Así lo habría escrito Ginsberg, Kerouac, William S. Burroughs. Así lo escribo yo

Así lo habría escrito Ginsberg, Kerouac, William S. Burroughs. Así lo escribo yo

Entre sórdidos graznidos de tordos, pálidos parientes pobres de los cuervos, y entre lastimeros ladridos de escuálidos perros callejeros, se me va la vida. Refundido en la casucha de techo de lamina. El goteo del rocío haciendo surco en la tierra. Adelgazado y con grandes ojeras. El nudo en la garganta. El eterno cigarro en los labios. Voz cascada.

Libros sobre la mesilla. La botella de vino casi terminada, la segunda botella o la tercera. Calor sofocante en pleno invierno.

¡Altamira!

Sin camisa y en calzoncillos. Vientre plano de tanto regatear panes. Paseo de lado a lado en la estrecha habitación. Sala, cocina, comedor. Todo amontonado en un espacio tan pequeño. Los vapores del café lo invaden todo. Mi pequeño pote de peltre apenas quema mi mano. Sorbo y absorbo la infusión. Se mezcla con el tabaco. Aspiro y suspiro. ¡Respiro!

Me harto de vivir la vida de mierda, descalzo y a ras de tierra.

En la lejanía un tren de carga partiendo. Dos, tres, hasta seis bocinazos al aire. Silbato de añoranzas. El largo pitido surcando la memoria. Son las cinco y treinta de la mañana. Yo despierto. Sin pegar pestañas.

Leí en ella. Sobre ella. Dentro de ella. El libro de las penas. El libro de las vergüenzas. El libro de las grandes mentiras. Y cabalgue sobre su grupa. Ella duerme aún, despertará con el dolor en el alma. Con la desilusión enredada en la conciencia. Con la inquietud estampada en la mirada. Con los olores de macho viejo impregnados en el cuerpo, en el recuerdo, en la inconsciencia.

¡Altamira!

Noche de pasión y miseria de almas. Noche de enredos y de deshilvanar ánimos y sueños. Demasiada locura fue tu presencia. Demasiado lejos tu caminar sin rumbo.

¡Altamira!

¡calores de niña y viejo!

Aspiro el cigarro y bebo café amargo y cargado. Apenas frunzo el ceño. Aparto el libro de entre tus piernas. Cuerpo desnudo. Cuartucho de lujuria y ladrillo. Cuerpo desnudo. Te recorro de nuevo. Pies de niña. Piernas de fuego. Nalgas. Sexo apenas núbil. Pelambre ensortijado de oro. Vientre plano. Pezones y senos endiabladamente bellos.

¡Emputecidamente obscenos!

Aspiro el cigarro y bebo café amargo y cargado.

Despiertas. Abres los ojos. Acomodas tu cuerpo. Penetro de nuevo.

¡Ries! Locura de hembra ansiosa. Mueves tu cuerpo. Tu alma camina de nuevo rumbo al infierno.

Altamira Mex.

Dic. 2016 By Oscar Mtz. Molina

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS