Vos, tan fulgurosa.
Lunar,
tal como mis reminiscencias que te tienen entre lazos blancos que se rompen
para intentar regalarte nada más que a mis recuerdos,
porque no te tengo ni ahí
ni en mis recuerdos.
Yo, tan lúgubre.
He madrugado en soles moribundos.
Negros con manchas amarillentas,
contaminados de tus fulgores lunares.
Porque he intentado tenerte entre los principios del enamoramiento
pero solo te tengo al final de las pasiones.
Y tendré algo para ofrecerte:
Nostalgia.
Recordaremos esa parte de la vida que no vivimos en conjunto.
Y tendré algo para pedirte:
Entendimiento.
No solo te pido que ahondes en cada letra en sangre de mis arterias,
siendo una jeringa usada por Perseo,
con Medusa personificada en tus venas que no encontraste
para inyectarte de idiotez al haberme dicho “hola”,
queriendo haber dicho adiós
si no que también encuentres dónde hacer la transfusión de erudición
para así entender:
Vos no estás hecha para mí
pero te quedás porque mis errores
de quererte
están hechos para vos.
OPINIONES Y COMENTARIOS