que al oír las palabras de Joseph su corazón se lleno de valentía y con la único deseo de volver a los brazos de su hombre su cuerpo se levanto de entre los matorrales y con una gran fuerza de voluntad y determinación olvido el dolor que recorría toda su pierna, miro a Joseph a los ojos y sonrió.
Alzo nuevamente su brazo hacia el hombre que ama y con una sonrisa en su rostro le dijo suave y cariñosamente casi como un susurro- Se que podremos salir de esto por que tu estas conmigo creo en la promesa que me hiciste– las palabras que Liz le dijo a Joseph hicieron que su afligido corazón volviera a encontrar esperanza y una leve tranquilidad a pocos pasos de volver a encontrase con la mano de su amada Joseph sin apartar la mirada del rostro de Liz dio su ultimo aliento para alcanzarla y volver a estar juntos.
¿Estaremos juntos para siempre verdad?, ¿No me abandonaras?- pregunto Joseph
Claro que si tonto serias todo un desastre si vuelvo a dejarte solo– le dijo Liz a Joseph.
Joseph y Liz inmersos en sus recuerdos y sus pensamientos olvidaron por completo que estaban rodeados por los guardias que se aproximaban a una gran velocidad a pesar del barro que cubría la mayor parte del terreno.
El olor a tierra mojada y el ensordecedor sonido de la lluvia fueron testigos del trayecto de una bala que dibujaba una estrecha linea entre las gotas de agua cruzando todo el páramo a una gran velocidad, el disparo ejecutado por uno de los mejores francotiradores a sueldo de la prisión que tenia en la mira ni mas ni menos que la espalda de una mujer que en la lejanía se levantaba de entre los matorrales y alzaba su mano a la nada como queriendo alcanzar el horizonte a lo lejos y olvidar todo el dolor que la hacia prisionera de la situación.
La sonrisa en el rostro de Liz cambio abrupta mente al impactar el disparo en su pecho, lo que mostraba su rostro ya no era una sonrisa sino una mueca de dolor y de agonía. En ese momento para Joseph parecía como si el tiempo se hubiera detenido, solo pudo contemplar atónito como el suéter que ella llevaba puesta rebelaba una mancha que crecía y se expandía por todo su cuerpo. La mujer ya sin fuerzas ya no pudo soportar el peso de su propio cuerpo y toda esa valentía y esperanzas que la mantenían en pie se desvanecían poco a poco, como una flor que se marchita lentamente, el cuerpo de Liz se inclino lentamente hacia donde estaba la pesona que tanto anhela alcanzarlo y repentinamente cayo rodando por la cuesta llena de barro llegando finalmente hacia los brazos de Joseph que la miraba atentamente, cerraba una y otra vez sus ojos cada vez con mas fuerza deseando que lo que acaba de pasar era una pesadilla o mas bien una ilusión debido al cansancio, su corazón volvió a afligirse, su alma se lleno nuevamente de dolor, cansancio, temor, inseguridad y miedo, miedo de perder a la persona mas importante de su vida, dolor por las heridas y el cansancio de su cuerpo y el temor de no poder cumplir la promesa que una vez le hizo a Liz.
Continuara…
By Cartunai
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