Y hoy la pereza se apodero de mi no lave la cafetera, simplemente sacudí el filtro y tire los restos de café del día anterior como si mi cuerpo sospechara una leve tristeza en el acto de limpiar, para volver y llenar el artefacto, con la premura del café mañanero, que reclama mi cuerpo, para permanecer en este estado semi consiente, con el que he venido conviviendo a ultimas fechas, sirvo el agua sin derramar una gota, me siento, en espera de que el fulguroso aroma llene la oficina de hermosos recuerdos de la infancia, y pienso en ti… en lo que «tenemos» (por que a decir verdad no tenemos nada, mas que risas a obscuras y encuentros de platicas poco profundas), y ahí estoy en ese lugar viendo a hurtadillas lo que podrías estar haciendo y que trato de tomar con la filosofía moderna «deja que fluya» y fluyo… pero sin embargo, me encuentro con las lagrimas, esas que salen cada que pienso en ti, esas que aunque quiera ser «moderna» y poder tenerte aunque sea un momento no me dejaran pasar por ese puente, que me lleve a un lugar que sé que no quiero estar, el segundo puesto.

Y aunque intuyo que ese siempre ha sido mi lugar, me resisto a creer que no soy alguien suficiente para ser presentada a tu padres, amigos, familiares, en fin, entrar a tu vida, como ella. No me gusta pensarla, se que la traición no es mi fuerte, y ya ves sigo aqui, me pregunto si en verdad te ama, yo ya no lo sé, si he de ser franca hay dias que me justifico afirmándolo, pero hay días como hoy que creo que en verdad seras mas feliz con ella, alguien a quien no le importes mucho y por consecuencia pueda manejarte a su antojo. ¿que acaso no es lo que quieres amor?

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